2.Indiferencia

A la mañana siguiente Marinette se despertó inusualmente temprano, no había conseguido dormir demasiado aquella noche. Su mente seguía recordando los sucesos que habían pasado en la torre la noche anterior, el rostro triste de su compañero no desaparecía.

Se vistió con tiempo y por una vez, cambió sus ropajes normales por una falda por encima de la rodilla de color verde y una blusa blanca con unos detalles en verde en el cuello. Completó el atuendo con unas medias negras y una chaqueta negra con una garrita de gato verde en la espalda. La capucha tenía unas adorables orejas de gato negras.

Mientras se cepillaba el cabello no pudo evitar pensar que el atuendo estaba vagamente inspirado en su compañero Chat Noir y eso hizo que se sintiera un poco triste y melancólica. 

Cuando terminó de arreglarse, tomo a Tikki y se encaminó hacia su colegio. Se encontró con su amiga Alya en el camino y elogió su cambio de ropa con una sonrisa, para después más emocionada, mostrarle las nuevas noticias de su ladybog.

Las clases transcurrieron con normalidad, Chloe hizo su típico comentario poco agraciado hacia Marinette, quien la ignoró todo lo que pudo. Alya salió en su defensa haciendo que la rubia se tragara sus palabras y saliese del aula seguida de su "amiga" Sabrina.

Durante las clases, la joven parisina observó que su rubio compañero había estado usualmente callado, metido en sus pensamientos y sin levantar la cabeza de su cuaderno.
La chica había intentado ver que hacía pero no consiguió más que ver pequeños tachones y garabatos que no le aportaban información alguna. 

Curiosamente ese día, Adrien no la había saludado cuando entró en clase como siempre hacía, de hecho no había hablado con ellos en todo el día, Nino había sido el único que había hablado con el rubio durante el descanso pero no había querido compartir aquello con Alya y con ella.

Con un extraño sabor de boca se marchó a casa, esperando el momento de su patrulla nocturna con Chat Noir. Extrañaba a su gato, en el fondo.

A la hora acordada, se transformó en Ladybug y saltando llegó al punto donde se solía encontrar con Chat. Había llegado algo tarde, como solía hacer pero quedó sorprendida cuando vio que su compañero no estaba.
Pensó que quizá había surgido algo cuando, al acercarse más, encontró una pequeña nota, doblada y protegida del viento. Se agachó para cogerla y abrió los ojos cuando vio su contenido.

Una fina y pulcra letra contenía unas simples frases. Dirigidas a ella.

 "Ladybug, a partir de hoy, patrullaremos separados. Me encargaré de la zona oeste de la ciudad."

La nota no estaba firmada pero ella sabía de quien era. El fino papel resbaló de sus dedos y se quedó quieta en su lugar.
Él la había dejado.
Se había ido.

Apretó los labios en una línea y tiró su yoyo para empezar a deslizarse por los tejados, su mente era un caos en aquellos momentos, no podía pensar.
Sentía una opresión en el pecho, un dolor punzante al pensar en que se encontraba sola en aquel lugar, sin la compañía de su minino, sin sus chistes malos mientras se movían en la oscuridad de Paris, sin sus verdes ojos mirándola de reojo,...

Desobedeciendo la nota, recorrió toda la zona oeste en busca del chico, apresurando su paso e intentando no dejar ningún lugar sin ver, en algunos momentos gritaba el nombre del chico pero todo fue en vano. No lo encontró y tuvo que marcharse cuando sus pendientes emitieron un pitido.

Con el rostro bajo, se dirigió a su casa.

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Chat noir emergió de entre las sombras de un callejón cuando Ladybug se hubo marchado. Se apoyó en la pared y se llevó la mano a su boca para acallar sus sollozos.
Había tomado una decisión y la iba a mantener. 

Su mañana fue silenciosa y pensativa. Incluso mientras estuvo en clases, garabateando y tachando los múltiples dibujos y frases amorosas que había hecho para su lady. No Ladybug. 

Ya no era "su Lady".

Nino había intentado hablarle pero él no estaba de humor, pero su amigo era insistente así que simplemente le dijo que alguien le había hecho demasiado daño y que de momento prefería estar solo para pensar y tomar una decisión.

No era realmente una mentira. Desde el rechazo de Ladybug, él había pensado y pensando sobre el tema, le había dado incluso más importancia que al tema de su padre.
Su noche había sido en vela, dando vueltas al tema y al final, con los ojos secos decidió que no iba a seguir luchando, no tenía sentido alguno seguir intentando algo que no iba a pasar.
Aunque aquello no lo libraba de su obligación como Chat noir, así que haría lo que fuera para pasar menos tiempo con Ladybug. Mientras no la viera, no podría hacerle daño, no?

Aunque aquello era más fácil decirlo que hacerlo, pero lo intentaría. 
Plagg ya le había comentado que debía hacerse más fuerte porque si seguía triste podría controlarlo algún akuma.

Recordó el patrullaje. 
Se transformó y corrió para llegar algo antes de la hora, por si acaso ella llegaba antes. Había hecho una pequeña nota que dejo en un lugar donde el viento no se la llevase y partió hacia la zona oeste de la ciudad. 
Saltaba de tejado en tejado pero en realidad no se sentía en aquel lugar, su mente estaba en otro sitio y tropezó con un bordillo pero consiguió mantener el equilibrio.

Se sentía torpe y tembloroso, no era él mismo pero no podía detenerse.

Y menos cuando escuchó los gritos de Ladybug y su yoyo cortando el aire mientras ella se movía. Rápidamente corrió a esconderse en un callejón oscuro y se acuclilló en las sombras para que ella no lo pudiera ver.

Escuchó como ella pasaba por su lado sin reparar en él y continuó su camino. Se aplastó las orejas cuando escuchó como ella lo llamaba, pues podría cometer el error de ir junto a ella, como el gato cobarde que era. Y ella era su ama.

Ignoró los comentarios de Plagg cuando regresó a casa, ya pasadas las tres de la madrugada, y se metió en la ducha para darse una larga ducha que le hiciera olvidar todas sus penas.

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Al día siguiente y aún confusa por lo sucedido con su compañero gatuno, Marinette volvió a la escuela intentando aparentar que no pasaba nada.

Eso no funcionó demasiado bien con su amiga Alya.

-Venga Marinette, que sucede? Sabes que no puedes mentirme

-Alya, no pasa nada

-No me creo nada. Venga, va

-Tengo un problema con un gatito-Dijo en voz baja-esta enfadado y no sé que hacer para recuperarlo

-¿Un gato? mmm,siempre que puedas darle cariño, debería serte fiel-Dijo su amiga-No sabía que tuvieras mascota

-No la tengo. Ahora no

Alya no pudo decir mucho más, ya que la campana sonó para indicarles el comienzo de las clases. Ambas corrieron a clase. 

Para sorpresa de todos, y más de Marinette, Adrien llegó tarde a clase y con unas profundas orejas en su atractivo rostro. Con una disculpa en bajo, se fue a sentar, preocupando a la azabache que no le quitó la mirada de encima.

Quería hablar con él. Se le veía muy mal.

Esperó a que tuvieran el primer descanso para acercarse a él. Llevaba una pequeña bolsa con pastelillos de chocolate como escusa. Lo vio en la sombra, sentado con la cabeza gacha, su rubio cabello brillando por el lugar donde aún había algo de luz.

-Adrien?-Preguntó con una voz, llamando la atención del chico-¿Estas bien?

-Si, yo...estoy bien

Marinette se sentó a su lado aunque no fuera invitada. El rubio arrugó la nariz al oler los pastelillos. La chica lo vio y sonrió, intentando no tartamudear.

-¿Te apetece uno?-Preguntó empujando la bolsa hacia él. El rubio al principio no dijo nada, como si estuviera pensando en algo, pero al final esbozó una pequeña sonrisa y tomó un pastelillo.
La chica no pudo evitar sonreír un poco y acompañando al rubio, tomó otro de la bolsa y los tomaron en silencio. Movía sus piernas nerviosa, sin saber que podía decir o que tema sacar.

Él lo hizo por ella.

-¿Puedo preguntarte algo, Marinette?-Su voz ya no era tan dulce. Pero ella asintió-¿Que harías si aquella persona especial ya no quiere saber de ti?

La pregunta sorprendió a la chica, haciendo que casi se le resbalase el delicioso pastel. ¿Que clase de pregunta era esa? ¿Acaso alguien había hecho daño a Adrien? ¿Que había pasado para que el amable y resplandeciente Adrien Agreste se haya convertido en aquello?

Decidió tragarse sus preguntas y responder.

-Bueno...intentaría saber porque esta así...Dado que es una persona especial..debe ser alguien importante por lo que...no s-sé...intentaría hablar con ella para solucionar el problema y...si no es posible, respetaría sus deseos...no sé si tiene sentido lo que di-go...

Adrien estuvo en silencio y asintió lentamente.

-Gracias

Después de aquella palabra se escucharon gritos y una pequeña explosión. Marinette se levantó asustada y seguidamente Adrien quien le dijo que se escondiera. Ninguno se fijo en que cada uno se escondía en un lado distinto.
Marinette fue la primera en transformarse. Quería ver a su gatito, necesitaba hablar con él.

Ya transformada en ladybug, corrió a socorrer a los civiles heridos y se encontró con un villano vestido de negro con una capa y un gorro de mago. Se parecía a simondice pero este era más poderoso.

Sus ojos buscaron a su compañero pero este aún no aparecía. ¿Acaso no iba a aparecer nunca más frente a ella? Sus ojos se cristalizaron un poco, mientras esquivaba los ataques del villano.

Por estar despistada no se dio cuenta de que estaba siendo acorralada contra una pared hasta que una de las armas casi consigue golpearla.
No lo hizo porque un bastón plateado se interpuso y el ataque quedó en algo fallido. Ladybug abrió los ojos y una pequeña sonrisa surcó sus labios al ver la garra verde en el bastón y al mirar arriba se encontró con una figura negra muy conocida.

El villano al ver a Chat noir fijó toda su atención en él, atacándole sin piedad pero el minino esquivó todos sus ataques sin necesidad de utilizar su bastón. Ladybug aprobecho su oportunidad para buscar el akuma y acabar con él. 
De nuevo se sorprendió cuando Chat agarró un dije que llevaba el villano y sin mirarla lo lanzó hacia ella. El objeto se rompió al contacto con el suelo y la mariposa negra salió. Apresurándose, la purificó y todo volvió a la normalidad. 

Tomó el bastón del chico mientras éste ayudaba a levantarse al hombre, que ya había vuelto a la normalidad, y le daba unas amistosas palmadas en la espalda.

Ladybug se sentía nerviosa mientras se acercaba al chico.

-Bien hecho-Dijo estirando su puño como solían hacer al final de las batallas, más esta vez se quedó sola, pues el chico no respondió a su saludo-¿Chat?

El chico pareció tomar aire antes de mirarla por primera vez. Su mano se alargó hacia ella y ella pensó que iba a corresponder el saludo pero de nuevo se equivocaba. Lo que hizo fue coger su bastón que tenía en su otra mano. No fue rudo pero tampoco dulce.

-Lo has hecho bien, Ladybug

La chica se sorprendió por la frialdad en la que su nombre había salido de sus labios. No hubo un "my lady" ni un "bichito". Y eso le dolió. Sus ojos seguían brillando como siempre, tan verdes, tan gatunos, pero su rostro ya no era dulce y simpático, sino que sus labios estaban serios, una fina linea en su rostro masculino.
Ahora que se fijaba, tenía una herida en el pómulo y un pequeño corte en la mandíbula.

-Chat, yo...quería..

No sabía ni como empezar.

-No es necesario. Lo sé

-¿Sa-Sabes?

Chat noir no se movió pero ella si, un poco más cerca de él.

-No volveré a coquetearte, sé que te molesta-Pronunció-Sé que tengo responsabilidades así que no te molestaré...

-No me molestas, Chat!

Chat la miró serio, no parpadeaba y sus ojos verdes estaban fijos en ella, más en sus ojos, que tenían pequeñas lagrimas. Le pareció ver que los rasgos de Chat se suavizaban.
De repente lo tenía más cerca, y uno de sus dedos le retiró aquellas gotas saladas.

-No llores, no merezco tus lágrimas-Dijo con voz triste-Nos vemos pronto, Ladybug

Con esa pequeña despedida, el gato saltó fuera del lugar, perdiéndose en los tejados sin dejar rastro. Ladybug escuchó el pitido de sus pendientes y se ocultó para volver a ser Marinette.
Corrió hacia la escuela y se encerró en el cuarto de baño de las chicas, y se arrodilló, sintiendo más lágrimas caer.

¿Que había hecho? 

Tikki la miraba triste, sentía su dolor como suyo. La chica sollozaba en silencio, mordiéndose el labio inferior. 

Cuanto dolía. Su pecho dolía.

-Marinette, no puedes seguir así-Dijo Tikki-Un akuma podría...

-No me importa-Dijo llorando-Viste lo que hice, por culpa Chat esta así....ya no, ....ya no es él. Todo por mi culpa...

La kwami quedó en silencio. Pues en ese aspecto tenía razón.

-Puedes hacer algo por él...

-Él no quiere verme

-A Ladybug no, pero seguro que no esta enfadado con Marinette

La chica levantó la mirada hacia ella, como si le hubiese dado la solución a todos sus problemas. Rápidamente la metió en su bolso y sin preocuparse por nada que no fuera su minino salió corriendo de la escuela.


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