Llegada a Kanooka

Dedicated to Winona Laura Horowitz

Winona Ryder as Lydia Deetz


UN GATO CONTRA UN FANTASMA 2

Capítulo 1: Llegada a Kanooka

No se veía nada salvo un destello de luz que provenía de un objeto esférico. No era una esfera perfecta, parecía más bien un ojo medio digerido que pulsaba cada par de segundos. El ojo fue tomado por un par de manos chamuscadas por el fuego, las cuales, con gentileza la llevaron al pecho de la silueta de lo que parecía ser una mujer.

―No te preocupes, eres mío y solo mío ―decía una mujer curvilínea (fantasma) con el cuerpo completamente quemado.

Un crucero pequeño va remontando las olas bajo un cielo despejado y se acerca al puerto de una isla tropical.

―Bienvenidos a la isla Hawaiana de Kanooka damas y caballeros, el capitán les desea una agradable estadía ―se oyó por el altoparlante del crucero cuando este arribó al puerto isleño.

Pocos viajeros bajaron de la nave, todos ellos vestían los típicos trajes hawaianos para turistas con excepción de una joven pareja. Un par de niños que vestían ropajes negros y que al parecer eran inmunes al calor omnipresente del lugar. La niña vestía un vestido gótico con falda larga y el niño algo más casual, pero igual de color oscuro. El muchacho tenía dolor de estómago y la chica le ayudaba a caminar.

―¿Ya te sientes mejor, Percy? ―preguntó preocupada Lydia.

Ufff, no estoy acostumbrado a viajar por altamar, el mareo y algo que comí me cayeron muy mal, cuando fui al baño fue como si pasara una roca ―se quejaba Percy, que, por fortuna, no se había olvidado ocultar sus orejas y cola (él es un chico gato).

Tras un corto recorrido, llegaron al único hotel de la isla, al parecer el lugar no tenía mucho desarrollo turístico. El establecimiento era pintoresco con la típica decoración isleña del lugar, tanto Charles como Delia se veían muy entusiasmados mientras se registraban con el administrador.

―Me pregunto por qué se verán tan contentos, Lydia.

―No lo sé, pero si se ven así de animados, significa que no es algo bueno.

Los Deetz tomaron un cuarto con dos camas y tanto Lydia como Percy, tenían sus propios cuartos con vista a la playa.

Al anochecer, los Deetz disfrutaron de una cena deliciosa con manjares propios del lugar, Percy estaba encantado con la variedad de comida marina local.

Los adultos aprovecharon la ocasión para informar a los chicos que planeaban construir un complejo turístico en el lugar.

Paraíso Deetz, ese será el nombre, ¿qué opinan, chicos? ―les dijo sonriente Charles.

―No lo sé, supongo que un centro turístico traerá algo de economía al lugar ―opinó Lydia, mientras miraba a Percy, el cual no veía algo malo en esa idea.

―Y dime, seguro decorarás el lugar con elementos autóctonos ―dijo Lydia temiendo la respuesta.

―Claro que no tonta, digo, tontita ―se corrigió al mirar a Charles―, es obvio que la decoración estará encargada por tu querida mami.

―Tú no eres mi querida mami, Delia ―le contradijo Lydia.

Sabía que había cometido un error y que pronto le llegaría el reproche de su padre, pero en ese momento trajeron la sopa de aleta de tiburón. Lydia no se sentía cómoda con el plato y les explicó a sus padres porqué ella estaba en contra de comer algo que contribuía al exterminio sistemático y brutal de los escualos. Con esto tuvo la excusa perfecta para retirarse de la mesa y dirigirse a su habitación, no sin antes, claro está, de asegurarle a Percy de que él podía comer con tranquilidad la sopa.

Decidiendo no desaprovechar la mañana, los chicos salieron a pasear muy temprano por la playa, con eso evitaban que los Deetz quisieran imponerle ridículos trajes a su hija.

―Debiste haber probado la sopa de aleta de tiburón, estaba deliciosa ―se animó a decir Percy un tanto nervioso.

―Me alegro que te haya gustado, pero no creo que yo podría disfrutarla, no pienses que estoy enojada contigo o que te esté juzgando ―dijo Lydia luego de dar un suspiro y darle una sonrisa al chico gato.

Ya tranquilos, Percy y Lydia con los dedos meñique entrelazados, fueron a explorar. El tamaño de la isla los engañó, era más grande de lo que sospecharon en un principio y llegaron a un claro de la vegetación tropical en la cual se hallaban varias cabezas esculpidas sobre la arena.

―¡No puede ser! ―exclamó Lydia, con los ojos muy abiertos―, estas cabezas esculpidas son iguales a las de la isla de Pascua, pero eso es imposible, la isla de Pascua se encuentra en el océano Pacifico Sur y pertenece a Chile, mientras nosotros estamos en el hemisferio norte. Las únicas cabezas esculpidas de gran tamaño que conozco tan al norte son las cabezas olmecas en México, no entiendo nada.

Nya, eres súper, Lydia, yo no sabía eso, si que eres súper inteligente.

Lydia le dirigió una sonrisa nerviosa, cuando vio que un isleño se aproximaba. Era un hombre delgado y nervudo con una barba corta, parecía tan anciano que a los chicos les sorprendió la manera grácil y calmada con la que caminaba.

―Disculpen que los haya asustado, no pude evitar escuchar su conversación, eres lista, pero disculpa, no me he presentado, soy Maui y soy el chamán de la isla ―se presentaba el anciano luego de reírse divertido.

―Mucho gusto, este es mi amigo Percy y yo me llamo Lydia.

―Sabes mucho sobre la isla de Pascua, pero si observas con atención verás que nuestras cabezas son diferentes.

Lydia observó mejor las cabezas esculpidas, se dirigió a una y pudo observar que a diferencia de las cabezas de la isla de Pascua, las cabezas de la isla de Kanooka tenían una nariz más bulbosa.

―Entonces, ¿usted también sabe magia? ―preguntó Percy.

―Sí, soy el último chamán no sólo de las Kanooka, sino de las islas ―dijo el hombre con expresión triste.

Hotdog, no puedo creerlo ―dijo feliz Percy por encontrar a un chamán.

―¿El último? ―preguntó Lydia.

―Así es, ninguno de los jóvenes de la isla tiene el poder mágico como para ocupar mi lugar, tampoco hombre o mujer alguno en las otras islas posee tal poder. ―El hombre miró a los muchachos con pena, pero luego entrecerró los ojos y observó con más detenimiento a los niños.

―Veo que ustedes tiene poder mágico recorriendo sus cuerpos.

―Sí, Lydia tiene poderes mágicos: ella puede ver el aura de las personas y otras cosas como árboles, para ver si son buenos o malos; puede comunicarse con fantasmas; sabe leer las cartas del tarot a la perfección ―enumeró Percy, feliz, mientras dejaba al descubierto sus orejas y cola.

―Ya veo. ―Reía Maui, quien al parecer no se hallaba sorprendido al ver a Percy, el chico gato, sino más bien complacido.

El chamán tomó las manos de Lydia y le preguntó si quería que él le enseñase magia, con lo que gustosa aceptó. Maui le dijo a los chicos que la magia de las islas era poderosa ya que toda ella provenía de un pilar de magma que venía del centro de la tierra, como el de las islas de Hawái que surgieron por dicho pilar de magma a diferencia del resto de los continentes e islas del planeta que emergieron de los océanos por el choque de placas tectónicas. La magia de la isla no era muy variada, pero el chamán le enseñaría a Lydia, Tsunami Mágico, un poder superior debido a que el hombre se encontraba muy enfermo y de seguro no tendría tiempo de enseñarle otros aspectos más básicos de la magia.

Estaba anocheciendo cuando los chicos se despidieron de Maui y se dirigieron al hotel. Al llegar, se encontraron con que al frente del lugar se hallaba una multitud nada contenta.

―¡Que se vayan los foráneos!

―¡Mueran los norteamericanos!

―¡Abajo el capitalismo y el materialismo!

―¡Largo de aquí Deetzs!

Percy se dirigió a la parte de atrás del hotel y, cargando a Lydia con ambas manos, dio un gran salto sobre la verja metálica, aterrizando de forma suave en el piso. Los chicos se dirigieron al interior de la construcción y descubrieron que los Deetz fueron a la radio local y anunciaron sus planes de construir el complejo turístico.

Al principio, los chicos no vieron ningún problema con el complejo turístico, pero cuando conocieron a Maui, este les explicó la razón de no promocionar la isla con las cabezas esculpidas. Resulta que si la isla daba a conocer al mundo las cabezas pétreas, todo el lugar sería invadido por hordas de turistas quienes seguro destruirían el ecosistema del lugar.

―¿Qué haremos?

―No lo sé, pero no podemos permitir a papá y Delia construir aquí su centro turístico, esta isla es la única que se salvó de la destrucción por la importación de especies ajenas al lugar, si se realizara la idea de construir el complejo, el desastre sería comparable a lo que pasó en Australia, toda una calamidad.

―¿Y quiénes son todos esos tipos?

―La mayoría son isleños, pero los jóvenes se llaman a si mismos beatnicks, eso es raro, los beats eran personas que estaban en contra del materialismo y se les llamaba beatnicks de forma despectiva para indicar gente holgazán que utilizaba métodos violentos, esas personas y su filosofía fueron absorbidas por otras corrientes como los hippies en los sesentas, es raro que hayan perdurado en esta isla hasta el presente.

―A mí me parece que son sólo un grupo de simples surfistas.

En No Mundo, un grupo de antiguos fantasmas hawaianos, hablaban con una fantasma, esta tenía la forma de una mujer con el cuerpo quemado.

―No, no les entregaré a Beetlejuice, su cuerpo aún se está regenerando, y aunque estuviese regenerado, no se los entregaría, ¡ahora váyanse! ―les amenazó la fantasma.

Pasado el desayuno, los chicos fueron a hablar con los beatnicks luego de que los intentos de Lydia y Percy por convencer a los Deetz fuesen infructuosos. El líder era un apuesto surfista bronceado llamado Kimo; resultó ser un imbécil de primera y le dijo a Lydia, que si sus padres construían el complejo turístico, el llamaría a la población para quemar el lugar.

Los días transcurrieron muy rápido para los dos muchachos entre la construcción del complejo, las protestas lideradas por Kimo y el entrenamiento de Maui.

Luego de una de las sesiones de entrenamiento del chaman, los chicos notaron un gran bullicio al acercarse al lugar de la construcción del complejo turístico y se apresuraron a entrar.

―Delia, ¿qué es lo que sucede? ―preguntó Lydia a su madrastra.

―Esos imbéciles surfistas trataron de secuestrar a tu padre, pero luego ellos y su líder, un tal Kimo, fueron arrestados.

―¿Está bien, Papá? ―quiso saber Lydia, quien se asustó con la información de su madrastra.

―Sí, él está bien.

Percy abrazó a Lydia para consolarla y la alejó de la construcción que al parecer fue presa del fuego.

―¡LIBRE, LIBRE DE ESA APESTOSA MUJER! —bramó Beetlejuice.

―No olvides tu promesa ―dijo uno de los fantasmas hawaianos―, debes expulsar a esos humanos de nuestra isla.

―Claro que lo haré, pero no por ustedes, sino que tengo asuntos pendientes con cierta niña molesta y su gato ―les dijo el fantasma blanquiverde y entonces se tragó a los fantasmas hawaianos.

Los gritos apagados de estos surgían de la tráquea del fantasma y se desplazaban hacia su estómago.

CONTINUARÁ...

Aclaración: Jonathan Gems (contratado por Tim Burton) escribió en 1990 el guion de la secuela para la película BEETLEJUICE. Esta segunda película (Beetlejuice Goes Hawaiian) jamás fue realizada. Este fanfic, es sólo eso, un fanfic, y no trata de infringir los derechos del señor Gems Jonathan.

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