Juicifer

Dedicated to Winona Laura Horowitz

Winona Ryder as Lydia Deetz



UN GATO CONTRA UN FANTASMA 2

Capítulo 2: Juicifer


El hecho de que Beetlejuice surgiera de su ojo cuasi digerido, implicaba una serie de problemas:

Primero, ya no disponía de los poderes grandiosos que antes poseía; segundo, regenerarse por una parte tan pequeña como su ojo, implicaba que su magia fuese inestable, si se atreviese a usar su magia en toda su capacidad, podría resultar aterrador, pero el efecto sólo duraría un momento. Tendría que planificar bien su venganza, pero no disponía del tiempo suficiente debido a que podría buscarle esa fantasma carbonizada, y ella tenía poder sobre él debido a que lo había salvado, pero claro, aún le quedaban algunos sucios trucos en la bolsa.

Kimo y sus rufianes fueron liberados y, cuando él se dirigía a su casa, Beetlejuice se apareció ante este e introduciéndose en su boca, se posesionó de su cuerpo. El plan inicial era seducir a Lydia, pero esto lo dio por descontado debido a que Lydia podría descubrirlo al ver su aura, y su gato también podía hacer algo similar, además, no tenía tiempo, así que optó por lo más fácil: le daría a Lydia una poción que le haría enamorarse de él y al mismo tiempo odiar a su maldito gato. Una vez casado con Lydia, las barreras del mundo y No Mundo, no serían un obstáculo para él.

―Disculpa, puedo hablar contigo un momento ―le dijo a Lydia un Kimo poseído.

―No tengo nada que hablar contigo ―le respondió Lydia, luego se levantó del asiento y se aprestaba a dirigirse al complejo turístico que ya casi estaba terminado debido a la manía de sus padres de siempre apresurar las cosas.

―Sé que no merezco que siquiera me dirijas la palabra, pero vine a decirte que estando arrestado vi lo mal de mis acciones y vengo a disculparme, aunque no me escuches tenía que decirlo, por favor, te pido que me perdones, es horrible ir contra todo lo que creía antes, mis amigos ahora me odian y soy un paria en toda la isla.

Lydia se volvió y mirando seria a Kimo, aceptó sus disculpas, pero le recalcó que aunque él se disculpase, no esperara un trato diferente por parte de Lydia que el actual y se dirigió con paso decidido al hotel.

«Maldita niñata, resultó más complicada que lo que supuse. ¿Qué pasa con las niñas de hoy en día? ¿Dónde quedó la simpleza de la vida y la superficialidad? Hora del plan de respaldo».

El fantasma se infiltró en el hotel y vertió la poción en el jarro de Lydia, ahora debía esperar un poco.

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Con el nuevo día apenas comenzando y ya despierta, Lydia se tomó una ducha y luego de cambiarse un nuevo conjunto de ropa gótica, tomó algo de jugo, todo parecía estar bien, pero luego notó que el trató de Percy hacia su persona era algo frío. En realidad Percy seguía igual de amable con Lydia, pero la poción hacia que la realidad que experimentase Lydia se distorsionara.

Al asistir al entrenamiento de Maui, las cosas empeoraron porque Lydia sintió que Percy no apreciaba en lo más mínimo sus esfuerzos para tratar de dominar el tsunami mágico que el chamán trataba de enseñarle, por lo que le dijo a Percy que ella sola iría al hotel y que no necesitaba que él la acompañara.

Percy, al dirigirse triste y confundido al hotel, vio como Lydia hablaba con Kimo de forma muy animada.

―¿Qué haces con este sujeto?

―Te dije que me dejases sola, además yo puedo hablar con quien quiera, así que vete.

―¿Cómo quieres que me vaya? No puedo dejarte con este sujeto. ¿Es que acaso no te acuerdas lo que hizo?

―No volveré a repetírtelo, vete de una vez, sólo eres un gato entrometido, ¿o acaso esperabas que algo más sucediese entre nosotros?

Las palabras de Lydia golpearon con fuerza a Percy, que sintió como una corriente desagradable le tocaba el rostro y el pecho al mismo tiempo, sin poder controlar sus acciones, se dio vuelta y se dirigió corriendo hacia la espesura de la isla.

Lydia compuso una cara de pena que hizo que Beetlejuice se preocupara.

«Maldición, la chica es muy fuerte, aún siente algo por el gato. Si no me apresuro, todo mi plan se irá al tacho», pensaba, y luego se dirigió a Lydia:

―Querida, que te parece si me presentas a tus padres.

Le dio otro brebaje a Lydia y ahora, con las defensas bajas de la chica, Beetlejuice se deshizo del cuerpo de Kimo y se disfrazó de un joven acaudalado petrolero, y con Lydia se dirigió al interior del hotel.

Beetlejuice se sorprendió al ver lo fácil que todo estaba resultando, no esperaba que los Deetz fuesen tan miserables al aceptar de inmediato que su hija se casase con ese joven apuesto y además multimillonario petrolero, y es que la boda se concertó ¡para la noche siguiente!

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―Lydia, Lydia... ―sollozaba sin consuelo, sin importarle nada y no ocultaba sus orejas y cola. Cada sollozo era entrecortado debido al llanto que quería salir de su pecho mientras con una mano trataba de sostener con fuerza la otra como si esta fuese Lydia y él no estuviese dispuesto a dejarla ir.

―¿Qué te ocurrió, Percy? ―preguntó Maui, quien casualmente pasaba por el lugar.

―Es Lydia ―le dijo hipando y le explicó la situación a Maui y este se quedó pensativo.

―No creo que la Lydia que conozco pudiese decir eso, no crees que algo extraño está pasando. Lo mejor es que hables con ella y trates de poner en claro las cosas.

Percy escuchó con atención las palabras del anciano y decidió que él tenía razón, se dirigió al hotel y escuchó petardos detonando a la distancia.

«¡La inauguración del hotel!, es esta noche, ¿cómo pudo olvidárseme?», pensó, corriendo presuroso al lugar.

Cuando llegó, el caos se estaba desatando. Beetlejuice había perdido el control de su poder y una horda de monstruos fantasmales le acompañaban: Hipnoides, que eran fantasmas sin cabeza y que tragaban espaguetis desde su cuello; esqueletos reanimados de dinosaurios traídos por Delia; mujeres cactus; esculturas diversas de Delia; y lo más impresionante de todo: las cabezas pétreas de la isla eran en realidad gigantes enterrados.

―¡Percy! ―gritó Lydia―. Menos mal que estás aquí.

―¿Qué sucedió? Ese es Beetlejuice, pensé que había muerto.

―Yo también pensé que había muerto, pero al parecer no sólo está vivo sino que está más poderoso. ¡Lo siento tanto!, no quería decirte esas cosas, pero no tenía el control de mi misma.

Un fuerte golpe de uno de los gigantes retumbó en el lugar y los dos jovencitos se refugiaron en un lugar más seguro.

Beetlejuice, poseyó el cuerpo de Kimo e hizo que ingiriera una poción para odiarte y para enamorarme de él.

―Si hay alguien que debe disculparse ese sería yo ―dijo Percy―, con Percibir Maldad, debía haber descubierto que había algo raro en Kimo, pero fui un tonto y huí del lugar.

―Perdóname ―rogó Lydia.

―Ya te dije que no hay nada que perdonar, ahora tenemos que detenerle ―le dijo, mirando a la muchacha a los ojos, en su mirada no había ningún rastro de rencor.

―Gracias, pero ahora decir el nombre de Beetlejuice tres veces ya no funciona. Kimo, una vez vuelto en sí, estuvo a punto de gritar su nuevo nombre, pero Beetlejuice lo incineró en el acto.

―¿Tienes idea de qué pudo decir?

―Ni idea, él solo dijo: shallow..., y luego murió de una forma horrible, no logró terminar de decir el nombre.

―¿Cómo te liberaste del hechizo de Beetlejuice?

―Fue difícil, pero justo antes de aceptar ser su esposa, recobré los sentidos. Empecé a gritar el nombre de Beetlejuice varias veces, pero nada pasó. Entonces, el fantasma se puso furioso y gritando se quitó el esmoquin mientras gritaba que ya había hecho la digestión de los fantasmas de la isla y se transformó en Juicifer, luego convocó a su horda de monstruos.

Un rugido se acercaba donde ellos y decidieron moverse e ir a buscar refugio en otro lugar. El caos era total, tanto turistas como lugareños huían de los monstruos que Beetlejuice convocó. Los beatnicks trataron de huir en grupo pero Beetlejuice, transformado en una aberración gigante, abrió sus fauces de dientes largos y afilados, y se tragó al grupo de surfistas de un solo bocado.

―Corremos peligro ―decía Lydia.

―Tranquilízate, te aseguro que sin importar que, yo te protegeré, protegeré tu vida con la mía de ser necesario ―le agarró Percy por los brazos y la miró fijo a los ojos.

»Además, aún no consigo que tomes esa sopa de tiburón ―le dijo sonriendo.

Lydia se tranquilizó y luego de bajar la mirada por unos segundos, volvió a mirar a Percy con resolución, directo a los ojos.

―Voy a convocar Tsunami Mágico, estoy segura, esta vez podré hacerlo.

―Te daré algo de tiempo.

―No te atrevas, no te atrevas a morirte, por favor, no te atrevas.

―Ninguno morirá, eso te lo juro ―le prometió y se dirigió al frente del hotel, mientras, Lydia se dirigía a la playa.

Un hipnoide corría hacia Percy y este gritó: BALON, y de inmediato el chico gato se enrolló y, como si fuese un balón, se dirigió contra el fantasma. El hipnoide al ser alcanzado fue mandado directamente a No Mundo.

Lydia llegó a la playa y se preparó para convocar la magia que le enseñó Maui. Separó sus piernas y enderezó su columna en una pose igual a la de un karateca. Tenía que conectarse con las fuerzas de la madre tierra para lograrlo, y nada pasó.

Un grito salió de la garganta de Percy: COLA EXTENSIBLE, y su cola se alargó y sostuvo la cabellera de una de las mujeres cactus. Al no poder chocar con Balón contra un fantasma cubierto de púas, decidió sujetarla con su cola por el cabello y la arrojó lejos del lugar.

―Concéntrate, Lydia ―se dijo a sí misma―, tienes que sentir la fuerza de la madre tierra.

Entonces, en su mente apareció la figura de un gigantesco felino y después la figura de su madre fallecida.

El esqueleto enorme de un dinosaurio se disponía a aplastar a Percy cuando este gritó: GRAVEDAD y la mole de huesos se desplomó al suelo.

Corrientes de energía mágica envolvían a Lydia como si se tratara de un tornado en miniatura, su cabello se elevó desafiando la gravedad y con potente voz conjuró el hechizo.

Tres gigantes rodearon a Percy y en un susurro dijo para sí mismo: Invisibilidad, y los gigantes le perdieron de vista.

Estaba cansado de utilizar tanta magia, pero su amor por Lydia le impulsaba a seguir adelante, pero en ese entonces, una de las esculturas de Delia saltó al vacío tratando de aplastar a un turista que huía y este se libró por poco, pero alcanzó a Percy y lo mandó volando unos cinco metros del lugar.

«Lydia..., creo que no podré disfrutar de esa maravillosa sopa contigo».

Las luces del amanecer se asomaban por el horizonte y mostraban como este se elevaba y que, además, ¡se acercaba!

El horizonte se aproximaba una velocidad brutal mientras un ruido como si proviniese de un motor de avión retumbaba por el lugar. La gigantesca ola golpeó con toda su furia a los monstruos de Beetlejuice y los hizo desaparecer, el mismo Beetlejuice desapareció sin siquiera darle la oportunidad de dar un solo grito.

Luego del bullicio todo quedó en paz, tanto Beetlejuice como sus monstruos fueron exterminados, Paraíso Deetz se hallaba en ruinas. La ola gigante había arrasado con todo, tanto los isleños como los turistas que habían sobrevivido al ataque previo a la llegada de la ola se hallaban sin daño, pero aun así había varios cadáveres esparcidos por el lugar, los desafortunados que perecieron antes de la intervención del poder de Lydia, también las casas de los isleños y estructuras folclóricas del lugar se hallaban en pie y sin daño, al parecer la ola sólo dañaba a lo que el invocador consideraba su enemigo, sean fantasmas, monstruos o en el caso del hotel, estructuras no deseadas.

En medio de las ruinas una cabeza blanquiverde diminuta con alas a los costados trataba de mascullar algo, pero no lo conseguía, entonces, unos brazos negros por quemaduras sujetaron la diminuta y extraña cabeza.

―No te escaparás de nuevo, eres mío, eres solo mío, mi amor, mi Shallowtail. ―Y la figura de una mujer chamuscada desapareció con la cabeza.

Lydia caminaba con dificultad, gritando el nombre de su amigo sin obtener respuesta, entonces, uno de sus pies chocó con el cuerpo de un gato negro que yacía inerte en el suelo.

―Percy, Percy. ―Empezó a llorar mientras sujetaba con fuerza contra su pecho el cadáver de su amigo y le cubría de besos y lágrimas.

―¿Lydia? ―Se escuchó una voz y la chica miró al lado y vio a los Deetz que la miraban con atención.

―¿Lydia? ―Se volvió a escuchar la voz y entonces la joven miró al otro lado y vio como Percy la miraba de forma preocupada y luego dijo con una sonrisa nerviosa: ya sabes: multiples almas, aún me quedan ocho vidas.

―¡Percy! ―gritó Lydia y corrió con prisa hacia Percy y al estar a su alcance le abrazó con fuerza. El cuerpo inerte del gato Percy había desaparecido.

―Percy, creí que, creí que... ―trataba de decir, pero Percy no la dejó continuar porque la besó en los labios.

Los ojos de Lydia se abrieron, pero luego los entrecerró y correspondió el beso de su amigo. Ante toda la desolación en el lugar, los cuerpos de Lydia y Percy se erigían como torres altas de acero e incólumes, como si la torre Eiffel y la torre de Tokio se hallasen la una junto a la otra.

Ambos se separaron por un breve instante y volvieron a besarse.

FIN

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