¡Papá no me digas junior!

UN GATO CONTRA LÁTIGOS Y PISTOLAS

Capítulo 2: ¡Papá, no me digas Junior!


Lara estaba algo triste debido a que sabiendo las aficiones góticas de Lydia, le hubiese gustado mostrarle los castillos de Inglaterra y Europa, pero como se lo había prometido a Charles y Delia, no saldría de suelo americano. Aun así, junto con Lydia y Percy habían definido una ruta turística para ver los cementerios más famosos de Estados Unidos y estaban en camino de visitar el cementerio de la universidad Barnett en Nueva York.

―Esto es conveniente, ya que nos encontraremos con un amigo mío que se llama Bryce ―les decía Lara a los dos niños.

―¿Y a qué viene tu amigo? ―preguntaba Lydia.

―Viene a participar en un congreso de nerds en computación, que se celebra en la universidad Barnett.

Al llegar a Nueva York, Lara se alojó junto a los chicos en un hotel lujoso, y reservó las mejores habitaciones para ellos.

―Lara, deja que pague mi parte ―le pedía Lydia quien no quería ser una carga.

―Pero la noche cuesta miles de dólares en este lugar.

―Yo tengo dinero, no quiero que gastes tanto dinero en nosotros.

Lara empezaba a reírse, pero Percy le explicó que Lydia tenía mucho dinero debido a que había escrito la nueva edición del Manual del difunto reciente de No Mundo y le habían pagado mucho por ello, de hecho, luego de la explicación de Percy, Lara concluyó que su pequeña prima tenía mucho más dinero que ella.

―Descuida, yo pagaré por todo, es la forma de resarcirte por todos los años que no te visité, por todos los años que ni siquiera te di una llamada o te escribí una carta.

Lydia cedió y los tres fueron a sus habitaciones. Allí esperaron a Bryce y el inoportuno llegó justo cuando Percy sacaba sus orejas y cola de gato.

Al principio Bryce creyó que Percy estaba usando esos apliques electrónicos inventados en Japón, los cuales imitando las orejas y la cola de un gato, se movían dependiendo del estado de ánimo del portador. Sin embargo, cuando Bryce se acercó y sujetó la cola y las orejas de Percy, comprobó que eran auténticas.

¡Huaaa! ¡Lara, qué demonios!

―Bryce, tranquilízate.

―¡¿Cómo quieres que me tranquilice?!, ¡tiene cola y orejas de gato!

Lara le dio una bofetada y el pobre hombre por fin se tranquilizó. Lydia le explicó la naturaleza de chico gato de Percy al amigo de Lara y este se impresionó mucho.

Percy le mostró al hombre tanto el antiguo como el moderno manual escrito por Lydia, y Bryce halagó a la niña.

―Soberbio trabajo, tu manual es conciso, didáctico, esquemático, en fin, todo lo que no es el manual antiguo, hiciste un muy buen trabajo.

En ese momento tocaron a la puerta trayendo algo de comida que pidió Lara con anterioridad, y Bryce, quien estaba muy interesado en el manual y aprovechando que todos fueron a la puerta, sacó unas fotos de algunas páginas del antiguo manual.

Como traer a los muertos a la vida. Siempre quise probar esto desde pequeño.

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Al día siguiente, Lara y los niños fueron a la universidad a ver el congreso en el que participaría Bryce, pero su amigo jamás se presentó.

―Me pregunto adónde iría ―decía Lara―, mejor aprovechamos el tiempo y vamos a ver el cementerio de la universidad que ya es de noche.

Bryce había escuchado que Lara y los niños irían a ver el cementerio de una universidad, pero se equivocó al creer que irían a la universidad Bernadete, por lo que considero seguro ir al campus de la universidad Barnett y llevar a cabo el ritual.

―¿No es ese tu amigo? ―preguntaba Percy cuando el grupo se acercó al cementerio y vieron a Bryce realizando una especie de ritual mágico con ayuda de varias computadoras y otros artefactos extraños.

―¡No, Bryce! ―gritó Lydia y le pidió a Lara que detuviese al hombre.

Lara corrió donde Bryce y viendo que luces extrañas empezaban a salir de todo el lugar, disparó con sus armas a las computadoras de su amigo, destruyéndolas en el acto.

Varias descargas eléctricas salieron de la nada y así como aparecieron de repente, cesaron con la misma velocidad.

Lara estaba furiosa y empezaba a zarandear a su amigo, cuando en eso Lydia les llamó la atención.

―Chicos, creo el ritual tuvo éxito ―les informaba Lydia con voz queda. A un par de metros de ella se hallaban los cuerpos de un hombre mayor con cabello y barba blancos junto con el cuerpo de un hombre que vestía un traje de explorador y que además llevaba un sombrero fedora y un látigo sujeto a su cinturón.

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Uf, ¿dónde demonios estoy? ―decía Indiana Jones al incorporarse en la cama de lo que parecía ser la habitación de un hotel de lujo.

―Por fin te despertaste, Junior ―le decía el profesor Henry Jones.

―¡Estás vivo, papá! ¿Cómo logramos escapar del barco?... estábamos, ¡estábamos envueltos en llamas!

―Tranquilízate, Junior, al parecer fuimos enviados al futuro gracias a un hechizo que salió mal.

―¿Qué?

Lydia y los demás, pese a estar en la sala de su suite de lujo, pudieron escuchar como el hombre maldecía por todo lo alto.

―Veo que el hijo del profesor Jones, no lo tomó tan bien como su padre ―murmuraba preocupada Lydia.

―No creas, aunque el profesor parecía calmado, pude escuchar como sus latidos se incrementaron ―le informaba Percy.

Al cabo de un tiempo, padre e hijo salieron a la sala y el profesor presentó a su hijo.

―Este es mi hijo Jones Junior.

―¡Papá, no me digas junior! ―recriminaba el hombre y Lara no pudo evitar reírse, aunque luego se frenó, pero con dificultad.

―Escúchame, Henry Walton Jones Junior, tú te llamas Junior. No, Indiana ―le contestó su padre con gesto reprobatorio.

Indiana suena cool ―dijo Bryce, pero se calló al ver la mirada del anciano.

―Indiana era el nombre del perro que tenía mi hijo de pequeño e insiste en que le llamen por ese apodo ―aclaraba el profesor negando con la cabeza.

―Qué ridículo ―empezaba a reírse Percy a lagrima viva y sosteniéndose las costillas.

―¡Percy, no te rías del señor! ―le reñía Lydia, pero Percy no podía evitar reírse y, al perder el control, sacó su cola y sus orejas de gato.

Los dos recién llegados miraron con ojos abiertos como platos a Percy, y al igual que con Bryce, les tuvieron que explicar acerca de la naturaleza de chico gato de Percy.

Las historias de aventura vinieron por una y otra parte y todos los presentes se conocieron mucho mejor.

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Al día siguiente, Lydia, como modo de disculparse por el comportamiento de Percy, les dio al profesor Henry y a Indiana, un curso acelerado de historia del siglo XX con la ayuda de su notebook.

―¿Por qué usas algo tan obsoleto? ―le preguntaba Bryce―. Ahora se usan tablets y otras cosas más modernas.

―El hecho de que sea obsoleto, no significa que no sirva, y aunque ya no fabriquen repuestos para los notebooks, yo cuido muy bien mis cosas por lo que la computadora me durara muchos años.

―¿Esta cosa es obsoleta?! ―exclamaba Indiana Jones, y tanto padre como hijo intercambiaron miradas de asombro.

La información que les enseñó Lydia fue mucha, pero ella lo explicó todo de la manera más didáctica posible para así evitar que el choque cultural fuese demasiado fuerte.

―Lo hiciste muy bien ―la felicitó Lara y luego ella invitó a todos los presentes (menos a Bryce) a disfrutar de la piscina privada del hotel que se encontraba en el último piso, el cual había reservado Lara sólo para ella y sus acompañantes.

―Estos trajes de baño sí que son extraños, Junior ―decía Henry, el padre de Indiana.

―Por lo que me dijo Percy, son más como trajes de turistas que están Hawái ―le respondía su hijo mirando con atención su traje.

Al llegar a la piscina, ambos hombres soltaron sus respectivas toallas por la sorpresa y es que delante de ellos estaba descansando Lara con un bikini que no dejaba nada a la imaginación.

―Creo que le pediré a Lydia que nos enseñe cómo evolucionó la moda en estos últimos años ―dijo el profesor y fue a sentarse para poder leer el periódico con calma.

―Creo que me encantara este siglo XXI ―decía para sí mismo Indiana con una sonrisa y luego se fue a sentar al lado de Lara.

Indiana, de cuando en cuando desviaba la mirada al escultural cuerpo de la aventurera.

―¿Querías decirme algo? ―le pregunto Lara con una sonrisa pícara.

Eh, solo pensaba en lo agradable que es este lugar.

―Ya, tienes razón, yo también pienso que tienes un cuerpo bonito ―le soltó Lara suprimiendo una sonrisa y poniéndose sus enormes gafas para el sol.

―Junior, se llama junior, Lara ―decía Henry sin apartar la vista del periódico.

―No lo sé, Indiana suena más bonito ―decía Lara de manera divertida.

―¿Ya ves papá?, ni en los treinta, y te apuesto que mucho menos en esta época la gente llama "Junior" a sus hijos.

Henry bajó el periódico dispuesto a tener otra discusión con su hijo cuando llegaron Lydia y Percy.

Percy había sacado su cola y sus orejas de gato. Tenía un traje de baño que no era nada del otro mundo, pero Lydia llevaba lo que al parecer era el clásico traje de baño escolar japonés que se veía en los animes.

―¿Sabias que ese tipo de trajes ya no se usan en Japón?

―Sí, es una lástima, yo creo que son bonitos ―se lamentaba Lydia y Percy afirmó con fuerza.

―Ese traje no muestra mucha piel, pero aun así es muy..., bueno, mejor te compras otro traje para la próxima vez.

Lydia y Percy fueron a la piscina y se pusieron a jugar un rato. Mientras que Indiana, cansado de estar echado todo el tiempo, invitó a Lara al minibar que se encontraba junto a la piscina.

―Dejemos a los niños, vamos a tomar algo y disfrutemos de una conversación de adultos.

―No lo sé, creo que deberíamos dejar a alguien de chaperón de esos dos, solo por si acaso.

―Tranquila, que para eso está papá.

―Hablan como casados refiriéndose a sus hijos y yo como el abuelo al que pueden echar mano para estas situaciones ―les dijo Henry con el ceño fruncido.

―¿Ves?, ¡asunto arreglado! ―le dio Indiana y Lara se rió por la ocurrencia de su amigo. Luego los dos se dirigieron al minibar y disfrutaron de una tarde muy amena.

CONTINUARÁ...



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