Este ejército

UN GATO CONTRA EL NUEVO TURBO

Capítulo 8: Este ejército


Lydia y Percy estaban dentro del volcán de diet-cola acompañados de Vanellope, quien hacía de guía para sus amigos junto con Sticky Wipplesnit.

―Este lugar es increíble, lástima que ya no estén las pastillas de menta sobre la cola hirviente ―se lamentaba Lydia al ver la abertura de la montaña con forma de refresco.

―Yo como jugadora coloreada, no abuse de ti Vanellope, pero aun así me siento muy avergonzada por no haberte ayudado... Por favor, perdóname.

―No pongas esa cara triste, Sticky, además, ya todas (incluyéndote) me pidieron perdón e hice las paces con todas.

―¿Llueve en Sugar Rush? Porque si cae lluvia sobre la cola... ―decía Percy mirando de forma aprensiva la cola hirviente.

―¿El gatito tiene miedo de mojar su pelaje? ―decía con burla Vanellope.

―No te preocupes, no cae lluvia en ningún sitio de Sugar Rush ―le tranquilizaba Sticky―, solo nieva en la zona de la pista nevada, y aun así, no es nieve de verdad, sino azúcar espolvoreado.

―Vaya, al principio creí que estar en Sugar Rush seria como un sueño, pero ahora creo que me saldrán caries con solo estar respirando en este lugar ―decía Percy, quien se sostenía nervioso la cola y empezaba a jugar con ella.

―No exageres, ningún personaje de los juegos tiene caries ―le informaba Vanellope.

―Pero a Ralph le apesta la boca un montón ―remarcó Percy.

―Bueno, ahora ya no ―le corregía Lydia.

Eh, sí, gracias por lo de la idea de las mentas, es decir, Ralph es mi mejor amigo, pero se necesitaba hacer algo con ese aliento mortal ―le agradecía Vanellope.

―¿Es cierto lo que escuché de Vanellope, que tres mujeres de Bad-anon están interesadas en él? ―preguntó Sticky.

―Sí, son tres mujeres, una es Mishaela, y las otras dos vienen del juego Street Fighter y son Chun Li junto con Cammy White ―le aclaró Lydia.

―Sí que eres rápida, Vanellope ―se burlaba ahora Percy por lo rápido que era su amiga para con los chismes.

―Si sigues burlándote, no contaré lo que escuché de los dos juegos recién llegados, sí, me refiero a esos que tanto le gustan a Lydia ―dijo Vanellope con tono perverso, el mismo que uso cuando bromeó acerca de mandar ejecutar a las corredoras de Sugar Rush.

―¿Qué fue lo que escuchaste? ―se adelantó en preguntar Sticky.

―Pues que Lancelot, Madmartigan y Ken Masters, han estado faltando a sus juegos. Bueno, en el caso de Street Fighter, no hay problema ya que hay muchos luchadores de donde elegir, sin embargo, en Knights of the round, sólo hay tres jugadores para elegir, y en Willow la cosa es peor porque sólo hay dos personajes para poder jugar.

Lydia se mostró preocupada, pero Vanellope la tranquilizó.

―No te preocupes. Arturo, Percheval y Willow, son muy populares y de seguro nadie se quejará con Litwack.

Una vez de vuelta a la Vídeo Estación Central, Ralph le dijo a Lydia que había conversado con Arturo y Willow, y que ambos le dijeron que tanto Lancelot como Madmartigan ya habían regresado a sus juegos.

―Eso sí, al parecer ambos están actuando raros ―le decía Ralph.

―¿Cómo qué están actuando raros? ―preguntó Lydia.

―No me lo explicaron muy claro, pero parece que actúan diferente a como suelen actuar ―le contestaba Ralph.

―¿Crees que lo mismo le sucede a Ken? ―preguntaba Lydia, pero Ralph sólo alzó los hombros.

―Yo sí creo que le pasa lo mismo ―de pronto dijo Ryu, que estaba junto a ellos en el bar de Tapper's.

»Siento haber escuchado su conversación, no fue mi intención ―se excusó el luchador.

―¿Qué es lo que le sucede a Ken? ―quiso saber Lydia.

―Él pagó la cerveza ―respondió Ryu de forma escueta. Ralph se le rió en la cara.

―Tú no le conoces, Demoledor, Ken es muy rico, pero también muy tacaño, las únicas veces que acepta ir conmigo a Tapper's, es si yo pago las bebidas, pero la última vez que hable con Ken, él pagó los tragos.

Ryu apuró el trago y sin darse la vuelta o despedirse, salió del lugar con paso firme.

Aunque la conducta del "trío de idiotas", como les llamaban las chicas de los demás juegos, era sospechosa, nadie lo tomó en serio.

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Un día después, Lydia y Percy, quienes no tenían nada que hacer (Calhoun les recordaba cada vez que los veía que no debían ingresar a los otros juegos) y queriéndose tomar un descanso de Repáralo Félix junior, fueron a la VEC para ir a Sugar Rush y charlar con las seis corredoras que no participaban en las carreras del día, cuando vieron que la oficina de informaciones fue destruida.

Los chicos llamaron al surge protector, pero no le encontraron.

―Mejor vayamos a Sugar Rush y se lo comunicamos a las demás corredoras y a Agrio Bill ―sugirió Lydia y junto con Percy fueron al juego.

Agrio Bill y las otras corredoras se sorprendieron de lo que pasó y fueron con los muchachos de vuelta a la VEC. La oficina de informaciones estaba como nueva y Agrio Bill puso mala cara.

―¡Lydia no está mintiendo! ―gritó Percy al ver la expresión molesta del verduzco.

―Esperen un momento ―intervino Lydia y se acercó al surge protector―, disculpe señor, ¿podría decirme si la ventanilla de la izquierda ya está habilitada?

―La ventanilla de la izquierda siempre ha estado habilitada ―le dijo el hombre.

―¿No recuerda que había un cartel que decía que pasáramos a esta fila? ―preguntó Lydia.

―Nunca ha habido un cartel así ―le informó el azulado.

―Yo sí recuerdo que desde hace meses estaba ese cartel ―decía Sticky―, lo recuerdo bien, porque se supone que el surge protector puede reparar cualquier cosa dentro de la estación, pero por un defecto de software no puede reanudar la atención de esa ventanilla.

Agrio Bill y las demás corredoras intercambiaron miradas de confusión.

―Agrio Bill, ¿crees que manipularon la memoria del surge protector? ―le preguntó Lydia.

―No lo sé, Turbo lo hizo con todos los habitantes de Sugar Rush, pero no sé cómo podría hacerse lo mismo con el surge protector ―le contestó el verduzco, abandonando su característico tono aburrido y monocorde, por uno de auténtica preocupación.

―¿Cómo lo hizo Turbo? ―preguntó Lydia.

―Entró al acceso del programa y allí con ayuda de una cuerda flotaba ingrávido y procedió a sellar las memorias de todos. No sé cuál era la clave para abrir la entrada, él nunca me la enseñó.

―¿Qué está pasando, Lydia? ―preguntó nerviosa Sticky.

―No lo sé, amiga, pero presiento que algo muy malo va a suceder.

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Pasó un par de días y ningún otro suceso extraño sucedió en la Video Estación Central.

―Mi amor, ya me voy donde Lancelot y Madmartigan para lo del asunto de Ken ―le decía Félix a Calhoun.

―Aún no puedo creer que Ken siente cabeza, es decir, apenas unas semanas llegué a este lugar pero el sujeto me pareció todo un putero ―le soltó Calhoun haciendo gala de su refinado vocabulario aprendido en la milicia.

―¡Querida!

―Ya, ya, no te angusties como cura con un hurón en los pantalones, mejor ve donde esos tres y asegúrate de aconsejarle bien, para que no meta la pata o se arrepienta justo en el altar y empiece a correr huyendo como gallina sin cabeza.

―No te preocupes, como soy uno de los personajes más antiguos y me casé, los chicos quieren que yo aconseje a Ken respecto a declarase a su novia. Ah, no te olvides, debemos mantener esto en secreto, ni una palabra a nadie, por si las cosas no funcionan bien para Ken y su novia.

―¿Cómo me dijiste que se llamaba?

―Lizzie.

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Lydia no podía dejar de pensar en lo que había sucedido con el surge protector, sabía que ese incidente y la conducta extraña de Lancelot, Madmartigan y Ken, de alguna manera estaban relacionadas.

―Mañana cierran el arcade, espero que Chun Li y Cammy hayan seguido a Ken para ver si tiene algo que ver en esto ―le informaba Lydia a Percy.

―No te preocupes, Ralph se los pidió y ellas aceptaron con gusto.

―Espero que esas dos no se peleen por Ralph, es lo único que faltaría. ¿Qué hay de los chicos de Bad-anon?

―Zangief, fue al juego de Willow y Mishaela fue donde Knights of the round. Calhoun quería acompañar a uno de los dos, pero está muy atareada, al parecer su juego todavía es muy popular y no tiene tiempo para descansar.

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Llegó el fin de semana, y Lydia junto con Percy fueron a la Video Estación Central, todo iba tranquilo, cuando de pronto la imagen de Tapper que estaba en los cilindros de información fue remplazada por la del surge protector.

―¡Atención, se acerca una sobrecarga de energía, todos los presentes deben dirigirse de inmediato a sus respectivos juegos!

Varios surge protector se colocaron junto a las entradas de cada juego y repetían la alarma.

―¡Deprisa, si olvidó algo lo recuperara después!

―¿Esto ya pasó antes? ―preguntaba Lydia a Ralph.

―No que yo recuerde.

―¡Donde esta Félix! ―gritaba Calhoun―, díganle que no podré ir a su juego ya que esto es una emergencia.

―¿Y Félix? ―preguntó Percy.

―No lo sé, pero no te preocupes, Félix es muy rápido, de seguro ya está en Niceland ―dijo Ralph.

Todos se dirigieron a sus juegos y pronto todo el lugar quedó desierto.

Pasó una hora y los nicelanders junto con Lydia y Percy fueron a la entrada de la VEC.

―¡¿Que sucede, por qué no podemos pasar?! ―gritaba Gene, pero el surge protector le respondía que pronto vendría la sobrecarga de energía. Lydia intuyó algo.

―Señor, con esta es la tercera vez en este mes que tenemos que refugiarnos en nuestros juegos, ¿sabe cuál puede ser la causa?

―No lo sé, pero le aseguro que pronto pasara la emergencia, no trate de cruzar la barrera, esta puesta para su protección.

Todos en la entrada intercambiaron miradas y Gene estuvo a punto de preguntar qué diablos pasaba, ya que jamás había acontecido algo como eso antes, cuando Percy le tapó la boca y el individuo entendió.

―¿Qué sucede? ―preguntaba Gene en un susurro.

―Alguien modificó la memoria del surge protector ―le respondió Lydia en un susurro.

―Alguien trata de hacerse turbo ¿podemos atravesar la barrera? ―preguntó Percy en otro un susurro.

―Es imposible, y a todo esto, ¿dónde está Félix? ―preguntó Ralph al no poder ver en ninguna parte a su amigo.

Ni los nicelanders, ni Q*Bert o sus amigos habían visto a Félix.

De pronto, escucharon fuertes ruidos que venían de algún lugar de la estación, pero no podían ver de qué se trataba.

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En la entrada del juego de Sugar Rush, Agrio Bill llamó la atención de Vanellope.

―Presidenta, debemos ir al castillo.

―¿Al castillo?, ¿de qué estás hablando?

―La señorita Lydia me pidió que buscara la nota que usó Turbo la vez que borró la memoria de todos, creo que localicé el lugar donde está dicha nota, pero necesito de su ayuda para obtenerla.

―¿Qué es lo que piensa hacer Lydia?

―No lo sé, pero desde el incidente con el surge protector, me pidió que buscase la nota por todas partes.

―De acuerdo, vamos ―dijo y sujetando al verduzco, pixeleó a toda velocidad hasta el castillo.

Llegaron al obstáculo del cual hablaba Agrio Bill, era igual a la barrera que había en cada entrada hacia la vídeo estación central.

―Este es el sitio ―dijo Agrio Bill.

―Bien, Vanellope, es tu turno ―se dijo la niña con una fuerte mirada de decisión, dispuesta a usar su poder para poder atravesar la barrera.

―Un momento ―la detuvo Agrio Bill y luego puso cara de pena―. Lo lamento, lo lamento mucho.

―¿A qué te refieres?

―Me refiero a Turbo, él borro mi memoria, la memoria de todos, pero yo sabía que lo había hecho, sabía que si usted cruzaba la meta recobraríamos nuestras memorias, pero aun así lo ayudé... Soy una vergüenza, soy yo quien debería haber sido tratado como un paria, no usted... Lo siento tanto.

―Descuida, no hay nada que perdonar ―le dijo Vanellope abrazando a Agrio Bill, luego pixeleó y atravesó la barrera.

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En la entrada del juego de reparador Félix, Percy empezaba a ponerse nervioso.

―¿Crees que Agrio Bill localicé la clave de turbo?

―Seguro la estuvo buscando desde que se lo pedí, sólo espero que la haya localizado.

―¡Lydia! ―de repente gritó Vanellope quien había ingresado al juego sin que el surge protector se diese cuenta.

―¡Vanellope, como ingresaste al juego! ―exclamó Ralph.

―Pixelee sin que se dieran cuenta los surge protectors ―narraba la niña con rostro de espanto―. ¡Lydia, no vas a creer lo que vi en la estación central!

―Tranquilízate, dime qué es lo que viste ―la tranquilizó Lydia.

―Del juego de Rampage, está saliendo todo un ejército, también están trayendo varias partes destrozadas de maquinaria y con la ayuda del martillo de Félix las están reparando, ¡son tanques, helicópteros y otras cosas!

―Vanellope, ¿viste a Félix por allí? ―le preguntó Lydia.

―No, no lo vi.

―Ralph, ¿qué es lo más grande que puede entrar por uno de los accesos de los juegos? ―preguntó Lydia.

―Algunas veces pasan los dinosaurios del juego Primal Rage, pero eso es en raras ocasiones ya que esas cosas son muy grandes y pasan con dificultad.

―Los monstruos de Rampage son mucho más grandes, así que no creo que haya problemas, pero todavía queda el paradero de Félix. Vanellope, ¿Agrio Bill no te dio una nota que antes era de Turbo? ―le pregunto Lydia.

―Aquí está, ¿qué planeas hacer con ella?

―Tengo un plan para salir de aquí antes de que reparen todos los vehículos militares. Percy, acompáñame.

Lydia y Percy fueron a toda prisa donde el sótano del edificio Niceland y la muchacha abrió lo que pareció ser un pasaje secreto, era el pasillo que conducía a la configuración de códigos del juego.

―Gene, quien es el administrador del edificio me indicó la entrada, pero ni él sabía cómo entrar al centro de configuración del juego, pero con la nota que me dio Vanellope, podremos ingresar.

Lydia empleó la clave (la cual era universal para cada juego) y un espacio que parecía sin fondo e ingrávido apareció frente a ella. Percy se transformó en un gato doméstico y estirando su cola, sujetó firme a Lydia por la cintura.

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Pasado un tiempo, Lydia y Percy regresaron a la entrada donde estaban sus amigos.

―Vanellope, este es el plan: modifiqué las características de Ralph y Q*Bert, para que pudiesen pixelear igual que tú y así atravesar la barrera. Pero sólo pude hacer que lo hagan una vez, quiero que tú vayas a los otros juegos y siguiendo las instrucciones de mi cuaderno, hagas lo mismo con todos los personajes que quieran ayudarnos, antes debes pedirles que te indiquen la entrada a la configuración interna de sus juegos.

―Entiendo, ¿pero qué hay de los surge protectors? ―preguntó Vanellope.

―Se necesita una fuerte corriente eléctrica para desactivar la oficina central, eso impedirá que los surge protectors nos envíen de vuelta a los juegos, creo que Blanka ayudara con eso ―le aclaró Lydia.

―Nosotros también queremos ayudar ―pidieron los nicelanders.

―Lo siento, pero deben recordar que ahora que los surge protectors están bajo el mando de quien sea que esté planeando esto, no les puedo asegurar que al morir puedan regenerarse en su juego, tal vez hagan game over ―les advirtió Lydia y todos los nicelander intercambiaron miradas de susto.

Las dos chicas calcularon el tiempo para llevar a cabo su plan y acordaron una señal para comenzar el ataque.

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En la Vídeo Estación Central, los militares estaban a punto de terminar las reparaciones, cuando Vanellope se presentó ante ellos.

―¡Oigan, feas cabezas de besugos malformadas, deténganse en este instante!

―¿Quién demonios eres niña y cómo lograste atravesar la barrera de los surge protectors?

―Soy la honorable Presidenta de Sugar Rush y les ordenó que regresen a su juego en este momento ―les mandó Vanellope inflando el pecho y poniendo su característica expresión de mandona. Los hombres se rieron.

―Así, ¿tú y qué ejército?

―Este ejército ―dijo la niña y Q*Bert junto con sus amigos se pusieron al lado de ella.

Los hombres se rieron con fuerza y los surge protectors empezaron a rodear al grupo.

Como los surge protectors estaban distraídos, no notaron que del juego de Street Fighter, Blanka iba corriendo, y haciéndose una bola, se estrelló a toda velocidad contra la oficina central de la estación.

Toda la oficina central emitió cortos circuitos y los surge protector se quedaron petrificados en el lugar donde estaban.

―Este ejército ―dijo Ralph.

―Este ejército ―declaró Arturo.

―Este ejército ―dijo Willow.

―Este ejercito ―les soltó Percheval.

Así repetían una y otra vez los jugadores fuesen buenos o "malvados" que se sumaron a los cuatro anteriores y que vinieron ayudar a Vanellope y a Q*Bert, al mismo tiempo que hacían crujir sus nudillos de forma amenazadora, mientras, los otros jugadores que seguían atrapados tras las barreras les aclamaban.

CONTINUARÁ...

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