La primera impresión
UN GATO CONTRA OPMITHRIL
Capítulo 4: La primera impresión
Despuntaba un nuevo día y un pequeño bote a motor se dirigía a mar abierto. Los dos ocupantes de la diminuta embarcación vestían prendas militares y tiritaban debido al frío de la mañana.
―¿Cuánto más falta, Sousuke? ―preguntaba Utis Otonashi "el hierro" al joven detrás suyo y que dirigía la dirección del motor.
―Ya estamos en el sitio asignado, pronto veremos el TDD-1.
De las profundidades oceánicas, emergía un submarino de dimensiones tan grandes, que arrancó un silbido de impresión a Utis.
―Había leído reportes clasificados acerca del TDD-1, pero verlo en persona es algo muy diferente. Que nave tan grande, seguro su capitán trata de compensar algo, ¿entiendes? Eh, ¿eh? Entiendes..., trata de compensar algo.
Sousuke, quien no entendía muy bien eso de las bromas, no entendió nada y solo logró que Utis diese un suspiro de frustración.
Dentro del TDD-1, Teletha Testarossa, capitana del gigante submarino, corría gozosa hacia la habitación de Lydia. Al final tuvieron que dejar que sea la inteligencia artificial de la nave la que comandara la operación de rescate del espía de la OTAN, todo salió a la perfección y nadie de Mithril resultó muerto.
―¡Lydia, Lydia!, la operación fue todo...
El rostro de Tessa se congeló y luego la diminuta capitana retrocedió y cerró la puerta lo más silencioso que podía.
«No sabía que esos dos fuesen más que amigos», pensaba Tessa, mientras se ponía roja como un tomate. «Mejor les comunico las buenas nuevas cuando estén despiertos».
Tessa tuvo que recuperarse rápido ya que Mardukas la llamaba por el intercomunicador de la nave, al parecer, el último integrante de Mithril en regresar había llegado y con él, el famosísimo "el hierro".
Tessa apuró el paso y llegó a una sala privada en la que ya se encontraban Mardukas y Kalinin, los cuales estaban sentados frente al espía.
Tessa se sentó al medio de sus dos subordinados y se presentó formal.
―Momento que soy lento, me quieres decir, ¿que usted es la capitana de esta nave de mercenarios?, ¿qué edad tiene, doce?, ¿o se cree la capitana del Nadesico?
―¡Señor Otonashi, guarde más respeto! ―le riñó Mardukas, que como siempre era muy sobreprotector con Tessa, al mismo tiempo que Kalinin fruncía el ceño, lo mismo que Tessa.
―¿Y quién se supone que es usted, señor? ―le cortaba Utis con una sonrisa burlona―, parece salido de un manga lleno de clichés, no me diga que es el vicedirector del colegio de esta loli.
―¡¿Cómo me llamó?! ―gritó indignada Tessa―, para su información, me llamo Teletha Testarossa, tengo dieciséis años, y soy la capitana del TDD-1.
Esta vez Utis miró con atención a Tessa y luego observó la expresión en el rostro de los dos hombres mayores al lado de la niña, al parecer no había engaño alguno.
―Bueno, como una vez escuché: "la excelencia no tiene edad". Sin embargo, con esa apariencia, Capitana Testarossa, parece una pequeñaja de primaria, ¿eso quiere decir que usted cae en la categoría de "fake loli"?
Esta vez fue Kalinin quien reaccionó y se levantó de forma amenazante, mientras que la pobre Tessa estaba como piedra, lo mismo que Mardukas.
«El viejito de la cachucha no parece un luchador, pero el tipo de la barba y cola de caballo es otra cosa», pensaba Utis a la velocidad del rayo. «Se ve viejo, pero también musculoso y energético, mejor me dejo de pendejadas y me pongo serio».
―Disculpen ―se excusaba de pronto Utis, mientras se rascaba la nuca y ponía cara de boludo―, pero es que esto no me lo esperaba. Ahora que hemos aclarado todo este embrollo me disculpo con usted Capitana Testarossa y creo que mejor vamos como dice la gallina: al grano.
Kalinin se sentó y Tessa junto con Mardukas se recuperaron, aunque todavía seguían ceñudos.
―Señor Otonashi ―le decía ceñuda, Tessa―, como espía de la OTAN, ¿qué fue lo que descubrió acerca de la organización OpMithril?
―Dígame Utis, que yo le diré Tessa.
―Señor Otonashi ―remarcó enojada Tessa―, podría darnos su informe, si fuera tan amable.
―De acuerdo, lo que descubrí de OpMithril ¿verdad?
―Exacto ―dijo Tessa, quien juntaba la poca paciencia que le quedaba.
―Bien, pues verá... No tengo ni idea de qué fue lo que descubrí en todo este tiempo husmeando en OpMithril ―dijo el sujeto y luego se rió con fuerza.
―¡Por favor, deje de bromear! ―gritó Tessa.
―¡Todo esto le parece una broma! ―le increpó Mardukas―, ¡realizamos una operación de rescate muy complicada para que ahora venga a burlarse de nosotros¡
―Me parece que mejor hablamos con sus superiores acerca de su desinterés ―le amenazó Kalinin.
Utis ni se inmutó ante la situación, más bien con cara de sabiondo, procedió a limpiarse el oído con su dedo meñique y luego de sacarse el dedo se sopló la punta de este, luego olfateó el dedo mientras ponía cara de asco.
―A ver, a ver ―decía Utis, mientras levantaba las manos para que dejaran de criticarle―. Verán, yo soy la clase de sujeto que se vuelve sordo cuando le gritan, así que mejor nos tranquilizamos, ¿vale, señor vicedirector? ¿o qué va hacer?, ¿me va expulsar del colegio?
Mardukas se levantó y trato de caminar hacia Utis, pero Tessa le retuvo.
―Por favor, señor Otonashi ―le pedía Tessa al borde de la exasperación―, explíquese respecto a que no pudo obtener información alguna de OpMithril.
―Dígame Utis, que yo le diré Tessa.
Tessa sintió que se quebraba.
―¡Ya no aguanto esto! ―gimoteó Tessa y salió a toda prisa del lugar, dando un portazo. Kalinin y Mardukas miraron enojados al hierro.
―Ahora que se fue la capitana, creo que debo darles mi informe ―les dijo de pronto Utis, con una voz tan seria y un rostro tan severo, que hizo que los hombres se quedaran tiesos y le prestaran toda su atención―, por los informes que recibí respecto a la Capitana Testarossa, sé con seguridad que ella no lo soportaría.
Utis sacó un cigarrillo y le prendió para luego dar una única aspirada antes de apagarlo en el cenicero de la mesa.
―Maldito hábito, tengo que dejarlo. Bien, creo que mejor comienzo a relatar la horrible verdad...
Tessa caminaba a paso rápido por uno de los corredores del submarino mientras despotricaba contra "el hierro".
―¡¿Quién se cree que es ese sujeto?!, es un tonto exasperante.
La verdad que lejos de intimidar, la diminuta figura de Tessa daba risa con esa carita con el ceño fruncido.
―Tessa, ¿te sucede algo? ―le preguntaba Lydia quien la había visto junto con Percy.
―Eh, Lydia, eres tú.
―Te ves enojada ―le dijo esta vez Percy, quien había ocultado su cola y orejas de gato.
―No es nada, bueno, en realidad sí me pasa algo. Resulta que el hombre que rescatamos en la misión no descubrió nada de OpMithril.
―El ultra famosísimo "el hierro" ―dijo Percy.
―Seguro le llaman así porque hablar con ese sujeto es igual a que te peguen con una barra de hierro ―les comunicó Tessa enojada―, el sujeto es insufrible.
―¿Tanto así? ―dijo Lydia.
―Y más ―concluyó Tessa.
―¿Y ahora qué harás? ―quiso saber Lydia.
―No lo sé, lamento haberte involucrado en todo esto, al final fue todo en vano.
―Entonces, ¿nos regresamos a casa? ―preguntó Percy.
―Eso me temo, pero no se preocupen, Mithril les pagará toda su ayuda.
―No te preocupes por eso, mejor vamos al comedor oficial a tomar algo ya que estamos cerca, no te preocupes no hablaremos con nadie.
Tessa dio un suspiro y luego agradeció con la mirada la invitación de sus amigos.
Las preocupaciones de Lydia fueron infundadas ya que ninguno de los "soldados" fue a sentarse en la mesa en la que comían Tessa, Lydia y Percy, de hecho, volteaban nerviosos cada vez que Tessa les miraba a los ojos y trataba de saludarlos.
Tessa dio un fuerte suspiro mientras que dejaba de comer y comenzaba remover de forma aburrida el contenido de su plato.
―Esos sujetos no son muy amistosos, ¿verdad? ―decía Percy.
―Cada vez es lo mismo ―decía Tessa con gesto de hastío―, como yo soy la capitana del TDD-1 todos están intimidados ante mí, solo me hablan para entregarme un reporte y al hacerlo se cuadran siempre nerviosos... Cómo desearía que alguien me hablase de manera normal, quien sea, sabes..., yo también soy una chica.
Lydia frotaba su mano contra la espalda de Tessa para darle ánimos cuando en eso ni corto ni perezoso, Utis Otonashi se sentó al frente de los chicos.
―Por fin podre llenar el buche, ¿qué hay, Tessa?
―Tessa giró el rostro de forma altiva para no tener que ver al hombre.
―Hola, ¿me presentas a tus amigos?, es lo que se acostumbra entre la gente educada, sabes.
Tessa miró con furia al hombre y presentó a sus acompañantes.
―Lira Charmichael y su amigo Félix, son los hijos de algunos de nuestros clientes más ricos, gente importante y que prefiere mantener su privacidad, así que, por favor, te pido que no les abrumes con preguntas, ni siquiera una. No, en serio, esta vez usted, Otonashi, tiene que cuadrarse ante mi orden ―le remarcó Tessa con una mirada que aunque infantil, dejaba en claro que hablaba en serio y que no toleraría desobediencia alguna.
―Vale, vale, ya entiendo, sé cuándo no tengo que pinchar a una dama, en especial a una tan hermosa como tú ―decía Utis mientras Tessa se quedaba como de piedra―. Señorita, joven, un placer, me llamo Otonashi Utis "el hierro".
Lydia y Percy, devolvieron el saludo y el muchacho preguntó al hombre por qué le apodaban "el hierro".
―Es porque soy muy confiable ―dijo Utis, y Tessa se atragantó con su comida.
―¡Que alguien le haga la maniobra de Heimlich! ―gritaba asustada Lydia, pero los hombres de las mesas solo miraban como idiotas.
Utis se colocó detrás de Tessa y luego le aplicó la maniobra de Heimlich, con lo que salvó la vida de la capitana.
―Cog, cog... Gracias.
―Mejor te llevo a la enfermería ―le dijo Utis y la cargó en sus brazos.
Tessa quería protestar, pero se encontraba mareada y no tuvo fuerzas para resistirse.
Al llegar a la enfermería, Utis depositó a Tessa en una de las camas, y ella empezó a gemir.
―Ya basta... Ya estoy cansada de todo esto..., no soy una niña, no era necesario que me cargases hasta la enfermería..., ahora seré la burla de mis hombres.
―Cualquiera hubiese necesitado ser llevado a la enfermería con urgencia si le hubiese pasado lo mismo que a ti ―le decía Utis con voz suave y calmada, al mismo tiempo que ponía un rostro y una mirada de autoridad, pero gentil al mismo tiempo―, aunque fuese un hombre enorme igual lo llevaría en brazos. Y si alguno de esos sujetos se burlase de ti, entonces significa que no es un verdadero hombre.
―Otonashi...
―Sé que hablo como un tonto, pero no fue mi intención molestarte..., espero que podamos ser amigos, claro, si puedes perdonar a un tonto e idiota como soy yo... El idiota de Otonashi.
―Sí eres un tonto, pero un tonto bueno..., Utis.
CONTINUARÁ...
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