El verdadero amor

UN GATO CONTRA SHINRA

Capítulo 20: El verdadero amor


Durante la semana Cait Sith que no tenía nada que hacer, fue desconectado por Reeve, dejando a los cuatro amigos a sus anchas.

―¿Sucede algo? ―le preguntaba Wedge al ver a su amiga que tenía una expresión triste en el rostro.

―No es nada, solo observaba como Jesse y Biggs están bien acarameladitos allá al fondo.

―Pues yo me alegro por esos dos, aunque es algo perturbador ver a Biggs tan sonriente y atolondrado.

―Tienes razón, Biggs siempre actuaba como el duro de la película, igual que Cloud.

―Sabes, cuando conocí a Cloud, estaba muy impresionado, es decir, él decía haber pertenecido a Soldado.

―Pero Cloud, nunca perteneció a Soldado.

―Lo sé, a lo que me refiero es que puse a Cloud sobre un pedestal, pero al final la actitud cool de Cloud era solo un escape al miedo que siempre llevaba consigo.

―Recuerdo que Cloud era muy tímido cuando lo conocí por primera vez, pero luego del accidente en el que estuve una semana en coma, cambio por completo. Esa actitud cool y la actitud cool que tenía cuando se unió a Avalancha eran propias de las de un niño..., debí haberme dado cuenta antes, así Cloud no hubiese sufrido con sus recuerdos falsos.

―No había nada que podías hacer, si lo hubieses presionado de seguro él hubiera huido. Yo creo que lo hiciste muy bien desde el primer día, ayudaste a Cloud a aceptar sus verdaderos recuerdos. Eres genial, lamento de verdad que al final Cloud, bueno, que él y Aerith...

―Descuida.

―Lo siento, no tengo madera de caballero en brillante armadura, al final siempre acabo arruinándolo todo.

―No digas eso, tú eres un líder extraordinario, si no fuese por ti, no hubiésemos llegado tan lejos, además, no estoy tan amargada como parezco, me alegro por Aerith y Cloud.

―¿De veras?

―Cuando los cuatro estábamos en la corriente vital, pude ver la mente de todos incluida la mía. Cloud siempre quiso acercarse a mi desde que era un niño, pero esos eran los sentimientos de un niño, lo que Cloud siente en cambio por Aerith, son los sentimientos de un adulto, sentimientos ya maduros y definidos.

―Tifa...

―Tus sentimientos también me llegaron, sentimientos fuertes, hermosos y puros. De los cuatro yo aún permanezco como una niña, jugando a ser la novia de alguien quien ni siquiera se fija en mí, jugando a ser la salvadora de ese hombre que en el fondo estaba tan confundido, jugando a ser la chica súper poderosa que podía rescatar a Cloud del fondo del abismo..., que estúpida.

―No digas eso, si hay alguien infantil aquí, ese soy yo. Siempre estuve limitado para decirte lo mucho que me gustabas, no quería contradecirte en nada y al final acabé con sobrepeso por mi maldita timidez. Al final no hubiese hecho nada por mismo, sino hubiese sido por la ayuda de Lydia y Percy... Sí, al final no pude hacer nada por mí mismo.

―Pero nadie puede hacer todo por sí mismo, necesita apoyarse en los demás, claro que yo soy la menos adecuada para decirte eso, yo también traté de hacer todo por mí misma, incluso me aleje de mi maestro Zangan y quise llevar el bar yo sola.

―Qué te parece si los dos acordamos que al final no somos más que un par de idiotas, así no discutimos acerca de quién es el más tonto de los dos ―le dijo Wedge con una sonrisa pícara que hizo que Tifa se riera.

―Gracias, necesitaba eso ―le contestó y recostó su cabeza en el hombro de su amigo.

―El atardecer es hermoso en este lugar, cuesta creer que a pocos kilómetros de aquí el clima es tan gélido, lo único que lamento es que no haya ningún campo de flores.

―El atardecer y un campo de flores, seguro a Aerith le hubiese encantado, como es florista hubiese tomado las más hermosas para venderlas ―dijo Tifa de forma soñadora.

―Pues yo hablé con Aerith y la verdad es que nadie le compraba sus flores, sin importar lo baratas que estaban.

―¿En serio?

―Sí, de hecho incluso trató de venderle flores a Cloud la primera vez que lo vio, pero esa vez consideró que era algo no muy macho de hacer.

―¡No puedo creerlo! ¡¿Qué diablos les pasa a los hombres hoy en día?!

―Supongo que en este mundo cruel y gris, en lo último que la gente piensa es en las flores.

―Es una lástima.

―Bueno, al menos a ti te regalaron flores.

―En realidad nadie me regaló flores.

―¡¿Qué?!, ¡no lo creo! Primero me dices que nadie te invitó a la noria y ahora me dices que nadie te regaló flores.

―Ya te lo dije, ni siquiera tuve un novio ―le dijo la mujer avergonzada.

―Qué demonios...

Wedge se levantó y se fue al campamento para ponerse ropa abrigada, luego se alejó del lugar.

―¿Adónde vas? ―le preguntó Tifa, pero su amigo no le respondió y se alejó a toda carrera.

.

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Llegada la noche Jesse y Biggs le preguntaron a Tifa sobre el paradero de Wedge quien aún no retornaba.

Tifa les contó su conversación con Wedge y los dos novios intercambiaron miradas de preocupación.

―Oye, Biggs, no creerás que Wedge...

―Sí, es justo lo que estás pensando ―le contestó Biggs negando con la cabeza.

―Lo siento, chicos, debí haberme dado cuenta antes ―se excusó Tifa con pena.

―¿Cómo no te diste cuenta?

―Lo siento, pero tenía tantas cosas en la mente en ese momento.

―Ni modo, ya es tarde y sería un suicidio ir tras ese idiota ―decía Biggs y las mujeres le miraron ceñudas―, iré..., iré a buscarle en la mañana al pueblo de Iciclos.

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Pasada una semana y todavía no habían noticias de Wedge, incluso el Highwind ya había arribado al lugar.

―No pude hablar con mi padre ni con Delia, ambos estaban muy ocupados ―les comunicaba Lydia con pena―, al menos pude despedirme de mi madre en el cementerio.

―Cuanto lo siento, de veras ―la consolaba Tifa.

―¿Y Wedge? ―le preguntó Lydia y Tifa le explicó lo que sucedió.

Ay, Wedge... ―dijo Lydia mientras negaba con la cabeza.

.

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En la mañana del séptimo día, ya todo el mundo se estaba poniendo nervioso, cuando Percy y Nanaki avisaron al grupo que Wedge se aproximaba al lugar.

―¡Wedge que carajos ― intentaba gritarle Cid, pero se calló de inmediato al ver al joven aproximándose.

El líder del grupo se aproximaba cubierto de unas pieles de lobo que ondeaban al viento, lo mismo que su cabello que había crecido en su ausencia. La barba también le había crecido, pero no demasiado, solo lo suficiente para darle un aspecto más maduro y varonil.

Las pieles no le cubrían por completo, dejaban ver los musculosos brazos y torso del hombre, así como la multitud de cicatrices que cubrían su piel, también su rostro llevaba la marca de cicatrices, un rostro que enmarcaba unos ojos de mirada profunda, penetrante y llena de autoridad.

―¡¿Qué fue lo que te pasó?! ¿Dónde estuviste? ―le interrogó Lydia quien corrió hacia su primo para ver si estaba bien.

Wedge no dijo nada, solo le sonrió gentil y le dio a Lydia un beso en la frente, luego siguió de largo para ir directo hacia Tifa.

―¿Qué pasó?, ¿por qué tardaste tanto? ―le preguntaba Tifa algo ruborizada al notar como su amigo estaba tan cerca del cuerpo de ella.

―Lamento llegar tan tarde, solo quería encontrar un campo de flores para ti Tifa, pero estamos tan al norte que me costó más trabajo del que creí en un principio ―le explicaba Wedge quien se acercó unos centímetros más a la mujer.

―No podía permitir que fuésemos donde Sephiroth sin que antes hubieses recibido una flor, por favor, perdóname, esta es la única flor que pude hallar para ti.

Wedge buscó con cuidado entre las pieles desgastadas y con un inmenso cuidado, como temiendo que lo que sacaba fuese a romperse en cualquier momento, le entregó a Tifa una hermosa flor con los colores del arcoíris.

―Una flor de siete colores ―murmuraba Tifa con la boca abierta, sorprendida ante la belleza de la flor, la cual parecía brillar con luz propia.

Wedge y Tifa se miraron por un par de minutos sin decir nada y al final, Tifa frunció el ceño.

―Nos tuviste preocupados, y todo para traer una flor, no eres ningún caballero en brillante armadura ―le dijo Tifa y Wedge la miró con pena.

Tú eres mi príncipe ―le confesó Tifa y fue como si todo el paisaje se hubiese iluminado de repente. Tifa se acercó a Wedge y le besó con pasión, ambos se besaron con pasión, pero cuidando de no aplastar la bella flor que resplandecía con la misma fuerza que lo hicieran los corazones de los dos jóvenes en ese momento.

Dos corazones agrietados, uno por la angustia y el otro por la resignación, se regeneraron en el acto y estos dos corazones emitieron un calor que se extendió a los restantes miembros del grupo.

Lydia y Percy se agarraban de las manos y derramaban lágrimas de alegría por su primo quien por fin fue correspondido en sus sentimientos.

Aerith y Cloud, lo mismo que Jesse y Biggs, miraban a sus amigos con sonrisas y abrazándose, al mismo tiempo que suspiraban aliviados de que al fin se hubiese terminado el drama que parecía consumir a sus amigos y que amenazaba con convertirse en tragedia.

Los otros miembros del grupo también se veían aliviados con excepción de Yuffie quien tenía una mirada triste, pero al final negó con la cabeza y sonrió mientras levantaba los hombros.

Todos los amigos hicieron una pausa en su misión de destruir a Sephiroth y les dieron las felicitaciones a la pareja.

―No eres justo ―se quejaba Percy―, ahora tendré que buscar algo más esplendido para Lydia.

Wedge se rió y acarició la cabeza del chico gato con su varonil mano. Al principio Percy se quejó pero luego quedó muy contento y empezó a ronronear.

―Me alegro que esos dos por fin estén juntos ―asentía Lydia una vez Percy regresó donde ella―, es una lástima que sea ahora, justo al final de todo.

―No digas eso, no sé cómo, pero de seguro lograremos vencer a Sephiroth y salvar el planeta del meteoro gigante. Usaremos Sagrado, la Materia de Aerith, a ver qué pasa ―le consolaba Percy mientras la abrazaba con ternura.

CONTINUARÁ...

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