El gato salió de la bolsa
UN GATO CONTRA SHINRA
Capítulo 16: El gato salió de la bolsa
Bajo la dirección de Cloud, el grupo se dirigió al norte y llegaron a una especie de excavación arqueológica. Les indicaron que vieron a una mujer con la descripción de su amiga, la cual entró al bosque.
El grupo ingresó al bosque y como se los advirtieron, se perdieron.
―No se preocupen, con mi olfato podremos salir de aquí ―les tranquilizaba Percy y se transformó en gato.
―Espero que tu sentido del olfato nos saque de aquí ya que mi perspicaz y agudo hocico se encuentra desbalanceado en este lugar ―se excusaba Nanaki.
―No temas rintintin, mi olfato es mágico y puedo rastrear el aura mágica de Aerith ya que ella posee ciertos rasgos mágicos.
Llegaron a las ruinas de una ciudad, está no se parecía a nada a lo que habían visto antes, las estructuras, aunque escasas, eran de un respetable tamaño y estaban construidas conforme a un patrón de tipo biológico, intentando imitar la estructura viva de la naturaleza.
Percy corrió presuroso hacia dónde le llevaba el rastro de Aerith. Este se hacía fuerte a medida que bajaban unas escaleras que parecían conducir a un reservorio de agua.
Aerith se encontraba en una especie de redondel con columnas y encima de ella estaba Sephiroth quien ya caía sobre ella con la espada desenvainada.
Percy voló hacia Aerith, pero la velocidad no era suficiente.
«¡Más rápido!», pensó en milisegundos y de pronto le brotaron enormes alas en la espalda, pero la velocidad no era suficiente.
―¡MAX SPEED! ―gritó el gato alado y su vuelo se incrementó a una velocidad de vértigo.
El gato alado sujetó a la chica y la arrojó hacia sus amigos.
―¡PERCYYY! ―gritó Lydia al ver como Sephiroth atravesaba el cuerpo de Percy con su espada.
Sephiroth, con un movimiento de su espada, arrojó el maltrecho cuerpo de Percy al agua y luego se desvaneció en el aire, eso sí, no sin antes dejar a otro monstruo para que luche contra el grupo.
El monstruo era otra de las partes de Jenova y empezó a atacarles, sin embargo, no fue rival para todo el miniejército delante de él.
Lydia sostenía el cuerpo inerte de Percy y los otros miembros del grupo la consolaban, en eso se escuchó un maullido y un gato empezó a bajar las escaleras.
El cuerpo de Percy empezó a volverse cenizas y el gato que bajaba las escaleras se transformó en un chico gato. ¡Era Percy!
Los otros miembros del grupo no daban crédito a sus ojos e intentaron preguntarle a Lydia qué diablos estaba pasando, pero la chica subió las gradas y se abrazó con Percy.
―Ya me quedan siete vidas ―decía Percy mientras abrazaba a Lydia―, maldito Beetlejuice, maldito Sephiroth, por su culpa ya perdí dos vidas.
Lydia les explicó al grupo que Percy no podría morir tan fácil ya que tenía varias vidas, pero aun así le consternó ver el cuerpo inerte de su novio.
―¿En qué diablos estabas pensando al venir sola a este lugar? ―le reñía Tifa.
―Yo solo quería detener a Sephiroth ―se defendía la florista.
―¿Siquiera tenías un plan? ―le preguntó Jesse, y Aerith bajó la cabeza avergonzada.
―¡No puedo creerlo!, ¡¿cómo alguien puede ser tan tonta?! ―gritó de pronto Yuffie. Cloud, enojado, se acercó a Aerith y se interpuso entre ella y las chicas.
―¡Perdónenme! Yo solo quería proteger a Cloud, ¡porque cada vez que se enfrenta con Sephiroth, él sufre! ―dijo Aerith y luego se puso a llorar.
―Discúlpame, casi te mueres por mi debilidad ―decía Cloud y todos le miraron sorprendidos, porque el rubio no era afecto de hablar tan gentil.
―Cloud, yo... Yo no quiero verte sufrir.
―Y yo no quiero que nada malo te pase ―dijo Cloud y luego la abrazó―, haciendo que los miembros más antiguos de Avalancha abriesen la boca por la sorpresa.
―Casi te pierdo y yo, yo bueno, yo no lo soportaría ― dijo Cloud mientras se levantaba y trataba otra vez de poner una pose de chico malo.
Tifa vio todo con ojos llorosos, pero también con una sonrisa ya que ni Aerith ni Percy murieron.
―Lydia, ya viste como Cloud se ablandó y luego otra vez se puso en onda chico malo ―le susurraba Percy.
―Sí, ¿quiere decir que actúa así apropósito? ―le susurraba mientras negaba con la cabeza―. Ay, Cloud, con razón no hablas mucho, sino te descubrirían que en realidad eres un buen chico y no el chico malo que finges ser.
―Creo que ya es tarde para eso ―le decía Percy ahogando una risa.
―¿Ahora adónde vamos? ―decía Cid quien se puso a fumar su asqueroso habano.
―No delante de Lydia ―le advirtió Percy y le arrancó el habano de los labios y lo arrojó al agua.
Cid estaba furioso, pero Wedge intervino impidiendo una pelea.
―Mejor vamos a la aldea de Iciclos ―decía con autoridad―, según lo que nos dijo Cloud, allí podremos encontrar información referente a Sephiroth.
Cloud puso un gesto grave, no sabía por qué la voz de Sephiroth le decía que él iría a ese lugar, pero sacudiendo la cabeza, decidió que lo mejor era no pensar en eso.
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El grupo, luego de comprar ropa para soportar el frio clima de Iciclos, se dirigió hacia ese lugar. Una vez el hidroavión llegó a la costa, todos se encaminaron hacia el pueblo sin sufrir contratiempos, salvo los ataques esporádicos de los lobos del lugar.
Lydia temblaba pese a la ropa abrigada que llevaba, por lo que Percy se transformó en un gato y se subió a su hombro. Luego todo su cuerpo se estiró y cubrió el torso y la espalda de Lydia, como si se tratase de un chaleco peludo.
―Gracias, ya me siento mejor ―le agradecía mientras el resto del grupo miraba impresionado.
El grupo llegó al pueblo y uno de los lugareños le dijo a Aerith que se veía igual a una mujer que antes vivía en el lugar.
―¿Qué fue lo que le pasó a esa mujer? ―preguntó Aerith.
―Fue terrible, los hombres de Shinra llegaron junto a un científico, creo que se llamaba Hojo. Entraron a la casa del profesor Gast, y le asesinaron, luego se llevaron a su esposa Ifalna y a su hija recién nacida, nadie supo que fue de ellos.
Aerith sintió que le fallaban las piernas, pero fue sostenida a último momento por Cloud.
Cloud le preguntó al hombre donde estaba la casa del profesor Gast y luego fueron hacia ese lugar.
El grupo entró a la casa, la cual era en realidad un laboratorio, el cual estaba aún operativo pese al tiempo y al abandono.
―Miren, aquí hay una especie de video antiguo ―señaló Cait―, y luego introdujo este en un reproductor para que todos lo viesen.
El video les mostró la teoría del profesor Gast en que el planeta usaba la corriente vital para curarse de un daño potencial como el choque de un meteorito.
―Entonces, el cráter del norte resultó del impacto de un meteorito ―dijo Dyne.
―Y el planeta aún se está recuperando de ese desastre ―continuó Vincent.
El video también mostró a la verdadera madre de Aerith, Ifalna, explicar la historia de los de su raza. Al parecer Jenova vino del espacio e invocó un meteorito que creó el cráter del norte, luego fue vencida por la raza de Aerith, pero a un alto precio. También el video explicaba como Hojo confundió a Jenova con un integrante más de la raza de Aerith.
Aerith derramaba lágrimas al ver la imagen de su madre y Cloud la consoló.
El profesor Gast y Aerith relataban como el planeta creo varios monstruos gigantes llamados Arma para destruir Jenova. El pueblo de Aerith destruyó Jenova antes que el planeta recurriese a liberar a los monstruos Arma, pero según Ifalna, los monstruos gigantes aún vivían en estado de animación suspendida, esperando el momento en que Jenova apareciese.
―¿Pero ya nos enfrentamos a Jenova, entonces por qué no aparecieron los monstruos? ―preguntaba Biggs, pero nadie sabía la respuesta.
El video mostraba como Hojo llegó al laboratorio y ordenó la muerte de Gast, y además, se llevó a su reciente esposa Ifalna junto con su hija recién nacida.
Aerith se derrumbó y empezó a llorar.
Luego de salir del laboratorio fueron confrontados por una de las integrantes de los Turcos. Cloud quien no estaba de ánimos para pelear, decidió dejarse golpear por la mujer.
―Tú y Sephiroth están conectados de alguna forma, y lo que le pasó a nuestro jefe también es tú culpa ―le dijo la mujer y luego se marchó del lugar.
El grupo tenía que llegar al cráter del norte, pero el camino era como un laberinto traicionero, así que recurrieron a la ayuda de Percy y llegaron sin problemas a la base del gigantesco cráter. Viendo que sería peligroso escalar, le pidieron a Percy que los llevase y el pobre tuvo que hacerlo, pero esta vez lo hizo uno por uno y no con la velocidad de antes.
Las cuevas eran un auténtico laberinto y para desgracia del chico gato, Percy tuvo que ayudar, menos mal que el esfuerzo rindió sus frutos ya que descubrieron que Sephiroth había dejado la Materia negra tirada en el lugar.
―Nya, supongo que con esto ya estoy a mano con mi karma, con mi ley de la triple fuerza, ¡con mi ley de equivalencia de intercambios! ―gritó feliz Percy.
»Así que ¡a la carga! ―dijo el chico gato con una sonrisa maliciosa y los otros miembros del grupo le miraron ceñudos.
El grupo sintió que su suerte estaba cambiando y fueron a tomar la Materia negra, sin embargo, está no estaba abandonada, sino que un enorme dragón había derrotado a Sephiroth y ahora guardaba el preciado objeto.
El dragón era fuerte, pero gracias a las tácticas de Lydia y Percy, fue derrotado con facilidad con lo que los amigos obtuvieron la Materia negra.
―He visto como Sephiroth derrotaba dragones como este de un solo golpe de su espada ―decía Cloud extrañado―, no entiendo cómo pudo ser derrotado.
―Tal vez el ser al que creímos ser Sephiroth no lo era ―dijo Nanaki señalando los restos de Jenova que se encontraban devorados por el monstruo.
―No se supone que Jenova es tan poderoso que el planeta creo los Armas para destruirlo, de hecho, toda la raza de Aerith sucumbió para lograr esto ―cuestionó Yuffie.
―Hasta ahora nunca nos enfrentamos a Jenova ―decía Jesse―, solo a partes de Jenova.
―¿Entonces Sephiroth le entregó la Materia a esta parte de Jenova para que la cuidase y luego fue derrotada por el dragón? ―preguntaba Tifa, pero nadie sabía la respuesta.
El grupo se llevó la Materia y continuaron su recorrido hacia Sephiroth.
Los amigos llegaron a un lugar elevado, pero no estaban solos, varios sujetos cubiertos por sotanas negras y que balbuceaban el nombre de Sephiroth se hallaban también presentes.
―¡Mira, Lydia! ¡Qué bonitos son! ¿Podemos quedárnoslos? ―le preguntaba Percy agarrando a uno de los encapuchados.
―Sephiroth..., ir a..., Sephiroth, llamada...
―¡Percy, suelta a ese señor! ―le apremiaba Lydia, pero el chico gato ya empezaba a revisarlo.
―Qué raro, Lydia, este tipo tiene un tatuaje en el brazo, es el número 23 ―señalaba Percy mirando de cerca el número.
―Ir..., a Sephiroth..., ir...
―Ya déjalo ir ―volvía a insistirle Lydia.
―Está bien ―accedió y soltó al encapuchado, pero este dio dos pasos e hizo el "lemming" perfecto desplomándose hacia el abismo.
―¡Pero tampoco lo dejes caer! ―le riñó Lydia.
―¿Entonces qué hago? Todos estos sujetos parecen haber jugado mucho el juego lemmings para su propio bien y ahora tienen fundido el foco.
―Lydia tiene razón, agarren a esos tipos ―ordenaba Wedge, pero la tarea resultó imposible debido a lo escarpado del lugar y a la actitud suicida de los encapuchados.
Solo Yuffie con sus reflejos ninjas junto con Percy y Nanaki que tenían reflejos animales, lograron tener éxito deteniendo a algunos sujetos, pero los encapuchados se retorcían para liberarse y seguir su marcha suicida.
De repente, Nanaki aulló con fuerza y se escabulló detrás de Tifa.
―¡¿Nanaki, qué sucede?! ―dijo Tifa extrañada, pero Nanaki no respondía, temblaba y empezó a gemir de miedo.
Todos en el grupo se acercaron a Nanaki quien seguía en ese estado lamentable.
―¿Qué le pasa a Nanaki? ―preguntó Barret, pero nadie sabía que era lo que le pasaba a su amigo.
―Tranquilízate ―le pidió Vincent con su característica voz calmada.
―Los encapuchados..., eran... eran..., ¡eran Cloud! ―gritó Nanaki y empezó a gemir.
―Explícate ―dijo Dyne.
Nanaki les contó que les quitó las capuchas a tres de los encapuchados para así controlarlos mejor y vio que dos eran iguales a Cloud y otro era un sujeto parecido, pero con el cabello negro.
―Yo también le quite la capucha a uno ―dijo Yuffie y describió a un sujeto parecido a Cloud, pero con el cabello negro, el mismo que describió su amigo.
―¡¿Qué está pasando?!, ¡quiénes son esos sujetos y de dónde vienen! ―gritó Cid, maldiciendo más que nunca pero fue interrumpido por Sephiroth quien se burló de ellos.
El grupo quería explicaciones, pero Sephiroth solo hablaba de manera críptica.
―Entonces, ¿tú también tienes sentimientos? ―murmuraba Sephiroth extrañado ante los reproches de Cloud y luego se desvaneció del lugar, con lo que el grupo tuvo que enfrentarse a otra parte de Jenova.
Luego de derrotar al monstruo, el grupo quiso descender al cráter, pero Nanaki estaba muy asustado.
―De acuerdo. Lydia, Percy, ustedes acompañen a Nanaki hasta que regresemos ―les ordenó Wedge.
Los dos chicos querían acompañar a sus amigos, pero no podían dejar solo a Nanaki por lo que aceptaron.
―Aquí tienen la Materia negra, cuídenla ―les pidió Wedge y el grupo descendió hacia el cráter.
Los tres amigos esperaron a que el grupo retornara y Nanaki quien ya se sintió mejor pidió disculpas.
―No te preocupes ―le decía Percy―. Mira, toma la Materia negra para que la cuides.
Nanaki aceptó feliz y apenas tomó la Materia, una neblina espesa cubrió a los tres amigos.
―¿Qué es está neblina?, ¡ni siquiera puedo ver mi mano moviéndola delante de mi rostro! ―exclamaba Lydia preocupada.
―¡¿Qué está pasando?!, ¡¿Dónde estás, Lydia?! ―gritaba Percy.
―¿Cloud, por qué regresaste?, ¿dónde están los demás? ―le oyeron decir a Nanaki. Lydia y Percy le gritaron con fuerza, pero al parecer Nanaki no podía escucharlos.
La niebla se disipó y los dos chicos vieron a Nanaki tirado en el suelo inconsciente. Al despertarse les dijo que Sephiroth le contó todo.
En realidad Sephiroth murió años atrás cuando se volvió loco y quemó el pueblo de Nibelheim. No fue Cloud, sino Zack el que mató a Sephiroth quien cayó a la corriente vital. Sephiroth, sin embargo, no fundió ni su cuerpo ni su conciencia con la corriente vital, sino que deambuló como un fantasma y llegó al cráter norte donde espera ser reanimado gracias a la ayuda de la Materia negra.
―¿Entonces a quién estábamos persiguiendo todo este tiempo? ―preguntó Lydia, y Nanaki le respondió tratando de ser lo más breve posible.
El "Sephiroth" que estaban persiguiendo era en realidad Jenova que podía cambiar de forma y que buscaba la Materia negra para entregársela al verdadero Sephiroth. Él cual podía controlar a Jenova, gracias a que le habían implantado células de Jenova desde que estaba en el útero. De hecho, podía controlar a todo ser viviente que tuviese implantado células de Jenova en su cuerpo, y esos eran los encapuchados, que no eran más que clones de Cloud y Zack.
―¿También te explicó acerca de los clones? ―preguntó ansioso Percy, y Nanaki continuó hablando.
Zack, luego de ser herido por Sephiroth, rescató a Cloud quien estaba en Nibelheim. El rubio, al llegar a su pueblo, cubrió su rostro con un casco de Shinra porque le daba vergüenza retornar a su hogar ya que no logró formar parte de la elite de Soldado como Sephiroth o Zack, sino que era un simple enforcer de tercera categoría, es decir, el rango más bajo de las fuerzas de Shinra.
Tifa fue rescatada por el maestro de artes marciales Zangan, mientras que Zack y Cloud trataron de huir, pero fueron capturados por los Turcos. Hojo destruyó a los verdaderos Zack y Cloud e hizo varios clones de ellos. Sin embargo, un Clon de Zack rechazó el sistema y rescató a un clon de Cloud e intentaron huir del lugar. El clon de Zack fue asesinado, pero el clon de Cloud logró escapar y se dirigió hacia Midgar.
Lydia y Percy estaban con la boca abierta, pero luego se recuperaron y decidieron ir donde sus amigos junto con Nanaki.
Los tres amigos llegaron donde el resto del grupo, quienes se hallaban junto a Rufus y Hojo, que también llegó al lugar.
Al parecer todo había acabado, Cloud fue controlado por Sephiroth y el rubio mismo le entregó la Materia negra a Sephiroth quien volvió a la vida. Para empeorar las cosas, los monstruos del planeta: Arma, despertaron de su letargo con el objetivo de destruir a JENOVA y a su titiritero Sephiroth, por desgracia, destruirían a los humanos en el proceso.
Rufus les ofreció al grupo subir a su nave y no tuvieron más remedio que aceptar. Se habían salvado de ser aplastados por el despertar de Arma, pero luego el maldito de Rufus les capturó utilizando gas somnífero.
CONTINUARÁ...
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