El desafío gastronómico
UN GATO CONTRA SHINRA
El DESAFÍO GASTRONÓMICO
Arribaron a la granja chocobos, pero para su consternación, todos habían sido vendidos o estaban en reserva. Los encargados sólo pudieron venderles la Materia chocobo, que servía para atraer a las aves, de esta forma podrían capturarlas y luego traerlas a la granja, allí las domesticarían y les pondrían sillas y arneses para que pudiesen montarlas. También les vendieron varios alimentos de chocobos para así facilitar la captura de las aves.
Luego de lo que ellos consideraron una eternidad, por fin lograron atrapar varios chocobos y los llevaron a la granja. Percy se llevó las palmas al atrapar un chocobo de aspecto imponente e intimidante, era de color negro y era al menos tres veces más grande que un chocobo normal.
―Este chocobo es para ti ―le ofreció Percy, con lo que Lydia se puso feliz.
―¿Qué nombre le pondrás? ―le preguntó Percy.
―Creo que lo llamaré Muerte Veloz ―decidió Lydia con una sonrisa y Percy llevó el chocobo a la granja junto con las demás aves capturadas.
―Woa ―silbó el encargado de la tienda al ver al chocobo negro―, bueno, los tendré preparados en un par de semanas.
―¿Qué haremos mientras tanto? ―le preguntó Biggs a Cloud.
―Creo que lo mejor será ir a Kalm y comprar todo lo que necesitemos.
Puesto que no tenían opción, tuvieron que retornar a Kalm. El camino hacia la ciudad fue pesado, incluso los combates con los ocasionales monstruos errantes no quitaban el sopor que tenían que sufrir los amigos, y luego de los combates, retomaban la pesada caminata.
―Luces agotada, ¿ahora sí me permitirás ayudarte? ―le ofrecía su ayuda Wedge de forma cortés.
―No lo sé, me da algo de vergüenza que me lleves a caballito ―admitió Tifa.
―Ya veo, bueno, eso tiene solución ―dijo Wedge con gesto pensativo, y poniéndose al lado de Tifa, la levantó por la cintura y luego hizo que se sentara en su hombro derecho.
―¡Wedge, no! ―protestaba Tifa, pero Wedge no le hizo caso y empezó a caminar con una facilidad impresionante.
―Ves, así es mejor ―le tranquilizaba Wedge―, ya que de seguro también te apenaría tener que colocar ambas piernas alrededor de mi cuello y que te llevase sobre mis hombros.
―Vaya, ¿cuándo te volviste tan fuerte? ―le decía Tifa impresionada al ver como la llevaba sentada sobre su hombro derecho, sin mostrar signo alguno de cansancio.
―¡Oye! Yo siempre he sido así de fuerte ―le contestó feliz―, solo caí bajo el encanto de los platillos que cocinabas.
―Quieres decir que, ¿es mi culpa de que hayas tenido sobrepeso? ―dijo con pena y de forma nerviosa.
―¿Qué? ¡No! Sólo digo que tu sazón es tan delicioso, que creó que ese fue el mejor momento de mi vida, aunque claro, creo que tendré que limitarme una vez que terminemos nuestra misión... ¡Será un calvario tener que soportar la tentación de repetir tus exquisitos manjares, Tifa! ―gimió Wedge de forma melodramática y simulando que lloraba.
Tifa se rió y continuaron la marcha hacia Kalm.
Una vez llegados a la ciudad, tomaron habitaciones y luego de descansar y asearse, se repartieron tareas para ir a comprar y vender todo lo necesario para continuar el viaje.
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Tifa se encontraba sola en el patio alto de la posada viendo las estrellas y con expresión angustiada.
―¿Te pasa algo? ―le preguntó Wedge―, te ves preocupada.
―No es nada, sólo, sólo...
―No te angusties, no es necesario que me digas nada, solo quiero que sepas que puedes contar conmigo, no es necesario que lleves cualquier tipo de carga tú sola.
―Gracias ―le contestó con una sonrisa y Wedge se retiró a su habitación al ver que Tifa deseaba estar sola.
«Cloud, la historia que nos contaste... Oh, Cloud, ¿qué es lo que te sucede?», pensaba angustiada Tifa.
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El grupo se encaminó a la granja chocobos. Esta vez la travesía fue más amena ya que contaban con todo lo necesario para el viaje, incluso compraron un morral hecho para Nanaki para que llevase algunas cosas.
―Creo que llegó la hora de cenar ―decía Tifa y se desprendió de su mochila para buscar la comida enlatada que compró en el pueblo.
Todos imitaron a Tifa y buscaron en sus respectivas mochilas algunos envases de comida, mientras que Lydia se acercó a Wedge y le susurró algo.
―Espera, Tifa ―le atajó Wedge―, tú siempre estas cocinando para nosotros, deja que está vez yo lo haga.
―No es necesario que te molestes.
―Deja que lo haga ―le pedía Lydia―, quisiera comprobar que tanto aprendió a cocinar mi primo en mi ausencia.
―Wedge siempre te ayudaba a cocinar ―le señalaba Percy―, deja que está vez él se haga cargo.
Tifa quiso protestar, pero Wedge la agarró de los hombros y la hizo sentar.
―Bien, asunto arreglado. Deja que está vez el chef Wedge se encargue del banquete ―le decía Wedge.
―Así evaluarás cuánto aprendió tu alumno ―le dijo Lydia.
―¿Y bien? ―le decía Wedge mirándola a los ojos.
―De acuerdo, pero te advierto que soy una juez muy estricta. Tendrás un castigo si quemas un plato.
―Está bien, acepto ―dijo lleno de confianza.
―Eso no es justo ―intervino Lydia―, si Wedge cocina bien, tendrás que asumir una penitencia.
―¿Una penitencia? ―preguntó inquieta Tifa.
―Sí, creo que un beso seria lo apropiado.
―Sí, yo también estoy de acuerdo con Lydia ―dijo feliz, Jesse.
―¡Beso, beso! ―celebraba divertida Aerith.
― Será lo mejor ― decía Biggs sonriendo.
―¿Quieren que yo le dé un beso a Wedge? ―preguntaba Tifa y las chicas asintieron.
―¡NO! ―gritó Percy y todos le miraron.
»Así no, seguro harás trampa y le besarás la frente o las manos ―le decía Percy con gesto ceñudo.
»Tendrá que ser Wedge quien te de un beso a ti ―sentenció el chico gato con aplomo y rostro serio.
Tifa miró nerviosa alrededor, pero al parecer todos estaban de acuerdo con la idea de Percy.
―Sí, así Tifa no hará trampa ―asentía Barret con gesto pensativo.
―Una vez puesto el noble desafío, es imposible echarse para atrás, de lo contrario, se haría mella en el honor ―decía a su vez Nanaki.
―Y nada de sólo un beso en la mejilla ―añadía Percy―, Wedge podrá besarte dónde sea que él quiera y como quiera.
―Nada de echarse para atrás, Tifa ―le dijo Lydia de forma elegante.
―Y cuando digo donde sea y como sea, me refiero a eso, podrá besarte abrazándote, o poniendo sus manos dónde sea que él quiera, y besarte con lengua donde él quiera y por el tiempo que él quiera. Nada de la regla de solo un segundo.
―¡Percy! ―le recriminó Lydia, pero el chico gato seguía mirando desafiante a Tifa.
Tifa miró a Cloud, y Percy le preguntó al rubio que opinaba, sabiendo de antemano su respuesta y es que Cloud era tan predecible.
―Lo que hagan no me importa ―dijo Cloud con su típica postura de chico duro y levantando los hombros.
―Saben qué ―concluyó Tifa con el ceño fruncido ante la actitud de Cloud―, de acuerdo, yo no soy de las que lanzan un desafío y luego se echan para atrás.
Las chicas aplaudieron y Wedge habló de nuevo.
―Tranquila, si tan solo uno de nosotros no está conforme con mi comida, no habrá penitencia alguna ―la tranquilizaba de forma calmada―. Además, pese a que sea comida enlatada, todos me podrán pedir que tipo de plato quieren que les prepare, mientras más difícil, mejor.
Todos vitorearon con fuerza la caballerosidad de Wedge (menos Cloud el duro del cuento), pero Lydia y Percy intercambiaron miradas nerviosas.
Como era de esperarse, todos pidieron platos complicadísimos, menos Lydia y Percy que pidieron salchichas Viena con huevos revueltos y poca sal.
Wedge comenzó a preparar los platos con una sonrisa en el rostro y tarareando una suave melodía. A medida que trascurrían los minutos, un delicioso aroma se esparcía por el lugar.
Repartió los platos de comida y todos empezaron a degustarlos.
―¿Y bien, qué les parece? ―les preguntó Wedge.
―¡Está delicioso! ―coincidieron todos, y se sorprendieron de que Wedge no solo no había quemado plato alguno, sino que les había preparado auténticos manjares.
―¿Qué hay de ti, Lydia? ―le preguntó Wedge.
―Está riquísimo.
―¿Y qué tal tu plato, Percy? ―le preguntó Wedge con una sonrisa burlona en el rostro.
Percy miró ceñudo a Wedge y luego volvió la vista a su plato, el cual estaba quemado y tenía un aspecto nauseabundo y, por si fuera poco, la comida desprendía extraños vapores verdes y morados que emanaban un hedor insoportable.
―¿Y bien?, ¿no te gusta? ―volvió a preguntarle.
Percy miró suplicante a Lydia, pero ella le rogó con la mirada para que comiese el plato.
La mano de Percy tembló al llevarse la comida a la boca, pero de un rápido bocado el chico gato se embutió la boca de comida. La irreconocible y apestosa masa tenía la extraña consistencia de plástico quemado con mocos calientes.
Todo el grupo miraba asombrado como Percy seguía masticando y tragando cada bocado. El chico gato estaba a punto de terminar de comer y le dirigió una mirada salvaje y de triunfo a Wedge, pero en ese momento, su rostro se contrajo y empezó a vomitar.
―Umm, bueno, creo que perdí ―dijo Wedge levantando los hombros de la misma forma que lo hacía Cloud.
―No debiste presionar tanto a Tifa ―le susurraba Lydia a Percy mientras le traía un vaso de jugo―, al final Wedge se saboteó a sí mismo.
Pasada la comida, los amigos se prepararon para irse a dormir.
―Buenas noches, chicas ―les decía Wedge y las chicas le respondieron de igual forma.
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Llegaron a la granja chocobos y el encargado ya tenía domesticados a todas las aves, incluso les puso monturas y riendas, todas ellas de color azul.
Al ver a los chocobos con todo ese color azul, Percy empezó a reírse con fuerza.
―Mira, Lydia, esos chocobos se parecen a Cloud.
―¿Qué? ―dijo Biggs
―Se parecen... Se parecen a Cloud ―le respondió Percy, mientras se sujetaba las costillas por la risa.
―Percy... ―Quiso criticarle Lydia, pero enseguida vio la similitud del cabello de Cloud con los chocobos y cerró los ojos con fuerza para no reírse ya que ella consideraba que reírse de los demás era algo malo y vulgar.
―¡Oigan, Percy tiene razón, miren! ―gritó Barret y empezó a reírse con tal fuerza que los chocobos empezaban a ponerse nerviosos, menos el imponente chocobo negro de Lydia.
―Oye, yo no me parezco a un chocobo ―dijo Cloud frunciendo el ceño.
―Veo que esas aves amarillas tienen cierta similitud con el estilo de peinado que tiene nuestro líder ―observó Nanaki.
―Es cierto, nya, a partir de ahora serás conocido como "cabeza de chocobo"... Ay mis costillas, no puedo parar de reír.
―Mi peinado no se parece en nada a un chocobo ―le dijo enojado Cloud.
―No te enojes, Cloud, además, te ves lindo como chocobo ―le dijo Tifa ahogando la risa.
―Es cierto, eres el chocobo más lindo que he visto ―se reía Aerith.
―Si eres nuestro chocobo ―le guiñaba el ojo Jesse.
Después de la sesión de humillación, el grupo se montó en sus respectivos chocobos y se dirigieron al pantano para llegar a la cadena montañosa que los llevaría al otro lado del continente.
―Prepárense que iremos a toda marcha ―les decía Cloud―. Nanaki, tú aférrate a Biggs para no caerte.
Al atravesar el pantano, vieron como la serpiente zolom les seguía debajo del agua, sin embargo, los chocobos eran más rápidos.
Llegaron a la base de la cordillera y la gigantesca serpiente ya no pudo seguirles. El grupo empezó a respirar tranquilo, cuando en eso, vieron un espectáculo aterrador.
Una serpiente zolom se hallaba empalada en un gigantesco árbol muerto.
Cloud se acercó y vio por las heridas que tenía la serpiente, que fue Sephiroth el que derrotó al monstruo.
Todos intercambiaron miradas de susto ante la demostración del poder de Sephiroth.
«Y se supone que nosotros estamos siguiendo a Sephiroth», pensaba asustada, Lydia. Percy, leyendo la expresión del rostro de su novia, procedió a abrazarla.
CONTINUARÁ...
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