La mejor casa

Dedicado a Winona Laura Horowitz

Winona Ryder como Lydia Deetz



UN GATO CONTRA EL PRISIONERO DE AZKABAN

Capítulo 4: La mejor casa

Una vez pasadas las navidades, el profesor Lupin decidió dar las muy esperadas y retrasadas clases antidementor a Harry.

Lydia y Hermione (que al parecer descubrieron el secreto de Lupin) también se apuntaron, lo mismo que Percy, en cambio Ron, hizo gala de flojera suprema y decidió que aprovecharía mejor su tiempo académico rascándose las pelotas.

―Recuerden lo que les dije ―señaló Lupin―, el encantamiento patronus es de un nivel superior, agota tanto la mente como el cuerpo, incluso magos adultos tienen problemas con él, así que no se sientan mal de no poder lograr nada en esta sesión.

Lydia y Percy fueron primero, ya que de esta forma Harry tendría más tiempo para preparase, lo mismo que Hermione.

Los dos chicos se concentraron para lograr que el bogart esta vez adquiriese un aspecto de un dementor, y las dos veces que el bogart-dementor salió de su caja, tanto Lydia como Percy conjuraron sus respectivos patronus a la perfección. El patronus de Lydia tenía la forma de un gato y el de Percy, bueno, tenía la forma de Lydia.

Lupin estaba impresionado, lo mismo que los otros dos chicos, se suponía que el conjuro patronus agotaría a los dos novatos, pero tanto Lydia como Percy, se encontraban nada cansados, aunque algo ruborizados.

―Eso fue increíble ―exclamó Hermione―, ¿cómo lo lograron?

―Solo tienes que buscar dentro tuyo un recuerdo muy feliz, entonces podrás conjurar el patronus sin dificultad―dijo Lydia.

El turno fue de Hermione y cuando salió el boggart adquirió la forma de la profesora McGonagall quien le gritaba a Hermione que se aplazó en todas las materias y que era una gran decepción.

La pobre chica, salió disparada fuera del aula. Lydia y Percy salieron tras ella; cuando los dos la alcanzaron, la tranquilizaron lo mejor que pudieron. Lydia la abrazó y le frotaba la espalda, mientras, Percy transformado en gato, se frotaba contra sus pies y ronroneaba calmado.

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Los días transcurrieron y Lydia decidió que Hufflepuff, no sólo debía destacar en lo deportivo sino también en lo académico, se fijó la meta de competir de igual a igual con los Ravenclaw. Los sesudos de las águilas superaban a los tejones, pero tenían su talón de Aquiles y este radicaba en que las águilas competían entre sí por demostrar quién era más inteligente.

Sabía que en un sistema concentrado solo en la obtención de mejores notas, el prestigio y el respeto recaían en quienes lograban las notas más altas, y si hubiesen grupos de estudio estos serían muy reducidos y no dejarían que otros ingresasen, ni ayudarían a otros.

En cambio, los Hufflepuffs se caracterizaban por el trabajo en equipo y lograría que toda la casa de Hufflepuff se convirtiese en un enorme, en un gigante grupo de estudio, todos los integrantes de su casa se ayudarían entre sí, no solo entre los integrantes de un mismo año, sino todos.

Los de último año ayudarían a los de primero y los demás ayudarían a los de último año. Esto representaría un reto, pero los integrantes de su casa gustosos aceptaron el desafío, sabían que el trabajo seria duro y arduo, pero eso no les preocupaba porque sabían que tendrían a un amigo apoyándoles, sabían que tendrían a varios de sus amigos apoyándoles, sabían que eran ¡HUFFLEPUFF!

El cambio fue notable, incluso perturbador, puesto que los profesores tenían problemas para elegir entre el bosque de manos levantadas de los de Hufflepuff, prestos a contestar las preguntas que hacían los profesores a la menor oportunidad. La bibliotecaria del colegio sufrió un ataque de histeria por que no podía darse abasto ante la avalancha de alumnos de Hufflepuff.

Snape decidió no otorgar más puntos en sus clases o el reloj de arena de rubíes que indicaba el marcador de puntos de Hufflepuff iba a reventar.

Sprout se hallaba en la gloria, el problema es que cuando los alumnos de su casa decidían que ya habían estudiado suficiente, comenzaban fiestas dignas de los más salvajes hooligans, en las que volaban mesas y sillas por todo el lugar.

En el comedor, no era raro ver como de vez en cuando un Hufflepuff se levantaba y gritaba con los puños en alto cosas como: "!yahoo Hufflepuff!" o "!tejones!", etc., sin duda alguna los tejones estaban encendidos, inmersos en un fuego que amenazaba convertirse en una marejada ígnea.

Reían por los pasillos junto a sus amigos por disfrutar de su amistad, reían en el comedor por compartir sus alegrías, reían en los alrededores del castillo por compartir sus penas, reían junto a sus amigos por ser ¡HUFFLEPUFF!

Pasadas las semanas, Dumbledore tuvo que intervenir y con un hechizo hizo que el reloj de arena de Hufflepuff aumentara su tamaño, algo que, según el propio director, no tenía precedentes en toda la historia de Hogwarts.

En cuanto a las clases antidementor, Hermione ya pudo realizar su patronus a la perfección gracias a la ayuda de Lydia y Percy. Harry, por el contrario, tenía problemas para conjurar el hechizo, el muchacho sospechaba que la razón era que en su subconsciente, quería seguir escuchando la voz de su madre cada vez que el bogart dementor le atacaba.

Hermione se hallaba muy feliz, pero la felicidad no duró mucho ya que Ron la recriminó, al parecer, el gato de la chica devoró a la rata del pelirrojo.

―Ron es un imbécil ―decía Hermione.

Lydia y Percy intercambiaron miradas preocupadas, Percy no quería ver llorar a Hermione, pero en el fondo se encontraba feliz de que por fin la castaña cortara los lazos de amistad con el Weasley.

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Una noche, mientras los Hufflepuffs dormían tranquilos, la profesora Sprout les hizo levantar de inmediato, al parecer Sirius Black logró entrar al castillo.

De nuevo todos los estudiantes durmieron en el comedor, pero esta vez los Hufflepuffs también tuvieron problemas para conciliar el sueño. Se suponía que las defensas del castillo fueron reforzadas, pero de todas formas Black logró entrar.

Las medidas de seguridad del castillo se reforzaron, pero los alumnos no se sentían muy seguros, pero quien más sufría era Neville, a quien se le prohibió ir a Hogsmeade. Lydia y Percy aunque querían ir a Hogsmeade, decidieron acompañar al pobre chico, Hermione también se apuntó y los amigos recorrieron el castillo, lo raro fue que Harry no se encontraba en ningún lugar.

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A la mañana siguiente, Hermione les explicaba a los dos amigos que el hipogrifo que atacó a Malfoy fue condenado a muerte, lo que entristeció a Lydia ya que le tenía cariño. Este hecho hizo que Hermione y Ron resolvieran sus diferencias.

En la clase de la profesora Trelawney, los chicos se enteraron como Malfoy y sus gorilas fueron intimidados por Hermione.

―Sólo tú te diviertes ―le dijo con una sonrisa Percy.

―La próxima vez, trata de girar el puño ―continuó Lydia.

Los comentarios de los amigos tranquilizaron a Hermione, lo cual fue una suerte ya que la clase de adivinación fue una de las más inútiles que soportaron los chicos.

―Sabes Lydia, creo que me daré de baja en adivinación ―dijo Hermione resuelta ―, esa materia es un chiste, no existe tal cosa como la adivinación.

―Hermione ―le dijo Percy―, en realidad la adivinación si es algo real, Lydia puede leer a la perfección las cartas del tarot.

Hermione estaba a punto de replicar, pero la expresión calmada y llena de confianza de su amiga la disuadió.

―¿En serio?, ¿puedes saber lo que pasará en el futuro leyendo las cartas?

―Sí, mis predicciones jamás se equivocan, pero tienes razón, yo también me daré de baja en adivinación.

―Pero ¿por qué?, tú misma dijiste que eres buena leyendo las cartas.

―La materia no es un chiste, pero la profesora Trelawney, sí lo es, esa mujer es un fraude, no tiene ni una pizca de poder relacionado a la adivinación, no entiendo la razón de porqué el Director Dumbledore le permita seguir impartiendo clases.

―Démonos los tres de baja en la materia ―dijo Percy mientras movía la cola feliz.

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Transcurrieron las semanas y los Hufflepuffs se esforzaron a fondo para los exámenes finales que ya se avecinaban. Lydia y varios Hufflepuffs hablaron con el director y el demás plantel docente y les pidieron que modificasen les fechas de los exámenes.

Les explicaron que la realización de exámenes de forma tan seguida era antipedagógica, los alumnos estudiaban sólo para aprobar el examen y después olvidaban todo lo aprendido. Los profesores se hubieran negado, pero Lydia imponía respeto, además, los Hufflepuffs eran conocidos por no flojear y decidieron que aceptarían la propuesta de Lydia.

Al llegar los exámenes, todos los alumnos vieron con satisfacción que la idea de la alumna de Hufflepuff, era la acertada, pudieron responder las preguntas sin presión, seguros que lo hicieron bien y que jamás olvidarían lo aprendido en clases.

En cuanto al examen de defensa contra las artes oscuras, los Hufflepuffs lograron pasar la prueba de Lupin de manera exitosa, lo mismo que Hermione.

Hermione, Harry y Ron, recibieron la triste noticia de que el hipogrifo de Hagrid sería ejecutado, quisieron avisarle a sus amigos de Hufflepuff, pero los tejones ya estaban planificando la fiesta por la finalización del periodo de exámenes y todos ellos se veían muy felices, de hecho la sonrisa de Lydia calentaba con ternura los corazones de todo el que la viese, por lo que decidieron que le dirían las malas noticias al día siguiente.

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A la mañana siguiente, los chicos decidieron buscar a Hermione, puesto que la habían invitado a la fiesta, pero esta nunca se presentó, al no estar en su sala común (los griffindors le dieron la contraseña a los chicos), decidieron separarse.

Lydia encontró a Hermione en la enfermería del castillo y esta le explicó lo sucedido la noche anterior. Fudge estuvo intransigente y ordenó que a Black le dieran el beso del dementor. Una vez fuera los adultos, con excepción de Dumbledore, este le explicó de manera críptica a Hermione como salvar a Black y luego se retiró de la enfermería.

Hermione sacó de su ropa un giratiempo y se dirigió a sus amigos.

―¿Qué es eso? ―preguntó Harry.

―¡DE DÓNDE DIABLOS SACASTE ESA COSA! ―gritó Lydia, se veía asustada.

―Me la dio McGonagall, así pude ingresar a varias clases al mismo tiempo...

―¡Esa mujer está loca!, un giratiempo es un artefacto muy peligroso.

―Yo tuve mucho cuidado.

―Aun así ―le dijo Lydia, sujetándole los hombros―, un paso en falso y pudiste haber muerto.

―No tenemos tiempo para esta discusión.

Las chicas se miraron y asintieron, Harry no entendía nada, y cuando estuvo a punto de hablar, Hermione utilizó el giratiempo.

Las chicas le explicaron a su amigo que con el giratiempo viajaron al pasado para de esa forma rescatar a Sirius. Menos mal que Lydia estaba con ellos, por lo que no tuvieron problemas en rescatar al hipogrifo y enfrentarse a Lupin en su forma de hombre lobo.

El único problema fue Harry, insistía en intervenir de forma peligrosa y cambiar el pasado a riesgo de estropearlo todo, pero las chicas se las ingeniaron para que no lo arruinara. Sin embargo, Harry se desprendió de las chicas y se salvó a sí mismo con un encantamiento patronus.

Luego quisieron montar al hipogrifo, pero el animal no podría llevarlos a los tres.

Accio escoba ―conjuró Lydia.

―¿Seguro que vendrá tu escoba? ―preguntó Hermione.

―No te preocupes, seguro para esta hora ya hay algunas ventanas rotas por la fiesta.

Harry montó en el hipogrifo y las chicas en la escoba (Hermione abrazaba con fuerza a Lydia)

―¡El maravilloso poder de la mente humana! ―le explicó Lydia a Harry de cómo pudo conjurar el patronus en ese momento cuando antes no podía.

Al llegar a la celda donde se hallaba Sirius, liberaron a este y aunque el hombre deseaba hablar con los chicos, estos le apresuraron para que se fuera, luego Hermione volvió a usar el giratiempo y regresaron a su tiempo actual.

Lydia al encontrarse con Percy, le explicó lo que sucedió con el giratiempo, el chico gato tampoco pudo creer la locura que cometió la profesora al darle a Hermione algo tan peligroso.

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En el despacho del director, Dumbledore meditaba acerca de los últimos acontecimientos (entre ellos la renuncia de Lupin) y de cómo podría contactarse con Sirius y ponerlo a salvo, cuando un gorrión del tamaño de un elefante pasó volando frente a la ventana y aterrizó en una de las torres abiertas del castillo.

Fue donde el ave y vio como esta llevaba un pequeño gorro oriental y un enorme paquete en su espalda. El pintoresco gorrión se las ingenió para darle al director una carta.

Colegio Nekoten de Magia y Hechicería para Yokais y Brujos, Yamato, Edo.

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Lydia y Percy se hallaban en el despacho del director asimilando las noticias.

―Es una gran oportunidad ―les comentó Dumbledore―, el mundo mágico de Japón es autoaislacionista, pensar que hayan enviado una expresa invitación a usted, señorita Deetz y a usted, señor Percy. Cómo me gustaría poder ir a ese lugar ―dijo con una expresión soñadora.

En la sala común de Hufflepuff, la profesora Sprout les dio a todos la noticia de que sus amigos cursarían su próximo año de estudios en Tokio, Japón.

Los tejones quedaron sorprendidos, no querían que sus amigos se fueran, pero también sabían que una oportunidad así no podía rechazarse. Al enviar la invitación el mundo mágico de Japón, implicaba que estaba dispuesto a revisar su política autoaislacionista imperante desde hace miles de años, y la persona elegida para acercar a los dos mundos mágicos era Lydia junto con Percy.

―Te echaremos de menos ―dijo una tímida niña de primer año.

―No te olvides de escribir a diario ―dijo un muchacho de ultimo año.

―Les escribiremos cada día ―respondieron Lydia y Percy a la vez.

―¡FIESTA DE DESPEDIDA! ―gritaron varios tejones con lágrimas surcándoles el rostro.

―¡FIESTA HUFFLEPUFF! ―gritó la profesora Sprout llorando a lagrima viva. Todos la observaron sorprendidos y empezaron a reír con lágrimas en los ojos.

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En el comedor se hallaban varias banderas con los colores de la casa de Hufflepuff y al centro del mesón de los profesores, la copa de las casas brillaba más que nunca. Lydia, quien fue la artífice del triunfo de Hufflepuff, fue quien levantó la copa de la casa.

Los Hufflepuffs golpearon con sus cubiertos la superficie de la mesa, mientras todo el colegio les aplaudía cortés.

―La obtención de la copa de la casa y la copa de quidditch, una victoria así no la vio Hufflepuff en más de cuatrocientos años ―indicó Percy Weasley dándose importancia.

Dumbledore les dio el discurso de despedida y les comunicó a todos que Lydia y Percy se irían a Japón apenas llegasen a Londres.

Los alumnos se miraron unos a otros sorprendidos, sabían que Japón estaba prohibido para cualquier mago o bruja, es más, cualquier otro tipo de criatura tampoco podía entrar como vampiros u hombres lobo.

―Para celebrar el ingreso de sus dos compañeros en el colegio Nekoten, he mandado pedir una torta para celebrar este feliz acontecimiento, un pastel de crema de queso Lac du monde.

―Albus, ese tipo de queso es el más apestoso que existe ―le reclamó McGonagall.

―¿De qué hablas?, sí es ¡una exquisitez!

La mujer puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. El resto de los profesores forzaron sonrisas, ninguno quería acercarse siquiera al dichoso pastel.

Umm, parece que Filch, tarda con el pastel. Señorita Granger, señor Potter, señor Weasley, puesto que son grandes amigos de los festejados...

Se escucharon quejas desde la mesa de Hufflepuff.

―Sí, ya sé que en Hufflepuff también tienen grandes amigos ―explicaba Dumbledore―, pero los tres integrantes de Griffindor tuvieron una grandiosa aventura, aventura que involucró la participación de la señorita Deetz.

Los tres Griffindor se dirigieron a la puerta del comedor y Percy, le susurro algo a Lydia.

―¿Una broma? ¿Qué vas a...? ―Lydia no pudo terminar lo que decía porque el chico gato corrió hasta Dumbledore y le susurró algo.

―¿Un anuncio? Claro muchacho, adelante.

―Hola a todos, sólo quería hacer conocer mi compromiso para casarme con... ¡Hermione Granger!

―¡NOOO! ―gritó Ron con fuerza y corrió hacia la puerta del comedor. En ese momento Filch traía el apestoso pastel y Ron se estrelló justo contra este. El pelirrojo perdió el equilibrio y cayó al suelo, por desgracia, el enorme pastel de más de tres metros cayó encima de él.

Ups, era solo una broma ―dijo Percy, poniendo ambas manos detrás de la cabeza y sacando su lengua, divertido.

Todos los Hufflepuffs miraban la escena con ojos desorbitados. La profesora McGonagall negaba con la cabeza la torpeza de su estudiante, los otros docentes reían con disimulo pero todas sus caras estaban rojas.

Los Ravenclaw se estamparon una palma contra el rostro, mientras Snape se sujetaba dolorosamente ambos muslos con los dedos para no reír, pero cuando todos los Griffindor (incluidos los hermanos de Ron) se estamparon no una, sino las dos palmas de sus manos contra sus rostros, Snape no pudo aguantar y se le salieron los mocos por la nariz al reír con fuerza.

―Severus, muchacho, por fin estas riendo ―le dijo Dumbledore, mientras las comisuras de sus labios se movían nerviosas.

Entonces, todos los integrantes de Slyterin se pararon y corearon:

―¡BACINICA ENSARRADA TENIAS QUE SER! ―mientras Filch el squib, se reía a mandíbula batiente y señalaba a Ron con el dedo.

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El expreso de Hogwarts se aproximaba a la estación de Londres y los dos amigos se despidieron de Hermione y Harry (Ron seguía enfurruñado).

Al salir Lydia y Percy, vieron que todos los integrantes de su casa se pusieron en fila delante del tren y se quitaron al mismo tiempo las túnicas del colegio. Los Hufflepuffs, tanto chicos como chicas, vestían conjuntos variados de ropa gótica.

―Sabes, viéndolo bien, estas ropas se ven súper ―dijo un muchacho de segundo año.

―Creo que esta podría ser la moda de los tejones de aquí en adelante ―dijo Diggory serio.

―Chicos, gracias ―dijo conmovida Lydia mientras lagrimas caían por su rostro y su sonrisa calentó gentil el corazón de todos.

Lydia y Percy, agarrados de la mano se dieron un beso casto en los labios y se perdieron a través de la plataforma hacia el mundo muggle.

FIN

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