En la jungla
UN GATO CONTRA EL ORBE DE LAS TORMENTAS
Capítulo 5: En la jungla
Morgan Burns, así se llamaba el hombre que hasta hace poco gritaba por el teléfono y que invitó a los jóvenes a su oficina.
―Lo siento, niños, pero no puedo darles la dirección de Elvira.
―Pero si Lydia ya le dijo que está dispuesta a financiar una de sus películas.
―Lo siento, eh... Percy, pero me es imposible aceptar dinero que no haya sido aprobado por el sindicato y la asociación de bancos de Hollywood. Además, en este momento el dinero para las películas de la compañía está bien asegurado, son otras cosas las que me tienen preocupado.
―¿Puedo preguntar qué cosas son esas? ―dijo Lydia.
―Pues como productor ejecutivo, no solo me dedico a buscar el dinero para las futuras películas, sino también otras cosas como artistas varios que colaborarán en el film. Y ahora resulta que a días tan solo de terminar el rodaje, los músicos que tenían firmado un contrato fueron arrestados por la policía.
―¿Arrestados? ―dijo Percy.
―Sí, un problema que por lo general se soluciona fácil, pero en este caso las cosas resultan más complicadas debido a..., ciertos aspectos que son mejores que no se enteren. En fin, me faltan músicos y todos los buenos artistas ya tienen contratos con otras compañías o no pueden colaborar con el film.
―Señor Burns, si le conseguimos los músicos, ¿nos daría la dirección de Elvira?
―Claro, aunque no veo como puedan lograrlo.
―De eso nos ocupamos nosotros, solo queremos que nos de la dirección.
―Trato hecho, ¿alguna pregunta?
Lydia hizo las preguntas pertinentes respecto a qué tipo de música buscaba el hombre para el film, y Percy también tenía una pregunta que hacer.
―Cuándo se refiere al sindicato, ¿se refiere a uno de los estudios o a la mafia?
―Perdón, vámonos ―le interrumpió Lydia y luego jalando al chico gato de la mano, salieron de los estudios en busca de algún músico.
.
.
―Tiene que haber buenos músicos en algún lugar ―decía Lydia cuando regresaron a la playa. Ya eran las once de la mañana y la "fauna local" hacia su diaria aparición.
Físico culturistas levantando pesas o comparando musculatura aquí y allá, no solo hombres, sino también mujeres; los sempiternos corredores incluyendo mujeres que lucían sus polainas abultadas y caídas; bailarines de break dance realizando brillantes coreografías; artistas callejeros varios y lo más emblemático: salvavidas con sus trajes rojo brillante lo mismo que sus flotadores.
―Mejor vayamos a preguntarle a uno de los salvavidas ―decía Lydia―, ellos saben mucho de lo que pasa en la playa.
―¿Crees que sepan de buenos músicos? Si ese tal Burns no pudo encontrar ningún músico, no sé cómo podríamos nosotros hallar uno.
―Hay músicos buenos por allí, lo malo que los pobres no tienen padrinos que los patrocinen ante las discográficas o en este caso las compañías de cine.
―Al referirte a padrinos, ¿te refieres a gente con dinero o a la mafia?
―En este lugar, creo que a lo segundo.
―Qué tal si le preguntamos a ese salvavidas, tiene el cabello rubio muy dorado y largo, seguro él es el jefe de este lugar.
―¿Qué tiene que ver el cabello con eso de ser el jefe?
―Claro, sigo pensando como gato doméstico a veces, de todas, formas vamos.
Lydia quiso preguntarle más cosas a Percy, pero el chico gato jalaba de la mano de su novia y se dirigían donde el rubio.
―¿Buenos músicos? Creo que los encontrarán junto al pozo de brea, muchos se reúnen para llamar la atención de los turistas, algunas veces hasta tienen éxito y son marcados por buscadores de talentos.
―¿Los buscadores de talento trabajan para la mafia? —preguntó Percy.
―No deberían, pero es así. Es un secreto a voces que la ciudad está controlada por mafias, mi joven amigo.
―¿Cómo las del Padrino?
―Más bien como de Bell Air o Malibú. Ustedes no se preocupen, como turistas, lo único de lo que deben de preocuparse es de los simples carteristas o nadar sin antes hacer calentamiento si vienen a la playa. No olviden que no deben nadar si justo antes comieron, los calambres no son cosa de broma, niños.
―Muchas gracias, señor ―se despidió Lydia, y junto con Percy fueron a los pozos de brea.
El lugar era muy llamativo, el centro del pozo tenía representaciones muy realistas de un mamut y un tigre dientes de sable atrapados en la brea. Montón de turistas japoneses pasaban justo en ese momento y tomaban muchas fotografías sin prestar atención a los músicos o malabaristas varios.
―Esos turistas tienen buenas maquinas, llevan las mismas que tienes, Lydia.
―Las mejores cámaras fotográficas las tienen los japoneses, claro que los mejores rollos de películas las tiene Kodak.
Los chicos recorrieron todo el lugar y vieron una perfomance tras otra, sin embargo, aunque los músicos eran buenos, ninguno se acercaba a lo que buscaba el productor de Black Widow.
―Ya me dio hambre, ¿crees que podamos conseguir hot dogs en este lugar?
―No sé, pero ahora que estamos en la costa, ¿no se te antoja mariscos o algo?
El rostro de Percy se iluminó de repente, y los chicos fueron a buscar comida del lugar.
Mientras buscaban comida, vieron un asalto y Percy fue a detener al criminal, quien no opuso mucha resistencia que digamos.
―¡CORTEN! ―gritaba un hombre, al parecer era el director de un film que justo estaban grabando.
―¡Oye, podrías dejar de comer donas para variar! ―le reñía el director a un policía que había descuidado la vigilancia de la escena de filmación.
―Lo sentimos mucho, no sabíamos que estaban filmando señor... Spielberg, ¡cielos! ―exclamaba Lydia luego de ver el gafete del director ya que su cachucha le cubría todo el rostro.
―¿Quién es este señor?
―Es Steven Spielberg.
―¿El del extraterrestre con pinta de cuadro del Corazón de Cristo?
―Shush, Percy, te va oír.
Pero ya era tarde, el director se reía a mandíbula batiente. De hecho, estaba tan contento, e impresionado con la apariencia de los dos chicos que allí mismo les ofreció trabajo para una de sus películas.
―Piénsenlo, les convendría. Y por haber descubierto mi secreto, les regalo estos credenciales, con ellos pueden ir a cualquier estudio; es como un pase libre a cualquier centro artístico y cultural de la ciudad, ventajas de ser yo.
―¡Increíble! ―exclamó Lydia.
―Señor, Lydia es gótica, ¿puede hacer una de terror con ella como protagonista?
―Seguro, pero tengo la lista apretada para una película así. Pero conozco a un joven prometedor, se llama Tim Burton.
Los chicos le agradecieron por las credenciales y fueron en su búsqueda de los músicos, ya que, según el director, no disponía de ninguno del cual podía disponer en ese momento.
En eso, Percy sacó sus orejas de gato ya que una canción llamaba su atención.
―¡Percy, tus orejas y tu cola!
―Lo siento ―dijo Percy y volvió a ocultar su cola y orejas de gato―. Esos dos de allí tocan bien o mal, es difícil decir.
―Sí, es justo lo que buscamos.
―Disculpen, nos interesa mucho su música ―decía Lydia.
―¿Cómo se llama su grupo? ―preguntó Percy.
―Somos Tenacius D, y estamos destinados a ser los mejores músicos del mundo. Incluso vencimos a Satán una vez.
«Interesante», pensó Lydia, mientras cruzaba miradas con Percy. La dirección de Elvira ya estaba en sus manos.
CONTINUARÁ...
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