La fórmula del exorcismo
Dedicado a Winona Laura Horowitz
Winona Ryder como Lydia Deetz
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Descargo de responsabilidad: Este es un fanfic sin ánimo de lucro que no pretende violentar los derechos de cualquier persona natural o jurídica que tenga la propiedad de la franquicia de Beetlejuice u otras que aparezcan en el presente trabajo.
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Prólogo
La autora del Asombroso Circo Digital insiste en que se basó en el libro No tengo boca y debo gritar de Harlan Ellison, pero también en Tim Burton, y eso mismo me llevó a escribir este fanfic.
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Un gato contra el Asombroso Circo Digital
Capítulo 1: La fórmula del exorcismo
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La habitación parecía desordenada, aquí y allá se veían varias figuras pertenecientes a una franquicia de videojuegos, tan exitosa, que incluso tenía su propio dibujo animado y pronto estaba previsto que se rodara un filme sobre el mismo.
Una computadora sobre una mesa en medio de ese caos de juguetes desperdigados; la pantalla, sucia con huellas de dedos, mostraba a varios personajes, de hecho, a todos los representados en los juguetes en el mundo real, salvo uno: faltaba el juguete del niño, cosa extraña puesto que justo el infante era el protagonista.
El par de adultos entró al cuarto, su apariencia era lamentable, el rostro cincelado por la pena; los párpados, hinchados, negruzcos producto de tanto llanto y por el insomnio.
Se dieron vuelta hacia la puerta y adoptaron una pose contrita con rostros cariacontecidos. Con pasos calmados y seguros, ingresó una jovencita de catorce años. No era una niña común y corriente, seguro que esa casa, esa calle, ese barrio, jamás vio a tan curioso personaje.
El peinado elegante llegaba hasta los hombros, por delante era de estilo high class y por detrás caía al estilo bobby cut. Era imposible que un cabello fuera tan oscuro, parecía la angustia misma de los padres que requirieron de sus servicios; los ojos, igual de negros, enormes y hermosos. Contrastaban con un rostro de estética perfecta, blanquísimo sobre ese cuello de gato serval. El resto era igual de impresionante, en especial por el ropaje: el estilo gótico era omnipresente. Tras la muchacha iba un jovencito de la misma edad, no parecía real, más que alguien de carne y hueso, se veía como el trabajo de un dibujante experto en el arte del diseño y el color, su cabello también era negro.
La jovencita gótica se acercó al monitor y vio al personaje infantil que llevaba una mochila que tenía un rostro y poseía la capacidad de hablar; en su mano derecha sostenía un pergamino, un mapa enrollado que también tenía rostro; en el hombro izquierdo, un mono pequeño de color celeste.
—Nunca vi algo semejante en toda mi vida, esto es horrible, pobre niño —dijo Lydia Deetz, su voz de sirena sonó fuera de lugar en ese momento tenso. Puede que la habitación se viera común y corriente, pero la situación era infernal.
Recordó cuando a su casa vino esa familia latinoamericana. El amigo y confidente en moda y decoración de interiores de su madrastra: Otho Fenlock, una vez recuperado de la maldición que le lanzara Beetlejuice, se puso de boca floja y relató su experiencia a quien deseara escucharlo; de esa manera, un joven llamado Clay Dalton se contactó con ella y le pidió rescatar a su prometida del mismísimo infierno.
Lydia lo logró con la ayuda de su novio Percy. Mirándole directo a los ojos y poniendo sus pies en una batea de agua, pudo teletransportarse al infierno, allá localizó a la novia de Dalton y la trajo de vuelta. La mujer tendría que pasar por años por terapia psicológica, algo que estaba fuera de su campo de experticia. Clay le informó que, en la búsqueda de ayuda para su novia, halló un caso que precedió al suyo; intrigada y preocupada por la suerte del niño, fue a la dirección que le dio el novio y hela aquí, viendo como el menor estaba siendo atormentado por una supuesta inteligencia artificial que en realidad era un demonio.
Zorro, no robes. Zorro, no robes. Zorro, no robes.
¡Oh, rayos!
Tal era la curiosa interacción entre el niño y un zorro con antifaz, ambos personajes de un juego para niños para aprender inglés y castellano.
—Que raros se ven —le susurraba Percy a su novia para que los padres no le escucharan—. No entiendo por qué le dice eso. Te puedo asegurar que un zorro no se iría si yo, en mi forma de gato, le dijera lo mismo.
—Es porque no es solo una advertencia, el niño usa una fórmula mágica de exorcismo —le susurraba a su vez la chica gótica—. En los exorcismos, uno parte con ventaja contra un demonio si recita su nombre tres veces en tono de amenaza.
—Ya comprendo, algo similar a lo que pasaba con Beetlejuice, pero ¿quién le enseñaría eso? No creo que uno aprenda esas cosas en cualquier esquina.
—Es justo lo que pretendo averiguar. Es obvio que no me están contando todo lo que saben —dijo y se dio la vuelta para confrontar a los padres.
Tuvieron que confesar. Resulta que el niño era el aprendiz de una vieja gitana. Con la excusa de que se robó el collar de la vieja, la anciana se deshizo de un objeto maldito, los demonios vinieron por él y se lo llevaron al infierno.
«Eso no explica el motivo para que su alma quedara atrapada en este videojuego», pensó y se pronunció:
—¿Tienen el collar? Entréguenmelo, por favor. Ya veo, ahora lo comprendo.
—¿Qué sucede? ¿Ves algo? Todo esto me recuerda cuando nos introducimos en los arcades, la vez que conocimos a Ralph, Felix y a Calhoun.
—Sí, pero ahora no será bonito. ¿Preparado?
—Siempre, contigo a mi lado estoy dispuesto a ir al infierno o al limbo, al mismo vacío de ser necesario.
—No te preocupes, este zorro-demonio es nada en comparación con el fantasma-demonio que ya enfrentamos dos veces. De todas maneras, no hay que subestimarlo.
Pidió a los padres salir de la habitación, sacó el Manual del Difunto Reciente y se teletransportó al interior de la computadora.
Los padres oyeron la voz de su hijo al cabo de un rato. Abrieron la puerta y vieron a Lydia y a Percy que sostenían al pobre niño, lo mismo que con la novia de Dalton, tendría que pasar por mucha terapia.
—Perdió muchos puntos de COR, justo como en los juegos de rol de La llamada de Cthulhu —dijo el chico gato que no se preocupó en esconder su cola y sus orejas gatunas, no importaba, los padres estaban muy ocupados en abrazar a su retoño.
«Veneno se cura con veneno. Jables, Cage, gracias por la pipa del destino, su regalo me vino de perlas», les agradeció Lydia, recordando la aventura que tuvo con Elvira. Aventura en la que conoció a Morticia Addams, Lily Munster y Vampira.
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Aunque Dalton o los padres del niño le prometieron no decir nada con respecto a Lydia o Percy, días después, vinieron unos representantes de una compañía de realidad virtual a Winter River, el pueblecito donde vivía Lydia.
—Por favor, tenga nuestra tarjeta. —Las letras C&A, estaban impresas en un azul cerulean.
CONTINUARÁ
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