El agujero del conejo
Un gato contra el Asombroso circo digital
Capítulo 6: El agujero del conejo
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En las alturas, el sol y la luna no desprendían ni reflejaban luz alguna, solo proyectaban una sombra de dudas e inquietudes.
—No me di cuenta de esas cosas —decía Pomni con gesto de miedo, su rostro reflejaba un pronto ataque de ansiedad—. Con esos dos allá arriba, Caine no necesita de los ojos.
—Tranquilízate, por favor. —La calmó frotándole con gentileza la espalda—. Dime, Jax, ¿cómo fue que lo ocultaste de Caine? ¿Qué fue lo que hiciste?
No le contestó de inmediato, amplió su sonrisa y se quitó los guantes. Lydia no pudo evitar girar el rostro; Pomni, abrió mucho los ojos. Las manos de Jax, sus dedos, estaban horribles.
Volvió a ponerse los guantes, su sonrisa flaqueó un segundo, pero se repuso.
—Se debe hacer lo que se debe hacer. Recordé que en este lugar soy un personaje animado, mejor, un conejo, y como ustedes saben pese a la amnesia: nos gusta escavar madrigueras.
—¿Cavaste desde la tienda al lago digital? ¡Eso es una distancia enorme! —exclamó Pomni.
—Debe de dolerte mucho. ¿No se dio cuenta Caine que un día llevabas guantes y al otro no?
—Para tener ese par de ojos enormes y los otros, no ve ciertos detalles. A los otros les dije que solo me dieron ganas de usar guantes.
—¿No le pediste a Caine que te curara? Lo hizo cuando curó a Ragatha luego de que fuera atacada el día que llegué.
—Se hubiera visto sospechoso.
—¿Y el hechicero ese? ¿Por qué no le pediste ayuda? —preguntó Lydia.
—Tal vez exageré un poco con eso de que era un poderoso hechicero. La magia de curación no es lo suyo.
—Ya veo. ¿Por eso pides comida cuando nadie más quiere? ¿Es para darle al hechicero? Pero se supone que no necesitamos cosas como comer o dormir en este lugar —dijo Lydia.
—Tienes razón, pero le gusta la sensación de tener algo en la boca. Cambiando de tema, ¿cómo descubriste que era un detective?
—Por socializar con los demás, la forma que tenemos en este mundo no es al azar, se corresponde con lo que éramos en el mundo real o es la imagen inversa, lo que hubiéramos querido ser. Por ejemplo, Kaufmo, seguro en el mundo real quería ser alguien divertido, pero no era gracioso, por eso le molestaba que la gente no se riera de sus chistes o lo hiciera por compasión. Eso es lo que me contó Ragatha.
»En cuanto a ti, bien podrías haber sido un sabueso o un gato, pero esa imagen de conejo siempre sonriente me recordó a Max, el..., socio de Sam —dijo Lydia, evitando decir que era un simple ayudante de detective—. La personalidad tuya es caustica, igual que la del conejo.
—Pero que dices, si soy un amor. Oigan, chicas, ¿Qué tal si socializamos aprovechando que estamos en la noria? —dijo Jax, sentándose entre las chicas y poniendo sus brazos sobre el hombro de Pomni y Lydia.
Al llegar la cabina al nivel del suelo, salieron ambas, Jax iba tras las chicas, caminaba apenas, se sostenía la entrepierna con las manos, se notaba que sufría mucho.
—Bien, señor amistoso, ¿nos puede decir el paradero del hechicero? ¿O quiere otra tunda? —preguntó Lydia. Pomni hacía crujir sus nudillos, mirando de mala manera al conejo.
—Ustedes, las mujeres, pelean sucio... De acuerdo, lo encontrarán en el barco, disfrazado de NPC; como nadie sube, Caine no se molesta en ir a revisar, allá le encontrarán —dijo y se puso a vomitar a un costado.
—Bien te lo mereces. Vámonos, Lydia. ¿Ganamos algo con esto?
—Al menos tenemos un aliado potencial contra Caine, en cuanto a eso de ganar, primero tengo que entrevistarme con ese sujeto, el problema será que Caine puede ir para ver cómo va el paseo. Si me niego a que vaya, será muy sospechoso.
—¿Qué haremos? ¿Una distracción?
—Tal vez, pero primero quiero verificar algunas cosas —dijo y decidieron regresar a la carpa.
Tremenda sorpresa se llevó Pomni al enterarse que el supuesto muñeco de madera de Lydia podía hablar y moverse.
—Se te da muy bien eso de los ataques de ansiedad, sabes —se burló Percy con lo que la arlequín forzó a su mente a tranquilizarse.
—No entiendo nada, ¿cómo es esto posible? Ustedes no son humanos normales. Dime quiénes son y no mientas.
—Digamos que tengo magia, justo como el sujeto que nos dijo Jax.
—Te creo, ya he visto muchas cosas raras, ¿qué son un par más?
—¿Cómo te fue en el subterráneo? ¿Lograste averiguar algo?
—Sí, es más, accedió a aliarse con nosotros.
—Esperen un momento, ¿están hablando de la Reina Gloink? ¿Esa cosa no se murió? No la vi, pero me dijeron que es un monstruo.
—Peor, es un gusano de No Mundo. No te preocupes, te lo explicaré luego. Mira, ¿recuerdas ese laberinto que materializó Caine para distraerte y que creyeses que habías encontrado una salida? Necesito que lo haga de nuevo.
—No creo que acceda, dijo bien claro que no le gusta que los otros vean sus proyectos incompletos.
—No importa, quiero que me acompañes a pedírselo. Necesito ir al cuarto donde viste la vieja computadora y el casco de realidad virtual.
—¿Qué pretendes lograr?
—De alguna manera este mundo virtual logró acceder a No Mundo y traer varias cosas a este sitio, como la Reina Gloink. Me di cuenta al ver el pasillo de las habitaciones y los cuadros, reflejan algunos ambientes del mundo de los muertos.
—Me estás asustando y eso que este sitio ya es muy perturbador.
Las chicas siguieron hablando y al finalizar, Pomni salió; al llegar a la que fuera la habitación de Kaufmo, se dio la vuelta y miró el cuadro de la pared. Nada parecía indicar otra cosa que arte moderno, pero entrecerró los ojos y lo vio: un hombre pelirrojo con saco café, miraba una especie de arcoíris, como indicando un puente entre el mundo real y No Mundo.
CONTINUARÁ...
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