Un Futuro Prometedor, Un Destino Cruel
Los saludo público bello y conocedor, ¿Cómo andan? Yo bien porque luego de más de un mes de vacaciones de la escritura, ¡He vuelto a las andanzas! Con las ganas de escribir mis locuras totalmente renovadas y listo para la acción.
¿Y qué mejor forma de celebrar mi regreso que haciendo una historia de tragedia? (Cosa que en verdad no es lo más indicado para festejar eso ahora que lo pienso mejor XD) siendo un Ronnielcoln en donde por supuesto las cosas no terminaran con un "y vivieron felices para siempre"
¿Por qué? Pues vean de que se trata, aunque advierto, que hay escenas muy gráficas que no son aptas para todo el público y aquí tanto Lincoln, como Ronnie y los otros personajes de TLH y Los Casagrande serán 4 años más grandes de lo que son en las series Canon, excepto Lily y Carlitos que siguen siendo unos bebés.
¿El motivo? Ya lo verán... ya lo verán... (Música de intriga)
CAPÍTULO UNO: ¿EL INICIO DE UN MAÑANA MEJOR?
Terminó, luego de casi ocho décadas continuas en donde las más grandes Súper Potencias del planeta se daban con todo para vencer a la otra, ¡La guerra llegó a su fin!
El día en el que finalizarían las aparentemente eternas Guerras del Péndulo se veía tan lejano que ahora que llegó mediante el triunfo de la Coalición de Gobiernos Organizados sobre la Unión de Repúblicas Independientes por el control de la Imulsión, un valioso combustible codiciando por todo el mundo, solo había una cosa que hacer:
¡Celebrarlo a lo grande!
Algo que hacían todas las personas en las calles, festejando como nunca antes lo han hecho, tanto los que experimentaron en carne propia los miles de horrores que ese conflicto a escala mundial generó y que dejó en sus cuerpos y mentes diferentes cicatrices que los seguirán de por vida como aquellos que siempre vivieron con el temor constante de ser involucrados de un modo u otro y que ahora podían respirar tranquilos porque un mañana mejor se asoma en el horizonte.
Y por supuesto, los más jóvenes también expresaban por su lado su dicha y alegría.
-¡BALA DE CAÑÓN!- una chica castaña y con un traje de baño amarillo de una sola pieza saltó abrazándose las piernas para caer en una piscina salpicando agua en todas direcciones.
Era Gilr Jordan y organizó en su hogar una fiesta llena de diferentes elementos de diversión para que todos sus invitados pudieran entretenerse a lo grande haciendo lo que deseen (Teniendo algo de alcohol de por medio, como no puede faltar en ese tipo de fiestas de adolescentes)
-¡MIREN, SIN MANOS!- Rusty hizo uno de sus para nada impresionantes intentos por asombrar a las chicas que consistía en deslizarse en un barandal montado en una bicicleta.
Parecía tener éxito al demostrar una habilidad algo superior al promedio de chicos de su edad... hasta que perdió el equilibrio y voló un par de metros por el aire cayendo, no al suelo, sino contra una de las mesas de bocadillos desparramando todos estos volviéndose el hazmerreír de la fiesta.
-Jamás aprendes, Rusty- Zach negó con la cabeza riendo como los demás y se pegó en el brazo un tatuaje temporal -es hora de demostrar mis pasos intergalácticos- frotándose las manos ansioso fue a probar suerte en sus propios intentos por ligarse a las chicas.
-¿En serio ninguno puede conmigo? ¡No lo puedo creer! Mi papá siempre tuvo la razón al decir que las personas de la ciudad son tan delicadas como un becerro recién nacido- Liam se divertía a su manera que consistía en Competencias de Pulso en dónde gracias a su fuerza de granjero le ha podido ganar a cada uno de sus contrincantes uno tras otros dejándolos con los brazos adoloridos.
-Veamos quién es el delicado, Dientes de Burro chimuelo- su momento de triunfo fue eclipsado cuando otro joven más grande que él tomó asiento y apoyó su enorme brazo derecho en la mesa haciendo que se tragase un nudo que se le formó en la garganta y le tomara vacilante la mano.
-Desde hace mucho que no nos divertimos tanto todos juntos, ¿Cierto, Ronnie?- cerca de la mesa de bebidas, Lincoln y la chica que le gusta tomaban no importándoles que aún no tenían la edad mínima para consumir alcohol.
-Dilo por ti, torpe. Aun me duele la cabeza por la fiesta que el zopenco de Sergio hizo en el mercado hace dos semanas que nos hizo ganarnos un millón de quejas por parte de todos los vecinos- a ella en verdad no le entusiasmaba estar en ese lugar lleno de adolescentes con las hormonas alborotadas y con impulsos que les hacen actuar como unos completos atarantados.
Pero si estaba ahí era por él, para estar a su lado el máximo tiempo posible y gozar de su compañía como pocas veces lo ha hecho, dispuesta a soportar las tonterías que hacen otras personas para tenerlo junto a ella todo lo que durase esta bulliciosa junta estudiantil.
Deseosa al fin de demostrarle lo mucho que lo quiere, valora, aprecia... y ama.
-¿Y cómo anda Bobby? Si ya terminó el entrenamiento básico para ser un soldado CGO, ¿No deberían mandarlo de regreso a casa? Porque con la guerra finalizada, ya no tiene nada que hacer en el ejército, ¿O sí?- preguntó por quién podría volverse su futuro cuñado.
-No es tan fácil. Ya sabes como son los imbéciles que tenemos por burócratas y el montón de papeleo que ponen para evitar que un soldado que no es requerido regrese a su hogar- rodó los ojos ofuscada por hablar de eso y tomó de su vaso.
-Al menos esa jodida guerra acabó antes de que lo enviasen al frente y se sume a la larga lista de soldados que han dado su vida por nuestro adorable sistema opresor que nunca ha tenido cuidado a la hora de sacrificar a cuanto soldado tiene para lograr sus objetivos... como... a mi papá.
Agachó la cabeza con los ánimos hundidos. No tiene muchos recuerdos de su padre, Arturo Santiago, porque desde que era muy chica él fue enviado a diferentes misiones en el mundo luchando en diferentes flancos, en batallas decisivas para la Coalición de Gobiernos Organizados.
Pero lo quería mucho aún por las pocas veces que estuvieron juntos, siempre agradeciendo cada oportunidad de también tenerlo a su lado, riendo por las muchas historias que él le contaba sobre los diferentes lugares en los que estuvo y sus actos heroicos.
Hasta que un día, la última noticia que tuvo de parte suya, fue que murió valientemente en el cumplimiento del deber.
No solamente fue un golpe demoledor que le hizo odiar al gobierno por el cuál él sudó y derramó tanta sangre, sino que también le hizo apreciar y valorar más los que más ama porque no sabe en qué momento los pueda perder también, dispuesta a hacer lo que sea por ellos.
Incluyendo por el peliblanco con el que ahora mismo se tomaba unos tragos y que aún con todas las tretas que ella le ha hecho en sus intentos por demostrarle interés la acepta y corresponde.
-No, por favor, no te pongas así, Ronnie Anne- a él le daba un gran dolor verla triste cuando se supone que si estaban ahí era para divertirse -mira, Girl Jordan puso una máquina de baile igual a la de esos Arcades a los que nos gusta ir. ¿Quieres mover el esqueleto?- ofreció su mano derecha, sonriéndole con confianza para que no se sintiera miserable.
Es por gestos así que lo adora.
-Claro que sí. Con mucho gusto barreré el piso contigo- tampoco deseando sentirse desdichada y queriendo quitarse esos pensamientos, aceptó y fueron a jugar como más les gustaba.
Podrían bailar ante esa máquina moviendo los pies al compás de las flechas en la pantalla por toda la eternidad si quisiera. No solo por la adrenalina que recorría por cada una de sus venas o cuando en el monitor le decía que hizo una anotación perfecta, sino por justamente hacer eso al lado del albino.
Oyéndolo y viéndolo reír más vivo que nunca dejando al descubierto ese gran diente frontal que, aunque no lo reconozca en voz alta, lo hacía más adorable y atractivo a su vista y que la satisfacción por jugar a su lado se incrementase por mil al sentir que es la única persona del mundo en lograr sacar esas sonrisas de su parte.
Ya quería decirle y expresarle sus verdaderos sentimientos, pero, debía esperar el momento oportuno.
-¡Y esta ronda es toda mía!- festejó Lincoln cuando finalizo la partida de baile en la que se coronó como el triunfador -¿Qué te pasó, Ronnie? Si lo estuviste haciendo muy bien al principio, ¿Ya estás cansada?- supuso al respirar agitadamente después de tanta actividad física.
-Uh... sí, sí. Ya estoy cansada de mover las patas como una gallina sin cabeza- en parte era verdad y en parte era mentira porque se había distraído mucho al verlo divertirse.
-Entonces regresemos a la mesa de bebidas a refrescar nuestras gargantas- volvieron a ese sitio y se tomó de un sorbo un vaso debido al cansancio -espero que estos vasos no tengan más alcohol que ponche. Nunca entendí por qué a mi abuelo le gustaba tanto- hizo una mueca de desagrado.
-Díselos a los que cada día van al mercado en búsqueda de ese ácido que les descompone el hígado- recordar a esos adictos al alcohol que casi a diario compran la cerveza de su negocio familiar le sacó una sonrisa irónica y también bebió.
-Entonces... ¿Qué sigue ahora? Con esa condenada guerra finalizada, ¿Qué será de nosotros y del resto de las personas?- quería iniciar una charla con la que insinuase la posibilidad de estar juntos en el futuro y saber si él ha pensado en eso también.
-No lo sé. En verdad, nunca me puse a pensar en que sería de mí o de mi familia en caso de que la guerra continuase. Mi abuelo fue un Marine sobresaliente de la CGO y seguramente a él le hubiese encantado que yo siguiese sus pasos, pero la idea de estar en medio de un campo de batalla corriendo el peligro de morir o de tener que matar a otras personas...
El miedo en su voz podría intuir que es bastante cobarde, aunque la realidad es que seguramente muchas otras personas pensarían igual y la idea de estar metidos en un conflicto bélico en el que podrían morir en cualquier momento y de la forma más agónica posible los estremecería de la cabeza hasta los pies dejándole los nervios a flor de piel.
La pelinegra también se puso así y un enorme agujero se le formó en el centro del estómago al pensar que ella y sus primos en algún futuro también hubieran sido reclutados como su hermano mayor para ir a luchar y morir por gente que ni siquiera conoce y que pueden prescindir de ellos como si no valiesen nada tal y como le pasó a su padre.
Pero ese no era el tema que quería tocar en este instante.
-Cabeza hueca- le dio un leve golpe en el hombro para que se quitase esos pensamientos -me refería a... tú y yo... digo... ¿Seguiremos en las mismas o qué?
Esto le estaba resultando mucho más difícil de lo que creyó en un inicio y realmente no sabía cómo solidificar por su fin su rara relación a medias y no le ayudaba el hecho de que Lincoln, a pesar de lo astuto que podía llegar a ser, no captase enseguida lo que intentaba decirle.
Aunque otras personas sí lograron comprender sus verdaderas intenciones.
-¿Quién hubiera creído que a la "dura y berraca" de Ronnie Anne se le enredaría la lengua al momento de confesársele a Lincoln?- la anfitriona de la fiesta los había observado junto con otras chicas y chicos riendo divertidos por las caras que ella ponía.
-Nunca es fácil confesársele a la persona que más ama. Eso... me consta por completo- pero al mejor amigo de Lincoln eso no le causaba gracia alguna, de hecho, eso lo desanimaba mucho.
-Ay no, no contagies a los demás con tu actitud de Emo chillón, Clyde. Que tú no hayas podido hacer que la mayor de las hermanas de Lincoln te correspondiera aún por más que lo intentaste no significa que tengas el derecho de arruinarle la ilusión a las otras personas- reclamó Rusty careciendo por completo del tacto al haberle recordado eso, ganándose un codazo tanto de Liam como de Zach en el estómago.
-Iba a decir lo mismo. Esta fiesta es para que todos puedan divertirse, no para compartir pesares que a nadie le importa- a Girl Jordan también le resultaba repelente su actitud.
-Pero si Ronnie no tiene los pantalones para decirle claramente a Lincoln lo que siente y él es tan bobalicón para no captar enseguida sus indirectas, entonces hay que echarles una mano con el mejor remedio para eso: ¡Las bebidas especiales de mi papá!- sacó unas botellas de licor.
En otras circunstancias el fuerte sentido ético y de la moral que Clyde le hubiese impulsado a decir que eso era de lo más incorrecto y que no tenían derecho alguno de meterse en los asuntos amorosos de los demás, pero eso que le dijo el más alto de sus amigos pelirrojos le bajó tanto los ánimos que acepto sin poner objeción ese tipo de bebidas.
-¡Lincoln, Ronnie! ¿De qué tanto hablan ustedes? ¿Se cansaron de mover como locos las patas?- con vasos llenos del licor de su padre, Jordan fue hasta los tórtolos tomándolos por sorpresa.
-Piérdete, Jordan- su repentina intromisión le quitó la pena a la morocha y fuese reemplazada por unas fuertes ganas de dejarle un ojo morado mientras que Lincoln la miró extrañado.
-Pero qué cascarrabias eres, Santiago. ¿Es que ni siquiera en una fiesta tan divertida como esta dejas de tener ese humor de perros?- su tonta broma solo hizo que rugiese de tal forma que casi parecía en verdad un canino con rabia.
-Esa es toda la respuesta que necesito. Pero para que vean que soy una buena anfitriona, les tengo algo que les subirá los ánimos y les devolverá las ganas de seguir bailando como lunáticos, ¡TOMEN!- les ofreció las bebidas.
-¿Más de esas bebidas alcohólicas? No quiero ser grosero, Jordan, pero no me están gustando para nada- Lincoln quiso rechazar con la mayor de las cortesías.
-Ya casi pareces Clyde, Lincoln. Este no es alcohol cualquiera, es uno que mi papá algunas veces toma cuando... quiere sentirse cómodo junto a mamá- su voz pasó a un obvio tono meloso al decirle estas palabras haciendo que se pusiese rojo de la pena mientras que Ronnie de la ira.
Parecía ser que su plan consistía en causarle tantos celos a la pelinegra que esta por fin superase sus inseguridades y le declarara sus sentimientos a Lincoln (Corriendo el riesgo de que ella la muela a golpes)
-Con tal de no tener que seguir aguantando tus tonterías...- para que no comenzara a fastidiarlos, y sin pensarlo dos veces, Ronnie le quitó bruscamente uno de los vasos que le ofreció y se tomó de un solo sorbo el contenido.
El efecto fue inmediato y sus ojos se abrieron de par en par por unos segundos, para luego tener una expresión de lo más serena, relajada e incluso atontada porque mantuvo la boca abierta al esbozar una sonrisa algo lela.
Era lo contrario a alguien que al consumir drogas se exalta al sufrir una sobrecarga en su sistema nervioso que la impulsa a realizar todo tipo de actos de lo más bizarros y hasta peligrosos.
Y que parecía relajar tanto al que lo consuma, que le hace perder el control de su consciencia y también actuase de un modo en el que no se comportaría si estuviese en sus cinco sentidos.
-Oh... eso... eso estuvo muy sabroso, Jordan. Solo... solo por eso no te tiro los dientes, je, je, je...- era claro que el alcohol de esa bebida se le subió muy rápido a la cabeza.
-¿Ronnie?- bastante raro se le hacía a Lincoln verla así.
-Liiiinnnncoollllnnn- más desconcertado quedó por como ella arrastró las letras al decir su nombre y ponerle una mano en el hombro sin dejar de sonreír como idiota -¿A qué esperas? ¿A qué el Cielo nos caiga encima? ¡Tómate eso y sigamos divirtiéndonos! ¿Es que ya te aburriste de jugar conmigo? ¡Que malito eres!- hizo un puchero y se cruzó de brazos desviando la mirada.
Seguía sin comprender su radical cambio de actitud, pero para no hacerle sentir mal y no creyese que ya no quiere seguir gozando de su compañía, también bebió de lo que Jordan le dio.
Todo su cuerpo reaccionó del mismo modo que ella y después de abrir mucho los ojos su expresión se volvió la misma.
-Bien... ya... ya estoy listo para mover de nuevo el esqueleto a tu lado, Roooonnniiieeee- también arrastró las letras de su nombre y compartiendo la misma sonrisa simplona regresaron con pasos tambaleantes a la máquina de baile.
-Entonces... ¿Alguien quiere apostar a que esta será la noche en la que ellos al fin reconozcan la imposible de disimular tensión que se tienen y que irán a los arbustos para descargarla?- Jordan estaba satisfecha por lo que logró y se juntó con los jóvenes que habían estado a la expectativa.
-Apuesto 20 billetes a que en la mañana ni recordaran lo que hicieron- Rusty fue el primero en seguirle el juego y de uno en uno los demás se le unieron.
Otra vez estando ante la máquina de danza, ahora Ronnie y Lincoln lo que causaban era risa y algo de pena ajena porque sus antes admirables y sincronizados movimientos al seguir las indicaciones de la pantalla ahora eran unos literales pasos de borracho no logrando acertar ni una sola de las flechas que se suponen deben pisar pareciendo tener piernas de fideo y llegando a chocar cabeza contra cabeza al enredarse en sus propios pies y perder el equilibrio.
-¡AUCH, CARAJO! Esa cabeza de algodón que tienes es más dura que una piedra- le reclamó sobándose la frente casi soltando unas lágrimas del dolor.
-Lo-lo siento, Ronnie. No... no sé lo que me pasa... ¿Por qué no mejor descansamos de nuevo?- al también sobarse la cabeza, la ayudó a caminar casi cayéndose en más de una ocasión.
-¿No quieres que sea yo la que te ayude a evitar que te des de cara al suelo?- ella parecía tener mejor resistencia al alcohol y lo tomó de ambas manos para dirigirse a una sección lejana de la residencia de Jordan.
-Es... es... ¿Es normal ver elefantitos rosados volando por ahí y por allá?- al apoyarse en una pared señaló con el índice derecho a animales inventados por su imaginación que surcaban los aires.
-Un poco más normal que ver a unos bebés desnudos y con alitas de ángel revoloteando a tu alrededor apuntándote con arco y flecha- la alucinación de ella se inclinaba más al índole romántico -aunque... a decir verdad, ellos al rodearte te hacen ver más... más apuesto de lo que ya eres- le dedicó la misma sonrisa lela de al inicio.
-A... a... ¿Apuesto? Yo... te pa-pa-pa ¿Parezco apuesto?- toda su cara se puso colorada como un tomate de hojas blancas por la pena.
-¡Claro que sí! Desde que éramos unos nenes siempre me pareciste el chico más lindo de todo el mundo... el más divertido... servicial... atento... y listo... siempre tratando de salirte con la tuya ante los problemas de la vida aún por más veces que el tiro te sale por la culata...- entrelazó los dedos de su mano izquierda con los de su derecha.
-¿Ro-Ronnie? ¿Qué es lo que me estás queriendo de...?
Sus preguntas fueron interrumpidas cuando los labios de ella se juntaron con los suyos en un tosco beso que le dio con todo el empuje de su cuerpo haciendo que chocase con fuerza contra la pared a sus espaldas.
Los ojos se le abrieron tanto que casi abarcaron todo el ancho de su cara, pero sus instintos bañados en alcohol no se demoraron en tomar el control de su ahora escaso razonamiento le hizo llevarle la corriente y rodear su cintura con los brazos y profundizar el beso con una torpe batalla de lenguas.
No sabía si esto era algo real u otro producto de su imaginación como esos elefantes rosados, pero como a ella, desde hace mucho tiempo quiso hacerlo y no desaprovecharía la oportunidad para darse ese gusto.
-Pero... pero... ¿Qué fue eso?- cuestionó al separarse y poder darse un respiro manteniendo su aún rojo rostro a unos pocos centímetros de distancia del de ella que volvió a sonreírle bobamente.
-¿En serio no lo captas aún, cabeza de roca? ¡TÚ ME GUSTAS Y MUCHO! Te adoro... ¡Te amo como no lo tienes idea! Esperé tanto el momento adecuado para al fin decírtelo... ¡Que ya no puedo esperar ni un segundo más para demostrártelo!- otra vez lo besó con exagerada pasión.
Tal vez se cumpla lo que dijo Rusty y al día siguiente ni ella o Lincoln recuerden lo que está pasando ahora mismo, pero si tenían la oportunidad de sacarse esa espina que desde hace mucho tenían alojadas en sus corazones, entonces la aprovecharían a lo máximo.
Y la latina sabía muy bien cómo hacerlo.
-Ronnie... me... me dejas sin palabras... ¡YO TAMBIÉN TE AMO! Pero siempre fui demasiado cobarde como decírtelo y... y creí que al confesárteme arruinaría lo que tenemos... ¿Esto está pasando de verdad?- sacudió un poco la cabeza y se llevó una mano a la frente.
Soltó un gemido ahogado por el golpe que ella le dio en el estómago.
-¿Eso te basta para corroborar que esto es verdad o también te pellizco?- quedó algo ofendida por tal suposición.
Pero rápidamente volvió a sonreír. No de la manera lela y tonta como lo hizo al beber lo que Jordan le dio, sino una picaresca y bastante lujuriosa al enarcar una ceja.
Porque ya quería darle la otra demostración de afecto que tanto ha querido ofrecerle y que nadie más recibiría de su parte.
-Entonces... ¿Quieres hacer eso que hacen las personas mayores cuando están enamoradas? Por ahí hay unos arbustos en dónde nadie nos molestará- al tomarle nuevamente la mano hizo que le acariciara la retaguardia para tentarlo.
Sin dudas el alcohol saca en uno sus más profundos y arraigados deseos.
-Ro... Ronnie...- por un segundo se alteró por lo que ella le obligó hacer, pero no se demoró en seguirle la corriente y dedicarle por sí mismo ese tipo de caricias al ser algo que también ha querido hacerle.
-Se... ¿Segura? Es que no quiero que... ya sabes, que en nueve meses debas tener a un bebito en brazos- aún conservaba el suficiente sentido común para pensar en las posibles consecuencias de lo que ella le pedía hacer.
-¡NAH! Mañana a primera hora me tomó una de esas pastillas que Carlota siempre toma luego de sus salidas nocturnas con los novios que tiene almacenados. ¡Vamos a mover el esqueleto en privado!
Restándole seriedad a sus preocupaciones, lo tomó de la muñeca y se dirigieron a esos arbustos para al fin entregarle eso único y especial que posee y que no le daría a nadie más y con lo que consolidarían su relación cerrando por completo ese círculo a medias que han dejado pendiente.
No teniendo idea de que sus vidas cambiaran como nunca pensaron que lo harían y no por el resultado causado por esta noche apasionada.
(...)
Por más ebrios que estuvieron no olvidaron para nada cada uno de los salvajes actos que hicieron detrás de los arbustos, de hecho, eso lo tenían más que presentes en sus mentes golpeadas por una fuerte resaca.
Estuvieron asustados en un principio, pero esa angustia poco les duró por ser algo que gozaron más allá del placer físico al representar el enorme paso en su relación, como un gusano que dentro de su crisálida se desarrolla para que al emerger tenga la forma de una bella mariposa.
Así es como Ronnie lo veía, y ahora que el mundo por fin entró en una muy necesaria era de paz como nunca la ha experimentado, podía visualizarse a ella junto a él viviendo unas vidas largas y pacíficas en dónde la mayor de sus preocupaciones sea pagar la renta y evitar que sus futuros hijos metan el tenedor dentro de un tomacorriente.
Un futuro que parecía estar mucho más cerca de lo que creyó.
-Ay... ay... otra vez este malestar...- llevó la mano derecha a la cabeza y la izquierda al abdomen.
Sudaba a chorros y respiraba agitadamente igual que alguien que corre una maratón y sentía que las tripas eran devoradas por un enjambre de hormigas generándole un dolor que no tenía ningún punto de comparación.
Todo a tan solo cuatro semanas desde que tuvo su apasionada noche con su amado albino.
-Voy a... ¡CARAJO!- corriendo a toda velocidad al baño, se arrodillo ante el retrete y vació todo lo que había comido hasta ese momento en el día.
-Pero que asco...- al salir tenía la expresión de un muerto, todavía tenía una mano en la frente y caminaba encorvada hasta llegar al comedor del apartamento en el que vivía con su numerosa y medio disparatada familia.
-¿Por qué me está pasando esto...?- frotó sus sienes intentando calmar el fuerte dolor de cabeza que sentía al sentarse y apoyar los codos en la mesa.
-¡Hola, Ronnie! ¿No quieres jugar a los piratas conmigo?- ese malestar se convirtió en un taladro que le perforó la cabeza cuando se le acercó CJ, su medio lerdo primo, teniendo un parche, sombrero de pirata y una espada de plástico.
Porque aunque es dos años mayor que ella, seguía conservando una mentalidad de niño chiquito.
-Es lo que más desearía, CJ... pero ahora me siento tan mal... que no tengo ánimos para nada- no le respondió de mala forma al saber que él no hacía eso para fastidiarla a propósito.
El casi adulto regordete en un inicio se entristeció por su negativa, pero al verla mejor, notó algo que le obligó a quitarse ese parche para esbozar una expresión de enorme sorpresa.
-Primita... tú... ¿Acaso estás embarazada?
-¿Qué?- dejando de sujetarse los costados de la cabeza, se giró para verlo con una cara de asombro mil veces mayor que la suya -¿De qué rayos estás hablando, zopenco?- lo asustó un poco por la voz que ahora usó.
-Ah... eh... es que cuando mi mami estuvo esperando a Carlitos tenía tu misma cara, como si hubiese tomado limonada con sal, no queriendo hacer nada con nadie y con peor humor que el de la abuela cuando Carl rompe uno de sus valiosos artilugios con los que nos protege de las malas energías. Por eso creí que tú... también tenías huesitos en la barriguita.
No es la persona más lista del mundo, y francamente tiene muy pocos dedos de frente, pero no es el completo cabeza hueca que todos creen que es y puede ser muy perceptivo en algunos aspectos, mucho más de lo que gente más inteligente afirma ser pero que ni él mismo se da cuenta debido a su enorme inocencia.
Ronnie nuevamente se llevó las manos a la cabeza y posó sus ojos en una cesta llena de frutas en el centro de la mesa.
¿Ella embarazada? ¿De Lincoln?
No podía ser verdad... ¡DEBÍA SER UN ERROR! Una malinterpretación sin argumentos válidos de parte de su atolondrado primo. ¿Qué podía saber alguien como él de estos temas?
Pero, si sacaba cuentas, y el hecho de que es alrededor de la cuarta semana o al mes en el que una mujer siente los primeros síntomas del embarazo, nota que todo encaja.
Necesitaba corroborarlo de inmediato. Tomó una de las pruebas de embarazo que Carlota siempre tenía a mano (Vaya a saber uno porqué) y volvió al baño para realizar los pasos necesarios para saber si tenía un hijo en desarrollo en su interior o no.
-Por favor, que sea negativo, por favor que sea negativo...- masticaba las uñas de su mano zurda mientras miraba ese delgado aparato blanco que temblaba debido a que los latidos de su corazón sacudían hasta el último rincón de su cuerpo.
Sus espasmos frenaron cuando su corazón se detuvo al ver dos líneas.
Efectivamente, estaba embarazada.
La sensación que sintió en ese mismo instante la podría comparar a un yunque que le cae en la cabeza.
Iba a tener un hijo del joven que ama.
Se sentó en el retrete y frotó su cara con ambas manos para intentar asimilar la situación y calmar la demencial tormenta de emociones que se produjo dentro de su cabeza.
Era una pesadilla... ¡DEBÍA ESTAR METIDO EN UN SUEÑO IRREAL! Algo que jamás esperó.
Es decir, si contempló que en algún mañana ella se volvería madre y que Lincoln sería su marido formando una familia tan grande y disparatada como la suya o la de él.
Pero si eso iba a ocurrir, esperaba a que pasara cuando fuesen ya veinteañeros, unos completos adultos que saben lo que quieren de la vida y que ya tuviesen los medios para formar una familia propia y no ahora cuándo apenas son unos adolescentes de 16 años que ni siquiera se han graduado de la secundaria.
¿Cómo se lo va a decir a su familia? ¿Cómo se lo va a decir a él? ¿Cómo él se lo dirá a su propia familia? ¿Cómo ambas familias se lo tomarán?
Si en el día a día "normal y cotidiano" tanto los Loud como los Casagrande son la antesala del manicomio, de imaginar sus reacciones cuando les suelte tal noticia...
Se abrazó a sí misma por los escalofríos que sufrió.
Debía pensar en el momento más adecuado para decir la verdad, porque era algo que no se podrá ocultar eternamente.
Antes qué a cualquiera, debía decírselo al peliblanco. Seguramente también quedará en Shock y sufrirá un colapso nervioso, pero requería de su apoyo para esto.
Y puede que su característico ingenio para solucionar problemas les ayude con este predicamento.
Resopló y guardó la prueba de embarazo (No cometiendo el muy estúpido y trillado error que otras jóvenes cometen de dejarla a simple vista en el lavamanos para que algún familiar lo encuentre) y salió del baño teniendo bien en mente que su vida a partir de ahora nunca volverá a ser la misma.
Capítulo uno publicado el 11/08/2023.
Esto fue todo por ahora. Ya sé que la primera parte de este fic puede ser algo medio sosa y que parece ser solamente uno de esos cursis fics de romance sin nada del otro mundo.
Pero les aseguro que más adelante sí se mostraran cosas muy, pero MUY subidas de tono y grotescas, con tragedias por doquier y que creo que pocas veces se vieron por este Fandom antes.
Aunque no creo que esta historia sea muy grande, tal vez solo de dos o tres capítulos como mucho. En verdad, pensé ponerlo todo junto y que todo esto sea un único y enorme One-Shot.
Pero decidí mejor subirlo por partes. Lo que pasa es que todos los fics que he hecho este año hasta este momento han sido One-Shots o capítulos enormes que superan las 10 mil palabras y no quiero tener que nuevamente cargar con otro cuento así de grande ni agobiar a los lectores con decenas de miles de palabras.
Así que... ¿Les dio risa el modo de actuar de Ronnie? Porque me reí mucho al escribir sus inseguridades por no ser capaz de reconocer el amor que le tiene a Lincoln hasta que la "divina intervención" de Girl Jordan le impulsó a sacar al gato del saco XD
¿Y qué pasa con esa dichosa guerra que finalizó luego de casi 80 años de duración? Eso tendrá más relevancia en los capítulos siguientes, se los puedo asegurar.
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