El Joven Anciano

Y tenemos el capítulo de hoy. Gracias por estar.

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-¿Y cómo está?- fue la pregunta que le hizo la gema blanca a Garnet en el momento mismo que ésta cruzó la puerta. La gran gema acababa de despedirse del chico, quien ya se dirigía a su casa.

-Deprimido- dijo Garnet cerrando la puerta tras sí, para luego apoyarse en la pared y cruzar los brazos.

Perla se levantó de un sillón para acercarse mientras preguntaba -Pero, ¿Por qué? No entiendo que podría estar causándole esto-

-Bueno, él le dijo a Rubí, que le cuesta creer que tiene tanta suerte como para tenernos en su vida- mencionó de pronto la roja.

-Pero... eso es absurdo, hemos estado con Steven desde siempre, ¿cómo es que ahora le cuesta creer algo así?-

Garnet se ensimismaba en sus pensamientos, había muchos detalles que tomar en cuenta para lograr comprender a Steven.

–En realidad, no estuvimos siempre Perla-

-¿A qué te refieres con eso?-

-Durante 50 años estuvimos alejadas: el tiempo que duró su matrimonio. Ante la vida que él había decidido cada una de nosotras buscó su propio rumbo para darle su espacio. A la muerte de Connie, nos vimos de pronto en la urgencia de retomar nuestra relación con él. ¿Lo recuerdas?-

-Cómo olvidarlo, él... él estaba devastado –Perla bajó la mirada, luego, agregó con mucho énfasis- pero precisamente por eso debe saber que nosotras estamos aquí siempre para él-

-Perla, ¿Quién fue Steven esos 50 años?- preguntó enigmática la rojinegra.

-No...no entiendo-

-Cuando nosotras acudimos a Steven en su momento más bajo, nos dirigimos a él como el pequeño que alguna vez fue y que sin duda sigue siendo en muchos aspectos pero, ¿y si hay algo que se nos está pasando?-

Perla se llevó una mano a al mentón, movía los ojos de un lado a otro buscando una respuesta a una pregunta que no entendía del todo.

-Tú, ¿tienes alguna idea?- Preguntó por fin.

-Solo una sospecha, pero no puedo hacer nada sin estar segura- Se acercó a la blanca y le puso una mano en el hombro.

-Por lo pronto lo mejor será que seas tú quien lo visite, y de ser posible mañana mismo-

-Pero...pero no me toca a mí, Amatista podría molestarse. Además la próxima visita sería hasta la otra semana.-

-Lo sé, pero las cosas han cambiado. Ahora te necesito con él y lo más pronto posible.-

Perla observó a Garnet y asintió con firmeza. Las decisiones de Garnet solían ser certeras y el caso lo ameritaba.

-Bien, iré. Pero tú te peleas con Amatista quien no se lo tomará bien-

-Le diré que tendrá un turno especial. Eso la calmará-

-Me parece bien. Iré a prepárame entonces; ¿Cómo esta de sucia la casa?-

La gema rojinegra se llevó una mano a la barbilla y sonrió pícaramente.

-Terriblemente sucia, Rubí y Steven dejaron el baño hecho un desastre, sin contar la cocina y el cuarto-

Perla se le quedo viendo con una cara de fastidio.

-¿No te basta el cuarto? ¿También en la cocina y el baño?- dijo molesta la blanca.

-¿Qué me dices a mí? No fui yo, fue Rubí- y un rubor apareció en la gran gema.

-Cínica sinvergüenza- le recriminó Perla – un día de estos te llevaremos a juicio; recibes tres veces más tiempo con Steven que el resto de nosotras: uno por Zafiro, uno por Rubí y uno por ti-

-Beneficios de ser una fusión- le dijo sonriendo para luego dirigirse a su cuarto- no olvides ir tú mañana, es importante para buscar animar a nuestro gem. Cuento contigo- y con una sonrisa cálida provocada por los recuerdos de Rubí, entró a su habitación.

Perla se quedó sola en la sala de aquella casa. La noche ya se había apostado afuera.

-Que planeará hacer Garnet- pensaba para sí misma. El rol de visitas solos se cambiaba en emergencias.

-Como sea, haré lo posible para animar a Steven- y procedió a ir a su cuarto a buscar aquello que pudiera necesitar para sus labores del día de mañana.

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20 años atrás

-¿Y cómo está?- fue la pregunta que le hizo la gema blanca a Garnet en el momento mismo que ésta cruzó la puerta. La gran gema acababa de dejar a Steven dormido en su cuarto.

-Muy mal, se acaba de dormir y sigue envejeciendo.- dijo Garnet cerrando la puerta tras sí, para luego apoyarse en la pared y cruzar los brazos.

Reunidas en la sala de esa casa blanca se encontraban todas las gemas. Sus miradas reflejaban el dolor que provoca la incertidumbre. Steven, su Steven, se marchitaba a cada hora que pasaba y no encontraban forma de remediarlo.

Lapis Lázuli ya desesperada, dijo de pronto -¿Y bien? ¿Qué vamos a hacer? ¡Él se muere!-

-Gritar no ayuda- le respondió Amatista molesta.

-¡Se está muriendo y no hacemos nada!- regresó Lapis.

-¡¿Tú crees que no me duele a mi también?!- y Amatista sollozó.

Garnet no les prestaba atención, se tomaba la frente tratando de encontrar una salida.

Perla tenía su cuerpo y frente recargado en la pared en un aparente estado catatónico.

El sonido alterado de las voces desesperadas fue detenido de pronto, cuando una voz se escuchó por encima de todas.

-¿Alguna de ustedes sabía, que Steven podía envejecer así? ¿De golpe?- preguntó Peridot alzando la voz. Y todas la voltearon a ver. –porque yo sabía que se podía rejuvenecer como aquella vez en un cumpleaños. Pero no a la inversa-

La habitación se quedó en silencio. Amatista, Perla y Garnet se miraron entre sí, antes de responder.

-Hace muchas décadas- dijo Perla- cuando Steven aún era un niño y ni Lapis ni Peridot eran parte de nosotras; Steven cambió de edad. Envejeció de golpe hasta...hasta casi morir-

-Fue provocado debido a una depresión, pero fue una cosa infantil.- agregó Garnet.

-¿Y cómo se recuperó?- agregó Peridot.

-Nosotras nos pusimos a discutir y él simplemente...-dijo Perla.

-Él simplemente mejoró, pasó de ser un anciano a un niño- agregó Amatista.

-¿Solo porque las vio discutir?- pregunto incrédula Lapis.

-No fue la discusión- continuó Garnet – fue el hecho de que nos prestó atención y olvidó aquello que lo estaba afectando. Pero eso no funcionará ahora, estamos hablando de la pérdida de la mujer con la que vivió medio siglo y compartió la mejor parte de su niñez-

-Entiendo eso- dijo Peridot quien comenzó a andar de un lado a otro ansiosamente- quizá no podamos hacer que lo olvide, pero sí darle algún motivo. Algo...lo que sea...-

-Lo hemos intentado Peridot- intervino Lapis- pero no quiere escuchar a nadie-

Y el silencio volvió a ocupar la habitación en donde las cinco gemas sentían el alma colgando en un hilo.

Amatista sollozó llevándose una mano al rostro y sus lágrimas se dejaron ir. Lapis se dejó caer en un sillón derrotada.

Peridot buscaba una salida que no se le deba y comenzó a desesperarse.

Garnet sintió terriblemente la impotencia.

Entonces Perla habló.

-Lo haré yo- dijo.

-A...a que te refieres Perla- dijo Peridot.

-Iré a hablar con él y veré si puedo detener su deterioro-

-No ha querido escuchar a nadie. ¿Porque sería diferente contigo?- intervino Lapis.

Perla iba a contestar pero fue interrumpida.

-Hazlo- dijo Garnet con sentimiento en su voz- el tiempo se nos acaba, y si alguien puede hacerlo, creo, creo que esa eres tú Perla. -

La gema blanca asintió y ante la mirada de todas caminó a la puerta de aquella habitación con lentitud. Tomó el picaporte, lo giró y entró con la delicadeza de un felino, cerrando la puerta detrás de ella.

Lo vio a lo lejos, se acercó despacio a la cama. Steven estaba acostado sin taparse. Lucía un desgastado pantalón café y una camisa gris. Colores que no le gustaban pero que era lo más cercano que tenía para ir de luto.

Lucía una enorme barba blanca y una tez decrepita. Verlo simplemente dolía.

Perla se acercó hasta quedar frente a él, le acarició la frente y sintió en la rugosidad de su piel, cómo se había deteriorado. El pecho se le llenó de un dolor asfixiante.

-Mi Steven- dijo.

Para su sorpresa, el anciano abrió los ojos y la miró con una infinita tristeza.

-Pe-rla...

-Hola Steven- le dijo dulcemente.

-Pe-perla dime... ¿por qué...se m-murió?- y gruesas lágrimas cayeron.

La blanca sollozó un poco antes de contestar –es...es la condición humana mi Steven-

-Pe-pero yo...yo no muero Perla-

La gema le tomó la mano, la sintió terriblemente fría.

-Eso es porque tú, no eres del todo un humano mi niño, siempre lo has sabido-

-¡Todos se murieron Perla! ¡Todos! - y el anciano apretó los ojos derramando nuevamente el llanto- Yo...yo quiero morir Perla-

-No Steven, tú no-

-Es lo que debo hacer- aseveró con tristeza y su largo cabello se volvió totalmente blanco.

Ante esa acción y el shock de saber que lo perdía Perla lo levantó con delicadeza para colocarse entre él y las almohadas en la cama y recargar su torso en ella. Como si fuese un niño pequeño.

En esa posición lo abrazó con dulzura y le dijo suavemente.

-¿Sabes? Cuando le dijiste a Connie que entrenara conmigo, me dio mucha felicidad. El poder transmitir mi conocimiento de esgrima a alguien me emocionó mucho.-

-S-si Perla, el equipo jalea- y el anciano rio levemente como si tosiera.

-Siéndote sincera –le dijo y comenzó a acariciar su cabello – no creí que se lo tomara en serio pero, ¡wow! Supero todas mis expectativas, al grado que exageré un poco con eso del guardián- y Perla rio un poco.

-Sí, lo recuerdo. Si no intervengo se hubiera puesto feo- Perla notó que Steven habló sin ahogarse.

-¿Recuerdas como peleó a nuestro lado contra Homeworld? No solo aprendió las habilidades, las mejoró; era tenaz, ágil, decidida y fuerte-

-Sí, Perla –dijo sonriendo-Lo era.-

-Steven, nunca se lo dije a nadie pero me llené de orgullo cuando derrotó a más de una gema en batalla. Nunca hubo humano más fuerte y su forma de pelear, era similar a la mía- y fue Perla quien dejo ir unas lágrimas.

-Quiero que sepas que ella es y siempre será, después de ti, lo más cercano a una hija. Con ella sentí la plenitud del orgullo cuando me igualó en batalla. Y en algún momento, fue mejor- Perla abrazó aún más fuerte a Steven, quien había recargado su cabeza en la blanca.

-Eso deben sentir las madres humanas, al ver a sus hijos realizarse. Y ambos lloraron en la vendimia dulce que trae los recuerdos.-

-Era como mi hija- dijo Perla llorando.

De pronto, Steven se estremeció.

-Pero ahora Perla, ella se ha ido.-

La gema se limpió unas lágrimas.

-Lo sé Steven, y sabes que no te miento si te digo que ha sido cómo perder a una hija. Todo lo que alguna vez forme, ahora descansa en tierra- Perla sollozó con fuerza- ¿Sabes...como me siento?-

-Si Perla, duele mucho-

-Realmente sabes cómo me siento Steven- y Perla abrazó con fuerza al anciano.

-Claro que si Perla- el hombre se atraganto con sus palabras- ¡Duele mucho! ¡Demasiado!-

-¡Entonces por qué quieres dejarte morir tú también!- Rompió en llanto Perla con voz desesperada.

-Si te pierdo, me quedo sin nada. Ya no tendré nada ¡No podré soportar el dolor!- y la gema blanca pegó su rostro a la espalda de Steven, quien de inmediato sintió en su camisa una humedad en franca expansión.

-¡Si tú te vas llévame contigo mi niño! ¡No quiero ser una Perla olvidada y sola en este mundo sin ti! Si te vas ¡llévame por favor! – Steven podía sentir los labios de Perla moverse en su espalda. Ella pegaba su rostro con fuerza y lo movía en una franca desesperación en un dolor nacido de lo más profundo.

Steven sintió un calor en el pecho que lo quemaba, y con fuerza se volteó para tomar a la delgada en sus brazos y llevarla a su pecho, ambos quedaron acostados en la cama, ella hundió su cabeza en él.

-¡Si tú te vas yo me muero Steven!- decía ella desesperada sin separar su rostro de él. El la apretó con fuerza y en la entrega del dolor compartido, ante el fallecimiento de un ser tan importante para ellos, una luz se manifestó y por un segundo, ambos creyeron que se fusionarían.

-Pe-rla...-

Pero la fusión no ocurrió.

Cuando Perla abrió los ojos, encontró con que Steven se veía, si bien no joven, bastante recuperado. Su cabello era gris de nuevo y sus arrugas habían desaparecido.

Él se encontraba profundamente dormido.

Presente

-¡Oh No! ¡No!, ¡No!, ¡No!, ¡No!, ¡No! ¡Es mi turno de visitar a Steven!- exclamaba con furia una pequeña chica morada.

-Amatista, escúchame- repelía Garnet.

-¡Es mi turno Garnet! ¡Y no me importa que seas la líder! ¡No es justo!-

-Amatista, escúchame-

-Me van a quitar mi lugaaar- y Amatista hizo a llorar con mucho sentimiento.

-¿Vas a llorar?- exclamó Garnet- caray, parece que el estar con Steven en estos años las ha vuelto muy sensibles-

-Yo...yo tenía planeado ver una película con él. Y...y... que pasáramos una noche acampando- y Amatista puso unos ojos enormes y brillosos.

-Ya Amatista, no te estoy quitando tu lugar, lo tendrás la próxima semana o quizá antes. Todo depende como se den las cosas-

– Es por lo de... ¿su depresión?- preguntó la morada.

-Así es, mañana va a ir Perla con él porque considero que ella puede encontrar la manera ayudarlo. ¿Recuerdas cuando Connie murió?-

-Sí, fue horrible- dijo la peliblanca.

-Entonces confía en mí y guarda esa película para que la vean la próxima semana, ya que él esté mejor ¿Va?-

-Ya que- dijo frunciendo el rostro- Quisiera o no quisiera se iba a hacer tu santa voluntad. A que no le quitaste el turno a Rubí- dijo Amatista clavando una aguja certera.

Garnet se acomodó los lentes –Maldición, ahora todo usan a Rubí para fastidiarme-

-Pues si es la niñita de papá, viviría en los bóxer de Steven si pudiera-

-¡Amatista!- y comenzó una persecución.

-¡Te molesta por que sabes que es verdad!- gritaba la morada escapando de Garnet.

Tiraron un librero donde Amatista se guareció.

-La verdad no sé cómo le hacen, si a mí me cuesta no me imagino a Rubí- y Amatista soltó una carcajada ante la imagen mental.

-¡Eso es algo que no te incumbe!- respondió la rojinegra evidentemente avergonzada.

-Dime Garnet- dijo con ojos finos la peliblanca - ¿Se la mete toda?-

-¡Amatista!- Y la persecución se volvió tan violenta que acabo con una Amatista huyendo por la ventana en su forma de bólido.

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20 años atrás

Perla salió de la habitación con mucho cuidado de no hacer ruido. Afuera fue de inmediato fue abordada por sus compañeras, todas desesperadas por recibir información del gem cuarzo.

-Perla, vimos un destello en el marco de la puerta ¿Qué ha pasado?- preguntó Garnet con tensión en su voz.

-Sí, dinos, ¿qué paso?- secundó Amatista.

Perla se quitó unos restos de lágrimas de los ojos y les sonrió con dulzura.

-Al parecer, detuvo su envejecimiento, y se ve un poco más joven-

Todas exclamaron con alivio, excepto Peridot.

-¿Qué significa eso de que "al parecer"? ¿Lo hizo o no?- exclamó la verde.

-Bueno...- iba a explicar Perla, cuando un segundo resplandor las sorprendió a todas, procedía del marco de la puerta que daba al cuarto de Steven. Cuando la luz cesó todas tenían altas dosis de incertidumbre.

-Al diablo, yo voy a ver cómo está- y Peridot corrió a la puerta seguida de Lapis y Amatista.

-¡Esperen!- exclamó Garnet quien fue tras ellas seguida de Perla.

Aparatosamente todas entraron a la habitación tropezándose y haciendo mucho ruido, sin embargo, al ver al lecho, se quedaron en silencio total.

Inclusive Perla.

Sobre la cama, se encontraba dormido Steven, pero les costó reconocer al chico que allí dormía.

De anciano ya no tenía nada, su cabello largo y negro emulaba al que una vez tuvo Greg Universe en su juventud, su cuerpo era grueso pero atlético, brazos potentes, pectoral fuerte y un abdomen levemente marcado en donde se veía una gema rosa brillante. La blanca sábana cubría parte de su cintura y piernas.

Él se veía joven, fuerte, y muy bien.

-Garnet- dijo Peridot sin dejar de ver al chico- estoy sintiendo unas cosas raras en alguna parte-

-Silencio Peridot, lo importante es... que él está bien –

-Y muy bien- agregó Amatista.

- Perla, ¿Por qué esta desnudo?- cuestionó Lapis.

-No tengo la más mínima idea.

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Y es todo por hoy.

Para aquellos que esperan lemon tendran que esperar. La historia apenas esta estableciendose y es necesario realizar el planteamiento de manera correcta. 

Agradezco sus lecturas y comentarios. Esta vez no puedo prometer que habra capítulo mañana pero de no ser así, sera el domingo.

En el siguiente veremos a Perla en su día con Steven y también que pasó después de que todas las gemas vieron a su Steven en traje de adán en la cama.

Saludos a todos!

Gendou "El Maldito" Uribe



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