capitulo 42
Las mancillas del reloj en la pared se había vuelto suavemente ruidoso en esa silenciosa sala, donde siguen ambos padres a la espera de su no tan pequeño hijo pero que a sus ojos sigue siendo un bebé.
—Dariel.—Dejo caer su espalda sobre el pecho del nombrado.
Ambos estaban sentados en el sofá pero Samuel en medio de las piernas de Dariel. Sintiendo la entrepierna de este, pinchado su trasero.
—¿Sí?—Responde, procediendo a mover hacía un lado el cabello rojizo de su esposa, solo de esa forma tendría la vista perfecta del pálido cuello y sobre todo la mordida en la nuca de Samuel.
Le sigue pareciendo increíble que ambos siendo alfas se pusieron marcar de está manera, quizás el destino o su lazo como almas gemelas es tan fuerte que se les dio la oportunidad de entrelazarse y así no hayan podido mantener esa mordida en sus nucas, Dariel hubiera hecho hasta lo imposible para lograr tal azaña.
No es que la mordida sea tan importante pero lo que si era importante para Dariel eso era; llevar la marca de los perfectos dientes de su amado en él, mostrarle al mundo que tenía dueño. Que su cuerpo y alma le pertenecerá a la única persona que amado desde siempre y será así para toda la eternidad.
—Mante quita tu tercera pierna sino quieres que te la termine rompiendo.—Amenaza tras soltar un manotazo en el pecho de su esposo.
—Con tu interior supongo, ¿verdad?—No hace mucho estuvieron uniendo sus cuerpos más de cinco veces y Dariel sigue queriendo más. Samuel se dió cuenta de ello al sentir las manos de Dariel bajo su camisa, frotando los pezones de su Sammy.
‹Amo tanto a mi Sammy que quiero estar así con él las 24/7 ansiando el día que Roshan se haga cargo del negocio familiar, en día en que ese bribón tenga su propio familia y ya no tengamos que preocuparnos de su seguridad porque ya será lo suficientemente bueno para cuidarse por si solo.
Solo entonces mi esposa y yo podremos estar tranquilo e irnos de vacaciones unas muy extensas, nos merecemos eso el estar alejado de todo. Estar en un lugar donde solo existamos nosotros dos rodeados de paisas hermosos mientras hacemos el amor una y otra vez hasta que no podamos expulsar nada de nuestros cuerpos.›
—Si me la vas acortar con la presión de tu interior, entonces si, me encantaría y mucho mas en la manera que todo en ti se contraje, como una liga dividiendo un chorizo, mi chori...
—¡Dariel!—Le soltó otro manotazo, pero este solo sonreía ampliamente mientras lame la mejilla de su esposa el cual se encuentra muy avergonzado.
Su desvergüenza y mal hablado con los años a ido aumentando en vez de disminuir con la edad, es lo mismo con su libido...bueno, de eso último no me puedo quejar porque mentiría si dijera que no me emociona el saber que le sigo volviendo loco sin importar que me voy haciendo viejo con el tiempo.
Sin embargo, a sus ojos me sigo viendo tal cual me conoció y me sigue enamorando como si fuera la primera vez. Nuestra llama en vez de ir disminuyendo sigue incrementado cada día y estoy seguro que seremos de está manera aun cuando ya no podamos andar con nuestros propios pies.
—Deja de comparar la comida con esta cosa.
Podían comportarse de esa manera porque los empleados tenían prohibido rondar por la sala si solo estaba sus dos maestros, fue una una orden muy estricta del mayordomo, Gaspar.
Gaspar se llevó el momento mas traumático de su vida, un cierto día vió a su maestro Dariel en paños menores, cubriendo por completo a su esposa mientras veia fríamente a Gaspar, este no le quedó de otra que salir corriendo antes de que lo asesinaran con la mirada. Desde entonces se implantaron unas cuantas reglas.
—Nmgh~—Un suave gemido se escapó de sus labios, haciendo eco en el oído de un Samuel que no tardó estremecerse, le fascina escuchar a su alfa el hacer esa clase de sonidos.
Ese gemido lascivo por parte de Dariel fue a causa de Samuel, el cual restregó fuertemente su trasero sobre esa tercera pierna lo que provocó una existencia y dureza mas fuerte en ese pedazo de carne.
—¿Quieres subir a la habitación?—Preguntó con una mirada y sonrisa traviesa?—¿Quieres que te monte?
Sigue preguntando e inclino su rostro hacia un lado, dejándose caer su cabeza sobre el hombro izquierdo de Dariel, mientras espera ansiosamente la respuesta de su esposo.
—Esposo.—Resoplo cerca del oído del contrario, sonriendo al sentir el estremecimiento de Dariel principalmente el de su entrepierna.
—¡S-Sí!—Responde con dificultad.—Si quiero que me montes.—Su voz era tan caliente al igual que su aliento, respiración lo que provocó que algo también se empezará a levantar entre las piernas de Samuel.
Es que era imposible que Samuel no reaccione cuando sus pecho es acariciado de tal manera, pero lo que lo encendió por completo fue la expresión extremadamente caliente en Dariel, ese leve sonrojo en sus mejillas lo hace ver muy adorable.
—Te tendrás que aguantar un rato mas.—Se alejó de Dariel.—Es tu castigo por llevar la atmósfera a una dirección que no debería de ir.—Tomo asiento frente a Dariel, dejando caer sus pies sobre la virilidad del contrario.
—Sammy.—Lo aclamo entre jadeos.—N-No...No frotes tus pies contra ese lugar...Solo me emocionare todavía más—Sus ojos azul-violeta eran tan brillantes que el interior de Samuel, se contrajo al conectar con la mirada de su lujurioso esposo.
—Esa es la idea.—Muerde su labio inferior, procediendo a levantar ligeramente su camisa.
Dariel trago grueso al ver desde el pecho hasta el abdomen descubierto de Samuel, eso lo excito así como los pies de Samuel frotando su entrepierna sobre la tela humedecida del pantalón.
—¿Te gusta lo que vez?
—¡Me encanta y en este instante solo quiero pasar mi lechuga de arriba abajo!—Declaro todo eufórico.
—Pues te quedarás con las ganas...¡Dariel!—Exclamó al tener de un momento a otro encima suyo al contrario.—Me haces cosquillas.—Sonríe al sentir la lengua del alfa pasar por sus costillas, Dariel lo decía en serio cuando dijo que quería pasar su lengua por el cuerpo de su esposa.
Ese alfa que parecía estar en celo pero no lo estaba. Solo su esposa le puede hacer sentir de esa forma, comportarse cómo un animal en celo pero también ser un caballero.
—Te amo tanto cariño.—Su mirada tonta conecto con la otra mirada idiotizada de su amado, ambos era dos tontos enamorados.—Sé que te lo digo a menudo pero no me caso de decirte lo afortunado que soy de haberte conocido, agradecido con mi madre y mi suegra de que hayan dejado estos anillos.—Ellos siguen usando esas reliquias.
Desde que los usan nunca se los han vuelto a quitar, ellos forman parte también de su compromiso y matrimonio como las otras dos sortijas en su dedo anular.
—Gracias a esto pudo escucharte y conocerte cuando eras Alen. Estos anillos jugaron un papel importante en nuestras vidas y el lograr traerte a este lugar que desde un principio pertenecías aquí.
—Te amo mi alfa lujurioso.—Su hermosa sonrisa deslumbro a su esposo.—Te amo mucho mas que ayer, mi corazón enloquece con solo encontrarme con tu bella mirada. Aun me sigo poniendo nervioso cuando estamos juntos como esa nuestra primera al entregamos en cuerpo y alma mientras nos jurabamos amor eterno con nuestros cuerpos.
—Te amo.—Volvio a decirle pero está vez con sus labios mezclándose en beso puro.
—Buenas tardes, Joven maestro Oriel.—Saludo Jon.
Su voz fue lo suficientemente fuerte para que la escucharán allá dentro, esperando que su maestro Samuel logré escucharle y no sea atrapado junto a su esposo haciendo cosas de adultos en la sala.
—¿Se encuentra Sam?—Si estos dos están en la entrada significa que sus maestros han de estar como conejos, no me sorprendería si un día de estos Sam vuelve a salir embarazado.
Mas bien es sorprende que después de tantos años no haya vuelto a quedar embarazado, si ambos no pueden estar un segundo lejos del otro. Me dió te descuidas y ya se encuentra encima del otro.
—Sí, está en la sala junto a mi maestro.—Responde Victor.
—¿Puedo pasar?—Estos dos son iguales o peor que sus maestros, si Jon pudiera dar a luz ya tendría un equipo de fútbol... Una vez tuve el incómodo momento de encontrarlos en una situación bien comprometedoras.
Es uno de los motivos por el cual Oriel, mejor amigo de Samuel. Dejo de caer de sorpresa en Royal Garden (cuando Roshan estaba pequeño solía venir a menudo) solo para no encontrar a nadie dándose amor en cada rincón de toda la propiedad.
—Sí, pase.
—Gracias.—Desde que dió el primer paso sintió el leve olor a feromonas de los dos alfas y eso que ni siquiera había llegado a la sala.—No hay pudor ni consideración para los empleados por parte de estos dos.
—¿Qué tanto murmuras?—Tanto Samuel como Dariel ya se encontraban sentados, con sus ropa bien arreglada pero sí, sin dejar de abrazarse.
—Nada, ¿que voy a murmurar?—Me gustaría abrazar a mi mejor amigo pero corro el peligro de perder los brazos, mejor abstenerse.—¿No ha regresado todavía mi sobrino?—Le traigo un lindo obsequio.
Oriel se llave muy bien con Roshan y cuando el nombrado era solo un niño, era Oriel el que le complacía la mayoría de sus caprichos y le solapaba las travesuras.
—Ya es tarde por lo que no tardará en salir de la universidad.—Ya mandé por él por si tiene pensado no regresar a casa otra vez.—¿Que tras ahí?
—Un regalo para Roshan y para Zuzen también.—Sonríe.
—¿Fuiste a la subasta de objetos de grandes corredores?—Preguntó Dariel.
—Como siempre muy perspicaz, cuñado.
—Tra aquí.—Extiende sus manos.
—¿Por qué?—Mira con extrañes a Samuel.
—Tus queridos sobrinos están castigados y no pueden recibir ningún tipo de regalo.—Sonrió pero al mismo tiempo no era una sonrisa.
No crea que Oriel lo podrá salvar de la que le espera, no me sorprendería que le haya escrito para que viniera al rescate. Mi mejor amigo es un tío demasiado alcahueto con Roshan.
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