P6: Día 5: El primer error.

...

—¿Por qué simplemente no vas y se lo dices?—cuestionó Edén cruzándose de brazos. Un poco cansada de la actitud cobarde de Maya.

No es que le hiciera demasiada gracia que su mejor amiga estuviese enamorada del imbécil de Joel Pimentel pero sabía de antemano que en el corazón no se mandaba, además, Joel Pimentel por una vez en su vida parecía estar en sintonía con ella, así que definitivamente tenía que aprovechar eso.

—Me da pena...—susurró Maya tirando más de las mangas de su suéter gris.

—Por el amor de Dios, eres una chica lindísima y si Joel realmente no se da cuenta de eso pues entonces no vale la pena... ¿Estás de acuerdo con eso?—inquirió lanzándole una pequeña mirada fugaz.

—Sólo...no me presiones ¿sí?—inquirió en medio de un largo suspiro.

—Esta es tu oportunidad, aquí viene y para hacer las cosas todavía más interesantes, viene con tu primo...—anunció Edén sonriéndole ampliamente. El corazón de Maya comenzó a latir desenfrenadamente dentro de su pecho.

Pestañeó un par de veces tratando de reunir el valor suficiente para hablarle pero ya era demasiado tarde pues Edén los estaba llamando. Zabdiel y Joel se acercaron a ellas y la piel de la chica de erizó por completo.

—¿Qué pasa?—cuestionó Zabdiel llevando su atención de una a la otra.

—La verdad...es que Maya quiere hablar con Joel ¿cierto, Maya?—musitó la chica ofreciéndole una sonrisa tratado de darle ánimos.

Joel se cruzó de brazos y la observó fijamente esperando a que ella finalmente se decidiera a hablar. Maya no era como el resto de las chicas con las que él solía inmiscuirse, empezando porque era la prima de Zabdiel, su mejor amigo y era la única chica que parecía estar no registrarlo en el mundo, sin embargo ahí estaba ella, queriendo hablar con él. O por lo menos eso era lo que Edén decía.

—¿Y...bien...?—comenzó él cuando se dio cuenta que la chica estaba completamente nerviosa.

—la verdad es que no sé por donde comenzar...—murmuró Maya y Joel la miró lleno de curiosidad.—Es decir, sé lo que te tengo que decir pero la verdad es que no sé por dónde comenzar...Dios, esto realmente no está funcionando...—inquirió jugueteando con sus manos nerviosamente.

—Maya...te conozco desde hace siglos así que realmente no tiene mucho sentido que te sientas nerviosa, no somos amigos sin embargo eres la prima de mi mejor amigo y no sé si recuerdas que pero hemos coincidido en sus fiestas de cumpleaños desde que Zabdiel cumplió cinco así que...

—De acuerdo...—susurró ella.—La verdad es que no te lo pensaba decir pero Edén tiene razón, no puedo ocultarlo mucho tiempo y tampoco tiene mucho sentido que lo haga...me gustas, Joel—soltó de golpe.

Joel se quedó completamente quieto observándola fijamente sin saber muy bien que decir. Es decir, estaba acostumbrado a que las chicas le dijeran que les gustaba pero que se lo dijera Maya era diferente, ella no era demasiado bonita en comparación con el resto de las chicas con las que solía rodearse, de hecho, en cientos de ocasiones diferentes él había hecho bromas sobre el aspecto de la chica.

—Pues...gracias, creo...

El corazón de Mayase encogió dentro de su pecho ante la respuesta del muchacho, no es que esperase que él se echara a llorar, la abrazara y le pidiera que fuesen novios, estaba consciente que eso no iba a pasar pero tampoco esperaba esa respuesta tan...simple.

—No debí decirlo...—susurró la chica girándose.

Entonces una increíble idea se le ocurrió a Joel Pimentel.—Maya, espera...—musitó tomándola del brazo para evitar que ella siguiese avanzando—Lo siento ¿sí? No quería parecer grosero o algo así al contrario de lo que puedas llegar a pensar es sólo que...no me esperaba una confesión así...—inquirió sin dejar de mirarla a los ojos y sin soltarla. Ella llevó sus ojos hasta la unión de sus manos –o por lo menos la mano de Joel y su antebrazo- y él la soltó de inmediato.—Lo lamento, no quería lastimarte...

—Está bien, no pasa nada...—respondió ella.

—Escucha, yo...creo que podemos conocernos mejor ¿no?—cuestionó él ofreciéndole una pequeña sonrisa. Maya llevó sus ojos disimuladamente hasta Edén y Zabdiel a unos metros de ellos que conversaban animadamente sin prestarles demasiada atención.

Al menos Edén se llevaba bien con Zabdiel. Maya y Zabdiel no tenían una muy buena relación pero tampoco tenían una mala. Eran primos, más no amigos.

—¿De verdad...?—preguntó ella sin salir de su estupor. Joel Pimentel le estaba pidiendo que se conocieran mejor, eso definitivamente era mejor que en los sueños.

—Pues claro...—susurró él volviendo a sonreírle.—¿Qué te parece?—Maya lo miró a los ojos sintiendo de repente como su piel se erizaba y siendo consciente que si su corazón seguía latiendo de esa manera terminaría muriendo de un paro cardiaco o algo similar.

—Me parece perfecto...

(...)

—Déjame ver si te estoy entendiendo...—susurró Zabdiel.—Tú le gustas a mi prima...—murmuró el chico y Joel asintió.—Vaya, tonta—agregó.—Es decir, no es que en sí sea tonta pero en el fondo lo es por fijarse en ti, es obvio que tú no estarías con ella ni aunque te pagasen...—los ojos de Joel se posaron en él y le ofreció una enorme sonrisa—No es cierto...dime por favor que no es lo que estoy pensando...

—¿Qué tanto quieres a tu prima?—cuestionó Joel cruzándose de brazos.

—Pues es mi prima, ¿tú que crees?—murmuró su mejor amigo.

—¿Me darías tu permiso para jugarle una pequeña broma?—preguntó el muchacho sonriéndole ampliamente.

—¿Qué tipo de broma...?

—Ah, una sin mucha importancia pero que sin duda va a ser completamente divertida...—respondió Joel dejando escapar un largo suspiro.

—Joel, Maya es mi prima y aunque no lo parezca, la quiero...

—Ya lo sé, pero de verdad te prometo que no va a ser la gran cosa—explicó—Es algo así como la típica broma del patito feo de la universidad, pero vamos...todos sabemos en que terminan esos clichés...Maya ni siquiera se va a enamorar, sólo será cuestión de un par de citas y es todo, y si con eso te quedas más tranquilo, ni siquiera va a pasar nada entre nosotros—expuso pausadamente para que Zabdiel lo entendiese.

—¿Estás seguro de que esto no va a ser más que una simple broma?—cuestionó Zabdiel no tan convencido de las palabras de Joel.

—Pues claro, te lo juro por mi auto que es lo que más amo en el mundo...—susurró. Zabdiel rio en voz baja.

—De acuerdo pero te prometo que si mi prima termina llorando como una típica Magdalena y odiándome como una nenita patética tendrás que ayudarme para que no le cuente nada a mi mamá, sino...ya me veo castigado hasta que sea un anciano...—murmuró frunciendo los labios y provocando una sonora carcajada por parte de Joel.

—Nada de eso, Zabdi...Maya ni siquiera lo notará...—anunció sonriéndole ampliamente.

Llevó su atención hasta Mac, que caminaba por el patio de la escuela como toda una modelo, sonrió ampliamente se acercó a ella a paso acelerado dejando a Zabdiel casi con la palabra en la boca.

—Mac bella—la llamó. La chica llevó sus ojos azules perfectamente maquillados hasta él y le ofreció una pequeña sonrisa digna de un comercial de cremas dentales.

—Joel—susurró la chica besando su mejilla.—¿Qué pasa?

—¿Ya tienes pareja para el baile de fin de cursos?—cuestionó galantemente.—Porque la verdad es que lo he estado pensando mucho y creo que tú serías mi pareja perfecta...—anunció y las mejillas de la chica se sonrojaron de inmediato.

Joel sonrió internamente. ¡Siempre funcionaba!

—¿En serio?—inquirió ella sin poder creerse que realmente era Joel quién la estaba invitando al baile de fin de cursos.

—Pues claro...—sonrió.—¿Quieres ir conmigo?—ella lo miró a los ojos y asintió firmemente.—Te prometo que vas a ser la chica más bella de la fiesta...—susurró. Macarena sonrió.

Y entonces el día del baile todo se había derrumbado para Maya Ivanov. Había pasado la semana entera buscando el vestido perfecto para gustarle a Joel. Edén le había dicho que tenía que elegir uno que realzara su figura, que resaltara sus ojos y que la hiciera parecer toda una princesa. Maya no sabía mucho sobre moda pero luego de insistirle tanto a su madre ella había accedido a hacer que una asistente de moda la guiara en la búsqueda de su vestuario perfecto.

Después e todo, Joel lo valía.

Estaba tan emocionada que no había podido dormir la noche anterior. Inspiró profundamente y tiró de la manija de la puerta del auto para poder bajar. Llenó de aire fresco sus pulmones y comenzó a avanzar lentamente hasta el lujoso salón donde sería el evento. Lo primero que se encontró fue a un puñado de chicas todas con vestidos bonitos y peinados increíbles que parecían parte de la realeza británica. Se rio de la estupidez que estaba pensando y continuó con su camino. Hasta que lo vio.

Joel Pimentel estaba caminando de la mano de Macarena Underwood.

Su sonrisa se esfumó pero Joel ni se inmutó.—Joel...—lo llamó apenas él llegó hasta ella.

—Que disfrutes el baile, Maya—anunció el chico. Macarena le ofreció una falsa sonrisa.

—Pero creí que nosotros vendríamos juntos...—inquirió la chica con los ojos cristalizados.

—¿En verdad crees que yo querría venir con alguien como tú, Maya? No inventes—se burló.—Dime ¿Cómo porque querría venir al baile de fin de cursos con una chica como tú cuando puedo venir con alguien como ella...?

—¿Qué?—susurró Maya obligándose a no echarse a llorar.—Pero yo creí que tú...

—¿Qué yo gustaba de ti...?—cuestionó Joel.—Ese es el problema de las chicas como tú, piensas que tienen una mínima oportunidad porque viven soñando...soñar no es bueno, Maya, espero que hayas comprendido eso...buenas noches, Maya. Que disfrutes el baile...

...

—¡Eres un maldito imbécil, Joel Pimentel!—Le espetó la chica poniéndose de pie para cubrir el espejo con la sabana.

—¡Maya!—la llamó el chico.—Destápame, es una grosería no ver a la gente a la cara cuando te está hablando—se quejó.—Además...tienes que escucharme...

—No quiero hacerlo—demandó la chica cruzándose de brazos.

—Maya, por favor...tienes que escucharme...por favor—susurró el chico.—Tienes que escucharme...

Maya entornó los ojos, negó un poco y se giró de nuevo para descubrir el espejo.—¿Qué me vas a decir, eh? ¿Me vas a decir que cambiaste? Que ahora eres capaz de verme a los ojos y ver a través de ellos... ¿Qué me vas a decir ahora? ¿Qué antes eras un maldito idiota pero que ya cambiaste?—inquirió a toda prisa.—No te creo, no te quiero creer...

—Maya...

—Y me odio a mí misma, Joel...me odio porque a pesar de todo no te odio...aprendí mi lección, soñar no es bueno...—musitó con los ojos empañados.—Cuando te accidentaste y nos dijeron que estabas en coma me sentí mal por ti, porque soy una idiota que no puede guardarte rencor...recé por ti para que te recuperaras pronto pero ahora que te veo aquí...no puedo ayudarte, fue una estupidez de mi parte...

—Si puedes ayudarme, Maya...—susurró Joel sin dejar de mirarla a los ojos.—Sé que merezco que me grites, me insultes, que me pegues si quieres...pero por favor, déjame hablar contigo, escúchame y después haces lo que creas que es más conveniente ¿de acuerdo...?—murmuró afligido.—En el fondo estaba completamente feliz por saber que alguien como tú me quería, a pesar de saber la clase de imbécil que era, me querías...estaba cien por ciento seguro que las personas que decían que me querían sólo lo hacían porque querían tener estatus, una buena reputación y no querían por lo que realmente era pero tú si lo hacías, Maya...esa era la diferencia. Sabías que era la peor persona en el mundo pero aun así me querías...no había nada bueno en mi pero tú fuiste capaz de ver cosas buenas en mí y me querías por eso...

—Y ese Joel, fue el primer error. Ver cosas buenas en ti donde claramente no las había...

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