CAFÉ
Caminaba rápido por la calle, trataba de cubrirse con su paraguas por la intensa lluvia que había.
Miró sus zapatos, estaban mojados. Frunció el ceño muy molesto.
-Maldita lluvia-Se ajustó la bufanda negra, para abrigarse el cuello.
Se detuvo y cerró el paraguas, dejó que escurriera un poco el agua, alzó su mirada y se encontró con un cartel que decía "abierto".
Abrió la puerta y se escuchó la campanita, dejó su paraguas en un soporte.
Se acercó al mesón y una amable joven lo atendió.
-Muy buen día, señor Levi-sonrió-¿Lo mismo de siempre?-
-Si, un expreso... pero esta vez lo quiero acompañado de un trozo de selva negra, uno pequeño-
-Se lo llevaremos de inmediato, por favor... vaya a sentarse-Se alejó a una pequeña ventanilla-Una orden de selva negra-avisó, luego se dirigió a la maquina de café.
El azabache sacó su celular, caminó directo a su lugar favorito, una pequeña mesa con vista a una hermosa fuente.
Su presencia era constante en ese lugar, hace más de cuatro años que iba a servirse lo mismo de siempre antes de entrar a trabajar.
Se quitó su abrigo y la bufanda, para estar más cómodo.
Apartó su mirada del celular, para acomodarse en la mesa.
-¿Eh?-Alzó una ceja por la confusión.
En su lugar favorito, habia un chico joven.
Aquel chico tenía un grueso abrigo de color azul en el respaldo de la silla, un suéter tono durazno y jeans azul oscuro. Su cabello era castaño y le llegaba a los hombros.
En la mesa tenía un capuchino con dibujitos y un trozo de pastel de tres leches a medio comer.
Su mentón estaba apoyado en una mano, su vista estaba dirigida al otro lado de la vitrina. Probablemente mirando la fuente.
-¿Qué es esta mierda?-se molestó-Maldición-se acercó al mesón.
-¿Ya le vamos a llevar su orden, señor Levi?-ordenaba las cosas que iba a utilizar.
-Si, lo sé... pero...-Apuntó-¿Y ese?-preguntó indignado.
-Oh, seguramente lo atendió mi compañera... Ella es nueva y no sabe sobre su lugar favorito... Jaja-sonrió-lamentablemente no podemos exigirle al joven que se vaya a otra mesa-
-¿No?-Arrugó su frente.
-No, pero puede compartirla-Pusó una taza y un plato en la maquina- es interesante conocer gente nueva, ¿No lo cree?-
-Si, como sea-Se alejó-Espero mi orden en la mesa-
-¡Si!-Respondió la chica, para seguir con su trabajo.
Levi estaba muy disgustado, pero se sentó en la silla que sobraba.
Le sorprendió que aquel chico no se haya dado cuenta de su presencia, pero rápidamente cambió de parecer.
-¿Me esta ignorando?-susurró-Oye, mocoso... Esta mesa siempre la utilizo yo, todos los días a esta misma hora, ¿Entiendes?-cruzó sus brazos.
Pero ese chico no lo miró en ningun momento.
-¡Tsk¡ este maldito engreido... ¿Me estas ignorando? Es sólo para que lo sepas, bastardo... mañana voy a llegar más temprano y quitaré esa maldita silla-seguía hablando-¿Me entiendes?-
Sintió como su ceño se tensaba, de lo molesto que estaba.
-Aquí está su orden, señor Levi-La joven le dejó la taza de café expreso y el trozo de pastel-Uh...-sin querer apoyó su cuerpo en la mesa y esta se movió un poco.
-Ha...-Se quejó aquel chico.
Levi lo miró de inmediato, los ojos de ese chico eran de un tono jade. Eso lo encontró muy exótico, nunca había visto en su vida a alguien con ese color de ojos.
-Lo siento mucho-Se disculpo.
-No importa, gracias por el pedido-tomó la taza-¿Huh?-miró frente suyo.
El chico lo miraba muy confundido.
-Esta es mi mesa, mocoso...-Bebió de su café-He estado en este lugar por mucho tiempo y tu sólo llegaste hoy, vamos a tener que compartir, pero si no quieres... hay más mesas a las que puedes ir...-lo miro de nuevo.
El chico parecía estar más confundido.
-¿No eres del país?-Frunció el ceño-Voy a buscar el traductor en el celular, para que entiendas de lo que te hablo-
El jovencito parecía no entender nada.
-¿De que pais eres?¿De Alemania?-Revisaba su celular-Por la mierda, di algo...-lo miró de nuevo.
El jovencito le sonrió e hizo algo con las manos.
-¿Me estas insultando?-se puso de pie-No es gracioso-
-¡Ah!-Lo miró sorprendido.
-¡Señor Levi!-La mesera se le acercó-Hablé con mi compañera-le susurró-Ese chico es... sordo-
-¡¿Haa?!-Soltó sorprendido.
-Lo lamento mucho-Habló despacio.
El joven sólo le sonrió.
-Lo lamento, señor Levi... yo-
-N-no... no importa, no es tu culpa...-Sus mejillas estaban sonrojadas-Regresa a tu trabajo... je...-Se sentó.
Estaba muy avergonzado de lo que hizo.
-Maldición-Del bolsillo de su camisa, sacó un bolígrafo, tomó la servilleta y escribió una frase.
Se la dejo frente al chico, él lo miró y leyó.
"Lo siento, podemos compartir mesa si quieres".
El joven lo miró de nuevo y asintió sonriente, extendió su mano apuntando el bolígrafo.
-Ah, si...-Se lo pasó.
El jovencito escribió, despues de unos segundos le regresó el bolígrafo y la servilleta.
Leyó lo que estaba escrito.
"Muchas gracias por su hospitalidad. Mi nombre es Eren ¿Y usted como se llama?".
-Si...-escribió su nombre y se lo pasó.
"Levi".
El ojiverde lo miró y le sonrió.
Levi juró en ese momento, que esa simple sonrisa, era la sonrisa más tierna y sincera que había visto en toda su vida.
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