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⚠ ATENCIÓN ⚠
Este capitulo tiene contenido sexual explícito.
¿Recuerdan el primer párrafo del primer capítulo?
Bien, pues olvídenlo.
Si Bakugou tuviera que describir el día perfecto sería ese, y esta vez hablaba enserio, donde la estación de otoño estuviera presente en todas partes, siendo la temática principal por la cual se guiaron al decorar el salón donde estaba celebrando la consumación de su matrimonio con un bello doncel de nombre Kirishima Eijiro. Y no era el único motivo de celebración pues no solo se había casado con el pelirrojo, sino también obtuvo a su cargo a dos maravillosos pequeños a los cuales deseaba verlos crecer, pero estando él a su lado, guiándolos hacia la meta como solo un padre podría hacerlo.
Al final, todo resultó bastante bien para todos, Akio tuvo la oportunidad de nadar con delfines tal y como deseó desde el inicio, lanzando al aire un efusivo "¡Gracias papá!" mientras era llevado en el lomo de los delfines. A su vez Natsuki obtuvo su curso intensivo de arte competitivo donde además de practicar tiro con arco, se le instruía en deportes equinos, gimnasia y patinaje, donde dedicaba cada uno de sus logros a su padre.
Izuku coincidió en su vuelo con un joven empresario amante de Two Direction, con el que logró una inmediata conexión por el sentido de resiliencia en ambos tras el divorcio de sus padres.
Y, finalmente, Katsuki puede presumir un verdadero anillo de bodas descansando en su dedo anular, y cuando las personas le pregunten al respecto dirá que está casado con un doncel que no le golpea, no le engaña, no bebe, bueno, que no bebe demasiado, y con quien pasará el resto de su vida.
— ¿Le gustaría bailar con su esposo, Dr. Bakugou? — se acercó Eijiro a la mesa contorneando sus caderas en un pequeño baile
— Claro que sí, Sr. Bakugou — con una gran sonrisa se dirigieron a la pista de baile uniéndose a la celebración con sus pequeños
Luego llego el momento de que los novios bailaran su vals, danzando con la melodía de I and You, composición musical original de la banda King que esa noche tocaba en el gran salón a petición del despiadado rubio y sus ganas por ver la reacción del guitarrista principal de la banda al enterarse quien era uno de los recién casados. El tiro le salió por la culata cuando Sero ni siquiera reconoció al pelirrojo y aparentemente había olvidado tener cualquier interacción con él, ofendiendo más a Bakugou que al mismo Kirishima.
— Supongo que no le pareciste tan interesante como para recordar tu cara — fastidió un poco a su esposo con una sonrisa burlesca en el rostro
— Pues no me molesta, porque viéndolo bien su sonrisa si es un poco aterradora
— Te lo dije, es un psicópata en potencia — imitó su sonrisa escalofriante recibiendo un golpe de Eijiro abochornado de la burla — Bajo los reflectores se ve peor, va a espantar a los invitados
— Tu tuviste la idea de contratarlos
— Lo bueno que mis bolsillos solo alcanzaron a pagar dos horas
— Más bien tu tacañería
— Eso no dirás cuando te lleve al lugar de nuestra luna de miel
— Estoy ansioso por saber a cuál motel iremos — se burló el doncel escuchando el gruñido de su adorado marido
[...]
Eijiro consiguió que le cerraran la boca tras ver el lugar en el que hospedarían en su luna de miel de una semana completa. El dichoso motel se había transformado en una suit nupcial con vista al mar en las paradisiacas islas maldivas.
Después de dar un par de halagos al lugar, lo cual alimentaba el enorme ego de su marido, decidió ir a darse un chapuzón en su piscina privada a la vez que disfrutaba de las bellas vistas que el atardecer regalaba con una copa de champagne a su lado, sintiéndose nuevamente como la esposa joven y caprichosa de un viejo millonario, y lo confirmaba el anillo en su mano.
Ronroneó al sentir como sus músculos se relajaban con el agua caliente que los abrazaba con gentileza; era algo que necesitaba luego del ajetreado día al que le había sometido Bakugou sin descanso alguno, fanfarroneando de su gran plan de siete días y su disposición a derrochar dinero si se lo pidiese. Un compromiso muy grande si se trataba del tacaño cirujano.
Pero no importaba porque Eijiro prefería admirar lo encantador en la simpleza de las cosas, aun sin acostumbrarse a la vida de lujos a pesar de ser acogido durante años en una familia de alto estatus y estar rodeado de riquezas. Y por ello no le hubiese importado si Katsuki lo llevara a un motel de la ciudad o tuvieran un momento a solas en la recamara de su nueva casa, pero no le molestaba si gastaba un poco en aquella cabaña con acceso directo al mar, o en algunos restaurantes, aunque logró darle una hojeada al plan vacacional de Bakugou y le parecía absurdamente excesivo el buceo con tiburones programado para el día de mañana.
— ¿En qué piensas tanto? — Bakugou lo sorprendió por atrás depositando un beso en su húmedo cuello — Si es por los niños te aseguro que están en buenas manos, la bruja es de mano dura, pero nuestros mocosos se la han de torcer, no les hará nada, lo juro
— Yo sé que Mitsuki-san los cuidará bien — hizo un lindo puchero para luego agregar: — Lo que me preocupa es que mi marido no me da la clase de acción que esperaba en mi luna de miel
— ¿No estás cansado? — el otro solo negó en respuesta — Mierda, mi plan no funcionó, esperaba que te quedaras lo suficiente cansado como para acordarte del sexo y no te decepcionaras con mis seis centímetros
— Seis centímetros es mucho para alguien como tú — rió ante su propia broma — Solo di que no quieres abrazar el cuerpo de este viejo doncel, lo entiendo, no soy tan sexi como tus otras conquistas
Repentinamente fue callado por un feroz beso cargado de lujuria, el sabor del champagne inundó su boca al momento en que permitió que Katsuki la explorara con su lengua; el fuerte agarre a su mentón no le permitió separarse inclusive cuando soltó un gemido sintiendo la pelvis del rubio chocar contra su trasero.
— No tienes ni puta idea de lo ansioso que estoy por joder a este viejo doncel — ronroneó bajo la piel tersa de su esposo, tomándolo por el trasero para llevarlo a la habitación
El ambiente se volvió caliente y húmedo en el instante que ambos ya despojados de sus prendas exploraban sin prisas el cuerpo del contrario; derritiéndose ante los toques de su pareja contorneando su figura, hundiéndose en los labios del otro, una cálida sensación creciendo en sus pechos.
— No puede ser — exclamó con emoción el rubio por su descubrimiento
— ¿Qué? ¿Qué pasa?
— Tus estrías — Kirishima se retorció ante el beso que fue puesto en una de sus muchas cicatrices — Son hermosas
— Deja eso — se sentía avergonzado de tales marcas, no eran para nada sexis — En algún punto te iba a pedir que las quitaras
— No voy a hacer eso, son lindas, ¿Son postparto?
El pelirrojo no podía responder debido a los espasmos que le daban los besos de Bakugou.
— No esperes que tenga piel de porcelana después de dos embarazos
— Las adoro — fue descendiendo poco a poco dejando un rastro de húmedos besos hasta llegar al trasero del bajo — Y adoro esto también
Acariciaba tentando los glúteos de su compañero, preguntándose cómo era capaz de tener un par de atributos así de grandes, jugó un poco con ellos, haciéndolos rebotar, golpeándolos entre si y dando unas palmadas hasta escuchar un gemido contradictorio del doncel que se sentía como la bola de estambre de un gato juguetón.
Con un casi audible "lo siento" se adentró al par de nalgas encontrando un anillo carnoso contrayéndose ansioso por "algo". Bakugou más que dichoso en darle lo que tanto buscaba sacó un frasco de lubricante que con anterioridad había comprado, esperando que este momento llegase; esparció parte del líquido pegajoso en la rosada entrada y un poco más en sus dedos.
— ¿Estás listo? — tras recibir una respuesta afirmativa empezó con unos movimientos circulares alrededor, tratando de estimularlo antes de introducir el primer dedo que logró agitar a su esposo — Tranquilo, respira
Movía con delicadeza su dedo tratando de dilatar la entrada sin llegar a lastimar a su marido, normalmente aquel trato no era recibido por sus anteriores parejas sexuales quienes las consideraba como un revolcón y nada más; sin embargo, Eijiro era la obvia excepción a esto, pues ahora no solo era su esposo, era su mejor amigo, su confidente, la madre de los mejores niños que pudo haber conocido, el pelirrojo se había convertido en su todo y merecía todas las caricias y besos que pudiera entregarle.
Llegó el momento en que el doncel tenía tres dedos explorando y expandiendo su interior, mientras que el mismo era un lío de gemidos y lágrimas, soltando gritillos cada que Bakugou atinaba en su punto dulce y con crueldad daba golpeteos en la zona.
— ¿Quieres pasar a la segunda fase? — preguntó el activo al notar la mancha de semen blanquecino que goteaba del pequeño pene de su amante
— Solo ve despacio, no he tenido acción desde que tuve a Akio
— Entendido
Posicionó su pene y con cuidado fue entrando lentamente en Kirishima quien arqueó la espalda por la irrupción, la sensación era abrumadora para ambos, Katsuki no podía avanzar más allá de la mitad pues el interior apretado del contrario no se lo permitía y a su vez sentía que explotaría con la presión ejercida a su falo.
— Relájate cariño, me estás apretando demasiado — dio masajes a su espalda baja y unos besitos a su nuca
— Lo siento, es que es demasiado — dio un gran respiro — Esos no son los seis centímetros que dijiste
— Si solo súmale diez centímetros más y eso es lo que mido
— Oh mierda — su ex marido media poco menos de diez centímetros, nunca había experimentado tal tamaño gigantesco a su parecer
— La voy a meter toda bebé — tuvo que ahogar un grito en la almohada al sentir como su trasero chocaba contra la pelvis de Bakugou y como su extensión lo llenaba por completo
Conmoviéndose con las caricias y besos que el rubio repartía por su cuerpo logró relajarse dejando camino libre para que la polla de Katsuki pudiera destruir su culo, cosa que aprovechó su esposo para arremeter con fuerza en la primera embestida, y llevando un ritmo veloz y certero en las demás.
Perdido en el placer que el cuerpo de aquel doncel le regalaba, ansiando llegar a lo más profundo de su ser y extasiarse del pequeño agujero que lo apretaba con delicia. Se estaba volviendo loco y no sabía si era por la edad o por el divino cuerpo que poseía Kirishima.
— ¡Blasty! — chilló entre el agobio de las intensas sensaciones, solo así haciendo reaccionar a su compañero que detuvo cualquier movimiento
— Perdón, me perdí un poco — aligero el compás en que sus caderas se movían, aun así, no dejaba de dar en la próstata, enloqueciendo al de abajo
Siguieron un poco más, disfrutando de la noche y de su amante, sintiéndose amados por el otro al notar un peculiar brillo en las pupilas rojizas cada que se cruzaban. Bakugou desconocía por qué se había corrido como un joven prematuro siendo que nunca antes le había pasado, siempre eran sus conquistas las que quedaban hechas un desastre; pero ahora mismo era una desgracia pegajosa de una mezcla entre sudor y semen, de su amante se podría decir lo mismo, solo que éste se veía más destruido.
Y aún con la saliva chorreando de su boca y sus ojos desviados por el cansancio, el rubio lo encontró lindo, tanto que se atrevió a darle un último beso vehemente importándole poco si se empapaba de saliva, lágrimas o sudor, simplemente anhelaba devorar por última vez los cautivadores labios de Eijiro antes de salir por completo de él.
— Te ves hermoso
Que la persona que amas te diga eso mientras tú te sientes un desastre viscoso y maloliente, yo si me caso.
— Espera, voy a ir a preparar la bañera — le dio un último beso en su sudada frente antes de desaparecer por la puerta
Dejando al doncel con una sonrisa boba en la cara y un fuerte sonrojo, su primera vez con Katsuki había sido mejor de lo que imaginó. Siendo sincero esperaba una noche alocada con una bestia sexual destruyendo su culo sin reparo, teniendo en cuenta el número de conquistas que el hombre obtuvo en el pasado; pero al contrario de lo que pensaba, se sintió especial, el rubio se aseguró de hacerlo sentirse amado en todo el acto y claro que lo había conseguido.
Y oh dios, no esperaba tal vigor para alguien de su edad, creyó que después de la segunda ronda el mayor ya estaría satisfecho para entonces, pero cuando cambiaron de posición y las embestidas se reanudaron entendió que iba a terminar caminando como "Bambie" de ahí. Además de su tamaño, se sintió tan bien siendo llenado que gimoteaba ansioso cada que su esposo sacaba todo su falo solo para molestarlo y chillaba emocionado cuando de una violenta estocada lo metía de una.
Pero todo su éxtasis terminó al sentir como un líquido salía como riachuelo por su ano, recorriendo sus muslos hasta llegar a la sábana y formar un pequeño charco.
— Blasty — una expresión de horror se instaló en su rostro
— ¿Si, cariño?
— ¿Usaste condón, cierto? — un largo silencio, la respuesta era más que clara
— Mañana a primera hora te compro la pastilla — sonaba inquieto y le hizo darse un golpe mental, tan absortos estaban en el placer que olvidaron el pequeño detalle
Aunque criar a un bebé de Bakugou no sonaba nada mal; ya se imaginaba a la pequeña criaturita arrullándose en sus brazos mientras el delineaba sus adorables rasgos, con su casi nulo cabello blondo, sus brillantes ojos rojizos que tenían toda su atención en él, su pequeña nariz respingada y su piel canela que irradiaba con el sol. Con deseo frotó su delgada barriga, la idea le parecía excitante.
— Katsuki — le llamó desde el marco de la puerta observando como Bakugou palpaba en agua intentando regular su temperatura — Olvídate de la pastilla, quiero un bebé
— ¿Un bebé? — preguntó confundido sosteniendo la cintura del pelirrojo cuando éste se sentó en su regazo aún desnudo — ¿No somos demasiado viejos para tener uno ahora?
— Pues este amiguito no parece tan flácido como para alguien de tu edad — decía a la vez que frotaba el pene del rubio — Por favor
— No lo sé Kirishima parece mucha — siquiera le dejó terminar, ahogando sus palabras en jadeos de la misma forma que Eijiro se ahogaba con su polla, dando lengüetazos y masajeando sus bolas como un maldito profesional, logrando llevarlo al clímax — Está bien, te llenaré tanto de mi semilla que será imposible no dejarte preñado
Entre risas traviesas y pequeños besos regresaron a la cama ansiosos de cumplir un nuevo deseo que mantenían con fervor en sus corazones.
Nueve meses después nació su tercer hijo de nombre Ryu.
Y finalmente hemos concluido de manera oficial esta historia.
En si esto se consideraría como un epilogo innecesario, pero prometí un capitulo con este tipo de contenido, así que solo queda esperar que lo hayan disfrutado.
Y si se parece a alguna escena de "Pelos de Mierda" es mera coincidencia. O tal vez no tengo tanta imaginación.
- I and You es la réplica libre de copyright de la canción de You and I de Queen, recomiendo escucharla.
También agradecer todo el apoyo que he recibido en esta y demás historias, pude encontrar más personas a las que les gustara la película de la cual esta adaptado y cada comentario me hacía reír.
Me alegra tener una comunidad tan cómica y leal que están a la espera de nuevos capítulos o proyectos. Les amo con todo mi corazón.
Y también anunciar el regreso de Bōifurendo y nuevas actualizaciones.
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