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Bakugou ya se encontraba en la habitación de su suite intentando despejar su mente con una botella en la mano, todo para olvidar la vergüenza que había experimentado en la piscina. A la vez que atendía una llamada que con urgencia le había hecho Kirishima desde el teléfono de su habitación.

Extrañado por la exigencia del doncel, pues ya le había ignorado más de cinco veces, decidió contestar algo molesto por su insistencia, sentimiento que creció a cada palabra que el nervioso pelirrojo decía. Se tragó el grito que estaba por lanzarle por la estupidez que cometió, definitivamente el mundo estaba en su contra, por primera en todo el viaje tenía la oportunidad de pasar, aunque sea la noche, junto a Izuku; pero siempre tenía que surgir algo que arruinara sus planes.

¿Acaso el jodido universo le estaba mandando un puto mensaje?

Pues que le quede claro que no abandonaría al peliverde aun si le pusiera miles de culos enfrente, mucho menos el de su jodido asistente. Aunque pensándolo bien, no le importaría rebotar contra aquel dulce melocotón.

No.

De un trago a su cerveza ahogó aquellos impúdicos pensamientos hacia Eijiro maldito Kirishima. Concentrándose en la forma y tamaño del pecoso trasero de su novio.

— No entiendo, ¿Por qué aceptaste?

— ¡No lo sé! — estaba entrando en pánico, obligado a salir al balcón para que sus hijos no lo vieran — No quise decir que no

— No iré a esa cena, ¿Qué le diré a Izuku?

Por la puerta del baño salió el susodicho con una pequeña toalla envolviendo su cuerpo; asustado de ser descubierto, Bakugou escondió el teléfono intentando incorporarse de la silla en la que estaba sentado, siéndole una tarea casi imposible ya que a cada pequeño movimiento su columna le rechinaba. Midoriya solo observaba desconcertado, decidiendo que lo llevaría al spa, al pelirrojo pareció servirle, muchas tensiones desaparecieron a la vez que sus huesos crujían por el salvaje tratamiento que entre dos masajistas le aplicaban al doncel mayor.

— ¿Qué hay, corazón? — preguntó cuándo logró pararse

— Lo de hoy, cuando Alex me empujó a la piscina, ¿No te pareció extraño?

— No, claro que no, de hecho, ya me lo esperaba — por cierto, a Kaminari le esperaba una paliza — Es un ovejero ¿Recuerdas? Así son ellos, les gusta jugar rudo y fue como una iniciación para ti, ya estas dentro de la pandilla o eso creo

— Ok, si — se tragó la mentira a pesar de tener muchas dudas — Bueno, creo que esta noche podríamos pasar un momento a solas — dijo con un tono encantador, Izuku era una sirena y Katsuki el marinero que murió ahogado al ser hipnotizado por su melódica voz

Pero sin duda prefería ahogarse en esas enormes tetas que quedaron al descubierto en el momento que el peliverde dejó caer la toalla sin cuidado. En definitiva, no se perdería de ese "momento a solas" que le ofrecía su candente novio.

Dio el último trago a su lata, lamiendo la comisura de sus labios extasiado de la figura que se le presentaba enfrente.

— Deja voy por mi patito de hule y te alcanzo — sonrió viendo como en saltitos Midoriya se iba a la ducha; tomó el teléfono asegurándose que Eijiro siguiera en la línea — Sí, no voy a salir esta noche, esta es mi primera noche solo con él

— ¡Te estoy pidiendo un solo favor! Sal a cenar esta noche conmigo y así guardaré las apariencias con ese horrible y odioso ser humano

— Me encanta escucharte rogar por mí — del otro lado, Kirishima ardía abochornado por las palabras de su jefe — Esta bien, pero ¿Qué le voy a decir a Izuku?

— Comunícame con él

Adiós a su momento a solas.

Sin previo aviso entró al baño donde el doncel ya estaba enjabonando su cuerpo, el jabón resbalaba por su piel volviéndola más brillosa de lo usual, ¿Quién sería lo suficiente idiota como para perderse del delicioso bocadillo servido en bandeja? Katsuki lo era.

La música que se reproducía en la bocina le llamó la atención. No era de las que, en conjunto con Eijiro, cantaban en el consultorio cuando ambos estaban de buenas, esta era más pegadiza; su novio tenía pésimo gusto musical, se encargaría de inculcarle buena cultura.

— Dime que no está escuchando Two Direction

— No, no, eso viene de afuera — apagó la música llamando la atención de un enojado Izuku

— ¡Oye! ¡Esa es mi música!

— Te llama alguien — le pasó el móvil sin dar más explicaciones, que el pelirrojo se las arregle solo — No sé qué quieran

— ¿Hola? — se escuchó mas no hubo respuesta

El doncel mayor se quedó sin habla. Maldecía a Bakugou por no dejarle pensar lo que diría; por suerte suya su mejor amigo había llegado con un gran sándwich en la mano y una lata de cerveza en la otra, bañado en leche, culpa de Natsuki y los remedios caseros que vio por internet para curar el enrojecimiento de piel por la exposición al sol que su tío padecía después de no ponerse bloqueador estando en la piscina.

Sin decirle nada le tendió el teléfono esperando que el rubio respondiera y lo sacara de ese aprieto.

— ¿Por qué me lo das?

— Es Izuku

— ¿Y?

— Necesito que lo invites a salir, quiero que te lo lleves lo más lejos que puedas del hotel esta noche — le imploraba con sus ojos de borrego a los que sabía que no se podía negar — ¿Puedes, puedes, puedes?

— No, ya estoy cenando, quiero descansar — dijo apartando la vista de su amigo, si veía esos ojitos accedería a cualquier cosa — ¡Auch! — soltó un alarido al ser golpeado en su sensible piel

— Por favor bro, te necesito

— No Kiri, es mi última palabra — otro golpe — ¡Deja de hacer eso! ¡Duele con un demonio!

— ¡Tómalo!

— ¡Esta bien! — a regañadientes agarró el móvil, pasándole su comida a Kirishima que no bien lo agarró lanzó la primer mordida — Hola, habla Alex

— Es Alex — informó Izuku a su pareja con extrañeza

— Oye, tengo una idea ¿Qué tal si tú y yo salimos a cenar esta noche? — recibió un pulgar arriba de Eijiro que seguía atacando su sándwich

— ¿Esta noche?

— Si, tómalo como una disculpa por lo de esta mañana, estuve mal en casi ahogarte, además, es importante para que los niños tengan una familia unida

— Ok, espera, le preguntaré a Bakugou — volteó a ver algo dubitativo al hombre, no sabía cómo se lo tomaría — Alex quiere ir a cenar conmigo esta noche

— ¿Qué? No, no, no — negó repetidamente, aparentando el ferviente deseo de quedarse a su lado, no solo lo podía entregar a si nada más sin provocarle un poco de deseo — Bueno, dile que sí

— Esta bien, te veo en la noche

Con la respuesta afirmativa ya dada por el peliverde no esperó más y colgó de inmediato.

— Muchísimas gracias Denki — plantó un beso en la mejilla del rubio quien lo veía acusadoramente por su emparedado robado — Te debo una

— ¿Y qué le diré en toda la noche? — persiguió a su amigo por la habitación

— Dile puras idioteces que se te vengan a la mente, eres bueno en eso, lo único que te pido es que lo lleves lejos del hotel y no regresen hasta que te diga

— Ok, pero si todo sale bien dormiré en la cama contigo

— No — respondió sacando unos cuantos vestidos del armario — ¿Por qué? Tienes un cuarto privado — señaló el baño donde en la bañera sobresalían un cojín y una cobija — De todos modos, aún no cumples con tu castigo por haberme humillado aquella noche en la cena

— ¡Eijiro! — pataleó como niño pequeño por un dulce

[...]

Ya estando en el lugar acordado para la cena, a Kirishima le pareció agradable el ambiente, no como la última vez que cenó fuera de los sencillos restaurantes en la planta baja del hotel. La música hawaiana compuesta por un par de hermanos era lenta y suave, Monoma había reservado la mesa perfecta desde la cual se podía ver el escenario donde unas hermosas bailarinas con sus vestidos de seda movían sus caderas y muñecas al compás de la balada.

— ¿Estás segura? Porque fuimos al valle de Napa y dijeron que no era buena época para el Merlot — respondió el rubio a la mesera con una sonrisa, Bakugou del otro lado de la mesa se reía por lo descarado que era el doncel a la hora de presumir sus lujos

A las pocas personas ricas que conocía les incomodaba hablar de la ostentosidad de su vida, preferían mantenerse en una agradable plática acerca del trabajo o la familia. No tenían la necesidad de presumir su dinero, porque ellos mismos sabían que tenían dinero y eso era suficiente.

Apretó el muslo de Eijiro por debajo de la mesa en un intento por distraerlo de esa patética prueba de superioridad. Su compañero dio un saltito ante el repentino toque para luego encontrarse con la sonrisa del mayor; ya lo sabía, Neito le quería restregar en la cara su perfecta vida.

— Entonces ¿Qué les parece un Verite Cavernet?

— ¿No sabe mucho a uva? — inquirió Shinso no muy convencido — Me gusta que sepa a uva, pero no demasiado

— ¿Repasaste tus tarjetas? — susurró el pelirrojo al hombre a su lado, esta noche tenía que ser perfecta, no quería levantar sospechas y que Neito empezara a crear rumores

— Les eché un vistazo

— ¿Un vistazo?

— Me gradué de medicina con honores sin siquiera haber leído un libro, relájate

— Tráiganos la botella más cara que tengan, y tal vez sea suficiente — alardeó el pelivioleta despachando a la mesera que con una sonrisa incómoda se retiró

— Míranos, Eijiro — chilló irritando a todos, inclusive a su ojeroso esposo — Ambos viviendo un matrimonio tan hermoso, ¿Lo puedes creer?

— Increíble — dio un trago al vaso de agua que ya estaba servido por defecto

— Soy feliz despertando con mi gatito malhumorado — juntaron sus frentes mirándose con fiereza y un puchero de labios

— Yo también bebé — restregaron sus narices a la vez que balbuceaban cosas que solo entre ellos entendían, sus manos y bocas se movían, un segundo trago al agua para ahogar la incomodidad, Bakugou se le había sumado

Su celular timbró anunciando la llegada de un mensaje, curioso lo revisó rezando porque fueran sus niños con algún problema que lo sacara de esa embarazosa situación. Se sorprendió al ver el contacto de su jefe en la pantalla, alzando la mirada se topó con el risueño rubio que señalaba su propio celular, regresó a su móvil abriendo el chat riendo disimuladamente al leer el mensaje.

— Creo que tomaron una de tus pastillas — sonrió en grande observando el espectáculo que montaba el matrimonio

— Solo espero que tengan la nariz limpia — leyó Katsuki el mensaje que recibió, con una simplona risa bloqueó su celular esperando que ese par de locos enamorados terminara con sus estupideces

— Tu olor realmente me embriaga — dijo Hitoshi viendo directo a los ojos azules de su esposo — Nada huele tan delicioso como Neito — aseguro viendo a la pareja contraria

— Aroma a Neito — se mofó recordando cual era el término que usaban los niños para usar el baño, el doncel se carcajeó con él — Eso es una delicia

[...]

En las orillas de la isla, lo más alejado de la civilización posible, arribaron Denki e Izuku en un pequeño restaurante iluminado por las incandescentes luces amarillas, rodeado de gallinas y uno que otro burro pastoreaba en los alrededores, pocas personas se avistaban en el interior y un grupo de hombres se pasaban un porro sentados en el aterrado estacionamiento. Al peliverde no le agradaba mucho el ambiente, pero fue Alex quien lo había escogido, no podía despreciarlo siendo que él solo quería arreglar el malentendido.

— ¿Aquí es donde vamos a comer?

— Me lo recomendaron unos lugareños, dicen que la comida es muy buena y está muy lejos, es conveniente si quieres privacidad

Las personas no parecían muy amables, sus rasgos toscos y facciones para nada delicadas le hacían a Izuku desconfiar de la seguridad en ese restaurante, había borrachos, fumadores, drogadictos; desde el interior se escuchaban gritos entre comensales y cocineros, el olor era desagradable y la duda sobre la salubridad creció en el doncel al ver cómo salían y entraban personas desde una letrina descuidada.

— ¡Oye! — le gritó uno de los hombres con el puro en la boca — Quiero ese auto, te doy dos gallinas por el

— ¿Dos gallinas? Que generoso — ignoró al tipo pasando un brazo por los hombros de su acompañante — Entremos Izuku, solo venimos a cenar, amigo, y este auto vale 10.000 gallinas

[...]

— ¡No lo sirvas sobre mí! — se quejó Shinso con la mesera cuando ésta quiso rellenar su copa con la botella que pidieron — Eso delata la poca clase de este restaurante, te acercaré mi copa

Bakugou estaba a nada de jalar los cabellos de alambre del hombre y hacer que se arrodille ante la amable mujer por su patanería. Era estúpido ponerse a lloriquear por cosas sin sentido como ahora lo estaba haciendo y eso estaba hartando al rubio.

— Bakugou, entonces eres cirujano plástico

— Así es

— Que conveniente para ti, Eijiro — dijo con una apacible sonrisa, queriendo disfrazar el morbo en sus palabras

— No, no, a él no le he hecho nada, su belleza es natural — brindó por ello viendo de reojo como el carmín en los ojos contrarios resplandecían con el brillo de la luna que traspasaba el techo de hoja de palma, confirmándole su dictamen

— ¿Qué hay sobre mí? — preguntó buscando ser enarbolado por el atractivo varón, eso alimentaría su ego, cosa que Katsuki sabía

— ¿Profesionalmente? Nada, no te haría nada

— ¿Nada? Qué lindo eres — miró al pelirrojo que comía tranquilo su plato ya servido, seguro por dentro se moría de los celos de escuchar que su esposo elogiaba a otro doncel

— Ya te quitaron demasiada grasa de los brazos, pero para eso existen las mangas — Eijiro casi se atraganta con su comida, Bakugou no podía, más bien no debía iniciar una pelea con Neito, de lo contrario su reputación con los demás egresados de la universidad caería en picada

— ¿Y dónde se conocieron? — cambió de conversación algo disgustado por la impertinencia del doctor

— Coincidimos en un ferri — respondió cuando ya la comida le había pasado

— Con destino a las Islas Galápagos — complementó su esposo falso sacándole una sonrisa a Kirishima, si había estudiado las tarjetas — En beneficio de la selva tropical, buscábamos combatir los incendios provocados en esas zonas

Una llamada a Hitoshi interrumpió la conversación, lo curioso era su tono algo dramático, salido de una orquesta que muchas veces había escuchado cada que rara vez visitaba el teatro en busca de una noche tranquila lejos de un encuentro sexual alocado o las exigencias de sus padres por presentarle a un compañero de vida adecuado para él.

— Creo que te está llamando el tipo de "La Profecía"

— Habla el myMan — contestó ignorando las odiosas burlas del rubio, después de unos segundos su cara palideció y sus dientes tartamudearon — Aguarda un segundo

— ¿Puedo interrumpirte un momento? — el odio entre varones era obvio, donde ambos buscaban imponer superioridad sobre el otro — Ver al hombre que inventó el myPad con un myPhone, diciendo "Habla el myMan"; fue igual que ver a Ronaldo McDonaldo comer una hamburguesa doble

Las risas entre la confusión de Shinso eran divertidas para los compañeros. Con un chasquido fastidiado se levantó de su asiento presuroso de retirarse.

— Disculpen, es una de mis fundaciones, tengo que atender

— Tu virilidad, tu inteligencia, tu pasión — mencionó Neito juntando frentes con su esposo

— Tu belleza, tu energía y tu aroma — contestó el otro aspirando el olor del cuello del rubio, un suspiro extasiado por parte de los dos logró incomodar a la otra pareja, sin duda, Katsuki no había conocido nunca matrimonio más extraño que el de aquellos dos

— Es algo que hacemos cuando nos separamos, decimos lo que nos encanta del otro

— Que lindo

— Deberían intentarlo — alentó el doncel

— Sí, deberíamos — le encantaría escuchar lo que el pelirrojo tenía para decirle

— Hay que probarlo luego — carraspeó, no quería salir humillado por su propio "esposo" frente a Monoma

— No te preocupes Eijiro, no todos puedes hacerlo

— Lo haremos ahora

— ¿Ahora mismo? Muy bien — se irguió en su asiento, ansioso por lo que estaban a punto de hacer

— Se tienen que ver a los ojos y se dicen lo que más aman del otro

— ¿No podemos decirlo y ya? ¿Nos tenemos que ver a los ojos? — le ponía nervioso tener que mantener la mirada con su estoico jefe

— De otra forma ya no se siente intimo

— Ok, ¿Estás listo? — sus manos sudaban por alguna extraña razón, no tenía idea de lo que diría

— Adelante

— Me encanta tu sentido del humor

— ¿Si? — Kirishima asintió — ¿Siempre?

— Siempre; adoro tus anécdotas, son divertidas

— Algunas son largas, pero los finales son buenos

— ¡Bakugou! No interrumpas — el doncel al otro lado de la mesa renegó y el susodicho se mordió la lengua intentando no soltar veneno a esa arpía

— Adoro que hayas leído las tarjetas; adoro que, en el fondo de ti, muy en el fondo, exista un gran corazón y que esté lleno de bondad y humildad

— ¿Y sangre?

— Estoy seguro que hay sangre — se perdió un poco en la suave mirada que le daba el mayor, no era afilada y con dictadura como siempre, sin embargo, un carraspeo lo trajo de vuelta — No sé, creo que eres una persona encantadora a pesar de tu cara amargada y en realidad amo pasar el tiempo contigo

— Me basta con eso, terminó el juego

— Bakugou — recriminó el rubio

— ¿Aún no acaba? Esta bien — dijo Bakugou al notar la insistencia de Neito — Quisiera empezar esto diciendo que lo que amo por sobre todo lo demás, es que hayas arreglado ese descuidado aspecto tuyo, parecía que tenías un nido de ratas en tu cabeza

— Concuerdo

— Pero, ¿Sabes que adoro de ti? — el otro negó con una sonrisa — Tu valentía y coraje, porque a pesar de todo a lo que te tuviste que enfrentar solo, sigues firme, con la cara bien levantada; y me encanta el hecho de que seas a la única persona a la que jamás le he mentido en mi vida, te lo juro; confío en ti más que en cualquier persona en el puto mundo, conoces todos mis secretos y aun así te mantienes a mi lado; me fascina que siempre eres amable con todo el maldito mundo, aunque ellos se comporten como la mierda contigo, incluso cuando te demando algo tu siempre respondes con una sonrisa, luego miro hacia atrás arrepentido pero tu sonrisa jamás se desvanece, es la cosa más hermosa que han visto mis ojos, cuando estoy en el quirófano lo único que pienso es: "Resiste, en 20 minutos más veré esa sonrisa", eso es lo que alegra todas mis mañanas más que el café

Ambos estaban a la deriva en el mar rubí que el contrario poseía, sus ojos destellaban como si estuvieran hechizados. Encontrándose a sí mismos experimentando nuevas sensaciones por el otro, no iban a mentir, los dos se asustaron por ello y en sus caras se reflejaba la duda, pregonándose si era correcto entrometerse con su amigo.

Mirando con más detenimiento Katsuki fue capaz de detallar la pequeña cicatriz que se alzaba desde las pestañas al final del párpado, mas consternado, notó otra por encima del labio y una más en su mejilla izquierda; estaba por preguntar, pero una voz chillona se le adelantó.

— Yo fui la "mejor sonrisa" en la universidad por tres años consecutivos ¿Verdad, Eijiro? — el matrimonio falso volteó lentamente aturdidos — No el pequeño tiburón

A pesar de la irrupción, el cálido y angustiante sentimiento seguía presente, clavándose en su cabeza como lapa.

[...]

— Y así fue como perdí el dedo meñique de mi pie — terminó de relatar Denki con emoción casi sacando el pie para mostrarle a Izuku lo verídico de su historia

— Tu vida es muy emocionante, yo lo más extremo que he hecho fue lo que hicimos en nuestro recorrido — comentó un poco triste

— Pues para la vida emocionante que dices que tengo, he pasado por muchos riesgos y en muchas ocasiones atenté contra mi vida, soy un idiota por naturaleza

— Yo pienso que más que un idiota eres temerario

— Gracias, Izuku — aquel peliverde era agradable, no lo juzgaba y le ponía atención a todo lo que decía, incluso si fuera una estupidez

— ¡Auxilio! ¡¿Hay algún veterinario aquí?! — entró una mujer gritando horrorizada — ¡Mi oveja se desmayó! ¡No respira! ¡No sé qué le pasa!

— ¡Él! — señaló con entusiasmo al rubio quien distraído volteaba a su alrededor en busca de la persona que socorrería a la pobre mujer — No es veterinario, pero se gana la vida vendiendo ovejas

— ¿Yo? — estaba aturdido, las seis cervezas que se había tomado esa tarde antes de pasar por el doncel apenas le estaban haciendo efecto — ¡Claro! Exacto, yo vendo ovejas, yo hago eso

— ¡Venga, por aquí! — fue jalado inesperadamente por Midoriya que portaba una gran sonrisa, se había metido en problemas por estar de payaso divirtiéndose de lo crédulo que podía llegar a ser el joven — ¡Síngame!

— ¿Qué sucede? — llegaron a la parte trasera del edificio donde se encontraba tirada una oveja de lana gruesa, ésta respiraba con dificultad y tenía espasmos cada cierto tiempo — Oh, es una oveja de verdad

— Haga algo por favor

— Enseguida — se acercó temeroso al animal, toqueteando un poco su pansa; no podía pensar con claridad, había muchas personas que por curiosidad los siguieron — ¿Qué tienes? Oye, responde — la oveja seguía sin reaccionar, hasta que sus espasmos se detuvieron y la oyó suspirar ya cansada — Bueno, en mi opinión experta, esa oveja ya estiró la pata

Palmeó con angustia a la mujer regresando al restaurante, huyendo de las miradas de los demás presentes. Según él ya estaba liberado de revelar su mentira, hasta que la oveja bramó otra vez regresando a los espasmos, esta vez más violentos.

— ¡Sigue viva! ¡Por favor, ayúdela!

— Ay, qué barbaridad — fue la presión social la que lo hizo regresar y tomar a la oveja por el lomo y empezar a contorsionarla sin cuidado — Una mano adelante y otra atrás, ¡Yupi! Hacemos la danza de la oveja, ¡Queremos vivir y bailar más, por supuesto que sí! — sus nervios acrecentaban a cada minuto que el animal seguía sin reaccionar, había visto un par de tipos robustos dentro del establecimiento, no dudarían en darle una paliza si descubrían su mentira — Bueno, allá vamos, come este delicioso zacate con tierra, come un poco

Los demás estaban perturbados, parecía que más que salvar al bovino, aquel hombre la estaba preparando para algún ritual satánico.

— Casi acabamos, te voy a ordeñar, uy, qué buena leche, eso es, dale lechita a los bebés — esto era ridículo, solo le quedaba una última opción, si no funcionaba se dejaba ser golpeado por todos los presentes, inclusive Izuku — Muy bien — posicionó sus dos palmas en el pecho de la oveja y contó aplastando con todas sus fuerzas, le dio respiración boca a boca — ¡Despierta por el amor de Dios! Ok, está bien, tengo un remedio magnifico

Sin aviso se dejó caer arriba del animal que bramó ahogado; todos pusieron una cara de compasión por el pobre animalito maltratado.

— De acuerdo — por último, le practicó la maniobra de Heimlich que había visto por internet, rodeando el estómago de la oveja y apretujándolo con desespero, se quedaba sin ideas

— ¡La está matando! — gritó horrorizado uno de los lugareños

— ¡No me estés chingando! — le gritó de regreso, estaba sulfúrico del enojo, un par de apretones más fueron suficientes para que el bovino escupiera un pequeño y rosado juguete chillón, regresándolo a la normalidad — ¡Esta viva! ¡Está viva!

La mujer lo fue a abrazar con alegría, eternamente agradecida con el rubio; Denki mareado y lleno de euforia apartó a la morena para sostenerla del rostro y plantarle un beso en los labios.

— ¡Lo logré! — procedió a vomitar a sus pies

[...]

— Bienvenidos todos, habla el anfitrión de la velada — recibió aplausos de todos — Y vengo a informarles que estamos listos para la legendaria Competencia de Hula de Oceano's

— ¿Legendaria? ¡Nunca había oído hablar de ella! — gritó Neito al presentador

— Legendaria como el día que estuvo sobrio — respondió el hombre ganándose las risas de los comensales

— Si quiere hablar, que se arriesgue a entrar, invitamos a damas y donceles a participar, detrás del escenario hay atuendos y los vestidores al fondo

— Tú deberías concursar, Neito — opinó Shinso con desinterés en la mesa — Porque sé que ganarías

— ¡Lo voy a hacer! — tiró su servilleta con orgullo

— Eijiro, sube tú también — apoyó con el mismo entusiasmo

— Hitoshi no insistas, Eijiro no hace estas cosas, ¿Verdad?

— No, no es lo mío — contestó sintiendo la mirada de Bakugou puesto en él — Es su fuerte, no el mío

— Hay personas que están más cómodas ocultas, no lo juzgues cielo — una suave palmada a sus hombros lo despejó de sus pensamientos contra Monoma

— Tu honestidad, tu ferocidad y tus costillas

— Tu creatividad, tu valor y tus hermosos pezones — golpeó su pecho sobresaltando a su esposo — ¡Háganse a un lado, que voy a ganar!

Kirishima dio un trago a su shot de vodka limpio buscando la valentía para subir al escenario.

— Voy a entrar a eso del hula — soltó también su servilleta

— No te sientas presionado, Eijiro

— Yo no voy a ser el que sienta presión — le robó su vasito a Katsuki para de una acabarse el contenido y azotarlo en la mesa impresionando a los dos hombres

Después de una larga espera, por fin el anfitrión se presentaba de nueva cuenta en el escenario.

— Damas y caballeros, den un gran aplauso para las chicas y chicos hula, de hoy

Todos los participantes salieron a la vista de todos, las mujeres llevaban, además de la falda de rafia, un sostén hecho de cuero, los donceles solo necesitaban la falda, dejando expuestos sus pechos. Bakugou pudo ser por fin conocedor de los botones color chocolate de Eijiro.

— Estas son mis estrellas, y ustedes decidirán qué tanto brillarán esta noche — inició el señor — El público es el jurado, van a votar por su bailador favorito

Monoma viendo como estaba a orillas del escenario se espantó, caminando hacia el centro donde lo ocupaba Kirishima e importándole poco se puso frente a él, danzando de acuerdo a la música. Divertido, el pelirrojo hizo señas al rubio delatando lo obvio.

Empezó también a mover las caderas y las manos imitando a las bailarinas que había observado estaban con anterioridad en el escenario. No sabía lo que hacía, pero con el apoyo de sus compañeros donceles y mujeres lograba bailar decentemente.

— ¿Qué me dicen de esta chica? — se acercó a una señora mayor que danzaba sin mucho esfuerzo — ¿Quieren mostrarme su apoyo en esta esquina? — muy pocas personas aplaudieron, casi ninguna, su eliminación fue inmediata — ¿Qué no tenemos conciencia esta noche? Venga, lo hizo bien

El presentador se la llevaba del brazo, pero fue interceptado por Eijiro que abrazó a la hermosa mujer, era un puto ángel a los ojos del cirujano.

— ¿Qué tenemos por aquí? ¿Hay aplausos? — señaló ahora a un doncel muy bajito y algo regordete bailando con alegría, pocos aplaudieron, fue eliminado también

— ¿Cuánto crees que calce ese tipo? — Shinso inició una mini conversación con el rubio

— ¿Quién? ¿El conductor? No lo sé, no me fijaba en ese tipo de cosas, a mí no me gusta que me la metan — algo hizo clic en su cabeza, le dio un vistazo al ojeroso y luego regreso la mirada a Kirishima

— ¿Aquí es positiva su reacción? — el anfitrión se acercó a Neito quien movía sus caderas en círculos, mitad de la sala aplaudió — Gracias — pasó al pelirrojo — ¿Qué me dicen de él? A mí me enloquece — los aplausos iban acompañados de chiflidos enrojeciendo al doncel, no se esperaba tanto apoyo — ¿Qué me dicen de la gorda de la esquina? ¿Nada?

— ¡Gorda tu abuela! — lo empujó con enojo bajando de las tarimas, dejando así a los dos finalistas

— Cambien el ritmo, muchachos — la tranquila tonada se convirtió en una movida y con más ritmo, Neito canturreó regocijado moviendo sus caderas

— Ok, solo es más rápido — alzó su pecho, exhibiendo sus grandes pechos emocionando a la audiencia, y copió el movimiento de caderas de su oponente

Ambos donceles se miraron, retándose entre sí; Monoma no se esperaba eso, se suponía que su amigo siempre fue cohibido y demasiado blando como para resistirse a sus órdenes. Con unos alocados movimientos consiguió el apoyo del público, señaló a Kirishima esperando su contraataque. Éste vio como Bakugou señalaba sus hombros desde la mesa, entendía a qué se refería, pero era bochornoso.

Tragándose la vergüenza, hizo una ola con los brazos, al momento de regresarla alzó su mano hacía el rubio. Cosa que cautivo a los comensales, siendo los aplausos más fuertes que con el otro.

Neito uso unos pasos no típicos de un luau, éstos eran más bien brinquitos, al terminar con una vuelta le cedió el turno a su contrincante.

Kirishima se puso en una extraña pose, extrañando a todos, comenzó con unos ademanes simulando que hacia malabares con pelotas invisibles, un par de trucos "arriesgados" y luego juntó sus pechos como si hubiera atrapado algo entre ellos, gritos de mujeres y chiflidos de hombres se escucharon en el lugar, sus pechos color canela ponían loco a cualquiera. Luego tomó la pelota entre sus pechos y se la lanzó a Monoma.

— ¡Eso, tetón! — gritó Katsuki sin filtro avergonzando a su esposo falso

El rubio empezó a mover sus caderas en círculos muy rápidamente, la música aumentaba la velocidad, la única opción de Eijiro era hacer lo mismo.

Como acto final, el atrevido doncel dio una vuelta en el aire, dando una vuelta sobre su eje y cayendo en Split. Las ovaciones eran de maravilla.

— Ay, por favor

Con unos sencillos pasos se puso en el centro del escenario, despidiéndose con un movimiento de caderas sutil, que gracias a su abultado trasero no se veía como poca cosa. Sin embargo, fue empujado por Neito al sentirse opacado.

— Aquí no hubo trampa — el conductor subió junto a esos dos hermosos donceles — Ellos son los donceles más sexys que hayan subido a este escenario, pero esto aún no termina, necesito a un ganador — posicionándose atrás de Monoma señaló — Aplausos — sus generosos aplausos fueron recibidos — Eso será muy difícil de superar, aplausos por aquí — ahora era turno de Kirishima, aplausos los cuales fueron más fuertes, con gritos y un sostén incluido

— Creo que ya tenemos... — antes de terminar el rubio alzó su falda dejando ver su ropa interior con estampado de leopardo, los aplausos para éste fueron mayores — Un empate

— ¡Qué bien que ganemos los dos! — Eijiro estaba satisfecho con el resultado, pero al parecer su amigo no

— ¿Cuál es el desempate? — vociferó al quitarle el micrófono al anfitrión

Y ahora ambos matrimonios estaban juntos en la tarima con un coco entre sus abdómenes. Ahora Bakugou se preguntaba si así de divertidos serían sus días si permanecía al lado de su asistente.

— Así se arregla un empate en mi casa, es algo a lo que llamo "Coco Asfixiado", el objetivo del juego es que el coco que está en su ombligo debe llegar a sus bocas sin usar las manos, si tocan el coco, quedan descalificados ¿Listos? Uno, dos, tres, ¡Que ruede el coco!

Las parejas se retorcían intentando que el resbaladizo coco subiera y, a su vez, que no cayera. Cada quien tenía su táctica, por el lado de los esposos falsos, éstos usaban los cocos de Kirishima para empujar la bola a la boca de Katsuki y sea más fácil para ambos mantenerla estable. Por su parte, el coco del equipo contrario había caído hasta la entrepierna de Shinso, y ahora Neito luchaba para que, con su cuello, la fruta subiera.

Pelirrojo y rubio estaban teniendo un gran avance, el coco ya había llegado a sus tórax. Por suerte, ambos contaban con grandes pectorales que detenían a la fruta de caerse. Mientras un ruido hueco se oyó en el otro lado, Monoma no pudo mantener más la postura y el coco toco el suelo.

— ¡Levántalo! — ordenó encolerizado, no estaba en sus planes perder — ¡No, no con las manos, imbécil!

— ¡Mira lo que está haciendo!

Hitoshi lentamente bajaba hasta sentir la bola rozando con su trasero, logró sentarse en el y poco a poco fue subiendo llevándose al coco entre sus nalgas. Los comensales estaban asombrados por su habilidad, alentando al pelivioleta a seguir y no rendirse.

— Eso no se vale, descalifíquenlo

— No, lo levantó limpiamente

Neito y Hitoshi seguían en el juego. Sin preocupación, Bakugou siguió con lo suyo, intentando que el coco llegase a su boca, pero de tanto movimiento su nariz llegó al cuello de Eijiro, percibiendo un dulce aroma emanando de éste.

— Espera, espera — se detuvo acercándose más a la piel del doncel, aspirando la embriagante esencia a mandarina, recordando el dato que una de sus maestras de la universidad les había compartido: los donceles producen su propio aroma, entonces no era que su asistente se rociara perfume todas las mañanas antes de ir al trabajo era su aroma corporal natural — Eso es

— ¿Qué sucede? ¿Qué haces? — le provocaba escalofríos la respiración en su nuca

— Me encanta tu aroma

— ¡Ya para! — la cara de Kirishima ardía en un rojo vivo

— Solo decía, tranquilo pequeño tiburón

— ¿Ya lo tienes en la boca? — el equipo contrario seguía teniendo dificultades, el rubio dudaba que resolverían el embrollo

— Deja de poner tu trasero en mi cara

— ¡Ya casi! ¡Ya casi!

Finalmente, el coco había llegado a sus bocas terminando así el juego; por segunda vez en la noche sus miradas se toparon, dejaron en segundo plano las felicitaciones del presentador y los aplausos del público concentrándose en el iris del contrario, les resultaba magnífico a pesar de tener el mismo color. Soltaron el coco, dedicándose sonrisas nerviosas como unos adolescentes enamorados.

— ¡Por tu culpa perdimos! — acusó Monoma a su esposo bajando furioso del escenario

— Hacen un muy buen equipo — se dirigió el conductor a la pareja — ¿Cuánto llevan casados?

— Ocho años

— Diez años

Respondieron a la vez, llevándose una mirada acusatoria del señor. Luego corrigieron sus respuestas diciendo lo que el otro volviendo a errarla.

— Muchos años  

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