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— Bueno, ya llegamos, todos abajo — a pesar de que al principio se negaba a pasear a los niños, le resultó más divertido de lo que creía
Ahora los llevaba a un campo de golf para enseñarles a jugar el deporte que por algunos años en su niñez fue su favorito, aún se acordaba de lo básico y quería compartirlo a Natsuki y Akio.
— ¿Qué vamos a hacer? — el pelinegro estaba emocionado viendo el extenso campo verde y las pequeñas lagunas artificiales, en una parte se podía ver el mini golf y más atrás la tienda donde se rentaban los carritos y palos
— Izuku olvidó su cámara en el cuarto, así que le traeré una sorpresa cuando vuelva del spa
— ¿Una cámara robada?
— Unas fotos de nosotros divirtiéndonos en familia para mostrarle que entre nosotros no hay problemas como lo demostró un pequeñín anoche — dijo divertido al ver como Akio dio un respingo ante la acusatoria
— Lo siento señor Blasty, no era mi intención
— Ya sé que no, niño — acomodó la cámara en el ángulo correcto después de configurarla para que salieran perfectos aun estando contra luz — Tengan sus palos, solo hay que mirar directo a la cámara, nos estamos divirtiendo, somos una familia y nos queremos mucho ¡Sonrían!
El flash de la cámara los encandilo un poco, capturando el momento justo antes de que el menor de los Kirishima estornudara y Natsuki fregara sus ojitos maldiciendo de la desesperación ante la breve ceguera.
— Vamos a hacer como que Akio la mete, pum, entra en el hoyo y estás emocionado, todos nos alegramos — rio un poco con las exageradas expresiones que ponían los críos — ¡Ahora!
— Luego Natsuki, le diste a la pelota, pero fue con mucha fuerza y te caíste de espalda — la niña hizo lo indicado adoptando una pose algo extraña que Bakugou no sabía si se había caído o se estaba contorsionando — Ahora, tú te burlas, pero yo estoy preocupado y digo: ¿Qué paso?
Después de haber tomado la foto, la sonora carcajada del pelinegro acompañada de la risa de la rubia fue a oídos del mayor.
— ¿Qué es tan gracioso, mocosos?
— Lo siento señor Blasty, es que sus caras son graciosas — dijo limpiando las pequeñas lágrimas que salían, le dolía el estómago de tanto reír
— Me alegra que se diviertan — ayudó a la chica a ponerse de pie para luego seguir con la sesión de fotos — Esta es la buena, ahora ríanse de algo que dije, soy un papá gracioso, me quieren mucho y todas esas mierdas
— ¿Por qué nos reímos tanto? ¿Estamos locos? — cuestionó la niña siendo apoyada por su hermano, esto ya no era divertido para ninguno de los dos
— No, es que les divierte lo que digo, así que sonrían
— ¿Podemos descansar y hacer algo divertido? — notó sus caras de fastidio, tenían razón, esto no era para nada agradable
— Ustedes ganan — guardó la cámara en sus bolsillos, iluminando la cara de los hermanos — Les voy a enseñar como tirar y con suerte podrán ser casi tan buenos como yo
— Ugh, ustedes dos sí que se parecen en lo orgulloso — se quejó el pequeño sacando unas risas del par de rubios
El día iba de maravilla, no sabía si era un buen instructor o los niños eran demasiado inteligentes como para conseguir que a su primer tiro la bola haya caído en el hoyo; después de demostrar sus excelentes habilidades, decidieron probarse en el mini golf y con ello iniciar una competencia cual premio era un cupón para conseguir el control total sobre los otros dos por todo un día; para sorpresa de los tres, Akio había ganado con un tiro de suerte, o quizá Bakugou haya fallado intencionalmente su tiro.
Para cuando estaban de regreso al hotel, el sol ya estaba en su punto máximo ardiendo más intenso que en otras horas, obligando a los turistas a refugiarse en sus sombrillas y untarse bloqueador hasta en las orejas.
Ahora el trio, al cual se le había sumado Denki, se encontraba en una de las tantas piscinas pertenecientes al hotel; Bakugou había prometido enseñarle a nadar al pelinegro, alegando que sus intenciones eran meramente porque no quería que su preciado dinero se desperdiciase si éste no tenía su cometido por el cual ahora se encontraban todos ahí. Ocultando su emoción de enseñarle al niño a nadar, llevándose el crédito y restregárselo en la cara a Eijiro, mejor aún, al bastardo de su padre biológico.
Sería el mejor padre que esos mocosos pudieran tener.
— Un amigo tardó todo un verano en aprender ¿Cómo aprenderé en un día?
— Te voy a enseñar como mi abuelo me enseñó a mí — sin decir más arrojó al crío al agua, Natsuki gritó conmocionada yendo al rescate de su hermano, pero Kaminari ya le estaba esperando dentro de la piscina — Tranquila, está usando flotadores
— Tú tranquilo, mi padre tardó ocho horas en enseñarme, fue una pesadilla — lo ayudó a mantenerse a flote en el agua, mientras Akio tosía el agua que había tomado y luchaba por ver aún con las pupilas irritadas — Pero ahora somos dos y estamos sobrios, estarás bien
— Qué bien lo haces, ¿No es así, Natsuki?
— Ya casi lo consigues Akio
— Necesitamos avanzar un poco, quiero que nades hasta el tío Denki — no estaban más de diez metros alejados, no lo consideraba un reto — Si llegas allá sin tocar el fondo, te daremos una galleta de delfín
En el extremo de la piscina estaba el rubio con una bolsa llena de galletas, sostenía una haciendo sonidos de dicho animal, sacudiéndola tentadoramente frente al infante.
— ¿Eso te dio tu abuelo?
— No, el abuelo me dio algo que se llamaba Heineken, suerte que mi madre no lo descubrió
— Yo quiero una de esas, por favor señor Blasty
— No, confórmate con la galleta — la cara del pelinegro definía la decepción, pero no le importaba, si le daba los exóticos premios que su abuelo materno le daba, acabaría en la cárcel si no es que el pelirrojo lo mataba primero — ¿Estamos listos? No lo pienses mucho, tu puedes
Lanzó a su hijo falso al agua, el cual comenzó a patalear y brasear desesperado por llegar hasta su tío y recibir una de esas deliciosas galletas de animalito. Desde atrás Bakugou junto a su hermana lo apoyaban cubriéndose a su vez del chapoteo que hacía, por delante, Denki hacía cada vez más intensos los sonidos de delfín, sonando emocionado por el acto que estaba presenciando.
— ¡Eso es! ¡Vas bien, hombre! — al final logró llegar a la meta, siéndole entregada su galleta — Estuviste excelente amigo, come tu galleta, tenemos que continuar
[...]
Kirishima, por su parte, se encontraba experimentando nuevas sensaciones postrado en aquella cama de masajes; no sabía que se podía llegar al extremo de relajación, pero ahí estaba, a punto de dormirse en manos de aquella habilidosa mujer que tocaba sus puntos débiles y los apretujaba hasta casi desmayarse.
— ¿Oye, Neito? ¿Neito? — volteó hacia su acompañante, viendo como a éste casi le colgaba la baba, estaba quedándose dormido, ¿Acaso le parecía aburrido? — Neito
— ¡¿Si?! — respondió alterado por los insistentes llamados del peliverde, estaba a punto de perder la conciencia, que vergüenza — Lo siento Izuku, es que, con esto del divorcio y los niños, no he podido dormir bien
— No te preocupes, solo que Bakugou cumple años en una semana y no sé qué regalarle, ¿Me darías ideas? — se quedó callado ante el grito que soltó el pelirrojo, por su cara podía ver el sufrimiento y es que la masajista apretó la carne entre sus hombros y el cuello, la parte más tensa de su cuerpo
— No le compres un reloj de mano, tiene cientos de ellos y jamás los usa
— Es bueno saberlo
— Le encantan los libros, más si son de ciencia, le gusta aprender cosas nuevas y restregarte en la cara su conocimiento — recordó con molestia lo pesado que se podía poner su jefe en el trabajo ante cualquier equivocación ya sea de parte suya o de sus compañeros — Cuchillos para cocina, le fascinan, pero nunca los usa solo los colecciona, no es que sea malo en la cocina, al contrario, solo que siempre usa el mismo cuchillo para todos sus cortes, lo llama "Carlota"
Izuku se cuestionaba cuan poco sabía de su pareja hasta entonces, aunque bueno, el doncel a su lado había pasado mitad de su vida junto a su gruñón rubio, era inevitable que no conociera cosas tan simples de su esposo.
— Es un amante del café, el negro es su favorito, pero es muy exigente en eso, la cantidad de azúcar y leche debe ser exacta para que le guste y no lo tire — suspiró recordando su primer día de trabajo — Así que ahórrate problemas y cómprale una cafetera, aunque dudo mucho que quiera remplazar la que ya tiene, es muy apegado a sus trastos
— Lo tendré en cuenta
— Y si quieres llevarlo a cenar a algún lado te recomiendo que no sea un lugar muy ajetreado o que sus mesas estén a menos de cinco metros de separación, sabrás que no le agrada estar rodeado de gente; también debes tomar en cuenta la puntualidad, no soporta los retrasos, así que procura llegar cinco minutos antes, pero te aseguro que él ya te estará esperando; regresando a lo del café, si gustas te puedo enviar las cantidades de cada cosa
— Oye, sabes muchísimo de él — tanto que hasta se ponía celoso
— Sí — razonó — Realmente lo conozco de hace siglos, música, le gusta la música, pero no le compres nada después del '95, seguro lo tiraría
— En ese año me gradúe de explorador
Aquello le cayó como balde de agua fría para Kirishima, recordándole que Izuku era más de 20 años joven para estar con un viejo amargado como Bakugou, debería de estar gastando su vida en emocionantes aventuras a lo largo del extenso mundo, tal y como él hubiese querido de no ser porque se amarró a un hombre gracias al positivo en su prueba de embarazo.
[...]
— ¿Cuántas galletas nos quedan?
— ¡Como unas 40!
— ¿Qué dices, compadre? ¿Nadarías doce metros por 40 galletas? O el bebé necesita un descanso
— Hagamos esto — dijo decidido, todo sea por esas deliciosas galletas
— ¿En serio? — le encantaba la osadía del pelinegro, le recordaba a él de pequeño — ¡Está listo! ¡Lo va a lograr!
— Espera — con determinación se quitó los flotadores de ambos brazos, arrojándolos a su tío que tembló del miedo ante las locuras del niño, si le pasaba algo definitivamente Eijiro los asesinaría
— ¡No hagas eso, Akio! — Denki estaba aterrado, pero a Bakugou le flamearon los ojos de la adrenalina
— ¡Señoras y señores, este niño se quitó los flotadores! ¡Esto va enserio!
— ¿Estás seguro Akio? — Natsuki no podía evitar preocuparse, era su hermano, ni siquiera nadaba bien como para no tragarse agua en el camino aún con flotadores, se hundiría si se iba sin protección
— Yo puedo hacerlo
— No lo olvides, eres el mejor — alentó, sintiéndose inseguro de pronto, como si previera un futuro accidente — Patalea con ganas niño, aquí estoy si te hago falta ¡Ahora!
Aventó al infante al agua que no bien espero a aterrizar, ya estaba moviendo sus extremidades sin coordinación, el puro instinto de no ahogarse le ayudaba a mantenerse a flote. Bakugou estaba un poco decepcionado consigo mismo, no era un gran instructor o tal vez se confió de las capacidades del mocoso, aunque para ser dos horas ya habían progresado bastante. Sin embargo, sus esperanzas volvieron al ver como a mitad de camino sus débiles piernas chapoteaban menos y sus brazos flacuchos braceaban rompiendo el agua, impulsándose rápidamente, casi como un profesional.
Estaba subestimando el talento de los dos diablillos, de eso estaba seguro.
— ¡No trae sus flotadores! — ahí estaba su cometido, con una sonrisa socarrona siguió alentando a su hijo falso siendo acompañado por todos los demás
Con un poco de dificultad y un litro inundándole los oídos y nariz, Akio fue capaz de llegar hasta donde su tío y su mamá lo esperaban. Recibiendo una horda de aplausos y gritos de felicidad de su progenitor, estaba orgulloso de él, lo podía ver en sus ojos y los besos que le dio después se lo confirmaron.
— ¡Ese es mi hijo! ¡Así se hace compadre! — celebraban Natsuki en brazos de Katsuki a la distancia, la felicidad que sentía Bakugou era inmensa, ¿Así es como se sentían los padres después de ver a sus hijos triunfar?
— ¡Lo logré! ¡Lo hice papá!
— Me siento orgulloso de ti campeón
Ambos donceles se conmovieron por la escena.
Para Eijiro era demasiado que su hijo reconociera a su jefe como su papá, su exesposo no había hecho ni la mitad que Bakugou estaba haciendo ese día; un calorcito se instaló en su pecho y de alguna manera sus pensamientos viajaron a una familia con él. Sintiéndose culpable.
En cuanto a Izuku, se imaginaba una vida junto a aquel hombre de buenos principios, podrían tener dos o tres pequeños y éstos recibirían mucho amor de los dos, un perro, un gato y un hámster habitarían también su pequeño pero cálido hogar a las orillas de California.
— ¿Qué están mirando? — una chillona voz los hizo sobresaltar a todos, en especial al pelirrojo
— ¡Cielos! Neito — la niña cayó de los brazos de su "padre" que dé la impresión la había soltado — Ay, Dios, llegaste sin que me diera cuenta
— ¿Si? Te asustas con facilidad Eijiro, eso es señal de menopausia — se tragó sus palabras de odio, no quería quedar mal frente a Izuku, mucho menos que sus hijos lo escucharan
— ¿Neito? — su cara se puso pálida al darse cuenta de la situación, ¿Ahora cómo saldrían de esta? Qué horror
— ¡Izuku! Te presento a Neito, estuvimos en la misma universidad
— Hola, Izuku — el doncel no se guardó su mirada incriminadora, dándole un vistazo rápido al joven chico frente a él, era lindo, demasiado para que se relacionara con su esposo — ¿Es uno de tus hijos?
— No, no — negó con una bonita sonrisa — En realidad, yo soy el novio
— ¿El novio de quién?
— ¡Neito! ¡Hola! — llegó Kaminari al rescate, interrumpiendo la plática de la única forma que sabía: haciendo un escándalo — Tanto tiempo sin vernos
— Hola, sigues siendo igual de rarito como en la universidad — la cara del rubio era pacifica, pero en su cabeza le pasaban miles de ideas de como deshacerse de aquel ser despreciable de una vez por todas — ¿Dónde está Bakugou?
— Está en el agua, enseñándole a nadar a nuestro hijo
— ¡Hola, doctor! — tenía que admitir que el esposo de su némesis poseía un buen cuerpo, sus pectorales alzados y un abdomen plano acompañado de un six-pack en plena formación era el sueño de todo doncel
— Saben una cosa — todos estaban atentos a lo que diría el peliverde, podría ser crucial para seguir con la farsa — Nunca en mi vida conocí a una persona que se llamara Neito, y ahora estas tú y te llamas Neito y... — estaba por continuar cuando sin aviso fue empujado por Denki a la piscina
— ¡Al agua pato!
— ¡¿Qué te pasa?!
— Es que se veía que necesitaba refrescarse, ¡Bueno, adiós! — se zambulló de nuevo al agua, todo esto mientras Katsuki veía desde lejos aquel desastre — Necesitas mojarte un poco más, amigo — lo regresó de nuevo al agua, sintiendo como Midoriya a sus pies pataleaba por salir a la superficie
Bakugou salió a escondidas de los otros, sintiendo la máxima vergüenza por aquellos tontos, pero no se permitiría que lo asocien con un idiota como lo era Kaminari.
— En fin, resulta que estamos libres esta noche y me estaba preguntando si ¿Tú y Bakugou quieren salir a cenar con nosotros? En Oceano's a las 7
— No lo veo posible
— ¡No estás lo suficiente húmedo! — de fondo doncel y varón seguían peleando
— ¿Es un mal día? ¿Están peleados?
— ¡No! Nada de eso, estamos bien — su nerviosismo volvió, se le hacía difícil mandar al rubio a la mierda, si fuera Katsuki quien hablara, Monoma ya no los acecharía más — ¿Esta noche? Ahí estaremos
— Perfecto, te veo en la noche
— Nos vemos, Neito — lo despidió con una sonrisa que se esfumó en cuanto volteó con su mejor amigo — No puede ser, ¡Alex, déjalo respirar!
— A sus órdenes
Izuku ascendió exaltado, respiraba erráticamente intentando vaciar sus pulmones del agua que tragó en su lucha por salir. Vio de mala manera a Alex tirándole agua como venganza, para luego salir de la alberca con ayuda de Kirishima.
- En mi historia estamos en el 2008 ¿oki doki? Es que no quise hacer tantas cuentas 👍.
- Espero y les esté gustando la historia
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