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Regresaron justo a tiempo de su gran aventura, el sol ya se estaba ocultando haciéndole saber al rubio que había pasado un día completo en compañía de su falsa familia. No soportaba ni un minuto más cerca de aquellos cuatro, se daría un tiro si no conseguía un respiro de aquel teatro montado, ya no sabía distinguir entre Akio o Tibu, Lucio o Roberto.

— Quisiera escalar el Monte Izuku — sus piernas flaqueaban, la larga caminata le pesaba hasta ese momento, haciendo uso de Kaminari como soporte logró bajar de la parte trasera de la camioneta — ¿Qué tal si nos deshacemos de los niños?

— No, ellos los tuvieron anoche, ahora nos toca — las dulces palabras de su novio le atravesaban el corazón y la cabeza, le daría migraña de solo escuchar el nombre de esos demonios — ¿No funciona así, alternando?

— No es necesario, Izuku

— Pero yo tuve a los niños hoy — el peliverde frunció el ceño — Eso contó como mi día, y él los cuida en la noche, así lo hacemos nosotros

Midoriya suspiró algo decepcionado de su pareja: — Alex, Neito, ¿Quieren que cuidemos a los niños para que tengan un tiempo a solas? — a sus espaldas, Bakugou les imploraba porque dijeran que no

— No creo — negó de inmediato "Neito" pero fue silenciado por su mejor amigo y sus escandalosos gritos de alegría

— ¡Si! ¡Definitivamente! ¡Vayamos a un bar, amor mío! — decía mientras se llevaba a Kirishima a rastras, acompañados por los pequeños quienes no querían compartir un momento a solas con el rubio malhumorado

— Entonces los cuidaremos — con una falsa emoción, Katsuki se llevó a su novio de la mano, preparándose mentalmente para la larga noche que le esperaba

[...]

— ¿Quieren asomarse por el balcón? — Akio y Natsuki ya estaban en la suite que le pertenecía a su padre falso, ya listos con sus mochilas para pasar la noche sin su madre — Creo que vi unos delfines cerca

A decir verdad, a ambos les daba miedo y hasta llegaba a incomodarles la idea de estar separados de su progenitor, considerando que era la única figura de autoridad que tenían desde siempre. Después del divorcio su padre se distanció de la familia ocultándose tras el trabajo, llegando a estar ausente en momentos importantes en la vida de los chiquillos, pero Eijiro siempre ocupaba su lugar haciéndoles saber que no necesitaban de dos padres para sentirse completos, su madre era suficiente para ser felices; por ello tal apego.

— ¿Delfines? A él le encantan

Los niños algo desconfiados se acercaron al doncel, sin embargo, su paso fue obstruido por las manos de su madre que se aferraban a su ropa sin querer soltarlos. Tal parece que no eran los únicos que sufrían de apego.

— Lo siento, vayan — los soltó de inmediato al notar la mirada curiosa de sus hijos, viendo como los apartaban de su lado un nudo se formó en su garganta, sintiendo que nunca estaría preparado para dejarlos ir — Adiós mis pequeños, los amo

— ¡Te amamos mamá!

— Escucha, si pasa algo y necesitas cualquier cosa, solo debes llamarme — se sentía desconfiado con Bakugou cuidando a sus retoños

— Descuida, soy bueno en esto de cuidar a un par de mocosos — el pelirrojo no estaba convencido, y eso lo sabía — Quiero que disfrutes de la noche, ¿Si? Es tu noche libre, puedes hacer lo que quieras, teje unos calcetines, o deslumbra a la gente con tu sensual cuerpo

— ¿De qué rayos hablas? — una risita se le escapó ante las ocurrencias del rubio — Solo me quedaré en mi cuarto, angustiado por ti y ellos y toda esta locura

— ¿Y por qué no sales con Denki a un lado? Coman algo, ¿O acaso siguen peleados? ¿Le llamo mejor a Hanta, el tipo de la sonrisa escalofriante?

— Se nota que te molestó que fuera a almorzar con él ¿No?

— ¿Qué mierda dices? ¿Fueron a almorzar?

— Te dije que iba a almorzar con él

— Creía que te había invitado pero que te habías negado — su pecho palpitaba con furia, culpaba al cansancio de la mañana — Pero ¿Te sedujeron sus encantos? — señaló su propia sonrisa

— Ni siquiera entiendo por qué sonríes así, das miedo

— Es su sonrisa — tenía la inexplicable necesidad de dejar en ridículo a aquel guitarrista de peculiar sonrisa, solo quería hacer entrar en razón a Kirishima de que ese tipo no le convenía

— Pero tú la exageras

— Claro que es así, que no te sonría a ti no es culpa mía, tal vez no eres gracioso, ¿Has pensado en eso?

— Bueno, ¿Sabes qué? — abrió la puerta, listo para marcharse y dejar al psicópata de Bakugou sonriendo solo — Ese tipo pasó todo el almuerzo con un doncel sin inventar una vida falsa, no como otros

— Eso dolió mucho — ¿Esa era la percepción que tenía el pelirrojo sobre él?

— Sé que fue cruel, pero es la verdad — antes de salir regresó su mirada al rubio, sintiendo un poco de lastima por la situación — Y la verdad duele, por favor, cuida a mis hijos

— Todo va a estar bien, confía en mi

— Creo que saldré con Kaminari, aunque sea a caminar por la playa

— Que se diviertan

Kirishima se quedó con una sonrisa tatuada en el rostro, Katsuki le podía poner de buen ánimo sin esfuerzo; dirigiéndose a su habitación no se dio cuenta de la presencia de su mejor amigo en el pasillo, sacándole un susto cuando sintió unas manos posándose en su cintura.

— ¡Vayamos a la playa entonces! — se encorvó en su lugar al recibir un fuerte golpe en su estomago

— ¡Lo siento Denki! ¡Es que me asustaste!

— Te perdono si tu invitas las botellas

— De acuerdo — a carcajadas bajaron a la planta baja con ayuda del elevador, tenían un propósito esa noche: embriagarse hasta el amanecer

[...]

— Vamos a jugar — a diferencia de lo que muchos creerían, a Bakugou le encantaban los juegos de mesa, eran su afición desde pequeño y resultaba muy competitivo en esas cosas, más en Monopolio y Uno — Vamos muy bien en el juego, no se detengan

Era el turno de Natsuki, sacó una carta del manojo y la leyó en voz alta para todos.

— Si pudieras ser una persona, fuera de ti mismo ¿Quién serías?

— AllMight, es una gran inspiración para mí, a pesar de ser doncel logró grandes cosas

— Sí, es genial — aduló la niña

— La verdad, yo no quisiera ser otra persona, estoy satisfecho siendo quien soy, me elijo a mí — dijo Katsuki — O a Iron-Man, no me molestaría ser un genio, millonario, playboy y filántropo

— ¿Y tú, Tibu?

— El Sr.DeCesare

— ¿Nuestro cartero?

— Es que se ve que entiende el sentido de la vida

— Que intenso — Izuku se veía intimidado ante la seriedad del niño

— Okay, avancemos — ahora el mayor sacó una carta — Nombra algo que te ponga triste

— Paso — respondió de inmediato la rubia tomando un poco de su vaso de jugo, según las reglas impuestas por ellos, cada que no respondieras una pregunta tenías que beber, y quien dejara vacío su vaso primero era el perdedor

— Eso fue rápido

— Que Two Direction se separara — contó Izuku con pesar

— Tienes razón, eso fue duro para todos — no era cierto, los niños ni siquiera sabían de la existencia de esa banda

— Tibu, tu turno

— No quiero decir la mía — agachó la cabeza con una expresión afligida, de solo pensarlo se le cristalizaban los ojos y la mente se le nublaba

— Pasemos a la siguiente entonces

— Cielo, puedes contarnos cualquier cosa — comentó el doncel abriendo un espacio de confianza para Akio

— Si, compártelo — si el demonio se ponía a llorar no sabría que hacer — Parece que va a enloquecer, pero adelante

— Que papá no tenga tiempo para mí — su voz se rompió y lágrimas cayeron por sus mejillas, se encogió en su lugar sintiéndose pequeñito; sintiendo como era envuelto por los brazos de su hermana mientras le susurraba dulces palabras que eran como jarabe para su dolor

A Bakugou aquellas palabras lo ponían a reflexionar, dándose cuenta de lo afectado que estaba Akio ante la ausencia de un padre que le compartiera sus experiencias y crearan nuevos recuerdos de los que en un futuro se acordarían entre risas. No señalaba que Eijiro era un mal padre, pero sentía que el niño necesitaba de una figura más "varonil" presente en su vida, pues el pelirrojo al ser un doncel se enfocaba a cosas menos bruscas o peligrosas, aunque hay que recordar que Eijiro no era un doncel normal.

A pesar de no poder empatizar fácilmente con el niño, ya que él tuvo a su padre a su lado toda su infancia y aún ahora estaba presente en su vida, comprendía el gran dolor que podía generar el no tener un papá a tan temprana edad; Bakugou moriría si es que Masaru se le fuera arrebatado sin avisar.

Su repentina divagación fue cortada al sentir una mirada penetrando su persona, girando su cabeza se encontró a Izuku más que furioso y sus ya no brillantes orbes esmeralda lo delataban; su ceño se frunció levemente por la mirada que su novio le daba. Luego se dio cuenta de la situación, pues se suponía que él era el padre biológico de esos dos pequeños y Midoriya no estaba al tanto de que el verdadero padre ha de estar en uno de sus tantos viajes de negocio.

— No lo necesitamos en nuestras vidas — intentaba animar Natsuki a su hermano que hipeaba y escurría mocos en cantidad

— Eres increíble — dijo el doncel molesto antes de retirarse sin dejarle al rubio dar explicaciones

Ahora Bakugou estaba molesto, pero no sabía si con los mocosos o consigo mismo por usar a los mocosos en su patético plan sabiendo que éstos eran sensibles cuando se trataba de su padre.

— Eso no tiene nada que ver — frotando con exaspero su sien, se levantó con la intención de ir tras Izuku, sin embargo, el llanto del pelinegro lo devolvió a la sala y con una profunda angustia lo abrazó

Lo abrazó como su padre solía abrazarlo a él en tiempos de lluvia, cuando los relámpagos aún lograban asustarlo y escondido entre las sábanas gritaba por su papá; queriendo transmitirle a Akio la misma sensación que tenía cuando veía al castaño en el umbral de la puerta con una expresión de desconcierto, pero con ello entraba a la habitación yendo a calmar a su vástago con canciones y la melodía de un ukulele que a Bakugou tanto le encantaba.

Y fue correspondido, las pequeñas manitas del crio se aferraron a su camisa pellizcándolo un poco, implorando entre hipidos que no lo abandonara, que él no lo hiciera. Esa acción logró descolocar el corazón del cirujano, con lágrimas amenazando con salir, enterró la cara del pelinegro en su cuello, acariciando sus sedosos cabellos azabaches, hasta que cayera dormido.

— Ese fue un gran retroceso

Susurro dándole un trago a su cerveza, sintiendo como la brisa marina lo acariciaba amablemente picándole las narices; estaba en el balcón de la habitación donde los hermanos dormirían esa noche, acompañado por "Petra" quien solo miraba la luna reflejada en el mar, envuelta en una manta de lana, seguramente de una de las tantas ovejas que Denki vendía.

— Lo sentimos, estoy segura de que Akio está arrepentido — miró al susodicho descansando en la cama con la carita sucia de lágrimas y mocos — No tienes que pagarnos este día

— Niña, olvida el dinero, lo que ustedes necesitan es consuelo — dio otro trago a la lata — Estoy seguro que Kirishima no está enterado de las mierdas por las que pasan

— No vale la pena preocuparlo con nuestros problemas

— Es tu madre, tus problemas son sus problemas

— No lo entiendes, con el divorcio mi mamá ha tenido que trabajar el doble — se arropó con su manta, escondiendo su rostro en ella — No solo en la clínica, también con nosotros, descargarnos con él es solo darle más trabajo

— Okay tal vez no lo entienda, pero créeme cuando digo que si no hablan con Eijiro solo lo preocupan más, nos preocupan a los dos

— ¿Te preocupas por nosotros?

— Claro que si pequeña bastarda, más de ti últimamente — acarició su mejilla con dulzura viendo como la niña se apegaba al tacto — Nos inquieta tu nueva personalidad, y tus hábitos alimenticios

— Ya me dio sueño, me voy a la cama — antes de que tuviera la oportunidad de huir y refugiarse en las sábanas junto a Akio el hombre ya la sostenía de la muñeca, evitando que corriera — Por favor Bakugou no me hagas esto

— Natsuki, sé que no soy tu padre y no espero remplazarlo, pero quiero que me tengas la confianza necesaria para contarme de lo que te molesta, eres mi rayito de sol, me entristece ver que te apagas cada día

— Viejo — se lanzó a los brazos del adulto, usándolo como pañuelo para limpiar sus lágrimas saladas

— Cuéntame mi niña

— ¡Son malas, Bakugou! Las niñas del colegio siempre se burlan de mí, me juzgan por como soy, por cómo me visto, por mi apariencia — decía entre el llanto — ¿Qué tienen de malo mis lunares? Mamá me dijo que eran como las estrellas en el cielo

— Tus lunares son preciosos hija — dio un golpecito en la nariz de la infante — Si tanto te molestan ¿Por qué eres su amiga?

— Porque al parecer a mamá le gustan las niñas bien portadas y con modales

— ¿Qué te hace pensar eso?

— En una junta de padres veía tan maravillado a esas mocosas presumidas — escupió con recelo — Mamá siempre se enojaba conmigo por mi actitud de mierda como la tuya, quería que me viera tal y como veía a esas niñas

— Pero no creo que prefiera a esas niñas más que a su hija — estaba seguro de que no era así, los días en que Eijiro llegaba al consultorio con la cara pálida y ojeras después de una noche intensa de desconsuelo lo decían — ¿Acaso Kirishima se metió con tu cuerpo y por eso ya no comes? Tendré que hablar con él

— Mis "amigas" me dijeron que, si adelgazaba un poco y dejaba de hacer deportes de chicos, mi mamá me querría más

— No creas esas estupideces Natsuki, tu madre ya te ama tal y como eres, no necesitas parecer un palillo de dientes o ser más femenina, por el simple hecho de ser su hija hasta daría la vida por ti

— ¿Entonces mamá no quiere que sea como esas estúpidas?

— Claro que no, él quiere que vuelvas a ser la misma de antes — su felicidad incrementó al ver la pequeña sonrisa de la niña — Lo que si quiere es que seas un poco más educada con los demás, no puedes ir por el mundo maldiciendo a cualquiera que se te cruce enfrente, no conseguirás nada bueno de eso, lo digo por experiencia

— Esta bien, lo haré

— Esa es mi pequeña, espero y cuando regresemos a casa mandes a la mierda a esas amigas tuyas

— Tenlo por seguro viejo — estaba por retirarse a la cama cuando un segundo jalón la detuvo

— Natsuki, sé que tienen verdaderos asuntos familiares y esto de fingir una familia es muy difícil — el rubio rascó su nuca con pena — Pero por favor soporten un poco más hasta volver a la ciudad, solo por dos días más y esta locura se acaba

— No te preocupes — le sonrió con complicidad — Aunque pienso que mamá es mejor candidato para ti, solo que estas ciego, idiota

Con un fuerte sonrojo en su cara salió de la habitación, dejando a los dos críos dormir luego de aquella noche intensa de emociones desbordantes. Ya le había sacado la sopa a la chica, ahora tendría que hablar con Eijiro sobre el problema y resolverlo juntos. Alto ¿Por qué juntos? No eran pareja, mucho menos él era el padre de los niños, no tenía razones para involucrarse en la familia de su asistente.

— Bakugou — fue espantado por el doncel que estaba de brazos cruzados frente a él, ¿Seguirá enojado? ¿Escucho lo que dijo el pequeño grano en su culo?

— Hola, amor, ¿Qué pasa?

— Acabo de hablar con Neito, y vas a tener mucho tiempo para estar con tus hijos mañana, porque él y yo tendremos un largo y lindo día en el spa

— Ay que lindo — estaba por arrancarse el pelo de un tirón; no quería pasar el tiempo con los niños, o con Eijiro, o con el malnacido de "Alex", quería estar un día completo a solas con el peliverde, pero al parecer éste no quería, y no sabía si era a propósito o el doncel era muy despistado para darse cuenta del casi nulo tiempo que tenían para ellos desde que arribaron a la isla

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