0 6
— ¿Mis hijos? ¿Te has vuelto loco? — preguntó con bastante enojo Kirishima
— ¿Estas bromeando? ¡Tú fuiste quien respondió esa llamada!
— Eso no es excusa Bakugou — se dirigió a la sala de espera — Sra. Harrington
Llamó a su primer paciente del día, una albina de pelo corto que leía cómodamente una revista de farándula, que al escuchar su nombre bajó la revista dejando ver la razón de porqué estaba en el consultorio del cirujano Bakugou. A la mujer se le explotó uno de sus implantes.
— El doctor está listo — dios santo, ¿qué acaso tendría un día relajado donde las circunstancias no ameritaban reírse hasta que el estómago le doliese?
A veces pensaba que trabajar en aquel consultorio era una secuela de cortos cómicos; cada día se presentaba un nuevo paciente con una historia para reírse o un problema irónico que arreglar.
— No puedo creer que estemos haciendo todo esto por un revolcón — se dirigió a la habitación previamente preparada — Eres asqueroso y patético
— No voy a hacerlo solo por un revolcón, ya estoy cansado de esa rutina — lavaron sus manos y colocaron sus guantes de látex — Y quiero seguir teniendo eso, estoy en pro de tener sexo — miró a la señora Harrington confundida por la conversación — Tome asiento y quítese la blusa
Obediente la mujer hizo lo ordenado por el cirujano sin rechistar.
— ¿Y ese aroma? ¿Lo percibes? — arrugó su nariz poniendo atención a su sentido — Huele a perfume
El pelirrojo se mantuvo sin decir nada siguiendo con su trabajo ignorando las preguntas demandantes del mayor, pero sus pupilas danzando en sus orbes lo delató.
— No me digas que eres tú — sorprendió a su asistente
— ¿Tal vez?
— ¿Tienes una cita o algo?
Preguntó burlesco; no lo admitiría, menos a Eijiro, pero desde que hubo un cambio en su físico, su actitud también sufrió alteraciones. El retraído y siempre cansado doncel desapareció junto a ese espantoso cabello sombrío, siendo remplazado por una personalidad más fresca y divertida. Su cambio no fue para mal, hasta Bakugou lo disfrutaba; ver como las falsas sonrisas se convertían en carcajadas de alegría. Nunca había visto a Kirishima ser tan libre, cuidando de sí mismo.
No como la insufrible actitud de la otra noche.
— No es una cita — aclaró — Es un almuerzo
Sin saber por qué los vellos del rubio se crisparon, bajando desde su nuca extendiéndose en toda la columna vertebral. Quizá no imaginaba a su amargado compañero en una cita con alguien que no fuera Kaminari o sus hijos.
— ¿Un almuerzo? ¿Con quién?
— Mi vida personal fuera del consultorio no es de tu incumbencia, Blasty — espetó agarrando su cabello en una coleta
— Anda dime, yo siempre te cuento de todas mis citas
— Eso porque tú quieres, además no son citas, es solo sexo
— Eijiro — reclamó como un niño pequeño haciendo un puchero que solo causó una mueca en el otro
— Con el guitarrista de esa pequeña banda "King", si te hace falta saberlo se llama Hanta — ¿qué tanto habría cambiado Kirishima como para llamar la atención de uno de los integrantes de una banda famosa mundialmente?
— ¿El tipo de la sonrisa escalofriante?
— Su sonrisa es normal, deberías practicar la tuya, cuando sonríes parece que estas a punto de matar a alguien
— El parece el psicópata enseñando todos los dientes y su boca formando un pico, no sé qué mierda hace con los labios que me dan ganas de golpearlo
— Basta Blasty, él no es así
— ¿Va a llevarte a comer después de cometer asesinato? "¿Ah, esto? Es solo salsa de tomate no te preocupes. ¿Que por qué la policía nos persigue? Vayamos a mi casa donde te pueda descuartizar tranquilo" — imitó su espeluznante sonrisa acercándose lentamente a Eijiro y así agarrarlo con la guardia baja, causando que éste se asuste dando un brinco en su lugar
— ¡Carajo Bakugou! No hagas eso — la mujer en la silla carraspeó llamando la atención de los dos médicos
— También quítese el sostén
— Y si, vamos a ir a comer a su casa, con su chef personal — presumió yendo a donde la señora, listo para comenzar con el trabajo
— Eso me huele a trio — de igual forma se acercó a la silla — Ponga las manos en la cadera, por favor — acató las ordenes — Parece que uno de los implantes la está pasando mal ¿Qué fue lo que pasó?
— Bueno, tuve un choque con la puerta del auto ayer, oí un estallido y luego sentí como escurría un líquido al caminar — respondió la albina viendo como su consulta era irrumpida por el vibrar de un teléfono, el pelirrojo seguía anotando en la ficha médica pero el rubio desvió su interés al dispositivo
— ¿Qué?
— ¿No vas a responder? Tal vez sean tus hijos o quizá Hanta
— No, sigamos con el trabajo
— ¿Me permite un segundo? — preguntó a su paciente — Déjeme hablar con este tipo
Adentró su mano al bolsillo de Kirishima pulsando el botón verde y con ello respondiendo a la llamada.
— ¡No! — se apartó, pero ya era tarde, se escuchaba como el pelinegro saludaba del otro lado y no tuvo de otra que alejarse para hablar con el cara plana
— Recuéstese
Tal vez fue la necesidad de molestar a Eijiro como venganza por lo de la cena con Izuku, o era el pequeño empujoncito que le daba –a su manera– para que por fin saliera con alguien y quitara su cara de amargado.
— ¡Sí, hola! Ya lo creo — su voz cambió a una más dulce y animada, chillona — Lo que a ti te parezca mejor, soy muy indeciso lo siento, okey, pasa por mí a la una, adiós
Colgó regresando a su puesto bajo la atenta mirada de Bakugou.
— ¿Qué carajo fue eso, voz de ardilla?
— Esa era mi voz
— ¿De verdad? Me estas jodiendo
— ¿Algún problema?
— Ay si, pasa por mí a la una, uy — dijo de la misma forma que el pelirrojo había respondido a la llamada — Te emociona ese tipo ¿No? ¿Cuánto le medirá como para que estés así de fascinado?
— Señora, esta crema va a adormecer sus pezones — colocó un poco en sus dedos para empezar con los masajes por la areola
— Solo va a ser una tarde, ¿por qué haces tanto escándalo? — retomó el tema de la pelea de la mañana haciendo que a Kirishima se le subiera el enojo nuevamente
— Porque quieres involucrar a mis hijos en tu patética, disfuncional y retorcida red de mentiras — dejaron en segundo plano a la albina sin dejar de masajear sus pechos, comenzando otra vez con la discusión
— Cuando negocié con Akio tenía la sonrisa más grande que haya visto en la cara de alguien, cuando le dije que íbamos a F.Z. Entertainment parecía que había ganado un campeonato, no te miento — Kirishima creía eso, después de todo su hijo siempre fue de sonreír demasiado, su primer moretón lo celebró, se enorgullecía de su horrible cicatriz en la rodilla, y cada pequeña cosa lo hacía feliz a pesar de haber llorado a mares hace un momento
— ¿Siente eso? — pellizcó el pezón de la fémina y ésta negó — ¿Y esto? — retorció un poco más el botón — Listo
— A propósito, ¿Usted diseñó esto? — levantó el sostén de encaje con copas diferentes, una más grande que la otra — Habrá que donarlo a un museo después de la operación
— No me sorprende que haya sonreído, después de todo quería ir en su cumpleaños a ese lugar
— Solo estás celoso porque seguro llegó a tu casa y no pudo dormir de la emoción — la expresión de Kirishima le daba la razón — Y logré que Natsuki comiera
— ¿En serio?
Sus ojitos rubíes se cristalizaron, hace poco que su pequeña había dejado de comer voluntariamente, saltándose sus comidas y rechazando cualquier plato que le servía. Su conducta le inquietaba, pero cada que pedía un momento para hablar la rubia se rehusaba encerrándose en su habitación hasta que cayera la noche, su hijo tampoco sabía nada de su hermana, pero ambos tenían la sospecha de que el factor causante de todo aquello eran las nuevas amistades de la niña.
— Si, pizza con doble queso, tres rebanadas
— Katsuki... — la situación de su hija lo afectaba como padre
— Hablaremos de eso más tarde — acarició el sedoso cabello de su asistente — Eijiro, no lo hagas por mí, hazlo por los niños
— Esta bien — dijo resignado
— ¡Si! — uso su sonrisa psicópata imitando al guitarrista de King
— Ya basta
[...]
— ¡Conduces como anciano! ¡Ya se te hizo tarde! ¿Qué acaso ya te metiste en tu papel de esposo desquiciado?
Tocaba el claxon de su propio auto esperando impaciente que el pelirrojo estacionara el suyo. Ya iban veinte minutos de retraso, lo que desesperaba a Bakugou quien era un maniaco de la puntualidad.
— ¡Llegan una hora tarde! ¡Él ya está adentro esperando!
De la parte del conductor sale Kirishima llevando un vestido negro de cuello alto con la espalda descubierta y unas sandalias del mismo color. Unos lentes oscuros y el mismo reloj que siempre posaba en su muñeca izquierda.
— ¿Qué llevas puesto?
— ¿Qué? — se examinó en busca de arrugas o su pedicura arruinada
— ¿Crees que vamos a la alfombra roja? ¿Por qué traes eso?
— Es la primera vez que me visto así — dijo decaído, recordando las venenosas palabras de las vecinas criticándolo por no vestir acorde a como lo haría un doncel — Pensé que me vería lindo
Recibió un golpe en la tibia por parte del menor de los Kirishima.
— ¡Mi mamá es hermoso! ¡Un millón de veces más hermoso que tu ángel!
— Solo creo que demasiado considerando que vamos a un restaurant con niños llenos de grasa corriendo por todos lados
— Es un placer ayudarte Bakugou
— ¿Cuál era mi nombre? — preguntó la rubia saliendo del auto
— Petronila, pero te diremos Petra — le recordó el mayor — O mejor dicho muñeca de porcelana
— Me halagas "padre"
La chica traía puesto un vestido negro con una camisa de botones blanca por debajo, una corbata a rayas, calcetones negros hasta las rodillas y unos zapatos de colegio muy bien lustrados. Peinada con trenzas laterales que iban desde la base de su pelo hasta las puntas, cortesía de Britney.
— Vámonos ya, ¿estás listo compadre?
— ¡Siempre listo señor Blasty!
— ¡Hagámoslo!
Caminaban hacia la retirada entrada cuando frente a ellos pasó un niño corriendo con un vaso grande en la mano, se frenó esperando a su madre que venía tras él para lanzarle su bebida quedando empapada del batido de frutas que había ordenado su hijo.
Eijiro pensaba como era posible que las mamás no criaban a sus retoños para prevenir esos berrinches; la educación con sus hijos no fue fácil, menos siendo padre soltero, usó el método de "crianza respetuosa" y por ello se comportaban como lo hacían, a pesar de las groserías que se les habían pegado del vocabulario de Bakugou sabía que eran respetuosos y atentos con los demás. Confirmándolo al ver a Natsuki con cara de desagrado ante la actitud malcriada del niño y Akio que... ¡¿Corrió a golpear al niño?!
— ¡Es tu mamá! ¡La debes de respetar! — le dio un zape capaz de hacer llorar al pequeño — Las mamás son sagradas
— ¡Akio! — fue Katsuki a regañarlo y traerlo de vuelta
Tal como lo pensaba, el restaurant estaba infestado de mocosos corriendo de un lado a otro, subiendo a la gran atracción que era el laberinto de túneles y toboganes. Sin dudas no era un ambiente que le agradara, pero estaba dispuesto a hacerlo por Izuku.
— Que asco — siempre dijo que su sentido del olfato era el más desarrollado de todos — Huele a pies sudados y mierda, ¿A quién carajos se le abriría el apetito aquí?
— Feliz día del padre — sonrió Eijiro sarcástico
No daba ni un paso cuando un pelirrojo tropezó golpeando la entrepierna del rubio con su cabeza y cayendo de espaldas. Akio estaba a punto de ir tras el niño sin embargo su madre lo detuvo.
— ¡Mami! ¡Este hombre puso su pipí en mi cara! — corrió asustado a donde su progenitora, el escándalo fue tan grande que todos miraron a Bakugou retorciéndose del dolor
— ¡¿Qué?! ¡Él puso su cara en mi pipí!
— ¡Katsuki! — regañó su "esposo" dando un golpe a su brazo
— ¡Él fue!
— Eso ya no importa
A lo lejos se acercaba el doncel peliverde, con una gran sonrisa mostrando sus perfectos dientes y los ojos brillando de la emoción por conocer a los hijos de su enamorado.
— ¡Izuku, querido! — el primero en saludar fue Kirishima con un fuerte abrazo
— Hola, Neito, te agradezco que trajeras a los niños
— Él no fue en único que los trajo — carraspeó el rubio dejando clara su presencia — Son mi gran orgullo, así que te quiero presentar a Petronila, a quien le decimos Petra de cariño — la niña dio una reverencia cual princesa — Que vino al mundo pesando cuatro kilos y medio, y el pequeño demonio, lo llamamos Tibu, porque siempre pateaba a su mamá estando ahí dentro, pateó al doctor cuando nació
Eijiro se divertía de toda la ridiculez en el asunto, ¿cuánto más aguantaría Bakugou con la farsa?
— Hola, niños
— Muy buenas tardes Izuku, he oído muchísimo sobre ti — saludó Natsuki con un apretón de manos que luego limpió con un pañuelo que traía en uno de sus bolsillos
— Pero que señorita tan más educada
— ¿Con qué tu eres el que le hace cosquillas a mi padre? — el pecoso miró dubitativo hacia los padres sin saber que responder
— Perdona, el año pasado fue a un internado correccional para señoritas, pero tal parece que no lograron corregir su altanera actitud — la chica se encogió en su lugar, con un pronunciado ceño fruncido asomándose entre sus cejas rubias
— Es un placer conocerte Petra
— Quisiera poder decir lo mismo — regresó a su faz sonriente, aunque ahora era una amarga — Antes de que aparecieras, yo realmente tenía un padre — dijo con melancolía — Yo era la niña de sus ojos, todo era risas y jugar con mariposas en los prados. Y ahora ¿qué tengo? Una hora y media cada dos semanas en F.Z. Entertainment con él y su zorra
— ¡Natsuki! — regañó su madre para después corregirse al darse cuenta de su error — ¡Petra!
La pequeña salió corriendo hacia el laberinto de túneles con lágrimas en los ojos sintiendo presión en su cabeza, estaba a punto de explotar y no quería hacerlo frente a la pareja del viejo bastardo.
— Le ha afectado mucho — miró con preocupación la dirección en que se fue la niña, se sentía como una gata rompe hogares
— Solo son las pastillas que tomó del cajón de su madre
— ¿Es enserio? — golpeó el brazo del rubio con enojo
— Iré a hablar con ella
— ¿Y tú cómo estas, cariño?
— Estoy súper contento bello ángel — las mejillas de Midoriya se enrojecieron ante el apodo
— Es que Katsuki se refiere a ti como "bello ángel" y se le pegó
— Ya veo
Con una pequeña sonrisa en sus labios observó al hombre que luchaba contra los niños para poder pasar en el angosto pasadizo.
— Disculpa, oye, ¿Qué mierda fue todo eso de allá?
— Es que soy una jovencita con carácter altanero, es lo que soy viejo
— ¡Esa no es justificación para llamarle así a Izuku! — logró alcanzar a la rubia dándole la vuelta — Óyeme bien, mocosa, si quieres tu dinero y tu curso de tiro en arco, tienes que hacer bien las cosas a partir de ahora
— Suéltame anciano — le empezó a tirar pelotas de espuma a la cara esperando que por lo menos aflojara el agarre a su brazo, la mirada del mayor logró asustar a la chiquilla
— No puedes comportarte así diciéndole zorra a cualquiera, y aunque detesto esa nueva actitud tuya de niñita mimada tienes que mantenerla ¿comprendes?
— Ya entendí
— Ahora dame un abrazo, ríe mucho y sigamos con el show
— Está bien — lo abrazó sin mucho ánimo mas no esperó que fuera alzada por los aires en un fuerte abrazo de oso, estar acunada entre brazos se sentía bien, hace mucho que no sentía la calidez de una figura paternal, le agradaba
Kirishima junto a Midoriya los observaban riendo entre el abrazo; el peliverde con una sonrisa enternecida por la escena montada y el pelirrojo observando con detenimiento a su hija, viendo lo hermosa que era su sonrisa, deseando que siempre la tuviera en su rostro.
— Mira allá
— Oh, ya no eres una zorra, Izuku
— Que lindos
— Así son siempre, se pelean, hacen las paces y todo está bien
Un niño pasó al lado de Bakugou estornudando en su camiseta, al parecer estaba congestionado porque dejó un cúmulo de mocos en la tela. Natsuki rápidamente se apartó del hombre, asqueada por ensuciar su lindo atuendo que, aunque no iba acorde a su personalidad, le quedaba hermoso.
— Que puto asco
Todos estaban reunidos en una mesa esperando sus bandejas de comida rápida, cuando su pedido estuvo listo y su número se mostró en la pantalla, Katsuki e Izuku fueron los encargados de ir por el.
— ¿Quedó entendido, Natsuki Kirishima? — regañaba por lo bajo a su hija que asintió a la pregunta
— Tengo una hamburguesa para Tibu, aquí tienes muchacho — llegó el hombre con la comida — Y una de piña para la niña, aquí está el agua, no hay refresco para ti campeón, padeces diabetes, ya lo sabes
— ¡¿Qué?!
Kirishima lo miró acusadoramente con una sonrisa, se empezaba a meter con sus hijos, al menos agradecía que no fueran tan graves sus acusaciones, no quería que se le escapara que sus dos pequeños eran pandilleros ex convictos.
— ¿Petra? — inquirió el rubio al ver como la chica apartaba el plato con discreción — Oye te traje una de piña porque sé que te encanta, te la tienes que comer
— Ah sí — miró con terror la gran porción escurriendo grasa y el queso fundido cayendo por las capas de la hamburguesa hasta tocar el suelo, las grandes rodajas de piña eran vistosas entre los dos panes con semillas de sésamo — Y por eso me voy a comer hasta el último bocado, allá vamos
Dio un pequeño mordisco al pan, masticando con dureza queriendo que aquel bocado durara en su boca por el resto de la tarde y no seguir comiendo.
— ¡Que rico!
— Gracias — dijo en un susurro el pelirrojo a su amigo observando con parsimonia como su descendiente comía con lentitud, al menos lograba dar pequeñas mordidas a su comida cuando Bakugou estaba presente
— No trajimos servilletas — analizó Midoriya al buscar con qué limpiar el rostro de Akio
— Voy por ellas, ya sé que él ni de chiste se va a levantar — apuntó a Eijiro — Nunca se levanta por nada
Izuku miró al doncel interrogativo. Neito parecía una persona agradable, pero a como lo describía Bakugou resultaba ser alguien egocéntrico, insoportable, terco y demás adjetivos despectivos. Si bien, esto el peliverde lo dudaba, pues siempre se mostraba apacible, amable, y su sonrisa era linda, aunque un tanto curiosa.
— Jaja, sí
Bakugou se marchó dejando al par de donceles y a los dos niños solos.
— Tibu, tu papá dice que te encanta jugar futbol
— Soy más de artes marciales y boxeo, pero el futbol también es divertido — respondió el susodicho — Más cuando gano moretones
El pecoso realmente quería conectar con esos pequeños, no quería ser el padrastro malvado que llegó a su vida por su papá y su dinero, como en los cuentos. Pero esos infantes se lo ponían difícil, y claro que los entendía, él también estaba reacio a convivir con su madrastra cuando se la presentaron.
— Es un poco peculiar, le gusta presumir sus cicatrices
— Son marcas de batalla — sonrió orgulloso — Aunque tengo una nueva herida y no voy a poder mostrar esa cicatriz porque está justo aquí
— ¿En tu pecho?
— ¡No! En mi corazón — dramatizó fingiendo llorar
— Oh cariño, cuéntame qué es lo que pasa
— Es que estoy muy triste, y un poco molesto
— ¿Es por qué salgo con tu padre?
— No, mi papá es feliz contigo y eso es lindo, pero...
— Pero ¿qué?
— No es nada — ¿qué es lo que tramaba ese pequeño diablillo? Se preguntaba Kirishima mientras acariciaba su espalda
— Oye, ten la confianza de decirme lo que sea
— Es que rompió la promesa que me hizo
— ¿Cuál promesa?
— Si, ¿cuál promesa?
— Me prometió hace un año que iríamos a Hawái a nadar con delfines — llegó Bakugou con las servilletas sin enterarse de nada, confundido por la situación — Hay una laguna con delfines y la gente puede nadar con ellos
— ¿Qué dices?
— Pero de la nada mi papi canceló el viaje — sus ojos se aguaron junto a sus palabras
— ¿Por qué haría algo así?
— Por tu culpa
— ¿Qué cosa? — miró a su amante, enfadado por las palabras de Tibu
— ¡No! Eso no fue lo que dije, me malinterpretaste, dije que teníamos que ir a Hawái lo antes posible, porque me emociona que estemos todos juntos allá ¡Iremos a Hawái! — el pelinegro sonrió indiscretamente burlándose del adulto, quien lo fulminó con la mirada al ver sus macabras intenciones, pronto regresó a su falso llanto
- Revolcón: sexo casual, revolcarse/acostarse con alguien.
- La banda que menciona Kiri es una parodia a la famosa banda británica "Queen".
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top