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Eran las 8:00 p.m. y el rubio junto a Izuku se encontraban en un lindo restaurant lujoso a las orillas de la ciudad. A ojos de Bakugou el pecoso estaba fenomenal esa noche, un top blanco de cuello largo con algunas lentejuelas brillantes y unos pantalones plisados negros, su hermoso rostro era resaltado por unos largos pendientes en cascada que caían desde sus lóbulos hasta sus hombros de cristales swarovski.

Katsuki en su longeva vida pensó que se llegaría a enamorar de un doncel, rehusándose a salir con uno más allá de lo pasional, ya que los consideraba demasiado emocionales que en algún punto se cansaría de sus lloriqueos y la excesiva atención que ameritaban. Pero ahí estaba, cometiendo locuras para poder, aunque sea un mísero roce, acariciar las delgadas manos de Izuku.

— Pareces nervioso Bakugou — susurró su acompañante al notar sus manos sudorosas

— No, es que él me pone muy tenso

— Perdón por ponerte en esta situación

— No te preocupes, entiendo tus razones — dijo dándole un trago a su Brandy, queriendo ahogar los nervios porque la cena saliera mal — Solo que ya quiero acabar con esa parte de mi vida y avanzar a otra mejor

— Lo harás, y pronto, esta noche — una sonrisa traviesa se asomó por sus labios y a Bakugou se le vinieron a la mente miles de escenarios candentes junto al ángel

— Eso suena excelente — balbuceó

Una figura subiendo las escaleras llamó su atención al igual que la de los otros comensales, un doncel de presencia imponente y tentadora caminaba moviendo sus caderas de un lado a otro atrayendo miradas indiscretas de todo aquel que pasara a su lado. Traía puesto un traje completamente negro al igual que su camisa y una corbata granate siendo lo único que resaltaba de su atuendo, unos lentes oscuros que bajó un poco dejando ver sus ojos rubíes que consiguieron sacar un suspiro de más de uno; pero sin duda lo que destacaba del hombre era su brillante cabello rojo cereza peinado en punta.

A pesar de no estar vestido como debería estarlo un doncel su delgada cintura y regordete trasero compensaban aquello entallando el traje a su cuerpo perfectamente.

— ¿Él es tu ex? — un visible sonrojo se asomó por las mejillas del pasmado joven

— Eso creo — estaba igual de impresionado

Ver a Kirishima irradiando un aura seductora, con una sonrisa radiante, era algo completamente nuevo. Cuando a diario lo veía con su cara demacrada, arrugas en los ojos y su seboso cabello. Le gustaba de cierta forma.

— Es hermoso y mira que lindos zapatos tiene puestos

— Si, bueno tiene cinco pares de esos, tal vez debería darte unos

El, ahora, pelirrojo se detuvo a medio camino examinando todo el lugar, jamás se había imaginado en un restaurant así cuando solo iba a los de comida rápida para cumplir el antojo de sus hijos. Pero no se podía distraer con lo maravilloso que le resultaba aquel espacio, estaba ahí para cumplir una misión y así su sueldo se vería aumentado.

— ¡Henderson! — llamó al hombre que lo seguía desde el auto — ¿Ves al doctor Bakugou en alguna parte? — el rubio hizo una clara señal para que los pudiera identificar, quizá no fue buena idea usar lentes oscuros de noche — Ahí está, espera en el auto, no tardaré — se acercó a la mesa siendo recibido por los brazos del cirujano — ¡Hola! ¡Qué milagro!

— Hola, ¿rentaste una limosina? — preguntó a su oído

— Solo estoy en mi papel — respondió de la misma manera alejándose de su cercanía al notar a Izuku — ¡Izuku! Hola, Neito Bakugou, aunque pronto, "Solterou" — con una pequeña risa los tres se sientan en sus lugares y Kirishima chasquea los dedos — ¡Mesero! Disculpen, ¿Hay servicio?

El rubio desconocía el porqué de su exagerada y espontánea actitud, cuando el verdadero Eijiro era alguien retraído y amable, éste nuevo era ruidoso e insoportable.

— ¿Algo de tomar, Monsieur?

— Hola, solo quiero un coctel de ti ¿Sería posible? — dijo engatusador — Estoy bromeando, a no ser que tú quieras — mordió sus lentes incomodando un poco al pobre mesero que no sabía cómo responder a las insinuaciones del hombre — Solo era un chiste, no sabemos, un Martini Grey Rose — pidió dejando ir al chico no sin antes bofetear su trasero — Mejor que sea un Martini sucio

— Ya fue suficiente — no solo el mesero estaba incómodo de la situación

— Entonces, cuéntame Izuku, oí que Bakugou y tú ya se acostaron — habló con naturalidad el pelirrojo ocasionando que el menor se atragantase con su vino tinto

Katsuki solo observaba como iban las cosas entre los dos donceles, molestándose un poco de la nueva personalidad que había adoptado Kirishima.

— Si, y lo lamento, yo no tenía idea de su matrimonio

— Ay por favor corazón, está bien, me da gusto escuchar que su cosita todavía hace tic-tac

— Que gracioso — dio otro trago a su Brandy, algo le decía que esa noche sería larga

— Porque tiene un pequeño problema muy serio — hizo una mueca al respecto — Tiene lo que se conoce como D.E. ahí abajo

— ¿D.E.? ¿Qué es eso?

— Cielos, se me olvido, eres quinceañero — Bakugou estaba que se aguantaba las ganas de golpear al idiota a su lado — ¿Te suena "disfunción eréctil"? ¿Corazón? Es como si estuvieras tratando de tirar dardos solo que lo único que tienes que arrojar es un espagueti remojado — explicó haciendo un par de ademanes

— Claro — le interrumpió el mayor — Solo creo que a mi espagueti no le gustaban las albóndigas que le servían, eran demasiado ásperas

— Muchos hombres dicen que sirvo las mejores albóndigas del sur de California

— Claro, muchos vagabundos han dicho eso, es la verdad, se tragan lo que sea — Izuku dio otro trago a su copa, pensando en que fue mala idea reunir a ese par, sin saber que sólo era un teatro montado por Eijiro para dejarle ver cuán disgustados estaban el uno del otro y no considerara una posible reconciliación entre esposos — En realidad me sorprende que todavía recuerdes a la gente con los que tuviste algo, con todas las píldoras que tomas — le regresó la jugada a su "marido" llevándose una mala mirada de éste — Le gustan los medicamentos, cuando le preguntaba: ¿"Qué hay de cenar"? Él siempre respondía: "Bueno, tenemos pastillas moradas, y otras rojas y amarillas que son una bomba recién salidas del horno, viejo" ¿Lo recuerdas?

— Tenía que hacer algo para divertirme mientras éste se sentaba en el trono por horas lidiando con su síndrome de colon irritable

— Tengo otro desorden, gracias

— ¿Te digo algo? Tuve que pasar la noche de nuestra luna de miel sentado en la cama escuchando lo que parecía una sinfonía submarina de cornos franceses y trompetas saliendo del baño de la habitación — Midoriya solo hacía gestos de desagrado ante el relato — Mezcla eso con el aroma de un gato muerto y carne con cebolla y tienes lo que se puede llamar un libido realmente afectado

Aquello fue suficiente para Bakugou, que pateo por debajo de la mesa a su amigo con la intención de terminar con su humillación.

— ¡Auch! — sin embargo, quien reaccionó al golpe fue Izuku, tal vez calculó mal el objetivo pateando lo primero que sintió rozar con su pie — ¿Acabas de patearme?

— No — respondió de inmediato el rubio mirando a su cómplice para que lo sacara del apuro — ¿Y tú? ¿Tú lo pateaste? ¿Por qué lo hiciste?

— Sí — dijo Kirishima — Es que tengo espasmos que me hacen patear a la gente sin quererlo — lo demostró pateando a Katsuki que se aguantó un insulto por la fuerza aplicada en el golpe

— ¡Ay, Jalisco!

— Es un efecto secundario de tomar tantas píldoras, pero estoy mejor ahora, lúcido, sobrio, me disculpo por eso — dio un gran trago a su Martini, queriendo estar lo más ebrio posible para aguantar la noche

— Sin cuidado

— Los trece pasos adiós, devuelta al trago

Su cena había terminado de la mejor forma posible, no hubo la conexión con el doncel mayor como Izuku esperaba y eso lo entristecía, en serio quería formar amistad con quien fue la persona especial para Bakugou. En tanto Kirishima le dirigía miradas discretas a su amigo con una sonrisa celebrando que su estúpido plan fue un éxito, contemplándose con su próximo cheque.

Estaban bajando por las escaleras de la entrada, el pelirrojo casi cae debido a las copas que traía en el sistema. No había tomado tanto como acostumbraba, pero los Martini le cayeron pesados que empezó a temblar levemente.

— Henderson — llamó a su chofer — No seas grosero, deja el teléfono y abre la puerta

— ¿Por qué me llama Henderson?

— Solo sígueme la corriente — regresó a la pareja — Izuku, fue encantador conocerte

— Igualmente, de verdad

— Y miren que linda pareja hacen, son como Barbie y... el abuelo de Ken

Entre las risas, Bakugou pellizcó el brazo de Kirishima quien dio un brinquito volteando a ver acusadoramente al rubio.

— A pesar de eso lo nuestro no fusionó, en lo absoluto

— Como si no hubiera pasado

— Tienes razón, igual quiero que mi Katsuki sea muy feliz — agarró los cachetes de susodicho apretándolos demás

— Ay que lindo — dijo dificultosamente

— Feliz, feliz, feliz

Palmeó sus mofletes aumentando la fuerza hasta que le pegó una sonora cachetada, producto del enojo que sentía después de las falsas acusaciones que hizo Bakugou a su persona, no quería que Izuku creyera que era un drogadicto y un adultero. Aunque se lo merecía después de todos los trastornos que le inventó al mayor solo para hacerlo quedar en ridículo frente a un joven y próspero doncel, lo que él nunca podría llegar a ser.

— Buenas noches, nene — apartó su mano de un jalón empujándolo hacia la limosina

Su teléfono vibró y no espero a que sonara la segunda tonada para contestarlo, después de todo se trataba de su hija, de sus pedacitos de cielo.

— Hola — se sorprendió al escuchar del otro lado a su pequeño Akio llorando y sorbiendo sus mocos — ¿Qué?

— Es su proveedor de drogas, supongo

— Pásame de inmediato a Natsuki — la sonrisa de Katsuki desapareció al escuchar ese nombre — ¿Es broma cielo? No me gusta que uses los peluches de tu hermano como diana para practicar con tu arco

— Oye ya tienes que irte — quería empujarlo dentro de la limosina y que se fuera lo más lejos posible antes de que anduviera de boca suelta, todo había salido perfecto, ¿por qué arruinarlo con una simple llamada?

La cara de Midoriya cambió drásticamente, ¡Bakugou y Neito tenían hijos! No solo se había inmiscuido en un matrimonio, ya habían formado una familia.

— Voy a hablar seriamente contigo cuando llegue a casa, señorita, okey — cuelga la llamada estirando un poco sus pelos, encontrándose frustrado — Mierda, uno cree que... — cortó su frase al ver la expresión de su amigo — ¿Qué?

— ¿Tienen hijos? — a Eijiro se le enrojeció la cara, sin saber si era por el alcohol ingerido o por la vergüenza al verse descubierto

— Tenemos algo que pueden ser como niños ¿verdad? — trató de dar explicaciones viendo cómo salir de la nueva encrucijada que se le presentaba

— ¿Y cuándo planeabas contarme de tus hijos? — ¿se convertiría en padrastro sin saberlo? Algún día llegarían a su puerta los niños de Bakugou exigiendo por su padre y él no sabría qué responderles porque ni enterado estaba

— No sé, pero escuchen, tengo que ir con esos diablillos, Izuku, fue un placer — palmeó el hombro del peliverde — Bakugou — no tenía palabras para disculparse por el error que cometió, así que solo corrió dentro de la parte trasera de la limosina pidiendo a su chofer irse lo más pronto posible

Además, eso agregaba puntos de drama a la escena.

— No, no, espera — dijo con falso interés en detener al pelirrojo y luego regresó a Izuku a su lado que estaba sin decir palabra alguna — ¿Estas molesto por esto o...?

— En realidad, todo lo contrario

— ¿Lo opuesto de molesto? ¿Estás hablando en serio?

De ser su caso habría dejado al idiota después de enterarse de la existencia de unos pequeños engendros capaces de arruinar sus planes, asimismo, eran demasiadas mentiras acumuladas que ahora Bakugou no podía sostener, temía a cada momento que la gota que colmara el vaso cayera pronto y toda su farsa se viera expuesta ante el "bello ángel".

— Tú sabes que adoro a los niños, solo que yo pensé que a ti no te gustan

— A mí me encantan los niños, los adoro, niños, niños, niños — exageró ganando una risa de su amante — Son mi adoración, siempre lo he dicho

— ¿Cómo se llaman?

— ¿Cómo se llaman? Pues está la niña, que su nombre es Petronila, y luego el niño se llama Tibu, diminutivo de Tiburcio — respondió lo primero que se le vino en mente, vaya que Midoriya lo ponía ansioso — Lo sé, que desgraciado Neito, vengándose de su horrible nombre poniéndole nombres aún más horribles a nuestros hijos

— ¡Los quiero conocer! — miró sus ojos brillando de emoción, ¿cómo decirle que no a ese par de esmeraldas?

— Por supuesto

[...]

Era momento de reclutar a más actores para que le ayudaran a tapar su engaño, de pronto los Kirishima se entrometían tanto a su vida que llegaba a darle escalofríos. Salió del trabajo con la excusa de ver a un amigo cercano dejándole la clínica a Eijiro y demás personal, aún no creía que el pelirrojo se haya tragado la mentira si Bakugou no tenía amigos. Con un par de palabras dulces a la niñera logró llevar al par de demonios a una pizzería local.

— ¿Mamá sabe que nos trajiste aquí? — preguntó algo curiosa Natsuki no creyendo los cuentos del viejo bastardo

— Todavía no

— Esto cuenta como secuestro ¿sabes?

— Eso es ilegal señor Blasty — añadió el pequeño comiendo de sus aros de cebolla

— ¿Qué? No

— Voy a gritar que es un pedófilo si no nos dice para que nos trajo — amenazó el pelinegro, a veces le daba miedo cuan dotado estaba el mocoso como para entender aquello temas siendo que tenía siete años, culpaba al internet de ello

— A ver mocosos, los conozco desde que se cagaban en los pañales si los quisiera secuestrar y vender en el mercado negro ya lo habría hecho desde hace tiempo, además Britney está aquí

Observaron a lo lejos como la rubia se besaba con uno de los trabajadores y éste le empezaba a toquetear los muslos metiendo su mano en su diminuto short, las manos fueron subiendo hasta sus pechos. Y no supieron que más estaba pasando entre aquellos dos pues su vista fue interrumpida por una gran bandeja puesta por el rubio.

— No vean eso

— A veces me da miedo — dijo Akio — Una vez estaba comiendo dulce en polvito blanco y se puso como loca cuando se le terminó

— Este es el asunto: ¿Qué les parece si fingen que son mis hijos por una tarde?

— ¿Por qué no le dices la verdad a ese pobre chico?

— ¿Ya saben?

— Nuestra madre nos cuenta todo, "Don anillo de bodas", por cierto, ¿viste Bridgerton anoche? Estuvo de lujo — hizo las mismas muecas que Eijiro el día que le habló del pecoso, mientras su hermano la miraba de mala manera al igual que el mayor

— No te confundas mocosa, él no es así — paró con su mala imitación — Tu mamá lo describió de una manera rara, pero escuchen, decir la verdad a este punto no es una opción — ambos niños lo miraban inseguros, sin saber si era buena idea ayudar a ese pobre anciano que rogaba por el amor de un chico de 23 — Les voy a pagar.

— Eso si me interesa

— Con diversión

— Yo quiero billetes verdes Katsuki — la pequeña lo fulminó con la mirada

— Ya dilo, ¿cuánto quieres? — sabía lo difícil que sería negociar con Natsuki, sabiendo que tenían la misma actitud

— 600 dólares por día, más tiempo extra si se pasa de ocho horas — fue directo al grano — Y quiero que pagues seis semanas de un curso intensivo de artes marciales que mamá no puede pagar

— 50 dólares por día y un curso de tres semanas de tiro en arco con los entrenadores de tu localidad

— 500 dólares y cuatro semanas de tiro en arco

— 300 dólares y tres semanas de curso

— Trato — estrecharon la mano, Bakugou con una sonrisa al saber que había ganado, pero ver a la niña sonriendo aún más le incomodaba

— Yo habría accedido a los $500

— Yo lo habría hecho por la diversión — la sonrisa del adulto se volteó viendo con enojo a Natsuki

— Akio, tu turno, petición inicial

— ¡Quiero que me lleve a Hawái a nadar con delfines!

— No vas a olvidar eso ¿verdad? Nadie va a ir a Hawái amigo, ¿otra cosa?

— Busque a otro idiota entonces — al igual que su hermana lo fulminó con la mirada, y de igual manera que su hermana no le fue efectivo

— Mira nada más, la mirada de mafioso — el menor servía coca cola a su vaso para después sorberle con su pajilla, sin quitarle la mirada encima a la persona frente suyo, enorgulleciendo a la rubia — Muy bien, Akio, estamos aquí para negociar ¿Alguna otra cosa que podrías querer?

— ¡Quiero un poni volador! — su semblante cambió abruptamente a uno feliz

— Yo también quiero uno de esos, pero no existen

— Entonces quiero un poni normal — pidió con un hermoso brillo en sus ojitos, encantado ante la idea — Y le pondré preciosa

— ¿Qué tal un PlayStation 3 y le llamamos preciosa?

— Eso también me gusta

— Con cuatro videojuegos incluidos, compadre — el azabache estaba por aceptar cuando su hermana se metió a la conversación susurrándole al oído

— ¿Pueden ser cinco juegos? Y quiero conocer al bello ángel en F.Z. Entertainment

— Mejor en Charlie Cho-Cho, me queda cerca

— ¡Pero Charlie Cho-Cho es muy aburrido! — renegó — ¡Por favor señor Blasty! Si no me lleva a Hawái que sea a F.Z.

— Okey, eres un manipulador ¿Ya tenemos un trato?

— ¡Si! — estrechó su mano feliz

— Se cancela si no te acabas tu pizza — se dirigió a Natsuki quien no le había dado ni un mordisco a su porción desde que se le fue servida — Estoy hablando en serio

Le llegaba a preocupar el nuevo hábito alimenticio que había desarrollado la pequeña, desconocía si Kirishima sabía del problema o de la raíz de éste. Tendría que hablarlo con el pelirrojo porque bien sabía que ese par de demonios se adentraron tanto a su corazón que podía llegar a amarlos, eran su adoración, los quería como si fueran sus propios hijos.

Pa' que no haya confusiones.

- "Sin cuidado" es una forma de decir "No te preocupes" o "No hay problema"

- No sé si notaron que en el capítulo 03 Akio se dirige a Bakugou como "Señor Blasty", esto es porque está tan acostumbrado a que su mamá le llame por el apodo "Blasty" que empezó a llamarle de igual forma, claro que hablándole con respeto. Cosa que Natsuki omite tuteándolo.

- Bakugou le dice ángel a Izuku desde la primera vez que se conocieron, ya que su risa la asemeja con la de los ángeles. Cosa que también le contó a Kirishima.

- Monsieur es señor en francés.

- Akio es una masita

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