0 3
— Gran trabajo doctor, estuvo excelente — su voz seductora encajaba perfecto con su presencia, era tan hipnótica que solo lograba atraer más a Bakugou
— La distracción, supongo
— ¿Cómo?
— El chico se distrajo y por eso resbaló
— ¿Entonces yo tengo la culpa? — hizo un ligero puchero con sus labios, y las ganas del rubio por devorar aquellos belfos regordetes aumentaban
— Así es, tu sensualidad lo empujó escaleras abajo
— Tendrá que demostrarlo a la corte, señor sabelotodo
— ¿"Sabelotodo"? ¿Es lo que dicen en las chicas del cable hoy en día? — su risa era como el canto de un ángel, por favor, si estaba en el cielo que alguien lo despierte pronto antes de caer en los encantos de aquel apolíneo ser
— ¡Sabía que ustedes dos se iban a encontrar! — vociferó a sus espaldas el anfitrión de la fiesta con una carcajada — Pero ten cuidado Izuku, los cirujanos plásticos en serio saben cómo operar
— Que lindo Mirio, gracias — dijo con sarcasmo para después retirarse del lugar junto al apenas presentado Izuku
Rondaban por la mansión, saliendo al patio a petición del mayor que necesitaba de un poco de aire fresco al sentirse cohibido dentro de la casa, reiterando su punto, no le gustaban los espacios ajetreados.
— A mí no me convence la cirugía plástica — opinó el peliverde — Siempre se ve falsa ¿No crees?
— Bueno eso depende del doctor, yo soy bueno — su acompañante le dio una mirada dudando de la veracidad en sus palabras — De verdad, aquí hay algunos de mis pacientes, tú solo echa un vistazo y vas a encontrar... alguien que se vea decente
— ¿Qué hay de ella?
Apuntó discretamente a una mujer a unos cuantos metros de ellos junto a la piscina, ojos grandes, pómulos demasiado marcados, nariz diminuta y respingada, y unos labios enormes que parecía se había llevado todo el Botox de la clínica. Su maquillaje oscuro más su comisura caída solo resaltaba aún más la obvia cirugía.
— ¿La sonrisa de Guasón? — Bakugou jamás haría un trabajo mediocre como ese, ni trabajaría en su rostro de saber que la anestesia le provocaría una parálisis facial total como lo tenía ahora
— Bien, ¿A quién de aquí operaste?
— No quiero delatar al tipo, eso es poco ético, pero ¿Ves a ese de allá?
Un hombre con un gran y proporcional trasero fue señalado por el cirujano, Midoriya se llevó una gran desilusión al enterarse que su trasero era falso cuando a simpe vista pasara desapercibido, admitía que la habilidad de Bakugou con la aguja era impresionante.
— ¿Te refieres al del trasero sexy?
— Antes de conocerlo no tenía nada de trasero, la espalda le llegaba a los talones — Izuku abrió la boca impactado, cómo de tener nada pasó a tener un culazo más grande que el suyo y que se viera natural — Cuando iba al baño caía dentro del inodoro
Otra risa por parte del pequeño, Katsuki estaba seguro que era capaz de escucharla por el resto de su vida en rebobinación constante sin cansarse.
— Si lo sé, muy poco romántico
Fueron a dar un paseo por la playa a los pies del acantilado donde se alzaba la mansión de Mirio, la luna llena de esa noche era la acompañante de aquel par de desconocidos que en poco tiempo lograron una conexión, la arena fresca entraba por los dedos de Bakugou dándole una satisfacción extrema.
Extrañamente se sentía cómodo con Izuku, y se replanteó la pregunta que ya hace varias ocasiones se estuvo haciendo en sus noches en vela gracias al insomnio, ¿Sería capaz de encontrar a otro amor? Olvidar por completo a Camie y abrir su corazón a otra persona, dejando por completo eso del anillo falso y formar una vida. Su respuesta estaba a su lado, estaba seguro que Midoriya era el nuevo amor de su vida y quería estar a su lado por siempre.
Porque su acercamiento con Izuku fue poco usual a su consideración, ya que no hubo necesidad de usar su modus operandi, no tuvo que sacar su anillo ni el tema de la esposa maligna para que tuviera interés aunque sea un poco, solo fue él mismo y sus chistes malos de los que solo Eijiro se reía hasta ese entonces. Creía que sin el anillo en dedo difícilmente alguien sentiría atracción hacia él, pero quizá si contaba con ese encanto natural, solo que aún no lo había explotado. Y no podía sentirse más que emocionado por ello.
— Carolina del norte ¿Cuánto llevas en los Ángeles?
— Llevo aquí casi dos años
— ¿Ya has audicionado bastante?
— ¿Crees que soy actor? — el peliverde se sintió alagado ante la suposición
— Juraría que eres actor
— Pues está en un error, doc. doy clases de matemáticas avanzadas
— ¿Qué acaso no hay escuelas donde enseñar en Carolina del norte?
— Mis padres se divorciaron cuando yo estaba en octavo grado, fue duro — lo imaginaba de un alma tan libre como se veía Izuku, algún pasado trágico lo tuvo que hacer correr de su hogar para rehacer su vida favorablemente, tal y cómo Bakugou lo hizo hace más de una década — Y no sé, me cansé de escoger bandos así que quise hacer un cambió y me mudé a los Ángeles
— Viniste al mejor lugar, nadie se divorcia en los Ángeles — otra pequeña risita, algo agradable para Katsuki que siempre escuchó risas de todo tipo y duración, pero ninguna logró querer tal y como amaba la de Midoriya, tenía un toque inocente que erizaba sus vellos y derretía su corazón — Jamás salí con alguien de tu edad, es agradable
— Ay no — expresó triste pero juguetón — La primera mentira que me dices
— Lo notaste, okey — modificó sus palabras para que sonasen de la manera más romántica posible — Jamás salí con alguien de tu edad con la que he sentido que logré una conexión, de hecho, jamás hice conexión con ninguna persona de ninguna edad
— ¿Ves? Se notar cuando mientes y cuando dices la verdad
— Oh si, la segunda cosa que dije es cierto
— Lo sé
La mirada en ambos estallaba en deseo, los dos estaban de acuerdo en que la atracción hacia la otra persona no era solo carnal, un beso efusivo fue suficiente para transmitir lo que sentían y querían decirle al otro. Ansiosos por acariciar la piel ajena sus manos empezaron a moverse y sus pies se alejaron del lugar guiándolos a lo que sería un mundo desconocido, donde no solo la reinaba la pasión sino el amor que sentían por el otro. Así fue como entre el cielo estrellado el par de amantes se unieron en cuerpo y alma con el canto de un ángel arropando la silenciosa noche en medio de sus gloriosas notas.
La cálida luz del sol rozaba sus cuerpos tendidos en la arena, siendo cubiertos por una fina manta que evitaba dejar expuestos su desnudes. A Bakugou le dolía la mandíbula de tanto tiempo que mantenía su sonrisa boba, pero no podía evitar mostrar los dientes al contemplar a Izuku. Los dos acostados, uno al lado del otro mirándose a los ojos sin decir nada, no había necesidad, sabían lo que estaba pensando el otro con tal solo vistazo, rememorando lo pasado la anterior noche y guardando el momento en sus corazones.
— Te juro que esta fue la mejor noche de mi vida — cortó el silencio el viejo enamorado
— Si, siento que esto es tal vez, algo genuino
— Es cierto que hay algo Izuku — su sonrisa se mantenía intacta, y se agrandaba con las palabras del peliverde
— Tengo que ir a trabajar — dijo con un poco de decepción — ¿Qué tal si me das tu número y me invitas a salir como es debido?
— Tengo una tarjeta de negocios en mi bolsillo, si la quieres tomar — Izuku a regañadientes se paró sacudiendo la arena de sus pantalones, se había vestido al despertar, le parecía incomodo la sensación de la tierra pegándosele a la piel — Más vale que me llames y que no me dejes colgado — las risas del menor inundaron el lugar — Te daría la tarjeta yo mismo, pero no quiero que me veas desnudo de día, podrías llevarte una decepción
Entre las risas, Midoriya palpaba ansioso el pantalón de Bakugou, buscando la pequeña tarjeta en sus bolsillos hasta encontrar un bulto en el bolsillo delantero, sacó el objeto pensando erróneamente que se trataba de la tarjeta, sin embargo, cuando la cosa estuvo en su mano se llevó la desagradable impresión de que era un anillo de oro, con la fecha grabada por el interior.
Disgustado se lo mostró al rubio quien en ese momento desearía haber hecho caso a su razón y tirado el anillo lo más lejos posible para que el mar lo tragase y nunca más volviera a su vida. Era curioso como en el pasado ese trozo de metal le trajo mucha suerte en sus conquistas, pero ahora gracias a el estaba por perder a la persona de quien había quedado perdidamente enamorado.
— ¿Qué es esto?
— ¿Un circulo?
— ¿Un anillo de bodas? ¿Estás casado? — preguntó exaltado
— No, no, no estoy casado, eso no es mío — se levantó del tendido cubriendo su parte inferior con la manta
— ¿De quién este anillo qué estaba en tu bolsillo? Bakugou
— Mira, dame un minuto para explicártelo
— Por favor — le cedió la palabra, aunque el mayor se quedó en silencio pensando por dónde empezar, no era tan sencillo como lo fue con Kirishima con quien pudo ser sincero con el precio de soportar su burla por el asunto
— La verdad necesito más de un minuto
— ¡Soy un idiota!
— Claro que no
— ¡No me llames! — le arrojó el anillo a la cara dándole en el ojo y tomando sus cosas se marchó del lugar indignado sin escuchar palabra de aquel hombre que solo lo usó para pasar la noche
— ¡No, Izuku!
Quería ir por él y detenerlo, aclararle las cosas y confesar que ni siquiera había llegado al altar, que ese anillo no significaba nada, no tuvo ni tiene esposa, que solo lo usaba como señuelo para cazar a sus amantes, pero el error ya estaba cometido, la había cagado y en grande. Ahora su felicidad se esfumó y la idea de pasar su vida entera al lado de aquel hermoso ángel se convirtió en espuma de mar a cada paso que Izuku daba para alejarse del lugar.
[...]
— Te dije que eso del matrimonio falso iba a ser contraproducente — regañó el pelinegro — ¿Por qué no solo le dijiste la verdad?
— ¿Querías que le dijera la verdad? ¿Crees que es tan fácil? — Bakugou a su lado tenía una taza en mano con su café negro mañanero, preparado especialmente por Eijiro que sabía de los gustos de su jefe — Déjame practicar, tú vas a ser él
— Ah claro, un segundo — soltó su pelo dejando que cayera libremente por su cara y empezó a hacer muecas, haciendo boca de pez, entrecerrando los ojos, el rubio no estaba seguro si intentaba imitar a su amante o le estaba dando una parálisis
— Él no es así, en fin — se acomodó de mejor forma viendo a su asistente, con Kirishima sería más fácil, habían pasado el suficiente tiempo juntos para considerarlo una persona de confianza y su mejor amigo — A veces me pongo ese anillo de bodas...
— Eres un cerdo — recibió como respuesta instantánea
— Si, sabía que esto no funcionaría — enojado se alejó de la recepción yendo al sillón al lado de la ventana, tenía que tomar sol para aligerar la resaca, aunque el café también era de gran ayuda
— Lo siento, pero eres un cerdo — observó su raro andar, estaba bien que Bakugou tuviera 45 años, pero el cómo caminaba se asemejaba a un señor de 80 — Oye ¿Qué tienes? Caminas muy extraño
— Es mi espalda, dormí en la playa anoche
— ¿Cuándo vas a ser algo por tu columna? — lo acompañó al sillón con una compresa fría a la mano, poniéndola en la zona afectada del adulto mayor — Blasty ya estás viejo, necesitas hacer ejercicio más de una vez a la semana
— No puedo, no tengo tiempo
— Querer es poder doc. — regresó a su lugar de trabajo empezando a ordenar más papeleo — Mi mamá siempre decía que Cary Grant jamás fue al gimnasio, solo subía las escaleras a diario y nunca usaba el ascensor
— Con razón estás tan delgado, deberías dejar de subir escaleras, puedes llegar a desaparecer
— Que gracioso
La puerta del consultorio de abre dejando paso a los dos hijos de Kirishima y su niñera. Akio Kirishima de siete años y Natsuki Kirishima de diez.
El primero era un varón, cabello azabache tal y como su progenitor, con dientes puntiagudos y ojos carmín. Un niño que a pesar de su corta edad dominaba ciertos temas a la perfección, por lo cual también mostraba una madurez en poco excesiva después del divorcio de sus padres; tomando el lugar de su papá como hombre de la casa jurando proteger a su madre y hermana.
Por otro lado, estaba Natsuki, una pequeña rubia de ojos iguales a los de su hermano, pero de dentadura normal. Su actitud tampoco era la mejor al contrario de Akio, que era carismático con las personas, en cambio era una chica altanera y orgullosa, tal como Bakugou, que de no ser por la gran cantidad de lunares que se extendían por su lechoso cuerpo creería que se trataba de una copia femenina de él.
Conocía a aquel par desde que se comían los mocos, por lo que había un vínculo por ahí, pero Katsuki nunca dejó que fuera para más, alejándose y manteniendo a raya su relación meramente amistosa, como dijo en un principio no se quería meter con las mierdas que conllevaba la paternidad.
— ¡Mamá!
— Hola mis niños, ¿Cómo están? — los recibió con una cálida sonrisa que solo las madres sabían dar — Que gusto verlos, sean educados y saluden al doctor Bakugou
— Hola — dijo con simpleza el menor
— Muy buenas tardes doctor Bakugou — extendió su mano la rubia en espera de que el otro aceptara el saludo
— Pero si es mi grano en el culo favorita — correspondió, pero a la vez la jaló hacia él para recibir un abrazo de la niña — ¿Qué mierda le pasó a tu pelo? Y tus ojos... está bien que tengas raíces japonesas, pero no es para que los tengas tan rasgados ¿Se está burlando de nosotros?
Y es que Natsuki estaba peinada en una coleta alta tan apretada que le estiraba la cara y su conjunto no era el típico pantalón holgado y una camiseta de logo desgastado junto a sus Vans favoritos, en cambio vestía una falda de cuadros en conjunto con un saco y botines negros, demasiada formalidad para una niña que acostumbraba a rasgar toda su ropa.
— Ha hecho amistad con unas niñas de su colegio y desde entonces se viste y peina así — dijo Kirishima buscando la comprensión del mayor que rápido captó el mensaje — Le dije que si se seguía peinando así se iba a quedar calva, pero la niña no quiere escuchar
— He dejado el futbol y el tiro en arco y me voy a meter a un curso de ballet y oratoria — añadió la rubia
— ¿Tú qué me dices amigo? ¿Te gustaría usar un tutu?
— En realidad, señor Blasty, mi mamá me va a pagar la inscripción para un curso de boxeo, quiero pelear como en la WWE — hizo un par de movimientos al aire simulando sostener una silla y tirándola hacia su hermana
— Te he dicho que no me gusta que veas la WWE — reprendió Kirishima
— Britney nos deja ver lo que queramos cuando llama a su novio
— Si, solo deja que me den mi paga y te compro tu hierba — exclamaba la niñera sin prestar atención a la conversación, sin saber que su jefe la miraba de mala manera
— Se ve que eres muy estricto en casa — como era costumbre, el rubio se burló de su situación
— Señor Blasty — el niño se acercó para sentarse a su lado — ¿Me llevaría a Hawái para nadar con delfines?
— ¿Llevarte a Hawái? Sigue soñando mocoso
— Vi un reportaje en Discovery Channel, dijeron que en Hawái hay delfines con los que puedes nadar si pagas dinero — mencionaba emocionado por la idea — Yo no tengo dinero y mamá dice que usted es rico
— ¡Akio!
— No Eijiro, está bien — dijo haciéndole saber que tenía controlada la situación — Quizá tu deberías ganar tu propio dinero, tal vez repartiendo diarios o alguna mierda de esas que se les permite a los niños de menor edad — dijo con una falsa sonrisa — Porque la gente rica no le paga viajes a los demás, es por eso que son ricos, ¿Capichi?
— Pero mamá dice que hace obras de caridad para niños todo el tiempo
— Lo que hago de caridad solo es arreglar labios leporinos o alguna deformidad, no los llevo a Hawái, de hecho, sería arrestado por eso
— ¿Y si yo tuviera alguna deformidad? ¿Así me llevaría a Hawái?
— Si fueras deforme si te llevaría a Hawái, pero te dejaría allá porque no querría verte — quedaron de esa forma, Bakugou triunfante y Akio con un lindo puchero por no tener su cometido
— Muy bien, tomen el dinero, quiero el cambio — les dio un billete de cincuenta dólares — Y también quiero ser notificado de que en realidad te comiste lo que sea que ordenen señorita — recibió una mala mirada de su hija
— Mamá, antes de irnos, ¿puedo hacer del Neito?
— Hasta al fondo — le señaló a su hijo para después dirigirse a la niña — ¿Lo puedes acompañar? Abrimos en cinco minutos y no puede estar ahí para siempre
— ¡Por supuesto, mamita!
— ¿Acaso dijo que quería hacer del Neito? — preguntó incrédulo el doctor — ¿Qué carajos es eso Kirishima? ¿Les estas enseñando japonés ya?
— Es que había un amigo de la fraternidad en la universidad — Bakugou olvidaba por completo que el azabache había migrado mucho antes que él, según le había contado tenía 16 años cuando decidió trasladarse a américa a culminar sus estudios, por ello su acento era menos marcado y estaba más familiarizado con la cultura occidental — Llamado Neito Monoma, en realidad no era un amigo, más bien como mi némesis, me robó a mis dos novios
— ¿Te dejó soltero, dos veces?
— Si, tú lo amarías, todo él era falso — despotricó — Siempre vestía a la moda, atraía a los chicos sexis y todo lo que hacía era perfecto
— No te agradaba para nada
— Claro que no — hizo una mueca rara que logró sacarle una risa al amargado rubio — Y una noche estaba tomando una copa de vino
— Querrás decir una botella
— Si, si, una botella — le dio la razón — Y luego llegó Akio diciendo que quería orinar y me harté, les dije que se decía "hacer del Neito" y les gustó y se quedó
— Yo le digo ir a mi arbolito
— ¿Ir a tu qué?
— Olvídalo — echó un suspiro al aire melancólico — ¿Qué voy a hacer con mi vida amorosa?
— Ay Blasty, sentiría mucha lastima si es que existiera algún interés al menos en que te acostaras fácilmente con un doncel de 23 años
— Por un Neito, no me estás escuchando — Eijiro sonrió ante sus palabras — Esto no es un romance que se va ir al Neito, habló en serio esto es de verdad — la expresión del otro mostraba sorpresa, Katsuki no era de decir eso, en todas las historias de sus amantes siempre los mandaba al carajo a todos, bloqueando su número y borrando cualquier evidencia que los ligara a ellos, pero con este tal Izuku era completamente diferente — Te lo juro, creo que me veo sentando cabeza con él
— Wow, entonces no le digas la verdad — la charla se vio interferida por Britney que chillo de la emoción al saber que su "papi" iba a pasar por ella a su trabajo nocturno — Dios mío, lo siento, tengo que contratar a otra niñera
— Al menos a alguien le va bien
— Sabes, no te conviene algo serio, porque de ser así la harás tu esposa y luego vas a querer divorciarte, y créeme que es... Solo mira a mis hijos, su padre los tenía que recoger hoy
— ¿Y no se apareció el bastardo? — no era la primera vez que dejaba a los chicos esperando y eso lo frustraba, los niños necesitaban de una figura paterna para crecer, más Akio, si algún día se topaba al idiota que abandonó a Kirishima y sus hijos no dudaría y lo noquearía de un golpe
— De nuevo, ¿Pero sabes qué? Al menos yo tomé el control y me divorcié — su sonrisa no era sincera, hace mucho que no lo veía sonreír verdaderamente, desde el divorcio su chispa se apagó, pero Eijiro se mantenía fuerte por sus hijos y desde entonces fue la única figura de autoridad que los mocosos tuvieron, aunque fuera mucha carga para el dientes de tiburón
— Si, lo sé
— Un momento
Kirishima gritó eureka al ocurrírsele magnifico plan, no era tan complicado como explicarle toda la historia de Bakugou y estaba seguro que Izuku se lo tragaría, quedando en buenos términos con su jefe asegurando un inevitable romance. Y así podría deshacerse del melancólico rubio que ya empezaba a cansarlo.
Dos cosas a aclarar.
- Cambie en su totalidad la personalidad de los hijos de Katherine porque sentía que Kirishima los criaría con buenas enseñanzas y enseñando lo que es el respeto, tal y como sus madres lo hicieron con él. Pero el chiste de Devlin sigue ahí.
- En el caso de esta historia, los niños llaman por "mamá" a sus progenitores donceles porque así se les fue inculcado, pero también se le puede referir como papá o padre, dependiendo de cómo se les infunda en casa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top