XII
«Después de tanto...».
1
Cuando su padre le dio la luz verde para adentrarse en su hogar, Flare, emocionada, cruzó desde la entrada a la escalera en menos de un parpadeo. Incluso los pasos eufóricos resonaron en toda la sala de tan intensos que eran.
Su primer destino fue su propia habitación, que llevaba ya muchos años sin visitar. Incluso el viejo cartel en forma de flama con su nombre escrito sobre el seguía montado en la puerta. Eso le daba una idea de que tanto llevaba sin ser tocada la alcoba.
—Al mal tiempo darle prisa —se dijo a sí misma en son de ánimo.
Para su sorpresa, al entrar en la habitación, halló una buena limpieza. Todo seguía como su yo más joven lo había dejado, pero totalmente limpio y pulcro. Y todo se veía bastante reciente. Se sonrojó un poco. Pensar que se padre se había esmerado en la limpieza sabiendo que volvería a estar aquí. También estaba el hecho, o más bien gesto, de que todo seguía justo en el lugar en el que lo había dejado. Incluso el color de las paredes (rosa) seguía intacto.
Había sido muy considerado de su parte.
—Realmente tengo al mejor padre del mundo —celebró brevemente llevándose ambas manos a las mejillas.
Después daría una total remodelación a su vieja pero a la vez nueva habitación. Definitivamente ya no era la misma que antes, eso era bastante claro. Más claro que el agua. Ahora era toda una dama, una señorita.
Toda una mujer.
—Es tan nostálgico —inspiró hondo y dejó escapar todo con el sonrojo en sus mejillas y ese brillo especial en la mirada.
Dio una vuelta en el centro de su habitación antes de dirigirse a la puerta. Cerró la puerta y siguió el camino todo derecho por el pasillo.
Llegó en pocos pasos al lugar deseado: La habitación de su primo.
Bajó la mirada, el sonrojo se hizo un poco más intenso sobre sus mejillas y comenzó a retorcerse sobre si misma con timidez, de pie y con las manos a la espalda.
—«La última vez que nos vimos fue hace ya mucho... —pensó con reservas. Se sentía cohibida ante la idea de volverse a ver con su primo favorito, a quien llevaba mucho tiempo sin ver—. Pasaron muchas cosas en nuestra familia, y seguro que a Natsu-kun la debió pasar muy mal».
Alejó las manos de la espalda para darse unas pocas y suaves bofetadas en las mejillas, haciendo un puchero al mismo tiempo.
Nada de negatividad; nada de malos pensamientos; nada de dolor.
—«Debo ser positiva —se dijo con convicción—. Natsu-kun debe estar sufriendo mucho en silencio. Pero ya no más. Desde hoy, y hasta el día que muramos como una feliz pareja de casados con 6 hijos y muchos nietos, estoy para apoyar a Natsu-kun en todo lo que le haga falta».
Inspiró largamente y dejó salir de aire en solo una rápida exhalación.
¡La convicción se sentía realmente asombrosa! ¡Se sentía invencible, una guerrera de nivel 40!
¡Nada la detendría!
—¡Natsu-kun, ha pasado mucho–
—¿Eh?
Flare se congeló en su sitio, palideciendo hasta superar al propio color. Una sombra cubrió su mirada mientras una media sonrisa muy forzada luchaba por mantenerse a la vez que le daban tics nerviosos en una de las comisuras puntiagudas.
—Esto no es lo que estás pensando —afirmó Natsu alargando el brazo hacia ella—. Es mucho más aterrador.
En la escena se podía ver a Natsu en la cama, rodeado de docenas de chicas hermosas: De su edad, Milfs, Lolis, Trapitos; en fin, muchas chicas.
Estaban en una orgia.
—¿Quieres unirte? —preguntó Natsu invitándola a unirse abriendo la palma de la mano en ese mismo brazo que había estirado previamente.
2
Volvió al mundo real con un tirón a su ropa. El susto incluso le hizo dar un ligero saltito.
Después de ver a ambos lados y cerciorarse que, efectivamente, esa era la vida real, bajó la cabeza para hallarse con su adorable prima, Wendy.
—«Debo dejar de leer tanto hentai» —se recomendó a sí misma.
Se había hundido tanto en su fantasía que se dejó llevar, y los recuerdos para nada cristianos tomaron el timón del único barco sobre su océano mental.
A Wendy le brillaban los ojos de una manera muy tierna. Tenía las mejillas rosadas y no lo soportó más.
Abrazó a Flare como si se la fueran a llevar para siempre.
Por un tiempo pensó que si había sucedido así.
—Hola, Wendy —saludó la prima Flare correspondiendo al abrazo de su prima más pequeña—. Has crecido mucho.
—Flare-chan... —soltó en un hilo de voz débil, casi quebrado. Las lágrimas no se hicieron del rogar y comenzaron a bajar por las mejillas de la dulce loli peli-azul—. Ha sido tanto tiempo... Yo...
—Lo sé, Wendy, lo sé —comenzó ha acariciar su cabeza como forma de confortarla—. Yo también te he extrañado mucho.
Wendy lloró en silencio un poco más, abrazada a su prima.
Ambas habían cambiado mucho desde su última vez juntas, y los cambios en ambas eran igualmente sorprendentes.
—Estoy tan feliz, Flare-chan —sonrió Wendy, mostrando sus lindos colmillos. Flare lo hallaba tan encantador como adorable.
—Yo también estoy muy feliz de volver a verte, Wendy. A ti y a Natsu-kun —especificó separándose—. Por cierto, ¿esta? —señaló a la puerta de la habitación del susodicho.
—¡SI! —Wendy chilló emocionada—. ¡Seguro que le dará muchísimo gusto verte, Flare-chan!
—¿¡Y que esperamos!? —chilló ahora Flare, tomando las manos de Wendy y dando ligeros saltitos—. ¡Vayamos a alegrar y llenar de luz su día!
—¡Hai!
3
Natsu chateaba con Levy, en un intento por convencerla de que tomara una sesión con Grandine.
Y ella, por supuesto, se negó rotundamente. Natsu incluso sentía que los mensajes, a pesar de estar en mayúsculas y con varios signos de exclamación, no transparentaban la furia e indignación defensiva con la que la peli-azul, allá en su donde fuera su hogar, hablaba.
—"¡¡¡NO NECESITO UNA ESTÚPIDA TERAPIA, IDIOTA!!!" —rezaba el mensaje posterior a la sugerencia de Natsu.
Se rascó la nuca inconforme.
¿Por qué carajos quería salvar a alguien que no quería ser salvada?
—«Podría decir que es empatía; que se como se siente estar hundido y que por eso intento sacarla del fondo... —reflexionó brevemente acerca de esa excusa. Patética en su caso—. ¿Que mierda...? ¿Como sacar a alguien del fondo si yo tampoco he llegado a la superficie?».
Natsu estaba progresando, era cierto. Pero no estaba curado. Apenas había nadado lo suficiente para ya no estar técnicamente en el fondo, pero seguía hundido. Entonces, ¿por qué tantas molestias por la enana? Ella le dio a elegir una opción, y Natsu prefirió que no. Pero allí seguía, tratando de salvar al amazonas de las llamas con una botella de agua.
Suspiró. Definitivamente no iba a lograr nada con esa chica. Pero, por alguna razón escapada de toda lógica o razón, no se rendiría.
—Adelante —medio gritó cuando alguien llamó a su puerta con tres golpeteos.
—¡Natsu-kun!
—¿¡Que pedo, que pedo!?
Flare aterrizó como el misil que devastó a Hiroshima y Nagasaki sobre Natsu. El peli-rosa, recostado en su cama sin molestar a nadie, no alcanzó a evadir el impacto de tan rápido que este llegó. Su prima cayó, sacándole todo el aire con el golpe.
—Flare... —gimió con su último hilo de aire.
—¡Ha pasado mucho tiempo, Natsu-kun! ¡Te he extrañado tanto! —gritó la pelirroja, eufórica hasta la médula.
Natsu hubiera dicho "También me da gusto verte" de no ser porque el aire en su sistema respiratorio dejó de existir. Y no volvería si Flare no se le quitaba de encima pronto.
_________________________________________________
Flare hermosa entra en escena cheeeck.
¡Gracias por el tiempo de tu vida. Sintoniza para más pendejez en el próximo capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top