★★Casa Yim★★

—Aquí vivo —dice Yim apuntando una casa color verde muy humilde.

—Linda casa —dice Mai.

—No seas sarcástico —dice Yim—. Cuando me gradué y gane más dinero sacaré a mi mamá y hermana de aquí.

—No fue sarcasmo —dice Mai—. Es una linda casa, sobresale de las otras. Yo no discrimino el origen de las personas.

—Oh, perdón entonces —dice Yim—. Gracias por traerme, que tengas buenas noches. Gracias, señor por traerme.

—De nada joven —responde el chófer.

—También tú, mañana nos juntamos en el centro para empezar lo que ya sabes —dice Mai.

—Está bien, pero debes ser más específico en el centro, ese lugar es muy grande —dice Yim.

—Dame tu número, te daré la ubicación —dice Mai entregando su celular—. Que sea a medio día, durante la mañana estaré ocupado.

—Está bien —dice Yim tomando el celular y digitar su número—. Ese es, que sea a medio día entonces.

—Está bien —dice Mai—. Que descanses.

Yim sonríe y se baja. Camina a su casa.

—¿A su departamento señor? —pregunta el chófer.

—Sí, ya quiero ir a descansar —responde Mai mirando el asiento donde Yim se sentó y ve el celular de este—. Seguro se le cayó y no se dio cuenta, qué despistado. Espera ya vengo.

—Si señor —responde el chófer.

Narra Mai: Muy despistado, así como podríamos comunicarnos mañana. Me bajo y camino a su casa, tomo atención a las de alrededor y veo que sí son bien humildes. Cuando iba a golpear escucho unos gritos y empiezo a golpear fuertemente.

—¡No hay nadie! —gritan desde adentro.

—¡Abra la maldita puerta! —grita Mai—. ¡Llamaré a la policía! ¡Yim! ¡Yim!

—¿¡Quien mierda eres para amenazarme?! —grita un hombre abriendo la puerta.

—¡Yim! ¿¡Estás bien?! —dice Mai empujando al hombre y entrando rápidamente y ver a Yim en el suelo.

—¿¡Qué haces aquí?! —pregunta Yim sujetando su rostro—. ¡Vete!

—Se te quedó el celular en el auto —dice Mai mirando al hombre—. Debes ser el padre.

—¡Sí! ¿¡Y qué?! ¡Largo de aquí! —grita el padre—. El celular en el auto, ¿ahora estás de puto?

—¡No me ofenda! —grita Yim.

—¿¡A quien mierda le gritas?! —dice el padre tratando de golpear a Yim.

—¡No más por favor! —grita la madre saliendo de la habitación rápidamente.

—¡No te atrevas! —grita Mai tomando con fuerza la mano del sujeto y mostrar sus ojos rojos de ira—. Sí lo tocas te destrozaré sin piedad.

—¡Suéltame imbécil! —dice el padre parpadeando sus ojos rojos.

—¡Ja! Eres un estúpido que perdió a su lobo —dice Mai tirándolo hacia atrás—. No eres nada, una más que lo trates de tocar y te mato.

—¡Hermano! —dice la hermana entrando a la casa.

—¡Tu maldita! —dice el padre al jalarla del pelo—. ¡Me trajiste dinero! ¡Dámelo ahora!

—¡Aah! —grita la hermana—. ¡No! ¡No me voy a prostituir! ¡No traje nada!

—¿¡Qué le mandaste a hacer a mi hermana?! —grita Yim poniéndose de pies—. ¡Suéltala!

—¡De algo que sirva esta zorra! —dice el padre tirando a su hija contra su madre—
¡Ponte algo más provocador! ¡Quiero dinero! ¡No te voy a seguir manteniendo!

—¡Jamás has mantenido a ninguno de tus hijos! —grita la madre.

—¿Y son míos? —pregunta el padre con sarcasmo.

—¡Maldito infeliz! —dice la madre—. ¡Vete!

—¿¡Donde está mi dinero?! —pregunta mirando a Yim—. ¡Dame mi dinero!

—¡No te daré nada, ya basta de todo esto!—dice Yim enojado—. ¡Trabaje y gáneselo!

—¡Te mataré! —dice el padre tirándose contra Yim.

—Parece que usted no entiende nada —dice Mai tomándolo del cuello—. No tiene permitido tocarlos.

—¡Suéltame! —dice el padre tratando de soltarse—. ¿¡Quien mierda eres?!

Mai con su otra mano saca su celular.

📱Llamando a la policía.

—📱Buenas noches, díganos su emergencia.

—📱Hola, habla con el abogado Mai Koraphat, tengo una situación de emergencia en…

—Baquedano 2349 —dice Yim al ver que Mai lo mira.

—📱 Baquedano 2349, un hombre agrediendo a sus hijos y evidente agresión a su esposa.

—📱Va saliendo una patrulla al lugar.

—📱 Gracias (colgó)

—Mamá, el abogado Mai Koraphat, es el mejor de los abogados —dice la hija—. También es abogado de los Suppasit, es un joven con mucho poder.

—¡Sí me voy a la cárcel cuando salga quemaré este maldito lugar y los mataré a todos! —grita el padre.

—Trata o mejor dicho hazlo, vamos a ver si sales —dice Mai guardando su celular—. Usaré todas mis influencias para hundirte en la cárcel, son muchos cargos en tu contra; Robo, maltrato físico y psicológico a tu esposa e hijos. Enviaste a tu hija a prostituirse, amenazas de muerte, infidelidad a tu esposa y quien sabe si registran pueden encontrar drogas porque se nota en tus rasgos que sí eres consumidor.

—¡Sí! En su mueble tiene drogas —dice la hija rápidamente—. Él quería drogarme.

—¡Cállate maldita zorra! —grita el padre moviéndose inquieto.

—Otro cargo más —dice Mai al soltarlo—. Serán muchos años caballero, ni crea que se la sacará barata, ahora le toca pagar por todo el daño que le hizo a su familia.

—¡No son mi familia esos infelices! —grita el hombre—. ¡Muéranse!

—Es la primera vez que tienes razón —dice la madre—. No somos familia, espero te pudras en la cárcel y no salgas más.

—Créeme que saldré y tú serás la primera en morir —dice el padre con burla.

Una sirena de patrulla se escucha.

—Llego la policía —dice la hija abrazando a su madre.

—Tú serás la siguiente en morir, ya te vendí y en cualquier momento vendrán por ti —dice el padre con burla.

—¡Maldito infeliz! —dice Yim—. ¡Eres un monstruo!

—Permiso —dice uno de los policías—. Señor Koraphat, buenas noches.

—Permiso —saluda el jefe de turno—. Digamos señor Koraphat, ¿qué ocurre aquí?

—Buenas noches, ese es el hombre —apunta Mai—. Bajo mi presencia agredió a su hijo, envío a prostituirse a su hija aquí presente, vea la evidente agresión a su esposa, necesito que uno vaya a la habitación matrimonial por qué la hija lo acusa que la trato de drogar y otros cargos como robo.

—Voy a inspeccionar —dice uno de los policías.

—Yo lo guío —dice la hija.

Ambos salen y en 2 minutos llegan.

—Mire esto señor —dice un el policía llegando con varias bolsas—. Esto ya es tráfico de droga.

—Evidentemente, sí —dice el jefe de los policías—. Esto claramente son muchos años más los cargos que se le sumarán, prepare para vivir una eternidad en la cárcel.

Uno de los policías lo esposa rápidamente cuando trato de huir.

—¡Ja! No creas que vas a escapar —dice el policía—. Al único lugar que irás derecho será al calabozo y luego a juicio.

—¡Muéranse todos! —grita el padre siendo llevado a la patrulla.

—Abogado Mai, ¿usted seguirá el caso? —pregunta el jefe de la policía.

—Sí, haré que ese hombre se pudra en la cárcel, está familia ya sufrió demasiado —dice Mai.

—Sabe los pasos a seguir —dice el jefe—. Deben constar las lesiones en la madre e hijos. Esta evidencia será llevada también por tráfico de droga y toda la evidencia que sea necesaria para que condenen a ese monstruo de hombre.

—Así será —dice Mai—. Gracias por su apoyo nuevamente.

—De nada —dice el jefe para hacer una corta reverencia e irse.

—Señora, debe estar tranquila, yo llevaré el caso para que ese hombre se pudra en la cárcel —dice Mai.

—¡Muchas gracias! ¡Gracias! —dice la madre arrodillándose—. Muchas gracias, joven por ayudar a mis hijos. Le juro que le pagaré.

—Arriba… Arriba, no se debe arrodillar y menos pagar nada —dice Mai ayudándola a levantarse—. Necesito ahora que me acompañen a constatar lesiones como evidencia y señorita, estoy seguro de que debe estar preparada para examen ginecológico por si hay evidencia de violación o prostitución.

—Yo… Está bien, haré lo que sea —dice la hija llorando—. Muchas gracias.

—Hermanita —dice Yim al abrazarla—. Todo estará bien ahora, no te preocupes.

—Pero papá dijo que vendrán por mí —dice la hermana—. ¿Sí es así?

—Solo hablo para dañar nuestra Psicología —dice Yim—. No hagas caso.

—Si es así haré que esa persona se pudra con tu padre en la cárcel —dice Mai—. Vamos ahora para que no se haga más tarde.

Los cuatro iban saliendo de la casa cuando a la hermana la jalan.

—¡Aquí estás preciosa! —dice un hombre mayor—. Vengo por ti.

—¡No! ¡Suéltame! —dice la hermana tratando de soltarse.

—¡Hermana! —grita Yim—. ¡Suéltala!

—¡Hija! —grita la madre—. ¡Deme a mi hija!

—¡No! Ya le di un millón a tu esposo por ella —dice el hombre riendo.

—¿Un millón? —dice Mai—. Qué vergüenza, por un millón te irás varios años a la cárcel.

—¿Tú eres? —pregunta el hombre con sarcasmo.

—El abogado de esta familia, acabo de enviar al señor que le dio el dinero a la cárcel —responde Mai—. Veo que ahora sigue usted también por tráfico de persona, en su caso por comprar personas. Tal vez droga, alcohólico y voy a saber yo si tiene otros cargos.

—¡No perderé mi dinero! —dice el hombre exaltado.

—Ok, te daré el millón y te largas para siempre sin dejar rastro porque si llego a saber que estás haciendo esto te voy a hundir en la cárcel y allí tú serás el abusado y no te gustará —responde Mai.

—¡Dame mi dinero y me largo! —grita el hombre.

Mai saco su celular y pidió los datos y realizo el pago.

—Listo, y ahora largo —dice Mai.

—Te salvaste zorra —dice el hombre para irse.

—¡Gracias! ¡Prometo pagarte! —dice Yim al abrazar a su hermana.

—Tranquilo Yim, vamos mejor, tu mamá y hermana necesitan tranquilizantes —dice Mai—. Adentro, Ramírez, a la clínica.

—Si señor —dice el chófer.

Narra Mai: Le abrí la puerta de atrás y los 3 se sentaron y abrazaron, lloraron casi todo el camino, podía sentir su pena, dolor e incluso sus nervios. Al llegar a la clínica los registré a los 3 y después de 10 minutos los empezaron a atender. Cuando estaba todo listo me dieron sus diagnósticos.

—Señor Mai —dice el doctor de turno—. La señora Annita está en evidente desnutrición y diversos hematomas en su rostro y cuerpo. Incluso algunos cortes.

—¡Qué desgraciado! —dice Mai furioso.

—Muy desgraciado —dice el doctor—. La señorita Tamy… Ella… Ella muestra señal de abuso y se le preguntó y ella respondió que en 2 ocasiones se prostituyo por orden de su padre.  Tiene diversos golpes, pero pidió que su madre y hermano no lo sepan.

—¡Perro maldito! ¡Es una niña! —grita Mai con sus ojos rojos de furia—. ¿Qué hay de Yim?

—Notorio cansancio, igualmente desnutrición y evidentes golpes en su cuerpo incluso me sorprende que este parado si tiene un hueso de su costilla fracturado —dice el doctor—. Los 3 están en reposo y con hidratantes.

—¡Lo mataré yo a ese imbécil! —dice Mai caminando de un lado a otro enojado—. Haga lo que sea, no estime gastos, yo pagaré todo. Quiero un reporte más contundente, hundiré a ese imbécil en la cárcel.

—Entiendo lo que quiere y así será —dice el doctor.

—Gracias —dice Mai dejando un fajo de dinero sobre la mesa—. Bien contundente el informe, como para que no salga jamás a ver la luz del día.

—Así será créame —dice el doctor guardando el dinero.

Mai sale rápidamente de la consulta y desde afuera mira a Yim con suero.

—Te cuidaré demasiado, no volverás a sufrir nuevamente en la vida Yim, de ahora en adelante debes vivir tu vida como un joven adolescente sin preocupaciones.

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