PRÓLOGO
Desde que era una mocosa sin dientes había fantaseado con una boda de ensueño, brillante vestido, flores , banquete... de esas que quedan para contarles a tus nietos mientras tejes, envuelta en una fea estola , con rulos en la cabeza y más arrugas que una uva pasa, como mi abuela...
Una boda estilo princesas, mi príncipe recogiéndome en un hermoso carruaje y nuestro: fueron felices y comieron perdices.
Y¡ sí!
Comimos perdices ,pero...nos provocaron indigestión .
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