2. PRIMER DIA

El sol brillaba incandescente en el cielo, era un día tranquilo y apacible perfecto para un primer día de clase. Acenix se encontraba durmiendo plácidamente hasta que, unos traviesos rayos de luz comenzaron a molestarle. El joven bostezaba y se estiraba, aun se sentía agotado debido a todas las emociones que vivió el día de ayer, pero, muy a su pesar, no podía permanecer más tiempo en cama. Se incorporo lentamente estirando sus brazos, contemplo su habitación unos segundos tratando de aclimatarse a su nueva residencia. Se le hacía extraño no escuchar los gritos de sus hermanos, corriendo y jugando por el pasillo mientras su madre, agotada de la energía de los pequeños, les pedía que se detuvieran de hacer ruido. Tratando de apartar la tristeza que le provocaba recordar su hogar acenix comenzó a caminar dirigiéndose al baño del cuarto, por suerte cada habitación tenía su cuarto de baño propio evitando tuviera que ducharse con otros compañeros mirándole, era vergonzoso y no le gustaba demasiado le vieran desnudo.

después de una placida y agradable ducha de agua caliente, acenix se arreglo y preparo para el nuevo día. Eran los ocho y cuarto de la mañana y, para su suerte, aun tenía quince minutos para descansar y acomodar sus libros. Estaba preparando su mochila cuando un pensamiento le llego a la mente. "Mike", aquel perro que conoció ayer. Realmente no sabía que pensar sobre él, parecía el típico muchacho que causaba problemas y era mejor no acercarse a él, pero, por otro lado, le había salvado la vida. Se encontraba dubitativo acerca de que pensar sobre Mike, hasta tal punto que no se había dado cuenta de que era hora del discurso de presentación. Cargo su mochila al hombro y comenzó a correr dirección al patio.

Acenix, al salir de su cuarto pudo observar cómo había varias personas, tanto humanos como animales, dirigiéndose hacía el lugar de la reunión. Decidió seguirlos ya que no sabía con exactitud como llegar rápidamente al lugar. El patio estaba hasta arriba de alumnos llegando incluso a ser agobiante para acenix, el cual no estaba acostumbrado a las multitudes y ruidos de la gran ciudad. Caminaba lentamente esquivando al resto de alumnos hasta lograr conseguir un sitio donde pudiera observar con claridad el discurso del director. Pasados unos pocos minutos un hombre anciano de larga barba blanca y pelo largo canoso se subió con dificultad al escenario situado en el centro del patio. Debido a su avanzada edad, el hombre apoyaba su peso sobre un bastón que le servía de apoyo para no caer. Su rostro estaba arrugado por la edad y sus ojos casi blancos por las cataratas. Con paso firme, a pesar de su edad, se acerco al centro del escenario dando comienzo al discurso. El hombre hablaba con voz ronca y grave, aunque se notaba que era fuerte y autoritario denotando valentía en cada una de sus palabras. El discurso duro una media hora. La mayoría de los alumnos prestaban atención al director a excepción de un pequeño grupo que se encontraba hablando e ignorando las palabras del venerable anciano. Acenix no pudo observar de quienes se trataban, pero le desagradaba el comportamiento maleducado de aquellos jóvenes.

Una vez terminado el discurso los alumnos aplaudieron y se levantaron para comenzar el primer día de clases. Acenix rápidamente observo el itinerario que le habían facilitado en la recepción y cuidadosamente observo el aula que se le había asignado. Su aula era la 112 del edificio principal. Por suerte le fue sencillo encontrar el aura siguiendo las instrucciones anexadas en el reverso del documento. Al entrar pudo observar una gran sala repleta de pupitres que, al observarlos, le entro la duda de donde debería sentarse. En la universidad las cosas son diferentes y no tienes un sitio asignado por defecto para todo el curso, ya que es posible cambiarte cuando quieras. Con aquella premisa en mente decidió sentarse en la parte de atrás del aula, así podría ser más fácil intimidar y conocer gente. En el caso de que no pudiera escuchar bien o hicieran demasiado ruido en cualquier momento podría moverse a otro asiento disponible.

Al llegar a los pupitres de la parte de atrás se encontró con alguien, que no esperaba volver a encontrarse. Su pelaje se erizó levemente y su sangre se heló al observar a Mike sentado en uno de los pupitres. Al verlo le sonrió burlonamente mientras le señalaba que se sentara a su lado. Acenix quería negarse, pero no creyó prudente contrariar a aquel perro, así que obedeció sentándose a su lado.

- Buenos días gatito, ¿Qué tal has pasado tu primera noche? – Preguntó con tono burlón.

- Bien... supongo – respondió procurando no mirar a Mike a los ojos.

El perro al observar el comportamiento de su contrarió acerco su pata al rostro de acenix obligándole a mirarle a los ojos. La mirada de ambos estaba fijada en la del otro. Una vez que consiguió la atención del gato procedió a seguir hablando.

- Te recuerdo que me debes de llamar amo. No me obligues a tener que repetirlo

La mirada del can era capaz de helarle la sangre a cualquiera, tanto por la fuerza de sus palabras como por la seriedad con la que las recitaba.

- Si, amo...

- así me gusta – contestó de vuelta el can a su contrario.

Mike soltó el rostro de acenix justo en el momento en el que el profesor hizo acto de presencia en el aula. El profesor se trataba de un humanoide ciervo con una imponente cornamenta muy bien cuidada. Su rostro parecía suave y amable. Era un hombre alto y con un traje elegante, lo cual parecía excesivo para dar clase. Sin decir ni una palabra el profesor agarro una tiza para escribir en la pizarra. Lentamente y con firmeza escribió "Alexis Drel" en la pizarra para acto seguido girarse y comenzar a hablar.

- Saludos alumnos, mi nombre es Alexis Drel y seré vuestro profesor de matemáticas este año.

Su voz era suave al hablar y sus movimientos elegantes y cuidados, como si viniera de una familia que le ha enseñado etiqueta y buenos modales. Hizo una pausa de unos segundos esperando si alguien tuviera algo que decir, al ver que no era así prosiguió con su explicación.

- De acuerdo chicos, os informare de como va a ser mi asignatura. Cada día deberéis de entregar un ejercicio del temerario estudiado ese día. Ese ejercicio se puntuara sobre diez y es acumulativo hasta el final del curso. Solo hay un examen al final. Y el que lo apruebe con más de un tres. Si ha hecho todos los ejercicios. Pasara la asignatura. ¿Entendido?

La explicación parecía clara y el aula estaba en silenció hasta que se pudo escuchar a Mike reírse. El profesor observo al canido con una mirada sería.

- ¿Acaso tiene algún problema joven?

- Contigo varios – replicó levantándose de su asiento – resulta que no pienso hacer ni uno solo de sus estúpidos ejercicios y aun así me aprobaras – su sonrisa burlona se ensancho queriendo provocar al profesor.

- Ya se quien eres, y quiero que sepas que tu harás los ejercicios como todos los demás. Me da igual tu familia o tu posición. Aquí todos estudian por igual.

- Eso ya lo veremos señor cuernitos – volvió a replicarle con sorna.

El ambiente era tenso entre ambos animales, aunque se notaba que Mike no estaba preocupado lo más mínimo. Acenix, en cambio, se sentía avergonzado hasta el punto de que apartaba la mirada. No quería que lo relacionaran con Mike, pero, la clase entera había empezado a hablar de él.

Las clases transcurrieron con normalidad, Mike desafiaba a los profesores mientras acenix, incapaz de apartarse de él, seguía avergonzado estudiando. Acenix suspiraba pesadamente mientras revisaba sus cuadernos, terminando las tareas que les mandaban y apuntando con cuidado las explicaciones. Mike miraba a su compañero con una sonrisa, para su sorpresa era más inteligente y meticuloso de lo que pensaba. Acenix se encontraba sorprendido de que Mike no le estuviera molestando, haciéndole la vida imposible o dificultándole el hacer sus tareas, pero, para sorpresa del mínimo, Mike le había dejado tranquilo.

Llego la hora de comer, acenix recogió sus pertenencias dispuesto a ir al comedor. Mike sorprendentemente se separo de su lado acercándose a otros animales, los cuales parecían cómodos ante la presencia del can. Acenix se alegro de que se marchara, ya que su presencia era incomoda y solía hacer que se avergonzara.

Llego a la cafetería de la universidad y se dispuso a comprar la comida cuando, de repente, un grupo de alumnos se acercaron a acenix con una sonrisa malvada. Uno de ellos, el que parecía el líder del grupo era un can de pelaje gris y negro. Era alto y musculoso lo que le hacía verse intimidante. El líder se acerco a acenix y le agarro del cuello golpeándolo contra la pared. Sus compañeros se reían del comportamiento del líder, mientras, en el resto de la cafetería, reinaba el silencio. La gente observaba expectante la pelea, esperando que otra persona u otro profesor intervenga.

- Que hace alguien de tu calaña en nuestra ciudad, deberías volver al estercolero del que has salido – le insultaba al joven gato mientras mantenía su pata en el cuello de este.

- Solo... estoy estudiando, que te he hecho para que me molestes – replicó acenix mirándole a los ojos.

- Existir, das asco y sinceramente dudo mucho que le importes a alguien – sonreía burlonamente mientras levantaba su brazo libre para preparar un puñetazo.

Acenix al observar como el perro se preparaba para golpearle cerro sus ojos. De repente escucho un fuerte golpe que le hizo abrir sus ojos. Pudo observar cómo Mike se encontraba golpeando al otro can con una sonrisa de emoción en su rostro. El can instintivamente soltó a acenix llevándose la pata a su cabeza, ya que Mike le había golpeado con una de las bandejas de comida.

- Vaya, si que eres cabeza hueca, te golpee con la bandeja y la rompiste – le respondió burlonamente mientras le tiraba la bandeja a la cara.

- ¿Qué coño te crees que haces? – replico cubriéndose de la bandeja – ¡lárgate de una vez idiota!

- Creo que no, sabes, este gatito es mi esclavo – su sonrisa desaparece volviéndose serio por un segundo – así que, si lo tocas, estas insultándome. – llevo su mano al pecho, buscando algo en el pecho de su traje – y sabes no me gusta me insulten – Mike miraba seriamente a su rival – no tengo ningún problema en matarte ahora mismo.

- Maldito – el can observaba a su contrario hasta que finalmente se marcho con sus compañeros – vámonos, no vale la pena este trozo de mierda.

Mike chasqueo la lengua decepcionado, como hubiera deseado que el can le atacara para sesgar su vida. Miró a acenix de medio lado y simplemente le hablo de manera sería.

- Eres un inútil, no puedes hacer nada sin mi – suspira pesadamente agarrando la pata de acenix y acercándolo a su cuerpo – escucha atentamente, a partir de ahora tienes prohibido alejarte de mí. Tu vida me pertenece y pienso que puede serme útil – sonríe de medio lado mirando fijamente a los ojos de acenix – para empezar porque harás mis tareas a cambio de mi protección.

- ¿Qué? Pero, yo no... - su frase fue interrumpida por una garra de Mike, la cual silenciaba al joven minino.

- No quiero excusas, quiero resultados – miraba serió a su contrario – así que, trabaja o lo pasaras muy mal.

Acenix dudó durante un segundo, pero finalmente asintió. Mike volvió a sonreír pícaramente y agarrando a acenix de sus caderas de manera dominante comenzó a caminar con él. Ambos se alejaron de la cafetería lo cual hizo que acenix hablara. Estaba incomodo por la forma en la que Mike lo tenía agarrado, pero aun así hablo con él aunando fuerzas de flaqueza.

- Mike, debo ir a comer a la café... - fue interrumpido nuevamente por Mike.

- No vas a comer la basura que ofrecen en ese vertedero, va a venir conmigo a comer a mi casa. Tengo gestiones que hacer.

- De acuerdo.... – asentí con pesadumbre aceptándolo.

Mike sonrió sabiendo que tenía dominado al pequeño felino y continuó su camino sin despegar al gato de su cuerpo, como si quisiera tenerlo cerca por lo que pudiera ocurrir. Al salir del campus una lujosa limusina esperaba, al acercarse a ella un mayordomo abrió la puerta para que Mike y acenix entraran. Acenix se sentía amedrentado ante tanto lujo. Sentado en el asiento de la limusina como si fuera un intruso. Mike, en cambio, se sentía como pez en el agua, sentado de manera burda y poco cortes mientras miraba a acenix a los ojos.

- Tus ojos verdes son bonitos – dijo sinceramente – parecen dos esmeraldas.

- Esto.... Gracias – un leve sonrojo se mostro en las mejillas del felino, aunque era más por la vergüenza del momento que por las palabras del canido.

El viaje fue tranquilo y apacible, hasta que llegaron a la casa de Mike. Una enorme mansión con un inmenso jardín lleno de flores, arboles y arbustos. La vegetación estaba cuidada y se notaba que había mano de obra detrás de esa pulcritud. La limusina se detuvo en la puerta de la casa y un canido de pelaje amarillo, de aspecto parecido a un Golden retriever, pero más grande y corpulento se encontraba en la entrada. Llevaba un traje negro y en su rostro lucía una gran cicatriz. Uno de sus ojos era de cristal justo por donde atravesaba la cicatriz. El can parecía molesto al ver a Mike.

- ¿Dónde te crees que vas? – preguntó con voz sería.

- A ti que te importa viejo, voy a donde quiera – respondió mientras ayudaba a acenix a salir de la limusina.

- Acaso has traído otra de tus putas a casa. Te he dicho mil veces que te busques una pareja estable. Es hora de que me des nietos yo a tu edad ya embarace a tu madre.

- Tengo 19 años, aun soy joven, déjame en paz.

- Claro, ahora mucho ere joven, quieres vivir la vida, pero bien que traes a personas a casa. Y no creas que no escucho lo que hacéis.

- Vete a la mierda, hare lo que quiera.

- Ni se te ocurra volver a hablarme así - dijo el gran can agarrando con fuerza el cuello de Mike – ¡Si vuelves a hacerlo te prometo te matare!

- Lo que tu digas – se libero del agarre tirando del brazo de acenix para ir con él adentro de la mansión.

- Dios... que hice para merecer un hijo como él – suspira pesadamente – no se de que me quejo, ha sacado mi carácter...

El padre de Mike entro en la mansión suspirando pesadamente. Caminó por los largos pasillos hasta que finalmente llego a su despacho. Donde le esperaba nada más y nada menos que un joven hombre atado a una silla.

- Bueno... ¿Dónde lo habíamos dejado? – decía mientras mostraba una sonrisa malvada y psicópata.


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BUENOS DIAS Y FELIZ NAVIDAD!!

he vuelto del mundo de los muertos y espero quedarme bastante tiempo. Si os ha gustado el capitulo hacérmelo saber, que necesito feedback y vuestras opiniones. Quiero seguir mejorando.

Como siempre digo, cuidaos mucho que esto no es un juego y pasad un hermoso día mis preciosos animales de dos patas. No dejéis de ladrar.

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