Capítulo 16: Negocios

El silencio reinaba en el coche de Akashi. Kise no se atrevía a indagar en los pensamientos del moreno y menos... sabiendo algunas cosas de su pasado. Seguramente estaría dándole vueltas a la idea del orfanato. Conocía bien a Aomine desde hacía unos años, habían coincidido también en el instituto y sabía de primera mano, que su infancia no fue precisamente fácil en aquel lugar. Nunca podía ser fácil asumir que tus padres no te querían, que te habían abandonado.

- Sé lo que piensas Aomine – habló por primera vez Akashi parando el coche en el semáforo en rojo y cambiando a punto muerto el cambio de marchas – yo también lo pensé al principio. Se parecen mucho.

- Me sorprendí al verle en tu casa – dijo Aomine – es idéntico a Tetsu y es mayor.

- Llegué a pensar que era el hermano de Tetsu pero... comprobé su historial cuando me pidió ayuda en su caso. Hay momentos en que pienso que puede ser su hermano y otros... en que lo dudo. Ni siquiera su apellido coincide Aomine.

- Lo sé, es complicado que sea su hermano pero... ¡Dios! Es idéntico a él. Tienen el mismo cabello, el mismo corte de pelo, los mismos ojos azules y solitarios, el mismo rasgo inexpresivo en su rostro, igual de serios y reservados... es que... son demasiado parecidos.

- Chicos... - escucharon los dos a Kise pero pasaron de él continuando con su conversación hasta que al final, Kise se quitó el cinturón de seguridad y se acercó hacia ellos – gira en la primera a la derecha – le informó a Akashi.

- ¿Por qué? – preguntó confuso el pelirrojo.

- Porque aún tenemos algo de tiempo y tengo la dirección del otro orfanato. Me la acaban de mandar mis compañeros de narcóticos. Han tenido que mover algunos hilos pero aquí está – dijo enseñándoles el móvil – creo que tengo una teoría.

- ¿Tú? – preguntó Aomine con una leve sonrisa.

- Sí, yo. A veces pienso – sonrió Kise – vamos... ¿Qué tenéis que perder?

Aomine miró hacia un Akashi que dudaba. Seguramente tenía ganas de llegar a casa y descansar o incluso de estar con Chihiro... en cambio estaba allí con ellos esforzándose en ayudarles cuando ni siquiera tenía la obligación de hacerlo.

- Está bien – dijo Akashi poniendo rumbo a la dirección que Kise ya estaba programando en el gps de su móvil.

Tras una hora conduciendo, llegaron a Urayasu, el pueblo costero donde se suponía que había estado el último orfanato del hermano de Tetsu. El sitio estaba cerrado y parecía algo siniestro. Hacía años que habría cerrado por su mal estado de conservación. Aomine se tensó levemente y luego un escalofrío recorrió su columna al recordar cuando él jugaba entre los pasillos de aquellos orfanatos con el resto de niños. Todo era demasiado solitario, hasta aquel lugar que empezaba a derrumbarse parecía demasiado tétrico para su gusto, ni aunque lo hubieran reparado podría ver en esa edificación algo agradable.

- Vendrá enseguida – dijo Kise colgando el teléfono – nos dieron el número correcto al parecer. Lo malo es que la directora falleció de una enfermad hace un par de años, vendrá una de las encargadas en aquel entonces.

- Si puede ayudarnos me da igual quién venga a dar la explicación – susurró Aomine aun con los ojos perdidos en esa siniestra casa.

La mujer no tardó en llegar, no debía vivir lejos. Nunca antes había recibido la visita de la policía, tampoco sabía exactamente el motivo por el que la estaban buscando pero si podía servir de ayuda, la mujer quiso tratar de ayudar.

- Buenas tardes, soy Akashi Seijuurou, un placer.

- Encantada señor Akashi, me llamo Yuuna Mitsubaru, fui profesora en el orfanato. ¿En qué puedo ayudarles?

- Estamos buscando a un par de niños. Queríamos saber si los recuerda – dijo Akashi enseñándole el historial de Tetsu.

La mujer buscó sus gafas de cerca en uno de los bolsillos y se las colocó en los ojos observando primero la imagen, algo que le hizo reaccionar, pero al ver el nombre, no le cuadraba.

- Me resulta conocido, pero no... yo nunca impartí clases a Tetsuya Kuroko – aclaró.

- ¿Y a alguien parecido? – preguntó Aomine.

- Quizá aquel chico era su hermano – dijo la mujer - ¿Cómo se llamaba? Era un chico muy reservado, muy callado, siempre leía libros y a veces le pillaba en la azotea el orfanato en los descansos. Chihiro – dijo la mujer – sí, creo que se llamaba Chihiro Kuroko.

- ¿Y qué ocurrió con él? – preguntó Kise esta vez - ¿Sabe dónde podemos localizarle?

- ¿Es que se ha metido en algún lío? – preguntó la mujer preocupada.

- Para nada – dijo Akashi calmándola con una sonrisa – sólo tratamos de unir a dos hermanos que se han separado.

- Oh, entiendo. En eso creo que sí puedo ayudaros aunque no sé dónde fue a parar ese niño – la mujer miró en su bolso buscando algo, pero no pareció encontrarlo – vaya, los debo tener en casa – comentó – aún así... puedo explicaros un poco lo que ocurría en el orfanato aunque a mí no me lo contaban. Un día al llegar a mi clase, creo que era un dos de octubre, lo recuerdo porque aquel día llovía mucho, hubo una gran tormenta y los niños estaban asustados, pues ese día... Chihiro no estaba en clase. Me extrañó mucho porque nunca faltaba a ninguna de mis clases, así que dejé a los niños dibujando algo y fui a hablar con la directora, pero cuando llegué, la puerta estaba semiabierta y parecía estar discutiendo por teléfono con alguien. No quise entrar, pero escuché su conversación. Desde entonces intenté reunir todos los datos posibles sobre el caso.

- ¿El caso? – preguntó Akashi dudando.

- Sí, por eso dejé mi número de teléfono al nuevo orfanato donde llevaron a los niños, creí que quizá algún día la policía investigaría el asunto. El orfanato pasaba por apuros económicos y la directora vendía algunos niños a familias importantes para conseguir el dinero necesario para las instalaciones. Una familia debió encapricharse con Chihiro y lo vendieron. Ya sabéis que los trámites legales son muy costosos, tardarían años y más si van dos niños juntos. Creo que aprovechó que el sistema no metía mucho las narices en unos pobres niños por los que nadie preguntaría, así que vendía a algunos y cuando preguntaban... decía que se habían escapado. No sé qué ocurrió con ese chico, pero Tetsu debía ser muy pequeño aún, quizá tendría tres años porque no estaba en mi clase. Este chico tuvo que haber sido dirigido al nuevo orfanato cuando éste cerró tras las investigaciones, pero de Chihiro... no lo sé. Lo siento.

Los tres chicos se miraron en silencio unos segundos. Ni siquiera Aomine que había trabajado en asuntos de menores podía creerse que algo así pudiera llegar a pasar. ¿Cómo era posible que el agente que llevase el caso no se enterase? Entonces tuvo la respuesta, sí se enteraba, pero se llevaría una comisión por no darse por enterado.

- Joder – dejó escapar Aomine – Sigo pensando que esos dos se parecen mucho, y el nombre coincide.

- Sí, pero revisé todo su historial... A no ser qué... - se quedó pensando Akashi.

- ¿Qué ocurre? – preguntó Kise - ¿Lo revisaste o no?

- ¿Qué haría un niño al que acaban de vender a una familia? Él no quería separarse de su hermano, no quería ir con la familia así qué...

- Se escaparía del sistema – dijo Aomine – primero tendría que huir de la familia, pero éstos denunciarían la desaparición, hasta el orfanato lo haría, así que... la policía estaría tras los pies de ese niño. Tendría que desaparecer de todo el sistema, hasta de la base de la policía.

- Se cambiaría el nombre y el apellido – aclaró Kise – de esa forma eludiría a la policía y conseguir un carné falso no le sería complicado. Una nueva identidad al que nadie estuviera buscando, se camuflaría entre la sociedad y pasaría desapercibido.

- Sabemos que era un buen estudiante, no faltaba a las clases y leía en la azotea en sus ratos libres. ¿Qué le gustaba leer? – preguntó Akashi hacia la mujer.

- Esas novelas extrañas que no suelen gustarles a los niños pequeños. Intrigas, misterio... aunque odiaba el terror, no le gustaba pasar miedo, pero sí le encantaba el suspense y las investigaciones.

- ¿Leía sobre ordenadores?

La mujer pensó un segundo, no recordaba que hubiera cogido un libro así durante su estancia en el orfanato, pero tampoco podía estar del todo segura.

- De ordenadores creo que no – dijo – pero una vez le pillé leyendo una novela y él me dijo que iba sobre un Hacker que huía de la justicia porque había cometido un crimen. Le gustaba ver cómo investigaban para poder atraparle.

- Piensas lo mismo que yo ¿No? – preguntó Aomine hacia el pelirrojo.

- Creo que es él. La familia le conocía por Chihiro Kuroko, el orfanato pondría una denuncia de desaparición por ese nombre, así que lo más lógico era cambiarlo todo. Aun así, la familia sabiendo la verdad de la compra y venta del chiquillo, sabrían que estaría escondiéndose y habría cambiado sus nombres, creo que Chihiro lo sabía, sabía que buscarían otras opciones así que dejó su nombre dándose cuenta que no buscarían Chihiro. El apellido tuvo que cambiarlo. Pero... si estás huyendo... ¿Qué apellido eliges?

- Algo no muy complicado – dijo Aomine – o algo fácil de recordar o lo primero que hayas visto al salir.

Akashi les indicó con la cabeza el cartel medio roto que estaba en el edificio frente a la puerta del orfanato.

- Chihiro salió de esa puerta ¿Qué es lo primero que vio? – preguntó Akashi sonriendo al ver el cartel, consiguiendo que todos lo mirasen. La famosa cantante Nina Mayuzumi.

- Fácil de recordar, es una cantante famosa, estaría en todos los carteles de la ciudad – sonrió Aomine.

- Y lo primero que vio – coincidió Kise también sonriendo.

- Chihiro Mayuzumi – sonrió Akashi – yo busqué la ficha de Chihiro Mayuzumi, evidentemente, ese chico no estuvo en un orfanato, tiene pocos datos porque se creó la identidad él mismo. Es fácil hacerse con un carné falso y darte de alta en la sociedad, nadie comprobó nada. Pudo convencer a algún vagabundo de que le acompañase como si fuera su padre. A nadie le interesan los vagabundos, pasarían del tema. Le darían de alta enseguida para quitarse de encima a esa gente.

- Busquemos entonces la ficha de Chihiro Kuroko y vayamos con tu chico – dijo Aomine – Creo que tenemos a su hermano.

- Estoy convencido que hackeó las redes del hospital buscando a su hermano, hackeó los orfanatos y a la policía, está buscándole. Lástima que le parasen antes de encontrarle.

- Pero nosotros sí lo hemos encontrado. Podemos reunirles – dijo Aomine – Muchas gracias por su ayuda – agradeció a la mujer – ha sido de gran utilidad.

- ¿Ya tienen al niño? – preguntó la mujer.

- Sí... y gracias a usted van a poder volver a estar juntos dos hermanos – le dijo Kise – que pase un buen día.

Kise caminó hacia el coche seguido por los otros dos. Tendrían que pasar por la comisaría a recoger el expediente de Chihiro Kuroko, algo que ya tenían preparado en la base gracias a que Kise llamó por teléfono desde el coche exigiendo que lo tuvieran allí para cuando llegasen. Prácticamente rondaban las doce de la noche cuando llegaban por el apartamento de Akashi. Las luces estaban apagadas pero al encenderlas, Akashi se fijó en ese chico que se había quedado dormido en el sofá, con el portátil encendido encima de la mesa y con un plato de comida pre-cocinada que estaba a punto de caerse al suelo. Akashi cogió el plato apartándolo de él y apagó el ordenador.

- Parece cansado – dijo Kise.

- Ha estado huyendo durante casi tres años – le aclaró Aomine – ha fingido ser quién no era, ha estado escapando de todos... policía, orfanatos, la familia que lo compró... este chico no ha tenido nunca un lugar seguro al que ir, siempre tenía que mirar tras él por si le seguían y todo... por encontrar a su hermano. Iría al orfanato... pero al verlo cerrado tuvo que empezar a investigar en todos los orfanatos del país para saber dónde se habían llevado a su hermano. No está cansado... está agotado.

- ¿Qué os parece si le dejamos dormir y mañana hablamos con él de todo esto? – preguntó Akashi colocándole una manta por encima para abrigarle.

- Creo que es una buena idea – dijo Aomine – recogeré a Tetsu mañana de la casa de Kagami y lo traeré para la hora de comer. Quizá si ve a su hermano se calme la cosa – aclaró.

- Me parece buena idea. Trataré de no decirle nada hasta que lleguéis. No quiero que se asuste ni se emocione demasiado – comentó Akashi.


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