Mi amiga Anna es muy dulce, le encanta hacer manualidades. Últimamente se ha interesado por las colonias. Lleva semanas haciendo experimentos. Ella cree que no lo sé, pero sé que la primera colonia buena que haga me la va a regalar a mí.

Anna es silenciosa, muy discreta. Es larguísima, es super alta y muy delgadita. Siempre lleva el pelo recogido, como una gimnasta. Es muy delgadita, sutil como si su cuerpo fuese acorde a su personalidad.

No tiene muchos rasgos femeninos, es como un palito... Superlinda. Sin grandes curvas exageradas. Apenas tiene pecho o caderas. Yo creo que es más bonita que las chicas que salen en las revistas. Las revistas son un asco, no voy a comprar revistas en mi vida.

—Andri... ¿Te enteraste qué nota ha sacado "Papercut" en Historia? —Papercut es el mote de una de las empollonas de clase. Anna me llama Andri. Es la unica que me llama así. Me parece bonito tener un nombre que solamente lo utiliza una persona.

—Un diez, seguro —le contesto en tono de aburrimiento. Papercut siempre saca dieces.

—Un 9,9 —Anna susurra siempre superbajito. Es una miedosa.

—Ya ves. Y el otro día decía que no había estudiado nada

—¿Por qué harán eso? Yo cuando no estudio no saco esa nota...

Anna se indigna fácilmente. Creo que el instituto no se inventó para nosotras. Ella es demasiado real para estar aquí... Y yo... Bueno. Yo sencillamente me aburro.

Nuestra conversación a susurros continúa.

—Sue, ¿quieres venir a hacer madalenas a la tarde? —las notas de Papercut me importan un rábano. ¡Madalenas! Eso si que es divertido.

—Sí... Tengo que preguntarle a mi madre. Te mando un mensaje ¿vale?

—Si te dice que no, insístele un poco.

—Vale vale. Jijiji. —Anna se ríe como un pajarito. Es muy dulce y suave. Se ríe porque yo siempre le digo que insista. Cuando su madre le dice que no, le parece bien enseguida.

—Andri... —me vuelve a decir—, yo quiero hacer galletas. —Anna siempre me pide cosas con mucha intensidad.

—Sí. Galletas también.

Anna resopla un poco.

—No me entero de nada. No sé como voy a aprobar esto —me dice.

Anna es muy lista, pero le cuesta prestar atención. Las clases se le hacen muy largas y ella no es capaz de atender tanto tiempo seguido. Quizás si fuesen más divertidas...

—No te preocupes. Podemos estudiar juntas.

Anna me coge la mano. Es su forma de decirme gracias. Me sonríe mirándome de reojo. Es adorable.