Estrella Perdida - Addison

Los apagados pero a la vez relucientes ojos verdes de Addison se abrieron completamente observando fijamente el techo, juraría que por al menos una fracción de segundo la imagen de un techo blanco con luces que podrían dañarle la vista contaminó su visión, por suerte solo fue una ilusión y nunca se sintió tan bien de observar un techo oscuro de madera tal vez falsa que estaba ahí para dar un toque acogedor.

Solo estuvo en ella pocas veces pera una de esas veces la apreció mucho, era una habitación agradable sin ruidos extraños, uno de sus objetos mas característicos y la razón por la que todos la amaban era aquel enorme rectángulo negro que era la televisión de pantalla plana atornillado gracias a un soporte que lo aferraba firmemente a la pared.

Aquel rectángulo con una calidad impresionante le dejaba ver todo lo que quisiera, ni siquiera lograba comprender la mitad de la programación que ofrecía la televisión, su joven y confundida mente no lograba asimilar la información de cualquier charla de los programas de noticias o aquellas series de las cuales solo podía recordar sus nombres. Solo disfrutó algunas caricaturas infantiles debido a que aquellas voces un tanto chillonas con diálogos aparentemente tontos eran lo único que le entretenía y lograba comprender a la perfección, incluso a veces le respondía a la televisión como si le hablaran realmente aunque lo hizo de forma tan baja que ni siquiera un micrófono pegado a su pecho podría grabarlo.

Su pequeño pero fuerte cuerpo se levantó por menos que quisiera notando lo temprano que era cuando la ventanilla que dejaba ver el jardín aún dejaba ver una oscuridad que estaba siendo apartada muy lentamente por un tono azulado. Amanecía por el amanecía por el Este y atardecía por el Oeste. Sus pensamientos se mantuvieron calmados observando aquella ventana, a muchos se les complicaría la cotidiana y a la vez complicada tarea de levantarse de la cama.

Para Addison no fue difícil, aunque si debía de admitir que le costó un poco mas hacer aquello debido a que aquel colchón viejo era mucho mejor que el de su celda aunque no tan bueno como el de la "Habitación Tranquila", un par de veces durmió en aquella cama, supuso que era de las muy pocas cosas cómodas de los Laboratorios Xirxine.

Dio un par de pasos al frente antes de mirarse en un espejo, además de tener la misma ropa que usó ayer, arrugada y con un muy leve olor a sudor, su cabello se notaba desarreglado y despeinado como si alguien hubiera tomado su cabeza y hubiera revuelto su cabello sin parar. Anteriormente en su celda tenía un pequeño baño con su cepillo de dientes y artículos de aseo personal. Supuso que debía haber algo así en aquel lugar.

Sus pasos hacia la escalera fueron sigilosos de forma instintiva como un vulgar ladrón que entró a una casa a robar las pertenencias de la gente. Sus pasos salieron a un pasillo de la casa, escuchaba ronquidos notables de parte de aquel Lobo llamado Vincent el cual dormía en aquel sofá que se convertía en cama, a un lado de el está su hermano Leonardo el cual tenía la almohada sobre su cabeza para ahogar el ruido constante de los ronquidos de su hermano aunque si ya estaba dormido probablemente estaba a acostumbrado.

Se acercó y los observó dormir, la respiración de Addison había cesado para hacer silencio mientras observaba fijamente a ambos hermanos, sintió un leve calor en su pecho al verlos, no sabía que había en esos dos hermanos durmiendo plácidamente uno junto al otro como cachorros.

Tal vez solamente esperaba poder haber tenido algo así. Su extrañada cabeza se sacudió y se dirigió a las escaleras, se asomó a la primera habitación a la izquierda observando una habitación decorada de morado, había algunos dibujos y decoraciones que le llamaban la atención como unas estrellas luminosas muy pequeñas y un tanto apagadas que estaban pegadas por el techo.

Había otras cosas que simplemente evitó mirar para no fisgonear, en su antiguo "Hogar" le enseñaron por las malas a no mirar las cosas de los demás, y eso le costó una larga noche colgado del techo de la "Habitación Oscura" colgando de los brazos, la cintura, las piernas y el cuello esperando por horas hasta que alguien llegara para bajarlo.

En la cama estaba aquella chica amable que le tuvo piedad y le dejó quedarse por la noche hasta que la tormenta pasara, hablando de ella, afuera la lluvia había cesado y todo estaba en calma después de la tormenta. Vio que había un colchón inflable en el suelo cuya manta estaba apartada y la almohada aplastada, tal vez ahí durmió el Anticristo, aunque su nombre parecía ser Damian o al menos así se hacía llamar.

Dejó que su curiosidad se ahogara en su búsqueda por el baño o algún objeto de aseo personal, se asomó por la habitación de al lado observando a aquel chico llamado Quintin, el Serpio nervioso que en un principio no lo quería cerca (y con toda razón), pero que fue convencido por sus amigos y su hermana para que lo dejaran quedarse.

La habitación de color Naranja oscurecido, estaba adornada con algunos posters de películas y series que Addison desconocía completamente, un estante con cosas que solo podía relacionar con la magia, un escritorio con una computadora, cuaderno y otras cosas que dejaban en claro su uso de estudios, y el recreativo ya que había un vaso de malteada que nunca fue llevado al lavaplatos el cual estaba sobre un pequeño plato con migajas.

Dejó de observar alrededor y decidió ir a la habitación a la derecha del pasillo pero al tomar la perilla esta se mantuvo firmemente en su posición, estaba cerrada por lo que probablemente no debería entrar y el respetaba el deseo de su ocupante por lo que la dejó al instante. Prefirió continuar por el pasillo hasta que este mismo dobló a la derecha con dos habitaciones, empezó por la que estaba mas cerca de la ventana abierta y encontró por fin el baño.

Al entrar notó que era como cualquier baño, nada especial realmente. Se miró al espejo observándose con detalle, tenía unas notables marcas de ojeras por falta de sueño, su reloj mental tenía programado despertar temprano independientemente de cuanto durmiera. Decía ser causado por no estar en su celda, en su celda había tecnología especial que no lograba entender, puede que fuera magia o algo parecido, pero podía descansar en ella unas pocas horas y se sentiría totalmente descansado como si hubiera dormido mas de 8 horas.

Tomó un peine en un estante de al lado para poder atender su cabello largo y esponjoso, lo dejaron cuidarlo y peinarlo como el quisiera, incluso le dieron acondicionador, no sabía porque ni tenía teorías del porqué no restringieron o siqueira le dieron importancia al cuidado de su cabello. Su cabello fue peinado y en menos de un minuto estaba mas presentable, escuchó un leve canturreo afuera levantando sus orejas de Zorro. Estas se doblaron en dirección al a ventana abierta a su lado.

Su curiosidad despertó nuevamente, la canción era desconocida para el debido a que a penas escuchó música en su vida, y generalmente era clásica o genérica, sin voces o algo parecido, solo una tonada que incluso le daba escalofríos.

No dudó en salir por la ventana, cuidadosamente se asomó y su cola se alargó todo lo que pudo para llegar a alcanzar el techo el cual logró alcanzar al ser un techo triangular típico, su cola se aferró al techo como pudo y saltó por la ventana impulsándose con su cola hacia al techo cayendo con el mínimo ruido.

Sus ojos inmediatamente captaron aquel brillo rojo de los ojos de aquel Chacal Demoniaco sobre el punto mas alto del techo acostado con su cabeza descansando de forma aparentemente cómoda sobre la forma triangular del techo. La mano de Addison se dirigió con rapidez hacia atrás recordando al instante la falta de su arma pero agradeciendo que ya no la tenía en su poder ni la requería.


— Calma Addison, no te haré nada... ¿También te gusta el cielo nocturno? — Damian señaló el cielo haciendo que el Rubio mirara arriba observando como las nubes aún oscuras por la falta de iluminación cubrían el cielo en su mayor parte salvo por alguna ruptura en estas que le dejaba ver las estrellas —

— Leí en mi teléfono sobre Xirxine y como la pasan sus sujetos de prueba... Estar encerrado en una habitación por años me recuerda a mi hogar, claro, no era así, pero era el mismo lugar siempre y casi siempre eran las mismas personas — Damian de hecho en su mente deseó no decir aquello dándose una palmada en la cara de forma mental, aunque le recordó un poco a lo que era vivir en el palacio real siempre en su interior sin salir, no era nada comparado con una celda blanca donde solo tenía aquel espacio por tantas horas, la comparación era como comparar un hotel de lujo con la celda de un manicomio —

— Si quieres podemos hablar o ver el cielo... Anoche lo íbamos a hacer pero llegó la tormenta, y aún hay nubes pero al menos puedo aprovechar lo que queda de noche para mirar el cielo — Addison alzó una ceja y se acercó al otro acostándose con cuidado dejando que su cuerpo se acostumbrara el húmedo y duro techo de aquella casa, no era especialmente cómodo pero servía para apoyarse —


Addison observó fijamente el cielo, primero había oscuridad provocada por aquellas enormes nubes de tamaño muy complicado de calcular las cuales los sumían en la oscuridad y parecían simplemente demasiado grandes como para hacer algo. Hasta que simplemente estas se separaban o rompían casi como tela dejando ver aquellas luces detrás de ellas, aquellas estrellas pequeñas y grandes que parecían salidas de un cuento de fantasía. Era como mirar por un agujero a otro mundo adornado con auroras y estrellas.

Casi sentía que debían de cegarlo al ser tantas y tan brillantes como para ser claramente visibles, una incontable cantidad de puntos con muy pocas variaciones en el color que de alguna forma le hacían simplemente subir las comisuras de sus labios en una sonrisa, una muy leve, nunca hubo lugar para las sonrisas en aquel laboratorio, pero ya no estaba ahí, era un lugar donde podía sonreír y podía expresarse como quisiera.


— Es hermoso ¿No?, creo que es de las cosas que mas me gustan en esta ciudad... Oye ¿Por qué te levantaste a esta hora? ¿Necesitas algo? — Addison casi se enfada por la interrupción y por ver como una nube volvía a ocultar las estrellas de su vista, pero no iba a ser grosero, no era la intención del Chacal, solamente suspiró y observó al otro —

— Cepillo de dientes... — Damian tardó unos segundos en comprender hasta que sus orejas se levantaron comprendiendo el mensaje para fortuna del híbrido de garganta adolorida —

— ¡Claro! ¡Necesitas un cepillo de dientes! ¿Te acompaño a comprar uno? — Ante la pregunta Addison no respondió, no era por el ardor de su garganta sino porque no estaba seguro de si quería compañía. Nadie nunca le acompañó a nada, pero el otro se ofrecía con gusto así que tras unos segundos asiente, sentándose sobre el techo y estirando su espalda que liberó su ligero dolor al levantarse —


Addison saltó hacia la entrada cayendo con un ruido fuerte al dejar que sus botas militares chocaran contra el piso amortiguando la caída mientras que el Chacal flotaba a su lado, empezaron su camino aunque el Chacal era quien realmente lideraba, levitando un poco más adelantado al rubio para lograr llevar al otro hasta una tienda de Veinticuatro Horas.

Mientras caminaban el rubio no pudo evitar observar alrededor, los vehículos estacionados en los garajes de las casas o frente a ellas por razones que no comprendía. Damian al ver al otro observando sus alrededores decidió añadir un comentario para animar el ambiente.


— Jeje, si estos autos y esas casas se ven interesante es que nunca has visitado los vecindarios ricos, deberías verlos es como el país de las maravillas — Damian sonríe mientras el chico continua caminando observando de un lado a otro manteniendo la guardia pero sin parecer paranoico —


Escuchaba un canturreo leve que aunque no iba a ser la canción original, no se escuchaba nada mal y el Chacal observaba al frente y a veces al cielo, al sentir la mirada apagada del Rubio sobre su nuca, Damian voltea pero se mantiene flotando hacia enfrente hablándole al otro.


— ¿No la has escuchado?, es una gran canción... Sé que trata de una persona que quiere besar a otra y no encuentra el momento para hacerlo. Pero nadie la usa para esas situaciones ¿Sabes? — Damian sonríe mirando al chico de piel pálida el cual simplemente se mantenía observando al otro atentamente, esa mirada fija hizo que el Chacal casi dejara de sonreír pero sabía que no era culpa del otro tener la mirada muerta así que para no hacer pensar que lo estaba molestando simplemente mantuvo la sonrisa aunque ahora era forzada —


El chico Rubio se mantuvo callado y continuó caminando junto al menor el cual hablaba de cosas que el no lograba comprender, fue ahí cuando paró en seco casi como un video siendo pausado, observó los contornos de un vehículo que le hizo perder el aire como si algo apretara sus pulmones. Damian al ver al otro asustado dirigió su mirada al mismo punto al que observaba el chico, solo vio una camioneta de aspecto moderno estacionada fuera de una casa.


— Calma Addison, es una camioneta normal no pasa nada. La gente las compra y las usa, no son solo para gente malvada — Damian observó al otro y le dedicó una sonrisa para calmarlo y le hizo saber que no había nada de qué temer —


Addison volvió a caminar lentamente observando la camioneta Range Rover esperando que algo o alguien saliera de su interior, pero no sucedió nada, solo era un vehículo afuera de una casa y ya. Aún así mantuvo distancia y cruzó lo mas rápido posible como si aquel vehículo se tratara de un animal peligroso.

Una sensación de presión invadió su hombro como si alguna mano grande y fuerte sin nada que lo ayudara a reconocer la especie, lo tomara del hombro para llevárselo o detenerlo. Al sentir esa presión lo primero que hizo fue un movimiento veloz, tan veloz que si alguien parpadeaba no lo hubiera visto, una mano cerrada firmemente en un veloz puñetazo se dirigió por encima del hombro de Addison con el golpe siendo suficientemente veloz como para que el aire que arrastraba consigo fuera audible.

Después del golpe instintivo el chico impulsó su cuerpo hacia adelante dando un salto rápido, y  como si se tratara de una coreografía planeada y ejecutada a la perfección, hizo una parada de manos sin perder el impulso cuando sus piernas estaban dirigidas hacia arriba impulsándolas para dar otra vuelta esta vez aterrizando de pie con suma agilidad y con un ruido sordo a la vez que silencioso.

Se volteó entrando en posición de combate mientras la mirada del Chacal se mantenía fija en el desde que lo vio dándole un golpe a la nada. Addison mantuvo su posición a pesar de que no había nada a sus espaldas, tal vez fue un reflejo o fue una sensación que su cuerpo inventó pero fuera como fuera su posición se mantuvo así un par de segundos mas escaneando todo con la mirada como si esperara que alguien empuñando cualquier tipo de arma saliera de donde se ocultó para atacarlo.


— Guau, ¿Eres gimnasta?... ¿O bailas?, eh visto a las chicas del club de baile haciendo movimientos así de geniales — Addison volvió lentamente a su posición anterior volviendo a estar parado a un lado del Chacal, su cabeza se balanceó un segundo de un lado a otro en forma de decir "Mas o menos" —


Por mas raro que sonara, cuando entrenaba en los laboratorios tuvo que aprender gimnasia y un poco de baile, claro que no con el objetivo de ser un verdadero bailarín o gimnasta. Fue para volverlo ágil, hacerlo aprender movimientos y se capaz de pelear como si se tratara de una coreografía de baile. De hecho le gustó, incluso cuando después esos duros y agotadores entrenamientos, las uñas de los dedos de sus pies literalmente se cayeron como las hojas de un árbol en otoño después de volverse negras por tantos golpes o el maltrato extensivo que les dio en un inicio.


— Vaya, eres un chico de muchas cualidades Addison Ante lo que dijo Damian, por menos que aquel chico de piel pálida quisiera, sus mejillas se enrojecieron muy levemente. Nadie le dijo algo así, lo mas parecido había sido "Lo hiciste bien... Pero puede ser mejor", aunque esas palabras nunca significaron nada para el a diferencia de las que acababa de escuchar —


Al sentir sus mejillas cálidas, Addison presionó su mano contra una de sus mejillas en un intento de limpiar alguna gota de sangre que no estuviera ahí, solo había logrado sentir calor así por la sangre que solía caerle en el rostro, pero jamás pensó que unas simples palabras de una persona que no conocía hace 12 horas le hicieran sentir calor.



...



El resto del camino fue mas relajado como si todo se hubiera alineado solo para que pudieran llegar sin problemas a la tienda caminando por la vieja acera resquebrajada del lugar. Addison miró su bolsillo e hizo un ruido con su garganta, Damian lo miró y entendió al instante a que se refería el otro.


— Oh claro, no tienes dinero... No te preocupes, mi padre me dio mi mesada ayer — Damian mostró algunos billetes sonriendo y cuando estaba por entrar a la tienda, Addison se quedó afuera como una estatua —

— ¿Que pasa? ¿Te sientes mal? ¿No quieres entrar? — Addison negó con la cabeza, tal vez Damian no se daba cuenta pero Addison escuchaba un ruido peculiar, el de un aire acondicionado encendido. Había algo en ese ruido el cual lo hacía sentir extraño, no quería entrar si iba a escuchar ese ruido con mas intensidad de la que ya lo escuchaba desde afuera —

— Uhm... ¿Que tal si entro yo? Te compro algún cepillo y salgo — Addison asintió al instante, la verdad prefería que el otro entrara por el, mientras tanto, el se escondió en el callejón de al lado, ya no podía recurrir a la oscuridad debido a que el cielo muy lentamente estaba iluminándose y el manto de oscuridad de la noche se retiraba para dar paso al día —


En menos de dos minutos el Chacal salió del lugar al no ver a Addison alrededor, se decidió por buscarlo y el primer lugar que escogió fue el callejón oscuro a un lado de aquella tienda. Sin embargo no había ninguna luz que le indicara lo que había en ese lugar, así que usando sus poderes una llama roja se generó entre sus dedos iluminando el callejón. Ahí estaba Addison, su cabeza mantenía un ángulo bajo observando el suelo, había algo que casi le daba escalofríos a Damian y eso era el hecho de que a pesar de que la cabeza de Addison estaba dirigida hacia el suelo, las pupilas verdes del chico estaban fijas en el, tal vez siempre lo estuvieron o tal vez empezó a mirarlo solo cuando se asomó por el callejón, de hecho era complicado distinguir que expresión tenía debido a que lo único que era fácilmente distinguible de su rostro era su frente cabizbaja y sus ojos observándolo fijamente.


— Y-Yo... Te traje un cepillo de dientes, no sabía cual color querías así que te traje uno verde... — Damian mostró el cepillo de dientes a Addison el cual se acercó lentamente y lo observó en su empaque antes de asentir, volviendo a caminar junto a Damian dirigiéndose de vuelta al hogar de sus dos mejores amigos —


La mirada de Damian vagaba intentando encontrar un tema de conversación con el chico incluso si el ni siquiera le respondía, al menos parecía escucharlo. Los ojos de Damian se dirigieron a una de las cosas que le hacían adorar Safe Haven y ese era el cielo, la magia del lugar y la influencia de las Deidades causan que el cielo pueda ser inusualmente hermoso y darle un gusto a la vista que no podrían dar el cielo de la Tierra o el Infierno...



Addison mira eso... — Damian señaló a cielo y Addison observó lo que le señalaban, el cielo se veía hermoso, como si fuera el cielo de la noche se rompiera con una explosión lineal de luz y estrellas, por describirlo de alguna forma —


Los ojos apagados de Addison se iluminaron al observar el cielo y las estrellas, de forma inconsciente las comisuras de sus labios subieron formando una sonrisa, suficientemente pequeña para no ser distinguida por nadie excepto por Damian. Ni siquieras sabía el porqué, pero también le mostró una sonrisa a Addison.


— ¡Sonreíste! ¡Puedes sonreír! — Al escuchar aquello Addison observó a Damian, aunque la sonrisa se fue, las mejillas de Addison se sonrojaron levemente sin que él lo supiera excepto por el calor que se formó en sus mejillas —


Aunque Damian dijo otras cosas, Addison no se molestó en escucharlo. Su mirada regresó al cielo, observando las estrellas. Habían millones de estrellas, puede que tal vez faltara una o sobraran algunas. Tal vez alguna de ellas estuvo en algún momento y ya no estaba... Una Estrella Perdida...



Varias Horas Después



Addison se quedó despierto el resto de la madrugada, estuvo sentado en el colchón del sótano junto a Damian, el Chacal lo invitó a mirar videos en su teléfono. Damian y el miraron algunos videos aleatorios, Damian se reía de distintivos videos que observaba junto al otro el cual no encontraba la gracia en dichos videos, de hecho nunca encontró la gracia en nada desde hace mucho tiempo, ni siquiera recordaba exactamente cuándo fue la última vez que había reído.

Pero disfrutó de algo más, y eso era estar junto a alguien el cual quería pasar tiempo con él. No se sentía acosado y vigilado ni se sentía obligado a estar con él, la verdad es que le hacía sentir mucho más tranquilo que casi cualquier otra cosa que hubiera hecho antes. De hecho su atención no iba dirigida a los videos, sino al chico a su lado. Verlo sonreír hacía que por alguna razón sus mejillas se sonrojaran nuevamente y su rostro se sintiera cálido.

Ni siquiera supo por cuanto tiempo estuvieron ahí, pero cuando se dio cuenta Damian escuchó a Vincent y Leonardo levantándose. Addison acompañó a Damian arriba, cuando ambos hermanos se levantaron y se acercaron, ambos se quedaron callados al encontrase frente a frente con Addison y Damian. Por su lado el Híbrido prefirió simplemente quedarse quieto, su mirada se mantuvo fija en ambos hermanos los cuales se rascaron la nuca sin saber que decir hasta que el Chacal fue quien rompió la tensión entre ellos.


— Oigan, comamos los restos de pizza de anoche, es mejor cuando esta recalentada... — Los gemelos asintieron felizmente y ambos se dirigieron a la cocina para comer. Por su parte el chico Rubio se quedó dónde estaba, girando su cabeza para verlos —

— Oye Addi ¿Despertarías a Quintin y Sahara?, se molestarán si comemos la pizza sin ellos — Addison asintió y rápidamente subió las escaleras, la velocidad de este sorprendió a los tres los cuales lo observaron hasta que este desapareció al subir al siguiente piso—

— ¿Addi? ¿Ya tiene su propio apodo? — Preguntó Vincent cruzándose de brazos con su ceño frunciéndose levemente, Leonardo se incomodó debido a la actitud de su hermano y Damian se encogió de hombros —

— ¿Qué?, siempre le pongo un apodo a mis amigos... ¿Cuál es el problema? — Ante la pregunta del Chacal, Vincent suspiró rodeando sus ojos y observando a Damian, por su parte Leonardo prefirió quedarse callado —

— ¿Tu amigo? ¿Qué se supone que hicieron anoche? — Ante la pregunta de Vincent, Damian alzó una ceja y respondió —

— Solo salimos, miramos las estrellas y le compre un cepillo de dientes. No le veo el problema — Vincent suspiró mirando al techo y antes de volver a mirar a su amigo, la expresión de Vincent pasó a una de preocupación —

Damian, el no es tu amigo. Apenas si habla y lo conociste anoche... El hecho de que no esté intentando matarnos no significa que sea alguien de confiar, él es un experimento, no sabemos nada de él, ni de lo que hacía antes de meterse al sótano anoche... Además, Quintin y Sahara solo lo dejaron quedarse por una sola noche, tenemos que hacer algo respecto a él. No se puede quedar aquí, tenemos que ir a dejarlo con la policía o en el orfanato o algo — Damian jadeó al escuchar a su amigo decir eso y estuvo a punto de darle una bofetada, sin embargo se abstuvo de hacer eso para no empezar una pelea —

— ¿Como puedes decir eso?, si lo lleváramos con ellos puede que lo metan en la cárcel por lo que hizo o que lo devuelvan a ese laboratorio de donde vino — Al escuchar eso, Leonardo interrumpió a su hermano para poder preguntar algo que el mismo sintió la necesidad de sacar de su pecho lo mas rápido posible —

— ¿Y entonces donde se supone que va a quedarse?. No creo que podamos simplemente hacerlo vivir en el sótano de Quintin y alimentarlo con pizza — Damian suspiró observaba la pizza calentándose en el horno, se mantuvo callado unos segundos flotando en círculos durante unos segundos, los otros dos se mantuvieron callados esperando pacientemente a ver que decía el otro —

— ¡Ya sé!, podría convencer a mis padres de dejarlo quedarse conmigo en el palacio, estaría seguro, alimentado y podría estar con él más tiempo — Ambos hermanos negaron con la cabeza confundiendo al otro, por su parte fue Leonardo quien decidió explicarle a su amigo el porque su idea no funcionaría —

Damian recuerda que Addison fue creado, criado y entrenado para matar demonios. No digo que sea violento ahora, pero creo que no es una buena idea hacer que alguien así termine viviendo en el palacio del mismísimo Satanás en el primer anillo del Infierno... — Al escuchar ese punto departe de su hermano, Vincent decidió añadir algo mas para poder enterrar esa idea en el cementerio de las ideas descartadas —

— Además, estoy seguro de que tus padres no lo querrán ahí... No podrás convencerlos Damian El Chacal bajó sus orejas derrotado, por ahora no tenía ninguna idea y necesitaría pensar un poco más o hacer una lluvia de ideas con sus amigos más tarde... Y hablando de eso —

— ¿Qué sucede allá arriba?. Se están tardando mucho — Damian y los gemelos miraron al techo, Addison, Quintin y Sahara no habían bajado —


El trío de amigos solo habían escuchado sus propias voces hablando y nada mas, ni siquiera pudieron distinguir el ruido de pasos arriba. Tal vez Addison sufrió de dolor de garganta al intentar hablar con Quintin y Sahara así que Damian fue quien dejó a los gemelos vigilando que la pizza no se quemara. El Chacal flotó lentamente hasta las escaleras y subió, escuchaba murmullos en la habitación de Sahara

Al asomarse por la puerta Damian observó con sus ojos entrecerrados como su amiga Sahara estaba peinando el cabello de Addison el cual estaba sentado frente al espejo.


— ¿Sahara? ¿Qué estás haciendo exactamente? — Ante la pregunta que llegó de sorpresa para la chica, está detuvo su acción mientras volvía su cabeza hacia atrás observando a su amigo en la puerta —

— Oh, hola Damian... Solo ayudo a Addison a peinar su cabello, Se ve mejor asi ¿Eh? — invito a Damian a pasar y admirar su obra maestra, Damian se acercó y observó como ella peinó al chico —

— No te lo negaré, se ve muy bien... ¿Qué opinas Addison? — Addison alzó una ceja ante la pregunta, nunca se encontró con ese tipo de preguntas cuando estaba en Xirxine, de hecho la pregunta casi le impactó como una bala en su cerebro, su cabeza estuvo callada y en blanco por unos segundos... Asintió afirmando que efectivamente le gustaba lo que veía en el espejo causando una sonrisa en la mayor —

— ¡Genial!... Oye Sahara ¿Tú y tu hermano bajan a comer o nos podemos comer sus trozos de pizza? — La respuesta de Damian llegó en forma de un codo contra su riñón en un golpe leve mientras la chica le sonreía pero negaba con la cabeza —

— Yo la pagué, yo la comeré también... Déjame levantar a Quintin Sahara salió de la habitación mientras su amigo Chacal observaba a Addison a través del espejo —

— ¿Vienes Addison? — Addison asintió con la cabeza y se levantó en un instante de la silla, salió de ahí caminando mientras escuchaba a Quintin en el otro cuarto quejándose por ser levantado —


Al bajar, Vincent y Leonardo estaban sacando la pizza recalentada en su bandeja esperando para comerla, o eso fingieron, un pedazo faltaba pero ambos gemelos se llevarían ese secreto no muy secreto hasta la tumba si hacía falta.

Addison por su parte se quedó en la sala, observando la calle desde la ventana. El sol de la mañana estaba calentando las anteriormente frías calles del vecindario. Nunca había visto algo así, le gustaba tanto observar y le relajaba tanto que se sentó frente a la ventana para observar aquello y perderse en sus propios pensamientos.



40 Minutos Después



En la habitación de Quintin había cuchicheos muy difíciles de comprender, la puerta cerrada y el ruido constante de la ducha encendida al otro lado del lugar hacía que esos ruiditos fueran imposibles de comprender para cualquiera que no estuviera dentro de la habitación.


— No lo puedo tener en mi sótano como si fuera un animal o un monstruo, ¿No podemos simplemente dejarlo en el orfanato y que ellos lo cuiden? — Ante lo que dijo Quintin, todos miraron a Damian el cual negó con la cabeza, todos estaban sentados en el suelo en un círculo, ni siquiera se atrevían a hablar en voz alta para no ser escuchados por esas orejas de Zorro capaces de escuchar a gran distancia, esperaban que el ruido del agua fuera suficiente para que el cerebro del Híbrido prefiere centrarse en eso —

— No, no sabemos dónde podría terminar y tal vez Xirxine vaya a buscarlo allá... ¿No hay alguien que lo pueda cuidar o ayudar? — Preguntó Sahara mientras Damian pensaba, visiblemente su rostro estaba serio observando el piso, su mente buscaba en sus recuerdos a alguien que pueda ayudarlos en esta extraña situación —

— ¿Qué tal mi tía Mindy?, es una buena mujer y tiene una habitación sin usar en su casa. Podría llamarla y preguntarle o puedo llamar a Jack y que el le pregunte a ella — Todos observaron a Damian, aunque buscaran algo para refutar la idea o mostrar alguna inquietud la verdad es que no encontraban una razón para no intentarlo. Jackson y su madre son buenas personas y suficientemente cercanos a Damian como para estar dispuestos a hacer algo así por el —

— Está bien, puedes llamar a Jack y le cuentas todo esto o le pides que venga... ¿Por qué Addison se tarda tanto?, para alguien que es tan rápido para todo, esperaba que al menos pudiera bañarse más rápido — Todos se quedaron callados, y fue Leonardo quien se acercó a la puerta, ¿Y si Addison estaba detrás de la puerta? —


Leonardo se acercó a aquella puerta y la abrió, esperaba encontrar la pequeña pero inusualmente inquietante silueta de Addison, parado ahí sin moverse y con la mirada fija en él... Pero no, solo vió una cantidad enorme de vapor saliendo por debajo de la puerta del baño, Leonardo hizo una mueca y alzó una ceja, se acercó a la puerta y sus amigos lo siguieron. Leonardo se acercó a la puerta del baño y la golpeó 3 veces lanzando su pregunta a través de esta misma.


— ¿Addison? ¿Todo está bien ahí dentro? — No hubo respuesta, Quintin se acercó y tocó la puerta un par de veces de una forma menos fuerte que la de su amigo —

— ¿Se dañó la perilla de nuevo?. Tienes que abrirla más, puedes quemarte si está demasiado caliente... ¿Por qué explico esto? — El chico de lentes murmuró lo último al recordar que no le hablaba a un niño pequeño, otra vez no hubo respuesta, el chico suspiró y todos miraron la puerta esperando que algo sucediera —


Damian fue quien decidió tomar acción, tomó la perilla y la giró lentamente, la puerta estaba abierta. Este mismo prefirió tener más privacidad, un grupo de personas observando en el baño no es una situación cómoda. Así que prefirió hacer una seña para que los otros se alejaran un poco. Ellos retrocedieron y Damian abrió la puerta.


— Estoy entrando Addison, cúbrete con las cortinas — Damian se cubrió los ojos y entró al baño cerrando la puerta detrás de él, esperó unos segundos y apartó su mano de sus ojos al escuchar la perilla cerrarse. Addison estaba en la bañera, con sus rodillas presionadas contra su pecho en posición fetal y la cabeza gacha —


Había espuma alrededor del chico cuya única señal de presencia era su cabeza, los ojos del Rubio estaban cerrados, con sus orejas bajas, parecía casi dormido de no ser porque abrió un poco sus ojos mirando a quién acababa de entrar.


— Diablos si que calor hace aquí... Otro fan del agua muy caliente ¿Eh? — Damian suelta una pequeña risa, no era tan fácil ver al otro en esa pequeña habitación repleta de vapor. La frente del Chacal Rojo empezó a sudar un poco mientras se acercaba a la bañera —

— Oh Addison... ¿Pero qué te hicieron? Estás repleto de cicatrices ¿Tuviste un accidente? — Al acercarse lo suficiente aunque solo pudiera ver la parte superior de la espalda y los antebrazos de Addison, el Chacal pudo ver claramente las cicatrices del contrario, habían cortes largos que parecían quirúrgicos, unas cicatrices más pequeñas o más grandes que no sabría identificar. Addison tenía una gran cicatriz vieja en la palma su mano derecha la cual asomó cuando el chico se rascó la cabeza, le recordaba a la cicatriz de una quemadura, las vió en el cuerpo de Jack hace mucho tiempo —

— ¿Te sientes bien?,tu piel está un poco roja — El chico al ver la piel levemente enrojecida de Addison, este mismo tocó con su mano el agua de la bañera y la apartó inmediatamente —

— ¡Carajo!, ese agua está muy caliente... Addison, sal de ahí, eso te hará daño — Ante la orden del otro, Addison levantó su cara y levantó su brazo derecho, observó su mano un poco arrugada y enrojecida, la verdad además del calor no sentía nada. Pero era una orden así que la cumpliría, extendió su mano para tomar la toalla y Damian no pudo evitar observar las cicatrices del brazo del chico, pero apartó la mirada cuando el otro tomó la toalla así que salió del baño y esperó a Addison


Al salir, Damian se apartó de la puerta y se unió al grupo de amigos que estaban en el fondo del pasillo. Esperaron un minuto y antes de que uno de ellos expulsará alguna queja o murmullo desde su boca. La puerta se abrió dejando salir una gran cantidad de vapor que instantáneamente era tragado por la ventana abierta a un lado de la puerta.


— ¿Qué tan caliente estaba el agua?, ¡Estás totalmente roja! — Exclamó Vincent al ver el rostro de Addison, el enrojecimiento era claramente notable, especialmente porque al entrar, el Rubio tenía la piel casi tan pálida como un Incubo y al salir casi parecía un Diablillo con esa piel color rojo solo le faltaban las alas, los cuernos y la cola para ser uno de ellos —

— ¿Acaso no sentiste que estaba muy caliente? — Ante la pregunta de Leonardo, Addison solamente hizo un ademán simple con su mano balanceándose de un lado a otro indicando algo que el grupo de amigos solo pudo interpretar como "Más o menos" o puede que un "Tal vez?". Hubo unos segundos de silencio sin que nadie hablara, la incomodidad era pesada para todos excepto Addison el cuál estaba parado en medio del pasillo cubierto con la toalla, Quintin fue quien supo qué decir ante esa situación —

— Puedes usar mi habitación para cambiarte, te dejé un poco de ropa en la cama... No sé si es de tu talla pero creo que deje de quedarte más o menos bien — Quintin y los demás se apartaron del camino del Rubio el cuál siguió las indicaciones del otro —


Con un ruido simple, la puerta se cerró detrás de Addison dejándolo solo en aquella habitación, se acercó al escritorio sin evitar que la curiosidad lo tomara de rehén para hacer lo que le ordenaba. Fue entrenado para analizar los lugares donde está ya sea por información o para idear alguna estrategia de ataque. Se acercó al escritorio y revisó lo primero que encontró, un estuche para gafas, un libro de magia el cuál Addison conocía sin embargo nunca se molestó en leerlo, y un teléfono celular viejo. Nada realmente interesante...

Addison se abstuvo de continuar buscando y volvió su cabeza a la ropa que estaba en la cama. La ropa era de colores oscuros y un tanto apagados, pantalones grises y una camiseta anaranjada oscura con una frase que Addison de hecho no se tomó la molestia de leer. No tuvo problemas colocándose la ropa aunque había algo raro en no usar la ropa que le daban en el laboratorio, al menos está se sentía como algo que lo protegería del frío.

Al pensar en el frío, se dio cuenta de que de hecho sentía frío a pesar de que su piel estaba enrojecida debido al calor extenso que soportó su cuerpo.

Tal vez tendría consecuencias a futuro sin embargo no le importaba demasiado. Se colocó la ropa que había en la cama para él aunque se sentía extraño no usar la ropa genérica del laboratorio, de alguna forma esa ropa se ajustaba exageradamente bien a su cuerpo y lo cubría perfectamente, esta ropa era parecida sin embargo la camiseta de mangas cortas le hacía sentir raro, Addison solo usaba prendas de mangas largas y el usar una prenda diferente le hacía sentir como si algo estuviera mal o fuera de lugar.

Él sacudió la cabeza y dejó que su cabello se entrometiera en su propia visión mientras usaba unas viejas sandalias que de hecho le quedaban casi grandes debido a sus pies pequeños...

Abrió la puerta esperando encontrar al grupo de amigos mirándolo desde una distancia prudente como si se tratara de un ser alienígena sumamente extraño y peligroso. Sin embargo el Chacal Demoníaco y la chica de cabello extraño le simpatizaban mucho más que el chico nervioso o los gemelos Lobos.

No juzgaba mal a los tres últimos, y aunque no siquiera era capaz de imaginarse en la misma situación, probablemente hubiera hecho lo mismo que ellos.

Con su mirada baja y con pasos cortos Addison bajó las escaleras encontrando al grupo de amigos observando un juego de fútbol en la televisión, el único que parecía realmente interesado en el juego era Vincent el cual estaba muy atento a la pantalla.


— Vamos, vamos. Aposté 200 dólares a los Cheetahs Vincent cruzó las manos mientras su cola se escondía entre sus piernas, ni siquiera se sentó en el sofá, simplemente estaba parado detrás de él dejando un espacio libre en el sofá —

— ¡Oye tú!... ¿Cómo puedes apoyarlos si son el equipo rival de tu distrito? — Ante la pregunta de Quintin, Vincent se encogió de hombros y dijo —

— Solo apoyo a quienes ganan... Tienen que ganar, no corté el césped el césped de mi propia casa por 3 meses para perder el dinero porque un idiota apuntó dos centímetros a la izquierda — Damian soltó una risa leve mientras Leonardo se encogía de hombros —


Addison por su parte no se unió a ellos, no entendía el juego no le importaba. Tenía un pequeño deseo de acercarse y sentarse en ese espacio libre, pero al mismo tiempo sentía que sería raro solamente llegar y hacer eso, e incluso grosero o maleducado. Para evitar quedar mal decidió entrar devuelta al sótano, las luces seguían apagadas pero la ventanilla que daba al jardín lo iluminaba lo suficiente como para que no tuviera que encender la luz.

Se acercó a la esquina donde dormía, ahí estaba su peluche de serpiente. Se sentó en el colchón viejo escuchándo los resortes rechinar ante su peso. Addison movió su propia cola y abrazó el peluche, presionó sus propias rodillas contra su pecho y tomó la bolsa de compras que tenía a su lado, las cosas en ella estaban tal cual como las dejó.

Tomó un chocolate y lo rompió en un solo cuadro, se lo llevó a la boca y disfrutó del sabor mientras una sonrisa ladeada se formaba en su rostro, su cola se movió levemente. Rara vez obtenía una sensación así, esa sensación dulce era lo único que le causaba algún tipo de placer suficiente para hacerlo sonreír. Solo había otra cosa que era capaz de hacerlo sonreír... Y eso le enfermaba, le hacía odiarse a sí mismo y a veces le hacía llorar.



5 Meses Antes



El tablero del Honda recibió una nueva capa de pintura carmesí cuando Addison expulsó sangre de su boca, las heridas que tenía anteriormente ardían incluso más que antes, sin contar las nuevas heridas por el choque. La bolsa de aire le golpeó la nariz casi haciéndola sangrar y su cabeza daba vueltas.

Abrió la puerta del vehículo, se había estrellado contra la recepción de un edificio de oficinas en remodelación, el auto se había estrellado y casi clavado contra el enorme escritorio del lugar.

Se tambaleó para escapar, sus pies caminaban torpemente contra los cristales rotos y los marcos de las puertas de cristal rotas. Tomó de su bolsillo el localizador que tenía y presionó el botón tres veces para señalar una emergencia. En pocos minutos un equipo vendría a recogerlo, probablemente la recompensa por su misión sería menor al haber estrellado un vehículo y haber provocado tanta destrucción.

Aunque le hacía sentir mal, había algo en ese momento que lo reconfortaba y eso era el calor que sentía. Siempre hacía frío, sin embargo algo le hacía sentir un calor que le reconfortaba.

Se acercó a la vitrina de una tienda cerrada y observó su propio reflejo... Estaba sangrando, las heridas anteriores sangraban y las nuevas también, los múltiples rasguños y desgarros en la piel de su abdomen y hombros cubrían su cuerpo con líquido rojo. Addison notó que en su cabeza además de un par de dientes producto de darle un cabezazo a un Hellhound, había un par de trozos de cristal, y otros trozos más pequeños atrapados en su cabello.

El Rubio no tardó en arrancarlos para sacarlos de su cabeza causando que esos pequeños agujeros empezarán a supurar sangre, mientras su frente empezaba a gotear sangre en delgados flujos rojos que bajaban por su delicado rostro, Addison dejó escapar la sangre acumulada en su boca, escupiendo en el suelo, tenía un corte dentro de su boca debido al golpe.

Apartó sin mucho cuidado los trozos pequeños de cristal atrapados en su cabello, de hecho se cortó un par de veces debido a esto y sin embargo no pudo evitar algo que hizo a sus ojos volverse húmedos.

Vio su propia sonrisa torcida la cual intentó reprimir, sin embargo no fue capaz de evitarlo. El calor simplemente le hacía sonreír inconsciente, y le resultaba enfermo como esto mismo le podía hacer feliz, no solo le hacía sentir bien el calor de su propia sangre sino también la sangre de otros, por eso nunca tuvo problemas en estar cubierto de sangre.

Addison notó como una gota de algo salía de sus propios ojos, en un inicio creyó que solo era la sangre que también manchaba las cuencas de sus ojos y sus párpados, sin embargo, tardó en darse cuenta de que estaba llorando, ni siquiera sollozaba, solo lloraba mientras se daba a su mismo una sonrisa torcida.

Su mano hecha un puño se dirigió al cristal con fuerza agrietando el cristal con el primer golpe, llegó otro golpe y otro más hasta que el cristal se rompió. Y a pesar de todo, su sonrisa no fue capaz de desvanecerse entre su enojo. Eso fue lo que más le frustró...



Día Presente



Addison mantenía sus ojos cerrados y casi se dormía en esa posición hasta que un grito le sacó de su trance. Se apresuró a levantarse y correr hasta la puerta, dando un salto en las escaleras, su cula mecánica se extendió y desplegó la cuchilla de la punta, sus orejas se levantaron completamente y sus pupilas se contrajeron. Se asomó por la puerta observando lo que sucedió, no había nada de lo que alarmarse, fue un grito proveniente de Vincent el cual celebraba haber ganado la apuesta, sin embargo su celebración se detuvo abruptamente al verlo.

Addison estaba asomado desde la puerta observándose, los demás notaron esto y para la sorpresa del chico, fue Quintín quien se acercó a él, levantándose del sofá y acercándose a él con las manos arriba.


— Lo siento Addison, debiste asustarme... Pero todo está bien, puedes relajarte... — El chico de lentes notó la cola del otro y la cuchilla que sobresalía de la punta, una cuchilla color negro para evitar cualquier reflejo —

— Increíble, nunca vi una prótesis así... ¿Me dejarías verla de cerca? — Addison lo observó, los demás se acercaron para observar. Se sentía incómodo pero asintió de todas formas, se fue a sentar en el sofá mientras permitía al contrario observar su cola al igual que los demás —

— ¿Sientes algo cuando hago esto? — Pregunta Damián apretando la cola levemente, está misma estaba conectada al sistema nervioso de Addison, no estaba habilitada para que fuera capaz de sentir dolor pero si estaba habilitada para poder sentir cuando estaba siendo tocada o jalada, al igual que sus inhibidores de dolor, sería sencillo que simplemente no sintiera nada, sin embargo necesitaba ser consciente de sus propias heridas o de estar siento tocado —

— Si... — Fue la única palabra que dijo Addison dándole una sorpresa a los otros al escucharlo hablar, la garganta de Addison tuvo un leve ardor que se intensificó lo suficientemente como para hacerlo sentir dolor y toser levemente —

— No hace falta que hables, asiente o niega con la cabeza... ¿Puedes desplegar la cuchilla a voluntad? — Ante la pregunta, Addison asintió levemente y la cuchilla de su cola se escondió devuelta —

— Increíble... ¿Puedes hacer algo más con esta cola? — Addison asintió con la cabeza mirando al curioso Chacal que le preguntó aquello, con una leve agitación el pelaje de su cola cambio de color a uno completamente negro y con otra agitación, su color cambió a un color rojo fosforescente, su cola podría delatar su posición en caso de que necesitara sigilo, por eso el pelaje falso de su cola podía cambiar de color o incluso volverse una fuente de luz en caso de requerirlo —

— Vaya, eres alguien muy interesante Addison Algo en el interior del Híbrido le hizo mover levemente las comisuras de sus labios, casi formando una sonrisa, pero esto solo fue visible por el Anticristo el cual lo observó a la cara durante unos segundos dándole una sonrisa leve —


El chico agitó su cola nuevamente devolviéndole su apariencia original, y antes de que el grupo de amigos pudiera decir algo más. Fue Quintin quien interrumpió todo cuando una notificación llegó a su teléfono.


— ¡Oh! ¡Lo había olvidado!. Ya llegó esa tarjeta gráfica que necesito para armar mi nueva computadora ¿Me acompañan? — Antes de que todos estuvieran por decir que sí, Addison volteó su mirada hacia los otros, ellos se quedaron callados y para sorpresa de todos fue Vincent quien habló esta vez —

— ¿Y tu quieres venir Addison? — Ante la pregunta, Addison no supo que responder. Podría simplemente quedarse en el sótano a dormir y no hacer nada en resto de la mañana, o acompañar a los otros a comprar. Aunque ese sótano fuera su nueva zona de confort, tenía un gran interés en salir afuera durante el día. Muy pocas veces tuvo el lujo de poder ver la luz del sol y mucho menos sentirlo contra su rostro —

— Esta bien... — Su voz suave no expresó la emoción que tuvo al decir esas palabras, cuando los otros escucharon eso, le regalaron una sonrisa incluyendo a Vincent por alguna razón que todavía no era capaz de comprender —


Addison se levantó cuando Sahara le hizo una seña para que la siguiera, la siguió hasta arriba con su cola moviéndose involuntariamente.

Cuando subió, Sahara estaba revisando su closet esculcando entre su ropa vieja hasta encontrar un par de botas verdes que ella no usó nunca. Las sacó de donde estaban y se las mostró al otro dejando que las observara.

De alguna forma Addison no se sentía tan excluido de todo en ese momento, ellos lo invitaron a salir y a pasear un poco. Ya no se sentía perdido, tal vez después de todo no estaba condenado a ser una Estrella Perdida...

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