Sam

Era un frio día de invierno, los hermanos junto con Bella se encontraban en Kentuky, en una habitación de un cutre motel a las afueras de Bardstown, pegado a la carretera principal que cruzaba el pueblo.

Estaban investigando un caso simple de un fantasma, un caso que en un principio parecía fácil y rápido.

...

Era temprano por la mañana del segundo día que llevaban en ese pueblo y Sam acababa de despertarse. Como la mayoría de los días, Sam despertó con mucha energía, era por esa razón que le gustaba despertarse temprano, aprovechar bien la mañana y de paso, aprovechar ese ratito que tenía para él, pues tanto su hermano como Bella solían despertar más tarde.

Sin hacer mucho ruido, hizo su cama, asegurándose que estaba perfectamente hecha y se vistió con ropa cómoda, pues a pesar del frio, saldría a correr, como hacía siempre que podía, y este era uno de esos días.

Se guardó su cartera, las llaves de la habitación y el mp3 y con sus cascos ya puestos, salió fuera de la habitación. Era un día realmente frio y hubiese preferido hacer sus estiramientos en la habitación, pero no quería molestar a la pareja, por lo que delante de la puerta del motel, aprovechando el poco resguardo que le daba el pequeño porche de la entrada se puso a estirar mientras su música favorita comenzaba a sonar. Este era de los pocos momentos que tenía para escuchar la música que realmente le gustaba, pues aun que no le disgustaba la música que escuchaban Bella y su hermano, él tenía otros gustos, pero Dean con la música era muy mandón, no le dejaba nunca poner su música por que decía que era música de niñas. A él esto tampoco le molestaba mucho, pues aun que si le gustaba escuchar música de vez en cuando, no era tan importante para él como lo era para su hermano, así que no ponía muchas objeciones en escuchar la música de Dean siempre que iban en el impala.

Una vez hubo entrado en calor y el frío parecía molestarle menos, comenzó a trotar por el arcén de la carretera. No había apenas tráfico por esa zona, de modo que no corría peligro de ser atropellado. Tras un par de kilómetros de absoluta nada, comenzó a vislumbrar lo que era el pueblo. Corrió sin rumbo fijo por sus calles, fijándose en la gente que pasaba, pensando en las vidas que tendrían esas personas. Le gustaba imaginárselas.

Se cruzó con una mujer bastante arreglada y comenzó con su pasatiempo secreto mientras seguía trotando. Se imaginó que aquella mujer era una mujer de negocios, le pareció bastante seria, por lo que así se la imaginó, una chica fuerte, que no se dejaba pisotear por nadie. Era joven pero tampoco demasiado, tendría unos cuarenta, por lo que se la imaginó con un par de críos y un marido que se ocupaba de la casa. Mientras corría manteniendo el ritmo, su cabeza fue imaginando las vidas de las personas con las que se cruzaba y le llamaban la atención.

A veces, cuando veía a las demás personas llevar una vida normal, echaba de menos su antigua vida, en la universidad, estudiando derecho, con Jess a su lado. A ella era a quien más echaba de menos.

Sabía que Dean y Bella de vez en cuando se empeñaban en buscarle algún ligue, alguna chica con la que tener algo parecido a lo que tenía con Jess o según Dean, alguna chica con la que liberar su tensión acumulada, sin necesidad de llegar a algo más serio, pero él no se sentía preparado para nada de eso. Aún pensaba demasiado en Jess, la rubia estaba demasiado presente en su corazón como para intentar cualquier cosa con alguna chica, y no es que no lo hubiese intentado, había intentado hacer caso a su hermano, tener algo, aún que fuese mínimo con alguna mujer y ir viendo, pero nunca salía bien, pues en cuanto comenzaba a notar algún tipo de atracción por otra chica, a su mente rápidamente venía la cara de Jess y no podía evitar sentirse mal. Sabía que debía pasar página, tenía derecho a ser feliz, tenía derecho a buscar lo mismo que tenían Bella y Dean, pero no podía, solo con pensarlo sentía que engañaba a Jess. No era estúpido, sabía que no tenía sentido, que no haría nada malo intentando algo con otra persona, que no era un engaño pues Jess ya se había ido, pero él lo sentía así. Por eso siempre se negaba a las propuestas de Dean y Bella de buscarle una chica. Jamás se lo diría, pues sabía que ambos intentarían convencerle de que no haría nada malo al intentar olvidar a Jess y ser feliz con otra mujer, pero no necesitaba que lo convencieran, él sabía que no estaría haciendo nada malo, simplemente no podía.

Jess fue la mujer a la que amó con todo su corazón, la que pensaba que sería la mujer de su vida, con la que compartiría su historia y con la que se casaría algún día. Aún guardaba, muy escondido en su cartera el anillo que compró para pedirle matrimonio a Jess.

Lo tenía seguro meses antes de que aquel trágico día le arrebatasen al amor de su vida, pero buscaba el momento perfecto para pedírselo. A veces pensaba en lo estúpido que fue, podría haberlo hecho un montón de veces, podría haberle hecho saber a Jess todo lo que ella significaba para él muchísimas veces antes, pero esperaba el momento perfecto, un momento que jamás llegó.

No sabía si algún día dejaría de sentir aquello, si algún día sería capaz de pasar página completamente, de olvidarse de Jess, aun que siempre tendría un pedazo de su corazón guardado para ella, no sabía si sería capaz de dejarla ir completamente. Al menos de momento no lo había conseguido, pues aún seguía pensando en ella cada noche, dandole mentalmente las buenas noches cada vez que dormía, hablándola en su cabeza, explicándola cuanto la amaba y como la necesita a su lado. Diciendo en voz muy baja lo mucho que la echaba de menos. No sabía si aquellos pensamientos llegarían a Jess de alguna manera, quería pensar que si, que Jess estaba en el cielo, mirándole, protegiéndole y que sabía cuanto la echaba de menos y cuanto la quería.

Dean le había intentado ayudar, Bella no sabía demasiado, pues le costaba hablar del tema, solo Dean podía saber una mínima parte de como se sentía realmente, pues él estuvo allí el día que la perdió y los días siguientes. Estaba muy agradecido a Dean por eso, pues nunca le abandonó, aun que a veces se había puesto demasiado borde con su hermano al intentar este darle consejos, Dean jamás le puso mala cara o le tubo en cuenta aquellos días en los que Sam estaba hecho polvo. Su hermano siempre estuvo ahí para él, intentando sostenerle para que no se rompiese, pero Dean nunca entendió realmente como se sentía. Al menos no en ese momento. Dean jamás había tenido lo que él tenía con Jess hasta que Bella llegó a sus vidas, por lo que en aquel entonces, su hermano no podía ni hacerse una idea de lo que suponía perder a la persona que más amaba en el mundo, a la que era su fuente de felicidad, a la única razón por la que le hacía levantarse cada día, la razón por la que los días más malos se volvían buenos solo con su presencia. Suponía que ahora que Dean tenía a Bella lo comprendería un poco mejor, pero él no había perdido a Bella, solo podía imaginarse lo que sería perderla, y estaba seguro que aquello no se acercaba ni una milésima parte a lo que se sentía de verdad perder al amor de tu vida.

Agradecía a Dean todos sus consejos, sus intentos por hacerle sentir mejor, y más de una vez intentó hacerle caso, pero jamás funcionó. No podía funcionar pues para ello, Sam debía estar completo, para poder entregar su corazón a otra mujer, Sam debía tener un corazón que ofrecer, y parte de él se lo llevó Jess el día que murió.

Estuvo corriendo por media hora más, hasta que decidió volver, por lo que al trote regresó al motel por la misma carretera que había venido, pensando en todas las cosas que había vivido con Jess, en las buenas, en las malas, en lo mucho que la echaba de menos.

Normalmente su carrera solía ser más larga, pero esta vez no quería tardar demasiado, pues no había cogido nada de desayunar ya que el camino de regreso al motel era largo como para ir con el desayuno en la mano, de modo que decidió acortar su carrera diaria y volver al motel para ducharse y volver al pueblo con el impala a por el desayuno y algunos recados que Bella le había encargado.

Una vez llegó al motel, antes de entrar volvió a estirar durante un par de minutos frente a la puerta de la habitación, despidiéndose mentalmente de Jess, pues no se permitía pensar mucho en ella estando con los chicos, no sabía como podría afectarle eso, si se le llegaría a notar o si se derrumbaría frente a ellos. Había días como hoy en los que se mantenía bastante fuerte y nadie sabría lo que realmente estaba pasando en su cabeza, pero otros días apenas podía contener las lágrimas, por lo que solo recurría a los recuerdos de Jess cuando estaba solo o cuando estaba en la cama, con la pareja ya dormida. Una vez hubo terminado de estirar y reponerse de la tormenta de su cabeza, con el mismo sigilo con el que había salido volvió a entrar a la habitación.

Bella y su hermano seguían en la cama, abrazados, en realidad, bastante acurrucados. Suponía que Bella estaba aprovechando el calor corporal de su hermano, pues realmente era un día muy frio y la chica era de por si bastante friolera.

Dejó todas sus cosas en la mesa que había frente a la puerta, cogió algo de ropa limpia, su neceser y se dirigió al baño.

Dejó la ropa limpia encima de un pequeño taburete que había allí junto con su neceser y encendió el grifo de la ducha regulándole a una temperatura no demasiado caliente, prefería el agua un poco más frio, eso le ayudaba a destensar mejor sus músculos, o al menos eso sentía. Mientras la temperatura del agua se iba adaptando a la deseada, se desnudó, dejando la ropa sucia sobre el lavabo.

Se duchó rápidamente, de los tres era el que menos tardaba cuando entraba a la ducha, no entendía como Dean podía tardar tanto, y menos aún Bella, pues a menos que tuviesen prisa, la chica podía tirarse una hora en el baño.

Cuando ya se había lavado el cuerpo y el pelo, apagó el grifo y agarró una toalla que estaba bien doblada sobre un pequeño estante al lado de la ducha. Se secó con ella un poco el pelo y el torso aún dentro de la bañera para después anudársela a la cintura y salir de la ducha, pisando la pequeña alfombrilla que había.

Se puso frente al espejo, observando su cara, se había afeitado hace poco por lo que hoy no hacía falta que lo hiciese. Se lavó los dientes a conciencia, enjuagándose luego con enjuague bucal y terminó de secarse bien el cuerpo para vestirse con la parte de abajo.

Después terminó de secarse el pelo, peinándole un poco con los dedos. Su hermano y Bella siempre se metían con él, le decían que seguro que se echaba un montón de cosas para el cuidado del pelo, que se lo peinaba a conciencia, pero no era cierto, la verdad es que no necesitaba demasiado cuidado, no tenía un pelo rebelde y solo lo lavaba con jabón. No usaba nada más.

Una vez hubo terminado, se terminó de vestir, se echó un poco de desodorante y colonia y recogió todo, limpió las pocas gotas de agua del suelo que habían salpicado y guardó la ropa sucia en una bolsa que tenía para ello, para llevarlo cuando pudieran a la lavandería.

Con cuidado, colocó su toalla usada en un pequeño colgador para que se secase y una vez estuviese seca, dejarla en el mismo lugar donde la había encontrado, bien dobladita.

Salió del baño, guardó sus cosas y volvió a coger todo lo que había dejado en la mesa junto con las llaves del impala y en silencio volvió a salir de la habitación.

No tardó demasiado en llegar al pueblo y sabía exactamente la cafetería donde iba a ir, pues la había visto durante su carrera matutina. Aparcó delante del establecimiento y revisó su móvil por si Dean le había dicho algo. Muchas veces, Dean se despertaba mientras él estaba comprando el desayuno y le pedía algo concreto, pero la mayoría de las veces no se daba cuenta y le llevaba el desayuno equivocado. Al ver que su hermano no le había llamado ni escrito nada, entró en la cafetería y comenzó a mirar el menú de desayunos que había.

Tras pensarlo mucho y ver el aspecto de los alimentos en alguno de los clientes que había en las mesas, se decantó por unas rosquillas rellenas de mermelada que tenían muy buena pinta y compró tres cafés, todo para llevar.

Aprovechó que estaba en el pueblo para comprar el periódico del día, por si aparecía alguna nueva información que pudiese serles útil para el caso y se pasó por la farmacia a comprar un poco de todo, según le había comentado Bella, su botiquín empezaba a escasear y le había hecho una lista de todo lo que necesitaban reponer.

Una vez hubo comprado todo, se dirigió de vuelta al motel donde su hermano y Bella ya le estaba esperando.

-Ya era hora Sammy, me muero de hambre ¿Que has traído? -preguntó su hermano mientras miraba en la bolsa de papel de la cafetería que Sam había dejado sobre la mesa.

-Buenos días a ti también -se quejó Sam mientras se quitaba la chaqueta, dejándola bien doblada sobre su cama.

-Buenos días Sam -dijo Bella con una sonrisa -¿has traído lo que te pedí? -preguntó la chica aún con el pelo mojado, probablemente se habría duchado hace poco y si aún no estaba en el baño habría sido una ducha rápida esta vez.

-Si, espero que esté todo -dijo Sam moviendo la bolsa de la farmacia frente a la chica, para luego dejarla sobre la mesita de noche que estaba entre las dos camas.

-Gracias -dijo la chica, sentándose a la mesa para desayunar mientras Dean seguía rebuscando en la bolsa de las rosquillas.

-¿Y mi tarta? -preguntó el mayor de los hermanos al ver que solo había rosquillas.

-No me pediste nada -dijo Sam mientras se sentaba a la mesa, repartiendo los cafés.

-Claro que sí, te mandé un mensaje tío -dijo Dean algo mosqueado.

Sam sacó el móvil del bolsillo dispuesto a enseñar a su hermano que no tenía ningún mensaje, pero al desbloquear el aparato, vio que tenía un mensaje sin leer. Supuso que se le habría mandado justo cuando estaba comprando el desayuno, como siempre.

-Te juro que no le he visto Dean y esta vez he revisado el móvil antes de entrar a la cafetería -se excusó.

-Siempre se te olvida la tarta -se quejó Dean, cogiendo una de las rosquillas, llevándosela a la boca dándole un buen bocado.

Estuvieron desayunando y hablando animadamente hasta que terminaron el desayuno y Sam tuvo que ir al baño, pues el café que le habían puesto era realmente grande y su vejiga comenzaba a molestar.

-No entiendo como siendo tan grande tengas una vejiga tan pequeña hermano, siempre tienes que ir a mear cada diez minutos -se quejó Dean, haciendo que Sam rodase los ojos ante el comentario de su hermano.

Nada más entrar al baño y cerrar la puerta de este pudo comprobar que Dean también se había duchado, pues aquello parecía el vestuario de una piscina olímpica, había toallas por el suelo y salpicaduras por todas partes. Sabía que aquello era cosa de Dean pues Bella solía ser más ordenada.

-Dean -gritó Sam saliendo del baño con cara de pocos amigos.

-¿Que te pasa ahora? -preguntó Dean sin entender el grito de su hermano.

-¿Puedes ser mas guarro? Tío, mira como has dejado el baño -se quejó Sam haciendo que Dean se levantase de su silla y se asomase por la puerta del baño.

-¿Que le pasa? -preguntó sin comprender

-Hay agua por todas partes -dijo Sam.

-Si, por que me he duchado y el agua salpica, eso en un rato se seca.

Sam reprimió las ganas de matar a su hermano y señaló las toallas en el suelo.

-¿Y eso? ¿No puedes recoger las toallas? Y además ¿Cuantas necesitas para ducharte? -preguntó Sam.

-Es que no me he duchado solo -dijo Dean con una sonrisa pícara echando una rápida mirada a Bella.

-Tío... que este baño le compartimos -se quejó Sam con cara de asco.

Dean le miró con una cara que a Sam le pareció muy extraña y entró en el baño, recogiendo todas las toallas y mal limpiando el agua que había con ellas para después dejarlas echas un revoltijo encima del taburete.

-Listo, ya puedes mear tranquilo.

Aquella mañana estuvieron investigando sobre el caso, mirando en el periódico que Sam había traído y en su portátil mientras Dean se fue a preguntar a los testigos. En los momentos de investigación era cuando más tiempo pasaba con Bella pues su hermano se dedicaba más a la investigación de calle, preguntando por los lugares mientras ellos dos buscaban información en el ordenador y charlaban de sus cosas.

Sam aprovechaba esos momentos para desahogarse y quejarse sobre su hermano, sabía que Bella en muchas cosas no estaba de acuerdo, pues la chica no solía darle demasiada importancia a ciertas cosas como lo sucedido hoy en el baño, pero al menos le escuchaba. No entendía como la chica podía soportar algunas de las manías de su hermano. Le adoraba, claro que si, pero a veces le sacaba de sus casillas y Bella en parte lo tenía peor pues compartía muchas más cosas con Dean que él.

-No entiendo como no te molesta -dijo Sam sin apartar la vista del portátil -quiero decir, mira hoy lo del baño y para él estaba todo bien -dijo Sam.

-Tampoco es para tanto, un par de toallas mojadas en el suelo y unas cuantas gotas de agua, además, he de decir que te esperábamos un poco más tarde -comentó Bella mirando en un libro que Bobby le había regalado.

-Por favor, no me des detalles -dijo el menor de los Winchester con cara de asco, haciendo que Bella se carcajease.

A Sam le encantaban esas charlas con su amiga, pero Bella a veces le contaba ciertas cosas que él no quería saber. Entendía que para la chica, él era su único amigo pero prefería que se ahorrase ciertos detalles.

-Pero no es solo es, mira la cama -dijo Sam señalando la cama que compartían ella y Dean -¿tú llamarías a eso una cama bien hecha? -dijo Sam mirando las mantas mal puestas por encima, con miles de arrugas.

-¿Y que importa? Si en un rato la vamos a deshacer, además no es que yo tampoco la haga demasiado bien, si me molestara haría yo la cama -dijo Bella.

-Pero no se, dormir luego ahí con las sábanas arrugadas.

-Sam, entiendo que a ti pueda molestarte, pero a mi me da igual, no me importa que las sábanas estén arrugadas o que haya salpicaduras de agua en el baño o que haya un montón de ropa sucia sobre la silla. Me da igual, además, estas cosas de las que te quejas son las que echas de menos cuando esa persona no estas y darías lo que fuera por volver a ver la cama mal echa o el baño lleno de agua -dijo Bella haciendo que Sam se parase a pensar en ello, en cierto modo la chica tenía razón, si Dean no estuviese, esas pequeñas cosas también se notarían y por un momento pensó que tampoco era tan malo. Rápidamente su cabeza volvió a viajar a Jess sin su permiso, recordando las pequeñas manías y costumbres de la chica que sacaban de quicio a Sam y que ahora las echaba de menos, incluso algunas las había adoptado de ella, como forma de evitar dejarla marchar del todo. Probablemente, si Dean en algún momento le faltase, cosa que esperaba que jamás sucediese, también echaría de menos todas las manías y feas costumbres del chico que ahora le sacaban de sus casillas.

-Si, puede que tengas razón, pero no le mataría ser un poquito mas ordenado.

-Ni a ti serlo un poquito menos.

-¿Que tiene de malo serlo?

-Esto, que te obsesionas y cuando algo no está perfecto te molesta. Te he visto hacer la cama y a veces cuando se queda una pequeña arruga entre las sábanas que no logras quitar vuelves a deshacerla para hacerla de nuevo... ¿Que importa una pequeña arruga?

-A mi me molesta.

-Pues a eso voy, dejas que una arruga de nada te moleste, creo que serías más feliz si esa pequeña arruga no te importase -dijo la chica, dejando al menor de los hermanos reflexionar.

Tras un par de horas más de investigación, Dean llegó vestido de federal y con un par de bolsas de comida rápida en la mano, era ya la hora de comer.

-Traigo combustible -dijo Dean aflojando su corbata y dejando las bolsas de comida sobre la mesa junto con una bandeja de cartón con las bebidas.

Sam y Bella recogieron todo lo que tenían sobre la mesa, portátil, los informes y los libros que habían sacado para dejar sitio y poder comer y una vez la mesa estaba despejada, comenzaron a sacar la comida de las bolsas y poner a cada uno su comida en su lado de la mesa.

-Dean... esta ensalada... está algo mustia -se quejó Sam cuando vio su ensalada, pues las hojas de lechuga tenían un color verde algo oscuro en lugar del verde clarito que debían tener.

-Y yo que demonios se Sam, la que me han dado -dijo Dean quitándose la chaqueta y tirándola sobre la cama junto su corbata, desabrochándose el primer botón de su camisa.

-Si yo te trajese una hamburguesa en mal estado te quejarías -dijo Sam algo enfadado.

Dean ante las quejas de su hermano se acercó a ver la ensalada, él no la veía en mal estado, puede que no tuviese tan buena pinta pero para él las ensaladas nunca tenían buena pinta, pero no había nada estropeado ni gusanos andando por la lechuga.

-Yo la veo bien -dijo Dean tras un vistazo.

-Está un poco pasada, es del Biggerson's ¿a que si? Dean te he dicho mil veces que las ensaladas de allí no pueden pedirse para llevar, enseguida se ponen mustias.

-No es de allí sabiondo, es de un sitio de comida para conejos, de esos que tanto te gustan -dijo Dean algo mosqueado.

-Pues entonces la has tenido demasiado tiempo en el coche -dijo Sam mirando con algo de desagrado su ensalada.

Bella observaba la discusión de los hermanos sin meterse en ella.

-Es una puñetera ensalada, con cosas verdes y verduras y esas mierdas que te gustan, cometela -dijo Dean sentándose a la mesa y desenvolviendo su hamburguesa.

Sam a mala gana se dispuso a comerse su ensalada que realmente de sabor estaba bastante bien, por lo que no se quejó más pero estaba seguro que su hermano habría comprado esa ensalada hace un buen rato y por eso tenía ese aspecto. Eso también le molestaba, Dean parecía no pensar en él en algunas ocasiones. Sí, era cierto que su hermano siempre estaba pendiente de su bienestar, en las cacerías siempre le cuidaba las espaldas y si podía se interponía entre el peligro y él, pero en estas pequeñas cosas era en lo que fallaba. No le habría costado nada cerciorarse de que la ensalada estuviese bien antes de comprarla o de no tenerla horas en el coche.

Los chicos comieron mientras compartían la información que habían conseguido esa mañana y una vez acabaron recogieron todo y comenzaron a revisar todas las pistas. No les costó dar con la identidad del fantasma y descubrir que aun que en los archivos ponía que había desaparecido y nunca se encontró el cadáver, en realidad su cadáver se debía de encontrar en alguna parte de aquella casa debido a la información que Dean había conseguido, por lo que decidieron que esa misma noche irían a la casa a revisar, buscar sus huesos y quemarlos evitando al espíritu todo lo que pudiesen.

Aún quedaban un par de horas para que anocheciera por lo que Dean y Bella fueron a por una pizza que se le había antojado a la chica para cenar tranquilamente en el motel y luego prepararse para la cacería.

Sam, mientras la pareja se había ido a por la cena, decidió aprovechar ese rato para ir preparando las mochilas que se llevarían. Metió todo lo que creía que podrían usar, escopetas, cartuchos con sal, un par de botes de sal, gasolina, cerillas y un encendedor aun que sabía que Dean siempre tenía el suyo en el bolsillo, pero no sabían si se separarían y por último se aseguró de que el botiquín que Bella había terminado de reponer estaba dentro también.

Una vez hubo terminado todo, decidió recoger la mesa para poder cenar y de paso limpió un poco la habitación, puede que a Bella y Dean le diese igual pero prefería tenerlo todo ordenado.

La pareja no tardó en llegar con un par de cajas de pizza y los tres cenaron tranquilamente hablando de el plan que harían esa misma noche. Ya habían visto la casa el día anterior, era bastante grande por lo que decidieron dividirse para buscar. Dean como siempre iría al sótano, Sam no entendía por que su hermano siempre elegía el sótano, era el lugar más tenebroso y molesto para buscar un cadáver escondido, aun que también sería el lugar donde probablemente estaría. Bella buscaría en la parte baja, así lo había decidido su hermano, como siempre él tenía que controlarlo todo y por último, él buscaría en la parte de arriba.

Terminaron de cenar y se pusieron rumbo a la casa, asegurándose de que nadie los viera entrar aun que era difícil que pasara, habían elegido la noche precisamente por eso, pues la casa no estaba lo suficientemente apartada del pueblo como para poder actuar de día.

Una vez estuvieron todos dentro, cada uno fue a la zona acordada, por lo que Sam decidido subió las viejas esclareas que chirriaban a su paso mientras alumbraba a todas partes con su linterna y comenzó a buscar por toda la planta, mirando exhaustivamente cada habitación, cada rincón, buscando algún sitio donde podría haberse escondido un cadáver tiempo atrás. Palpó y golpeó las paredes, buscando alguna puerta o agujero que hubiese sido tapado, pues la casa era realmente enorme y no se sorprendería que hubiese alguna habitación escondida tras un falso muro.

Miró en los viejos armarios y en todos los sitios lo suficientemente grandes que pudiesen esconder un cadáver.

Revisó cada parte de la planta de arriba sin encontrar nada hasta que un fuerte ruido procedente del sótano le alertó.

-Dean -gritó mientras se dirigía corriendo hasta las escaleras para bajar, pero nada más doblar una de las esquinas, el espíritu de una mujer se le apareció y con un fuerte empujón lo lanzó hasta el otro lado del pasillo, golpeándolo contra un armario destartalado que terminó de romperse al chocar el cuerpo de Sam con este.

Sam intentó levantarse como pudo y mirando a todos lados con escopeta en mano buscó al fantasma por todos lados pero ya había desaparecido.

Dolorido se levantó y volvió a correr escaleras abajo, pues le había parecido escuchar a Bella gritar y un par de ruidos más en el sótano. Pero cuando estaba bajando las escaleras, el espíritu volvió a hacer acto de presencia, empujándole por la espalda, haciéndole rodar escaleras abajo hasta chocarse con una pequeña mesa de madera ya podrida que no resistió el golpe.

-La madre que la parió -dijo Sam a si mismo, volviendo a levantarse y buscando de nuevo al fantasma, viéndole casi al final del pasillo, a su derecha, por lo que disparó su escopeta con sal, pero Bella en ese mismo momento estaba golpeando al fantasma con una barra de hierro que suponía había encontrado por ahí, haciéndole desaparecer y llevándose ella el tiro.

-Joder Sam -se quejó la chica levantándose del suelo con ayuda de Sam quien corrió hacia ella en cuanto la vio caer. Sabía que aquello no la mataría, pues solo era sal y Bella se encontraba bastante lejos de él cuando hizo el disparo pero sabía que escocería como el infierno.

-Lo siento, no te he visto.

-Ya, yo te salvo el culo y tu me disparas, muy bonito Sammy -dijo Bella llevándose la mano al hombro herido donde había golpeado parte de la sal, al menos, la mayor parte se la llevó la pared.

-Joder, escuece como la mierda -se quejó la chica mirando sobre la ropa las heridas que aquello le había causado.

-Ya... será peor después -dijo Sam haciendo una mueca y sintiéndose un poco mal por la chica, él era el culpable de aquello.

En ese momento, Sam y Bella volvieron a escuchar gritar a Dean, por lo que se dirigieron al sótano rápidamente donde Dean no paraba de disparar una y otra vez buscando por todos lados.

Sam rápidamente llegó a donde estaba su hermano, viendo como la madera de una parte del suelo había sido levantada y dentro se encontraban los huesos de un par de cadáveres.

-¿Hay dos? -preguntó Sam mientras disparaba a uno de los espíritus que acababa de aparecer mientras el otro golpeó a Bella haciéndola rodar por el suelo del sótano.

-Si, y las hijas de puta me han quitado el encendedor y ahora no le encuentro, dime que tienes algo por que si no estamos jodidos -dijo Dean disparando al espíritu que había golpeado a Bella.

-Si tranquilo, metí unas cerillas y un encendedor más en la bolsa -dijo Sam cuando se dio cuenta que la bolsa estaba arriba pues al caer por las escaleras la bolsa había caído con él y con lo sucedido con Bella y el grito de su hermano salió corriendo sin darse cuenta -mierda, controlarlas, ahora vuelvo -dijo Sam dirigiéndose a las escaleras del sótano.

-¿Donde coño vas? -preguntó Dean sin entender nada.

-La bolsa con el encendedor y las cerillas, está arriba, mantenerlas a raya -dijo Sam disparando a uno de los espíritus que acababa de aparecer en su camino.

Sin perder tiempo, subió rápidamente las escaleras disparando de vez en cuando a alguno de los espíritus que se le ponían delante, cogió la bolsa del suelo y de nuevo bajó al sótano donde Dean y Bella estaban intentando controlar a los espíritus.

-Rápido Sammy, no me quedan cartuchos -dijo Dean tirando la escopeta a un lado.

-Toma -dijo Bella pasándole la barra de hierro que aún tenía mientras disparaba a otro de los espíritus que se había aparecido justo delante de Sam.

Todo era un caos, había ruidos de disparos, quejidos de su hermano y Bella y algún que otro insulto entre medias mientras él intentaba encender las cerillas pues los fantasmas se lo estaban poniendo difícil, aun que su hermano y Bella estaban haciendo un gran trabajo manteniéndolos bastante alejados de él pues ahora mismo estaba desarmado mientras intentaba una y otra vez encender las malditas cerillas. Al quinto intento la cerilla prendió al fin y la lanzó hacia los huesos que se prendieron al instante, haciendo que los espíritus desaparecieran tras un horrible chillido de estos.

-Ha estado cerca -dijo Dean quien se intentaba sostener con ayuda de la pared y estaba lleno de magulladuras al igual que su amiga y él mismo.

-La próxima vez tenemos que asegurarnos mejor de cuantos hay -dijo Sam respirando tranquilo al fin.

-Si y llevar más cerillas, por si acaso -dijo Dean dejándose caer al suelo para poder descansar y recuperar el aliento aun que solo fuera durante un par de segundos.

Una vez hubieron recogido todo y tras buscar el encendedor de Dean que no encontraron, decidieron que era hora de volver al motel. Los tres estaban bastante magullados pero ninguno tenía ninguna herida grave por lo que no perdieron tiempo en curarse allí, lo harían en en motel.

-No me puedo creer que disparases a mi chica -dijo Dean ya en el impala mientras conducía de vuelta al motel.

-Lo siento Dean, ha sido sin querer, no la había visto y yo quería disparar al espíritu.

-Ten más cuidado ¿y si no hubiesen sido cartuchos de sal?

-Pero lo eran, Dean, no hagas una montaña de esto -dijo Bella en el asiento de atrás, revisando su herida ya que como bien había dicho Sam, según pasaba el tiempo le dolía y escocía más.

-Podía haberte matado.

-No es cierto, era sal Dean, lo déjalo ya -volvió a hablar Bella -no te preocupes Sam, estoy bien -añadió la chica, dando un ligero apretón en el hombro del chico. Había sido un accidente, no era culpa del chico, no quería que se sintiese mal por eso.

Sam sonrió levemente, sabía que la chica ahora no estaba enfadada con él a causa de la adrenalina que disminuía el dolor, pero probablemente la cosa cambiaría cuando debiera curarle aquello. Pues Bella mostraba su lado más enfadado con el dolor.

Dean había pisado el acelerador a fondo, por lo que no tardaron en llegar al motel donde comenzaron a curar sus heridas.

Sam era el que mejor se encontraba por lo que fue él quien se ofreció para curar a Bella, ya que normalmente era ella quien se había ocupado casi siempre desde que la conocieron a curarles a ellos, pero ahora ella también estaba herida.

-Bella ven, siéntate aquí, vamos a ver ese hombro -dijo Sam sacando todas las cosas del botiquín y llenando un pequeño barreño con agua para poder limpiar bien la sangre.

-Si, espera que le eche un vistazo a Dean -dijo la chica preocupada por su hermano pues prácticamente se había dejado caer en la cama nada más llegar.

-Nena, estoy bien, deja que Sam se ocupe de ti -dijo Dean incorporándose, notando un pequeño dolor en el costado izquierdo donde supuso tendría algún golpe o herida.

-Tengo que curarte -se quejó la chica mientras Sam prácticamente la arrastraba a la silla cerca de la mesa donde ya tenía todo listo -y a ti también -le dijo a Sam.

-No te preocupes, no es nada, yo puedo ocuparme -dijo Dean levantándose de la cama y dirigiéndose al baño.

Bella no rechistó más pues Sam la estaba ya quitando la chaqueta y desabrochando su camisa para poder ver mejor la herida de su hombro.

-Vale vale, ya lo hago yo Sam -dijo la chica apartando las manos del chico, terminando de desabrocharse su camisa y quedando solo con una camiseta de tirantes que dejaba ver bastante bien la herida en su hombro. Tenía algunas que otras magulladuras pero primero se ocuparía de esta pues cuanto antes limpiase los restos de sal, antes dejaría de escocer.

Con cuidado y algo incómodo, Sam apartó ligeramente el tirante derecho de la chica, para poder acceder completamente y comenzó a limpiar con delicadeza la sangre de la herida, haciendo que Bella se convirtiese en un camionero mal hablado.

-Joder Sam, podías haberte dado cuenta que el puto espíritu no estaba allí -se quejó la chica al notar la toalla siendo arrastrada por su herida, eliminando así la sal pero haciendo que doliese como el infierno.

-Ya, ¿donde ha quedado eso de que no era culpa miá, era un accidente? -dijo Sam con una pequeña sonrisa.

-En el mismo sitio donde quedaron tus putos reflejos, joder Sam, no aprietes tanto -volvió a quejarse la chica, haciéndole reír y escuchándose la risa de Dean desde el baño.

-Apenas te estoy rozando, deja de lloriquear -le dijo Sam llevándose una muy mala mirada por parte de la chica.

-Pienso echar sal en el próximo café que te bebas -dijo la chica pues ya le habían hecho esa broma a Sam y no le sentó demasiado bien, por lo que era su forma de hacerle pagar por aquello.

Ante el comentario de la chica, Sam apretó con un poco más de fuerza para eliminar por completo los restos de sal y de paso molestar un poco a su amiga.

-Ah joder Sam, un elefante sería más cuidadoso.

-Ya está, voy a vendarte esto y te coseré esos cortes de la cara y del brazo -dijo Sam cogiendo la venda.

-No son muy profundos, no creo que haga falta -dijo Bella queriendo salir corriendo de aquella silla.

-Bella, al menos ese de la frente necesita un par de puntos, no seas criá -dijo Sam sabiendo que Bella odiaba cuando tenían que coserle alguna herida. No entendía por que, la chica había pasado por cosas más dolorosas y él era bastante bueno cosiendo, no tardaría, pero por alguna razón, era lo que peor llevaba la chica.

-Sam de verdad...

-No tardaré, te lo prometo -dijo el chico, terminando de vendar a su amiga.

Bella suspiró y se dejó hacer, sorprendiendo al chico, pues normalmente le costaba más hacer entrar en razón a la chica, pero no rechistó, aprovechó que Bella parecía que estaba siendo razonable y rápidamente comenzó a coser la pequeña herida de la frente de Bella que con un par de puntos ya estaba lista. Desinfectó las otras pequeñas heridas y se aseguró que la muñeca de la chica no estuviese lesionada pues se había quejado un par de veces al moverla, pero parecía que solo era un mal golpe.

-Ya está, ya puedes... -dijo Sam callándose en el momento en que Bella se levantó como un rayo y fue al baño donde se encontraba su hermano.

Sam se quitó su camiseta y comenzó a desinfectar los pequeños cortes que tenía, no era nada grave, ni si quiera necesitaría puntos por lo que no tardó demasiado. Una vez hubo terminado se colocó una camiseta limpia y vio como Bella llevaba casi a arrastras a Dean, sentándole en la misma silla que había ocupado ella.

-Vamos Dean, Sam tiene que mirarte esto -dijo Bella, una vez empujó ligeramente a su hermano para que se sentase.

-¿Que sucede? -preguntó Sam.

-El hombro, creo que se le ha dislocado -dijo Bella, haciendo que Dean bufase.

-¿Otra vez? -dijo Sam, pues no era la primera vez que aquello le pasaba, ya llevaban un par de veces donde había tenido que colocar el hombro a su hermano, sabía que una vez te pasa es mas fácil que te vuelva a pasar, pero si no tenía cuidado con ese hombro al final acabaría siendo algo más grave.

-Callate y colócalo de una vez -dijo Dean intentando ponerse lo más recto en la silla, para facilitar el trabajo a su hermano.

Sam se acercó a su hermano mientras Bella se apartaba ligeramente para dejarle sitio.

-A la de tres -dijo Sam.

-Oye, no me engañes la ultima vez... ¡joder! -dijo Dean quejándose cuando su hermano con un rápido movimiento le había vuelto a poner el hombro en su sitio.

-Ya está -dijo el chico, volviéndose a sentar en la silla, mientras comenzaba a limpiar algún pequeño corte que tenía en su cara.

-Trae, deja que te eche un cable -dijo Dean mientras echaba alcohol en una de las gasas, dispuesto a limpiar una fea herida que tenía en la mejilla y que a decir verdad era la que más le molestaba.

-No es necesario... -dijo Sam, pues podía ocuparse él solo, no necesitaba ayuda.

-Vamos, no seas crio -dijo Dean, repitiendo la frase que él mismo le había dicho a Bella para que se dejase curar.

-Está bien, pero nada de chistes -dijo Sam, haciendo que Bella le mirase sin comprender.

-Vamos, ¿entonces como te voy a distraerte? -dijo Dean aún con la gasa en la mano.

-No lo necesito, no soy un crio, hazlo y ya está -dijo Sam dejando las gasas ya usadas en la mesa.

-Toc toc -dijo Dean haciendo que Sam le mirase mal.

-Dean... de verdad no es... -se quejó pero fue interrumpido por Dean.

-Toc toc -dijo Dean de nuevo.

-¿Que coño hacéis? -pregunto Bella, llevándose la mano a su hombro herido pues aún le dolía.

-Tu novio que es idiota -se quejó de nuevo Sam.

-Toc toc -volvió a repetir Dean.

-¿Quien es? -dijo Sam resignado notando un pequeño escozor en la herida de su mejilla que le hizo bufar.

-¿Ves? No era tan difícil -dijo Dean sonriendo con suficiencia mientras terminaba de limpiar las heridas de su hermano.

-Pues ya está, ahora, si me disculpáis, creo que voy a ir a desmayarme a la cama -dijo Dean levantándose de la silla quejándose de camino a la cama, donde se quitó los pantalones tirándolos a una de las sillas, sin acertar por lo que los pantalones acabaron en el suelo. Se metió en la cama, quitándose la camiseta y tirándola junto con los pantalones y se dispuso a dormir.

Sam miró la ropa de su hermano tirada por el suelo y después miró a Bella con una ceja alzada.

-Solo es ropa -dijo la chica -vamos, te ayudo a recoger esto -dijo mientras comenzaba a guardar todas las cosas que habían sacado del botiquín. Sam por su parte, recogió las gasas usadas tirándolas a la basura para luego tirar el agua sucia en el retrete y aclarar el barreño que había usado. En menos de diez minutos entre los dos habían recogido todo el estropicio que habían montado.

-Yo voy a ir a dormir también -dijo Bella entrando al baño con la ropa que solía usar de pijama en la mano.

Sam asintió y aprovechó la ausencia de Bella para quitarse sus pantalones y meterse en la cama. Bella no tardó mucho en volver ya cambiada, dejó la ropa en la silla donde había intentado Dean dejar la suya y recogió la ropa de Dean del suelo, dejándola junto a la suya. En cuanto se metió en la cama, Dean levantó uno de sus brazos dejando hueco a la chica, abrazándola contra él una vez se hubo acomodado.

-Buenas noches -dijo Sam apagando al fin la luz, pues la había tenido encendida para que Bella pudiese meterse en la cama.

-Buenas noches Sam -dijo Bella.

Dean por su parte solo soltó un gruñido a modo de buenas noches.

En menos de cinco minutos, los tres cazadores estaban ya dormidos pues había sido un dia duro y mañana tendrían que levantarse pronto para largarse de aquel pueblo cuanto antes.

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