Dean

Era un frio día de invierno, los hermanos junto con Bella se encontraban en Kentuky, en una habitación de un cutre motel a las afueras de Bardstown, pegado a la carretera principal que cruzaba el pueblo.

Estaban investigando un caso simple de un fantasma, un caso que en un principio parecía fácil y rápido.

...

Era temprano por la mañana del segundo día que llevaban en ese pueblo y Dean estaba recuperando todas las horas de sueño que podía pues el día anterior no había podido dormir ya que se pasó la noche conduciendo hasta ese pueblo y por la mañana estuvieron investigando sobre el caso.

No sabía bien que hora era cuando notó como Bella se acurrucaba entre sus brazos, la chica había pasado una mala noche, no había parado de moverse, supuso que a consecuencia del frio pues ella era demasiado friolera aun que a él el frio no le afectaba demasiado y en muchas ocasiones pasaba calor ya que Bella ponía manta tras manta en la cama.

Dean intentó volver a dormirse, no lo tenía difícil pues realmente no había acabado de despertar, pero las vueltas y vueltas que daba Bella en la cama no le dejaban dormir y acabaron por despertarle del todo.

-¿Estás bien? -dijo el chico aún con los ojos cerrados.

-Si, solo tengo frio -habló Bella, volviendo a abrazarse a él, apoyando la cabeza en su pecho por lo que Dean pasó su brazo por los hombros de la chica intentando darle algo más de calor.

-Si, hoy es un día más frio que de costumbre -dijo Dean frotándose los ojos para acostumbrarse a la luz -¿y Sam? -preguntó.

-Ha salido hace poco, supongo que a correr -explicó la chica cosa que le dio una gran idea.

-Supongo que puedo aprovechar que mi hermano no está para intentar hacerte entrar en calor -dijo Dean con una sonrisa pícara mientras se colocaba un poco más encima de Bella, comenzando a besar su cuello.

Bella automáticamente paso las manos por su cuello, atrayéndole más hacia ella para poder besarle, cosa que a Dean le encantaba y aprovechó aquello para profundizar el beso, jugando con la lengua de la chica, subiendo la temperatura de la habitación y de Bella a quien parecía no importarle ya el frio, así que Dean decidió dar un paso más. Lentamente, comenzó a acariciar la figura de la chica hasta llegar al elástico del pantalón, tirando ligeramente de él para colar su mando en él, comenzando a acariciar la intimidad de la chica por encima de su ropa interior.

No tardó mucho en escuchar los primeros gemidos de su chica, cosa que le encendió aún más.

-Creo que está funcionando ¿no? -dijo Dean con suficiencia notando como la temperatura de la chica aumentaba por momentos.

Bella simplemente asintió haciéndole saber a Dean que la ausencia de palabras significaba que estaba haciendo un buen trabajo.

La pareja continuó con sus caricias y besos aumentando el calor de sus cuerpos y el de la habitación hasta que el sonido de la llave en la puerta los hizo parar por completo, fingiendo hacerse los dormidos, ya que no querían que Sam los pillase en ese momento tan íntimo e incómodo.

Escucharon como Sam se movía por toda la habitación y Dean, que no quería parar con aquello, pensó que sería divertido poner a Bella a prueba, por lo que aprovechando que su mano aún estaba dentro de los pantalones de la chica, siguió con sus caricias, escuchando como la respiración de la chica se aceleraba intentando reprimir los gemidos mientras él fingía en todo momento dormir. Como si bajo aquellas mantas no estuviese pasando nada, aun que se le escapó una pequeña sonrisa al escuchar un pequeño gemido de Bella, imperceptible para Sam, pero él que estaba a menos de diez centímetros de la chica si pudo escuchar.

Para su suerte para Bella, Sam rápidamente entró en el baño y no tardaron en escuchar el grifo de la ducha, por lo que al menos podrían dejar de fingir que dormían.

-Dean casi nos pilla por tu culpa -dijo Bella en voz baja.

-Vamos nena, has aguantado bien, crees que podemos... -dijo Dean atrayendo mas a la chica hacia él con una de sus manos en la cadera de esta mientras que la otra comenzó a colarla entre la ropa interior de la chica, quien se revolvió algo incómoda.

-Tu hermano está en la ducha -se quejó Bella entre pequeños gemidos.

-Entonces tendremos que ser rápidos -dijo Dean sin dejar de acariciar a la chica, notando como Bella estaba más que preparada para la acción.

-Dean... joder -dijo la chica entre gemidos, cerrando los ojos, dejando de luchar contra él pues realmente quería aquello. Dean continuó con las caricias, importándole bien poco que su hermano estuviese duchándose y que solo la puerta del baño les impidiese ser vistos o escuchados por Sam. No es que quisiese ser pillado, intentaría tener cuidado pero si al final sucedía, tampoco era el fin del mundo. Siguió acariciando a la chica, escuchando cada gemido que escapaba de su boca, lo que era música para sus oídos.

-Eso es nena, dejate llevar -dijo Dean posicionándose mejor para tener más acceso y poder continuar con la placentera tortura que tenía reservada para Bella.

Con destreza y rapidez, coló un par de dedos en el interior de la chica y sabiendo que aquello causaría un gran gemido por parte de ella, rápidamente colocó la mano libre en la boca de Bella, para así acallar un poco el volumen y evitar que Sam pudiese escucharlo.

Dean continuaba con su tortura placentera, dejando pequeños besos en el cuello de Bella, aumentando los movimientos de su mano mas traviesa mientras que la otra aún la mantenía tapando la boca de la chica, pues los gemidos no habían dejado de salir.

Dean estaba maravillado observando a la chica quien tenía los ojos cerrados, le encantaba verla así, toda para él, disfrutando a causa de él. Bella siempre le pareció una chica muy hermosa, pero en esos momentos la veía aún mas guapa si es que eso era posible, con el pelo revuelto, echa un lio con las sábanas, gimiendo su nombre, era la visión más hermosa y caliente que había tenido en su vida. Poco a poco y con esa maravillosa imagen de Bella, fue aumentando los movimientos de su mano mientras continuaba acallando los gemidos de la chica con la otra y repartiendo algún que otro beso en su cuello.

Sabía que la chica estaba cerca del final, lo notaba en sus gestos, sus movimientos involuntarios, la conocía lo suficiente para saber que no la quedaba mucho, pero había estado tan ensimismado con la imagen que Bella le regalaba que no escuchó la ducha apagarse y en ese momento la puerta del baño se abrió de golpe, haciendo que ambos volviesen a fingir dormir mientras que Dean retiraba la mano de la boca de Bella, ya que sería raro que su hermano les viese así.

Pero Dean no quería que aquello acabase allí, no cuando Bella había estado tan cerca del final, por lo que de forma más lenta continuó moviendo su mano, intentando llevar a Bella al límite.

Sabía que Bella estaba haciendo su mayor esfuerzo por seguir aparentando estar dormida, pero también sabía que Sam no se daría cuenta si eran discretos, pero no sabía cuanto tiempo más continuaría Bella pudiendo ser discreta pues aun que había ralentizado sus movimientos, no fue suficiente pues sabía que Bella estaba a punto de explotar. Por suerte, Sam salió por fin de la habitación y la chica pudo dejarse llevar soltando un gran gemido, consiguiendo ese orgasmo que Dean sabía había estado reteniendo para que Sam no los descubriese.

-Dios Dean... casi nos pilla -dijo Bella una vez se hubo recuperado, mirando al chico que la miraba sonriente y con suficiencia.

-Pero ahora no tienes frio ¿a que no?

-Eres idiota -dijo Bella empujándole, consiguiendo que se tumbase boca arriba, posicionándose ella sobre él y comenzó a besa y morder su cuello. Sabía que algo así pasaría, Bella era de las que se vengaban en estos casos y ahora le tocaría a él ser el torturado. Y no diría que no quería aquello, lo deseaba, lo necesitaba realmente.

Los besos y caricias de la chica iban aumentando, haciendo que se le escapasen algún que otro gruñido. Pero Dean necesitaba más, necesitaba más de Bella, por lo que pasó las manos por su cintura, pegándola más a él, notando el cuerpo de la chica sobre el suyo y como sus intimidades se rozaban por lo que involuntariamente comenzó a moverse, buscando aumentar esa fricción. Aquello era el cielo para Dean por lo que echó ligeramente la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, dispuesto a entregarse al placer que Bella le proporcionaba.

La chica, intentando seguir sus movimientos, se irguió un poco y Dean pudo notar como poco a poco, Bella iba aumentando el ritmo de los movimientos. Dean estaba cada vez más ansioso por poder sentir a la chica sin aquella ropa que había comenzado a molestarle desde hace mucho. Ademas, Dean había alcanzado ya el punto de no retorno por lo que solo esperaba que Sam no volviese a interrumpir.

-Nena, no se cuanto tardará mi hermano pero si quieres acabar esto, deberíamos darnos prisa -dijo entre jadeos Dean.

-¿Y si lo hacemos en la ducha? -dijo Bella susurrando en el oído de Dean mientras dejaba algún que otro mordisquito en su cuello -así si viene, no nos pillará... ya sabes.

-No podría quererte más ahora mismo -dijo Dean al escuchar la sugerencia de la chica. Aquel que pensase realmente que Bella no era su chica idónea estaba equivocado, muy equivocado. No podría haber elegido mejor. Rápidamente, sujetó a la chica del trasero levantándose con ella en brazos para llevarla hasta el baño, donde la dejó sobre el suelo para cerrar la puerta del baño con cerrojo. Cuando se giró, pudo ver a Bella en su totalidad, sin aquel maldito pijama que había comenzado ya a odiar pero no pudo observar por mucho tiempo pues los labios de la chica ya estaban en los suyos mientras notaba como Bella intentaba desnudarlo con impaciencia, haciéndole reír. En cuanto la camiseta que Dean usaba para dormir estuvo junto el pijama de Bella, la chica comenzó a recorrer su torso desesperada, haciéndole saber a Dean que quería aquello y lo quería ya. Por lo que Dean no tardó en encender el grifo de la ducha y meterse dentro junto con Bella, luchando con manos y lengua por el dominio de la batalla que allí se iba a disputar, pero Dean estaba ya al límite, necesitaba llevar aquello a un nivel más y debido a la altura de la chica, la forma más rápida era auparla, por lo que rápidamente llevó las manos al trasero de la chica quien saltó de inmediato, enrollando sus piernas sobre sus caderas a modo de agarre, pero Dean no la iba a dejar caer, antes caería él que dejar caer a Bella.

-Dean, vamos -pidió al chica entre gemidos, y Dean no tardó en darla lo que quería, en un rápido movimiento entró en ella, haciéndola soltar un fuerte gemido que a Dean le pareció el sonido más maravilloso del mundo.

Notó como Bella comenzaba a moverse ligeramente ya que la posición en la que estaban, con ella entre él y los azulejos de la ducha no la dejaba hacer más. Él siguió sus movimientos, soltando algún gruñido de vez en cuando, cuando su boca no estaba siendo asaltada por la de Bella. Dean notó como de nuevo la chica estaba cerca, sabía con pequeños gestos el estado de la joven en todo momento, por lo que aumentó el ritmo de sus movimientos haciendo que Bella consiguiese el segundo orgasmo del día mientras notaba como se agarraba a él con fuerza.

Bella no era pesada, pero Dean estaba comenzando a cansarse de aquella postura y suponía que a su hermano no le quedaría mucho para volver. De modo que se separó de la chica, dejándola de pie en el suelo de la ducha, asegurándose de que Bella mantenía el equilibrio para no caer.

-Lo siento nena, no aguantaba más-dijo Dean mientras movía ligeramente los brazos. Dando por terminada aquella sesión de sexo, pues dudaba que Bella aguantase un tercer asalto estando aún sin desayunar y además, Sam no tardaría en volver y habían llenado el suelo de agua ya que con las prisas no habían cerrado al cortina de la ducha para evitar que el agua salpicase fuera.

-Al menos tu te has... -preguntó Dean haciendo que Bella asintiese con una sonrisa en la cara.

-Pues recojamos esto, Sam no tardará en volver y se pondrá hecho una fiera cuando vea todo desordenado -dijo Dean pero Bella negó con la cabeza.

-De eso nada, aquí disfrutamos los dos -dijo Bella volviendo a besarle, pegándose demasiado a él, tanto que Dean pudo notar en su zona más íntima el estómago de la chica.

-Entonces tendrá que ser en la cama por que no se como... -dijo Dean callándose en cuanto Bella comenzó a arrodillarse frente a él. En medio segundo entendió las intenciones de la chica y las palabras dejaron de tener sentido para él y en cuanto notó la lengua de la chica sobre él su cabeza dejó de funcionar. Todo había cortocircuitado, aún no sabe como es que sus piernas le mantenían de pie.

Dean no sabía como Bella había aprendido a hacer lo que sea que estuviese haciendo con la lengua que lo estaba llevando al cielo, pero era la mejor tortura que había recibido en su vida. Sin darse cuenta, un gruñido gutural salió de su garganta cuando Bella aumentó el ritmo y sintió que debía agarrarse a algo o acabaría en el suelo, no sabía cuanto tiempo más sus piernas estarían funcionando por lo que buscó a tientas cualquier cosa que le sirviese para sostenerse, agarrándose en un toallero que había anclado a la pared, llenando aún más el suelo de agua.



Bella le estaba llevando al cielo a la velocidad de la luz, sabía que ya estaba cerca, la lengua de la chica estaba siendo demasiado habilidosa y Dean notaba como poco a poco estaba perdiendo el control.

-Nena, no creo que aguante mucho más -dijo Dean, avisando a la chica, pero Bella aumentó aún más el ritmo, llevando a Dean al límite, haciéndole perder la cordura, en ese momento solo quería más de aquel placer, no sabía si era posible pero él quería más, por lo que llevó su mano libre a la cabeza de la chica, buscando profundizar, cosa que Bella hizo, siguiendo los movimientos involuntarios de Dean.

-Nena... joder... -gruñía Dean.

Dean no sabía cuanto más aguantaría, pero estaba haciendo su mayor esfuerzo, pero Bella tenía un as guardado bajo la manga. Jamás había sentido un placer como aquel, no sabía que demonios estaba haciendo Bella con su boca pero para Dean era el cielo en todo sentido de la palabra.

-La madre que te... joder, nena, nena... -comenzó a decir Dean algo desesperado.

En apenas unos segundos más Bella le había hecho llegar al límite y más allá por lo que Dean se apartó de ella, liberando al fin toda la presión, creando un pequeño estropicio en la bañera, pero no le importó mucho a ninguno de los dos en ese momento.

Dean vio como Bella se levantaba del suelo de la ducha con una sonrisa orgullosa.

-¿Donde coño has aprendido a hacer esto? -preguntó Dean intentando recuperarse.

-De Internet -dijo Bella, riendo ante la cara de sorpresa del chico.

Entre los dos, comenzaron a recoger el baño y a limpiar todo lo que habían manchado. Dean salió del baño para tomar algo de ropa limpia que ponerse y de paso mandó un mensaje a Sam. Le apetecía tarta para desayunar, sabía que quizás ya era tarde, pero esperaba que Sam leyese el mensaje y volviese a por su tarta, dándoles un poco más de tiempo para limpiar todo aquello pues como no dejasen todo impoluto Sam se iba a cabrear.

Rápidamente limpiaron todo lo que pudieron y mientras Dean se terminaba de secar y de vestir, Bella se lavó el pelo. De nuevo el frio había vuelto a la habitación por lo que Dean decidió coger una de las toallas limpias para envolver a Bella al salir de la ducha y que no volviese a tener frio. Bella se dejó hacer y el chico continuó consintiéndola, abrazándola y secándola con pequeñas caricias sobre la toalla.

Mientras Bella se vestía, Dean recogió la ropa que usaban de pijama y salió del baño para dejarla sobre una silla que había al lado de su cama mientras escuchaba como Bella le decía algo.

-Hay que terminar de recoger el baño o... -comenzó a decir la chica pero se calló al escuchar la cerradura de la puerta, Sam acababa de llegar.

-Ya era hora Sammy, me muero de hambre ¿Que has traído? -preguntó Dean intentando disimular que nada sucedía. Fue rápido hasta la bolsa de papel de la cafetería que Sam había dejado sobre la mesa, buscando su tarta, aun que sabía que había enviado el mensaje demasiado tarde.

-Buenos días a ti también -se quejó Sam mientras se quitaba la chaqueta, dejándola bien doblada sobre su cama haciendo que Bella se riese por el comentario del chico.

-Buenos días Sam -dijo Bella aún sonriendo -¿has traído lo que te pedí?

-Si, espero que esté todo -dijo Sam moviendo la bolsa de la farmacia frente a la chica, para luego dejarla sobre la mesita de noche que estaba entre las dos camas. Más tarde se ocuparía Bella de colocar las cosas en el botiquín que siempre llevaban con ellos.

-Gracias -dijo la chica, sentándose a la mesa para desayunar mientras Dean seguía rebuscando en la bolsa de las rosquillas.

-¿Y mi tarta? -preguntó el mayor de los hermanos al ver que solo había rosquillas.

-No me pediste nada -dijo Sam mientras se sentaba a la mesa, repartiendo los cafés.

-Claro que sí, te mandé un mensaje tío -dijo Dean algo mosqueado, aun que su mosqueo no era real cien por cien pues sabía que había pedido aquello demasiado tarde, pero por otra parte, él siempre quería tarta, cuando Bella iba a comprar siempre le traía tarta, sin necesidad de que él le dijese nada, ¿por que Sam no podía ser como Bella?

Dean observó como Sam sacaba su móvil del bolsillo y como su cara se transformó de una segura a una de sorpresa al ver que Dean realmente le había escrito.

-Te juro que no le he visto Dean y esta vez he revisado el móvil antes de entrar a la cafetería -se excusó el joven.

-Siempre se te olvida la tarta -se quejó Dean, cogiendo una de las rosquillas, llevándosela a la boca dándole un buen bocado.

Estuvieron desayunando y hablando animadamente hasta que terminaron el desayuno y Sam se dirigió al baño quejándose sobre el tamaño del café.

-No entiendo como siendo tan grande tengas una vejiga tan pequeña hermano, siempre tienes que ir a mear cada diez minutos -dijo Dean, haciendo que Bella soltase una pequeña risita ante su comentario.

Bella comenzó a recoger los restos del desayuno y tirarlo todo a la basura hasta que escuchó el grito de Sam desde el baño.

-Dean -gritó Sam saliendo del baño con cara de pocos amigos.

-¿Que te pasa ahora? -preguntó Dean fingiendo no entender el grito de su hermano, pues sabía que el baño no había quedado lo suficientemente limpio, aún quedaban cosas por recoger, agua que limpiar, pero su precipitada llegada había impedido aquello .

-¿Puedes ser mas guarro? Tío, mira como has dejado el baño -se quejó Sam, haciendo que Dean se levantase de su silla y se asomase por la puerta del baño.

-¿Que le pasa? -preguntó como si nada.

-Hay agua por todas partes -dijo Sam.

-Si, por que me he duchado y el agua salpica, eso en un rato se seca.

-¿Y eso? ¿No puedes recoger las toallas? Y además ¿Cuantas necesitas para ducharte? -preguntó Sam.

-Es que no me he duchado solo -dijo Dean con una sonrisa pícara echando una rápida mirada a Bella quien bajó la cabeza avergonzada. Quería guardarse aquel secreto, pero no encontró una respuesta rápida a la pregunta de las toallas así que decidió ser sincero, al menos en parte.

-Tío... que este baño le compartimos -se quejó Sam con cara de asco.

Dean sabía que Sam tenía razón, pero también era su baño, también era su habitación, y si querían tener sexo matutino en la ducha lo harían. A él no le importaría que Sam lo hiciese con alguna chica si se diese el caso, o un chico. Es más, si Sam necesitaba intimidad con alguien, él no tendría ningún reparo en sacar a Bella a dar una vuelta, o dos o tres, mientras Sam disfrutaba de la ducha como lo había hecho él esa mañana.

Sin dar más importancia, se puso a recoger rápidamente las toallas, limpiando con ellas los restos de agua del suelo y de las paredes y dejándolas lo que pensó más o menos dobladas sobre el taburete del baño.

-Listo, ya puedes mear tranquilo -dijo Dean saliendo del baño, mirando a Bella con un gesto de por los pelos en la cara.

Aquella mañana estuvieron investigando sobre el caso, mirando en el periódico que Sam había traído y en su portátil. En los momentos de investigación era cuando más tiempo pasaban Bella y Sam juntos, pues él se dedicaba más a la investigación de calle, preguntando por los lugares, sacando información a los lugareños mientras que su chica y su hermano buscaban información en el ordenador y charlaban de sus cosas.

Dean sabía que aquellos dos aprovechaban esos momentos para quejarse de él, pero le daba igual. Sabía que debían desahogarse y no tenían con quién más hacerlo, además, seguían siendo su chica y su hermano, dijesen lo que dijesen de él, no sería demasiado malo, eran las dos únicas personas en las que Dean confiaba al cien por cien.

Aquel día no fue distinto, por lo que Dean se puso su traje de federal, salió de la habitación del motel y cogió su amado impala, conduciendo hasta el pueblo donde estuvo preguntando a algunas personas. La mayoría de la gente conocía la casa donde habían sucedido las muertes que investigaban, sabían ya que se trataba de un fantasma, pero debían saber quien para poder quemar sus huesos. Una de las chicas que era amiga de una de las víctimas le contó que habían ido allí para comprobar aquello que se contaba en el pueblo.

-¿Y que es lo que se cuenta? -preguntó Dean tras interrogar a la chica por lo sucedido con dos de sus amigos que entraron días antes a la casa y algo extraño les atacó, matándolos.

-Bueno, ya sabe como son los pueblos, puede que nada de lo que se dice sea verdad -dijo la chica, sonriendo a Dean.

En varios momentos la chica había mostrado algún interés en él, Dean lo sabía, sabía que si quisiese, aquella chica sería una presa fácil, pero había dejado aquello, ahora estaba con Bella. Solo les seguía el juego cuando necesitaban sacar algo de información, pero la chica parecía estar ansiosa por contar todo lo que sabía para contentarle, suponiendo que así conseguiría una cita con él o al menos su teléfono.

-Usted cuénteme lo que sabe.

-Verá, mucha gente cuenta que hace mucho, en aquella casa vivían tres hermanos, dos mujeres y un hombre. Parece ser que el chico se volvió loco y junto con una de sus hermanas planearon el asesinato de la otra. Se cuenta que la escondieron entre las paredes y continuaron viviendo su vida, con su hermana ahí, metida en alguna pared. Pero dicen que la otra hermana, presa de la culpa, confesó, haciendo un trato con la policía para entregar a su hermano. Al final apresaron al hermano y la otra chica se marchó, pero dicen que no muy lejos, pues se la ha visto merodear por las noches en la casa, y se cuenta que todo aquel que entra dentro, es presa de la furia de la chica, matándole y escondiéndole por las paredes de la casa.

-¿Y tú y tus amigos querías ir a enfrentaros a una loca psicópata? -preguntó Dean sin saber por que la gente sabiendo aquellas cosas iban de cabeza en busca de su muerte.

-Bueno, aquello pasó hace más de 70 años, de ser real, la mujer tendría unos cien años, no creo que una ancianita sea demasiado peligrosa -se rió la chica mientras jugueteaba con su pelo.

-Está bien, ¿algo más que pueda ser relevante? -dijo Dean, haciendo que la chica sonriera aún más pero negando.

-No, eso es todo. Pero oiga, si necesita mi número para volver a interrogarme cuando quiera... -dijo coqueta.

-No creo que sea necesario, ya tengo todo -habló el chico.

-¿De verdad? Si quiere podríamos quedar esta noche y hablar más tranquilamente del caso o de lo que usted quiera -dijo la mujer haciendo que Dean se removiese incómodo en la silla.

-No lo creo, mi mujer me mataría si llego tarde a cenar -dijo Dean, levantándose de la silla, dispuesto a marcharse de allí, intentando con aquel comentario parar las insinuaciones de la chica.

-¿Está casado? -preguntó la chica algo desilusionada.

-Si, con la mejor mujer del mundo.

-Pues su mujer debe tener mucha suerte -dijo la chica con algo de mala gana, haciendo que Dean sonriese por la perdida de amabilidad espontanea de la chica.

-Muchas gracias, un placer -dijo Dean marchándose de allí.

Con lo que habían investigado el día anterior y aquella nueva información, Dean estaba seguro que podrían ir en busca de la hermana muerta de aquella casa, si lo que se comentaba era real, el cuerpo estaría escondido en algún lugar y solo había que encontrarle y quemar sus huesos. Por lo que decidió que la investigación ya había terminado, solo necesitaría confirmar aquella historia sobre los hermanos homicidas con los archivos policiales y eso ya era tarea de Sam.

Antes de volver al motel decidió pasarse a por comida pues ya era hora de comer, fue a una cadena de comida rápida donde se pilló una hamburguesa para él, sabía que al llegar estaría fría, pero prefería eso que las quejas de Sam por dejar demasiado tiempo su ensalada en el coche. Tras aquello, se dirigió a un restaurante de comida para conejos de esos que tanto le gustaban a Sam y pidió un sándwich vegetal, pues a su chica le gustaban esos sándwiches y una ensalada de las que a Sam le gustaban. Podría habérsela llevado del Biggerson's donde compró su hamburguesa, pero sabía que a su hermano no le entusiasmaban demasiado, por lo que recorrió todo el pueblo para dar con aquel restaurante vegano. Era su forma de disculparse por el desastre de la ducha.

En cuanto llegó a la habitación, Sam y Bella estaban en la mesa, con el ordenador delante y un montón de libros y papales esparcidos por toda ella.

-Traigo combustible -dijo Dean aflojando su corbata y dejando las bolsas de comida sobre la mesa junto con una bandeja de cartón con las bebidas.

La chica y el joven Winchester recogieron todo lo que tenían sobre la mesa, portatil, los informes y los libros que habían sacado para dejar sitio y poder comer y una vez la mesa estaba despejada, comenzaron a sacar la comida de las bolsas y poner a cada uno su comida en su lado de la mesa.

-Dean... esta ensalada... está algo mustia -se quejó Sam cuando vio su ensalada.

-Y yo que demonios se Sam, la que me han dado -dijo Dean quitándose la chaqueta y tirándola sobre la cama junto su corbata, desabrochándose el primer botón de su camisa, pues odiaba llevar la camisa abrochada hasta arriba, se sentía ahogado y la corbata no ayudaba, pero era consciente de que a Bella le gustaba cuando se ponía traje, en más de una ocasión le había dejado caer lo sexy que estaba vestido de federal.

-Si yo te trajese una hamburguesa en mal estado te quejarías -dijo Sam algo enfadado.

Dean, ante los comentarios de Sam decidió inspeccionar la ensalada, a él no le había parecido que estuviese en mal estado cuando se la dieron en el restaurante pero quizá no se había fijado, además, esos sitios eran caros de cojones, si le habían vendido una ensalada mala iría a quejarse. Pero por más que miraba no veía nada raro.

-Yo la veo bien -dijo Dean tras un vistazo.

-Está un poco pasada, es del Biggerson's ¿a que si? Dean te he dicho mil veces que las ensaladas de allí no pueden pedirse para llevar, enseguida se ponen mustias.

-No es de allí sabiondo, es de un sitio de comida para conejos, de esos que tanto te gustan -dijo Dean algo mosqueado. Se había recorrido medio pueblo para encontrar aquel puñetero restaurante vegano para que luego a Sam no le gustase la ensalada.

-Pues entonces la has tenido demasiado tiempo en el coche -dijo Sam mirando con algo de desagrado su ensalada.

A Dean aquel comentario le cabreó, había dejado la comida de Sam para el final sabiendo que en más de una ocasión se había quejado por aquello y esta vez quería hacerlo realmente bien, quería traer a Sam una comida que realmente le gustase ya que siempre paraban en sitios de comida rápida y sabía cuanto odiaba Sam esos sitios, pero daba igual lo que se esforzara, siempre lo hacía mal.

-Es una puñetera ensalada, con cosas verdes y verduras y esas mierdas que te gustan, cometela -dijo Dean sentándose a la mesa y desenvolviendo su hamburguesa algo cansado de escuchar las quejas de Sam.

Los chicos comieron mientras compartían la información que habían conseguido esa mañana y una vez acabaron recogieron todo y comenzaron a revisar todas las pistas. No les costó dar con la identidad del fantasma, pues la chica parecía tener razón en lo que dijo y descubrir que aun que en los archivos ponía que había desaparecido y nunca se encontró el cadáver, en realidad su cadáver se debía de encontrar en alguna parte de aquella casa como había dicho la mujer a la que interrogó, por lo que decidieron que esa misma noche irían a la casa a revisar, buscar sus huesos y quemarlos, evitando al espíritu todo lo que pudiesen.

Aún quedaban un par de horas para que anocheciera así que Bella y Dean fueron a por algo de comer para luego cenar tranquilamente en el motel y prepararse para la cacería.

Normalmente solo iba a por la comida o él o su hermano, pero esta vez Bella quiso acompañarle por lo que fueron juntos a por un par de pizzas, ya que Bella quería comer pizza esa noche.

Bella ocupó esta vez el asiento del copiloto, ya que Sam se había quedado en la habitación y ese asiento estaba libre. Dean entró rápidamente en el de conductor y arrancó el impala, poniendo rumbo al pueblo donde buscarían alguna pizzería.

Como era costumbre las pocas veces que la chica ocupaba ese asiento, Bella iba un poco recostada en el hombro de Dean, pero no lo suficiente como para dificultarle la conducción.

-Me gusta tenerte así de cerca ¿Por que no os turnáis Sam y tú este asiento? -preguntó Dean a quien le gustaría poder estar así más a menudo, pero Bella negó al instante.

-No, este es el sitio de Sam, él estaba antes y no quiero quitarle su sitio. Además, también voy muy cómoda atrás, tengo todo el asiento para mi sola -dijo Bella firme. Dean sonrió ante el comentario de la chica. Sabía que Bella era buena por naturaleza, que no había ni una pizca de maldad en su corazón, pero cada día descubría un nuevo nivel de bondad, amistad y fidelidad en ella.

-¿Y te ha dicho algo de lo del baño cuando me he ido? -preguntó el cazador al cabo de un rato de silencio.

-Si, estaba un poco mosqueado -explicó Bella -pero no solo por eso, ya sabes que odia el desorden y tú...

-¿Yo que?

-Pues que no eres muy ordenado que digamos -dijo la chica.

-Tampoco soy un cerdo, no creo que sea para tanto -se quejó el chico pero tras unos segundos en silencio volvió a hablar reflejando su duda en la voz -¿es para tanto? ¿A ti te molesta tanto también? -preguntó Dean dudando, quizás él no veía hasta que punto era desordenado, quizás si era para tanto y su hermano tenía razón en decir que era un cerdo.

-No, no es para tanto y a mi no me molesta.

-Ya pero... no sé, quizás tenga razón. Convivimos los tres juntos, podría intentar se un poco más ordenado, así no se cabrearía tanto.

-Dean, todos tenemos nuestras cosas malas que seguro molestan a los demás. Tú eres un poco desordenado, Sam a veces es un poco quisquilloso con algunas cosas y yo... yo tampoco es que me quede atrás, acaparo el baño cada vez que me ducho y encima no puedo ayudaros en los viajes largos, solo os turnáis Sam y tú mientras yo voy durmiendo atrás. Pero creo que en general, hacemos un buen equipo. Además, es imposible que no haya ciertos roces cuando se convive tan de cerca con alguien. Es normal.

-Como Sam se entere que le has llamado quisquilloso... -dijo Dean sonriendo.

-Se pondrá mas quisquilloso -rió Bella.

Pocos minutos después ya se encontraban en la pizzeria, donde Dean estaba esperando a Bella a que eligiese los ingredientes de las pizzas y sabía por experiencia que aquello iría para largo, pues la chica parecía tener un problema a la hora de elegir.

Tras unos largos diez minutos donde Bella cambió de opinión al menos cinco veces, pidieron las pizzas y esperaron el pedido que no tardó mucho, por lo que enseguida estaban en el motel de vuelta, donde Sam se había dedicado a preparar las mochilas para esa noche y ordenar un poco la habitación.

Los tres cenaron tranquilamente hablando de el plan que harían esa misma noche. Ya habían visto la casa el día anterior, era bastante grande por lo que decidieron dividirse para buscar.

Dean estuvo organizando los sitios a los que iría cada uno ya que tocaba dividirse. Lo tenía muy claro en su cabeza. Él iría al sótano, era el lugar más probable, y posiblemente el lugar donde el espíritu decidiera aparecerse, era el sitio más peligroso y si podía evitarlo sacaría a Bella y Sam del peligro, por lo que él iría al sótano. Sam se quedaría la planta de arriba pues Bella era la más inexperta, por lo que iría a la planta baja, así, si algo le pasaba o él podría subir a ayudarla o Sam bajar, estaba cubierta y protegida por ambos lados.

Terminaron de cenar y se pusieron rumbo a la casa, asegurándose de que nadie los viera entrar aun que era difícil, habían elegido la noche precisamente por eso, pues la casa no estaba lo suficientemente apartada del pueblo como para poder actuar de día.

Una vez estuvieron todos dentro, cada uno fue a la zona acordada. Dean rápidamente bajó al sótano donde se puso a buscar, quería encontrar el cuerpo rápidamente y quemarle, para así evitar que el espíritu apareciese y acabar cuanto antes, pues aun que él estaba en la parte más peligrosa de la casa, no dejaba de temer por Bella y por su hermano.

Estuvo buscando por todo el sótano, en todos los rincones, inspeccionando cada muro, pero eran muros demasiado gruesos como para poder tirarlos y meter algún cuerpo en ellos, además la mayoría de los muros del sótano eran de carga, por lo que tampoco se podían modificar.
Tras buscar un rato por todos lados y no encontrar nada donde pudiesen estar los huesos, se fijó en que el suelo del sótano era un falso suelo, eran unos tablones de madera, pero que bajo ellos había un gran hueco hasta llegar a un suelo de cemento, por lo que con un pico que tenía en su mochila, comenzó a romper los paneles de madera, haciendo diversos agujeros pero justo cuando parecía que había dado con el sitio exacto, el espíritu de una mujer se le echó encima pillándole por sorpresa, por lo que le mandó al otro lado del sótano, tirando con él una mesa de carpintería que parecía bastante antigua.
Rápidamente se levantó y fue derecho de nuevo al agujero, pero de nuevo el espíritu apareció, volviendo a atacarle.
-La madre que la parió... -se quejó Dean levantándose de nuevo, buscando por todo el sótano el espíritu de la mujer, pero no la encontró por ningún lado, por lo que rápidamente decidió terminar de abrir el agujero para quemar los huesos. Además, ya había escuchado a su hermano y a Bella quejarse en los pisos de arriba, así que supuso que el fantasma estaba haciendo de las suyas con ellos.

Tenía ganas de subir y ver como estaban, asegurarse que estaban bien, pero cuanto antes quemase esos huesos antes acabaría todo.
Rápidamente echó sal y gasolina sobre los huesos, dándose cuenta que había dos cráneos y no uno como ellos pensaban, pero ya se ocuparían luego de averiguar, lo primero era acabar con el fantasma o fantasmas en este caso.
Cuando estaba a punto de quemar los huesos, de nuevo el espíritu apareció, golpeándole y mandado lejos el mechero que tenía en la mano, perdiéndose entre los tablones ya rotos.

Le buscó por todas partes pero no le veía y no tenía nada más con lo que quemar los huesos y los fantasmas no le daban tregua para poder subir o llamar a su hermano para pedirle algunas cerillas o algún mechero de repuesto, pues conocía a Sam y sabía que seguramente se habría guardado algún encendedor más de repuesto.
Pero parece que sus deseos fueron escuchados, pues Sam y Bella bajaban en ese momento al sótano, mientras él intentaba deshacerse de los espíritus a base de balas de sal pero se estaba quedando sin munición.

-¿Hay dos? -preguntó Sam mientras disparaba a uno de los espíritus que acababa de aparecer. Mientras el otro golpeó a Bella, haciéndola rodar y no tardó demasiado tiempo en volver a golpearla de nuevo. Dean intentaba quitárselo de encima, pero las mujeres no paraban de aparecer una y otra vez, era imposible mantenerlas a raya.

-Si, y las hijas de puta me han quitado el encendedor y ahora no le encuentro, dime que tienes algo por que si no estamos jodidos -dijo Dean disparando al espíritu que había golpeado a Bella.

-Si tranquilo, metí unas cerillas y un encendedor más en la bolsa -dijo Sam.

-Quemad sus huesos de una puta vez -gritó la chica, mientras Dean intentaba disparar a cualquier espíritu que intentase acercarse a ella.
Dean esperaba que su hermano quemase los huesos de aquellas mujeres que no paraban de aparecerseles en forma de espíritu una y otra vez, pero al ver su tardanza, decidió observar a su hermano, viendo como este se marchaba dirección a las escaleras.

-¿Donde coño vas? -preguntó Dean sin entender nada, al igual que Bella.

-La bolsa con el encendedor y las cerillas, está arriba, mantenerlas a raya -dijo Sam disparando a uno de los espíritus que acababa de aparecer en su camino.

Mientras esperaban a Sam, Dean y Bella intentaron mantener bajo control a los dos espíritus, no sin llevarse algún que otro golpe. Dean intentaba interceptar todos ellos, llevándose la peor parte pues lo que más le importaba era proteger a Bella, él estaba acostumbrado a llevarse golpes, pero no quería que nada le pasase a la chica, además ya estaba bastante magullada, los espíritus la habían golpeado ya varias veces, sin contar con el hombro que le sangraba y que no sabía que le había sucedido, pues bajó ya así. Más tarde preguntaría por aquello y se aseguraría de que no era nada grave.

La cosa se estaba complicando allí abajo y aun que Sam apenas llevaba menos de un minuto fuera, todo era más difícil, además no les quedaban demasiadas balas pues los fantasmas apenas tardaban un segundo en volver a aparecer. Bella tenía algunos cartuchos más pues había estado ahorrando en su búsqueda, pero Dean ya había gastado unas cuantas antes de que los chicos bajaran a ayudarle por lo que apenas tenía munición.

Tras unos segundos más que a la pareja se le hicieron eternos, al fin vieron a Sam bajar de nuevo las escaleras, dirigiéndose rápidamente a donde estaban los cadáveres.

-Rápido Sammy, no me quedan cartuchos -dijo Dean tirando la escopeta a un lado.

-Toma -dijo Bella pasándole una barra de hierro que había traído de arriba mientras disparaba a otro de los espíritus que se había aparecido justo delante de Sam.

Todo era un caos, había ruidos de disparos, quejidos de Dean y Bella quienes intentaban alejar todo lo posible a aquellos seres de Sam ya que este estaba desarmado intentando encender las cerillas y así quemar sus huesos cuanto antes, pero parecía que estaba teniendo algún que otro problema con las cerillas. Al quinto intento la cerilla prendió al fin y Sam la lanzó hacia los huesos que se prendieron al instante, haciendo que los espíritus desaparecieran tras un horrible chillido de estos.

-Ha estado cerca -dijo Dean quien se intentaba sostener con ayuda de la pared y estaba lleno de magulladuras al igual que su Bella y Sam.

-La próxima vez tenemos que asegurarnos mejor de cuantos hay -dijo Sam respirando tranquilo al fin.

-Si y llevar más cerillas, por si acaso -dijo Dean dejándose caer al suelo para poder descansar y recuperar el aliento, aun que solo fuera durante un par de segundos pues realmente estaba agotado y comenzaba a notar el dolor de los golpes recibidos.

Una vez hubieron recogido todo y tras buscar el encendedor de Dean que no encontraron, decidieron que era hora de volver al motel. Los tres estaban bastante magullados pero ninguno tenía ninguna herida grave por lo que no perdieron tiempo en curarse allí, lo harían en en motel.

-No me puedo creer que disparases a mi chica -dijo Dean ya en el impala mientras conducía de vuelta al motel.

-Lo siento Dean, ha sido sin querer, no la había visto y yo quería disparar al espíritu.

-Ten más cuidado ¿y si no hubiesen sido cartuchos de sal? -dijo realmente enfadado, la sola idea de que a Bella le pasara algo malo le hacía ponerse enfermo, y esta vez había sido culpa de Sam. Entendía que había sido un accidente, que su hermano jamás dañaría a Bella, pero debía tener más cuidado, esta vez no había pasado relativamente nada, pues la chica aun que dolorida, se encontraba bien, pero si hubiese errado el tiro con otro tipo de munición, la cosa podría haber cambiado mucho.

-Pero lo eran, Dean, no hagas una montaña de esto -dijo Bella en el asiento de atrás revisando su herida, cosa que para Dean no pasó desapercibida. Sabía por experiencia propia que aquello escocía como el infierno, sabía que Bella, aun a pesar de intentar quitarle hierro al asunto, realmente estaba pasando un mal rato, por eso su enfado fue a más.

-Podía haberte matado -dijo serio, echando algún vistazo a través del retrovisor a Bella, pero sin dejar de prestar atención a la carretera, pues debido a las caras de dolor de la chica, Dean pisó un poco más el acelerador, para llegar cuanto antes al motel y limpiarle los restos de sal que aún quedasen y que estaban empeorando el dolor.

-No es cierto, era sal Dean, déjalo ya -volvió a hablar Bella -no te preocupes Sam, estoy bien -añadió la chica, dando un ligero apretón en el hombro de Sam.

A los pocos minutos, los chicos ya habían llegado al motel, donde Dean prácticamente se tiró en la cama, necesitaba unos segundos de descanso y tranquilidad antes de ponerse a revisar sus heridas pues aun que sabía que no tenía nada grave, se sentía realmente mal, aquellos espíritus le habían dado una buena paliza.

Sam era el que mejor se encontraba por lo que fue él quien se ofreció para curar a Bella, ya que normalmente era ella quien se había ocupado casi siempre desde que la conocieron a curarles a ellos, pero ahora ella también estaba herida.

-Bella ven, siéntate aquí, vamos a ver ese hombro -dijo Sam sacando todas las cosas del botiquín y llenando un pequeño barreño con agua para poder limpiar bien la sangre.

-Si, espera que le eche un vistazo a Dean -dijo la chica algo preocupada por el mayor de los hermanos.

-Nena, estoy bien, deja que Sam se ocupe de ti -dijo Dean incorporándose al escuchar a Bella, no quería preocuparla y Bella era la que más necesitaba ser atendida, por lo que no quería hacerla perder tiempo. Aun que hubiese preferido quedarse tumbado un poco mas, pues al moverse, notó un pequeño dolor en el costado izquierdo donde supuso tendría algún golpe o herida.

-Tengo que curarte -se quejó la chica mientras Sam prácticamente la arrastraba a la silla cerca de la mesa donde ya tenía todo listo -y a ti también -le dijo a Sam.

-No te preocupes, no es nada, yo puedo ocuparme -dijo Dean levantándose de la cama y dirigiéndose al baño para comenzar a curar las heridas que tuviese. Si por él fuese, se echaría directamente a dormir y ya se ocuparía al día siguiente, pero sabía que Bella no estaría tranquila hasta que alguien revisase sus heridas, y él tardaría mucho menos en hacerlo, ya que con lavarse un poco y coser si alguna necesitaba puntos estaría listo, si dejase a Bella hacerlo, la chica revisaría cada parte de su cuerpo, inspeccionando y curando el más mínimo arañazo.

Una vez en el baño, el chico se intentó quitar la camiseta, pero al intentarlo, un fuerte dolor en el hombro le alerto que de nuevo se le había dislocado, no era la primera vez que le pasaba, Sam ya había tenido que colocárselo un par de veces y era bastante doloroso, solo esperaba que esta vez se pasase durmiendo, por lo que no diría nada, al menos no si no era necesario.

Como pudo, se curó sus heridas mientras escuchaba a Bella y Sam en la habitación.

Bella siempre solía ser muy dulce y simpática con todo el mundo, pero con ellos aún más, era la dulzura y la amabilidad hecha persona, salvo cuando tenían que curarla, frente al dolor, la amabilidad y dulzura de la chica se esfumaban, dejando paso a una Bella enfurecida y muy mal hablada, cosa que a Dean siempre le hacía gracia y más de una vez se había ganado una mala mirada, incluso algún que otro tortazo por soltar una carcajada mientras estaban curando a Bella.

-Joder Sam, podías haberte dado cuenta que el puto espíritu no estaba allí -escuchó Dean a Bella, cosa que le hizo sonreír, recordando como había defendido la chica a Sam en el coche cuando Dean le riñó por dispararla y como ahora su discurso había cambiado, pero entendía a la chica, era su forma de llevar el dolor. Algunas personas gritan, otras lloran, otras se desmayan, Bella se enfurecía y soltaba palabrotas una tras otra.

-Ya, ¿donde ha quedado eso de que no era culpa miá, era un accidente? -escuchó a Sam.

-En el mismo sitio donde quedaron tus putos reflejos, joder Sam, no aprietes tanto -volvió a quejarse la chica, haciendo que Dean no pudiese aguantar y se le escapara una carcajada que sabía que habían oído.

-Apenas te estoy rozando, deja de lloriquear.

-Pienso echar sal en el próximo café que te bebas.

Dean siguió curándose sus heridas mientras sonreía o soltaba alguna que otra carcajada al escuchar a los chicos al otro lado de la puerta, pues aun que esta estaba abierta, no podía verlos debido al ángulo.

-Ah joder Sam, un elefante sería más cuidadoso.

-Ya está, voy a vendarte esto y te coseré esos cortes de la cara y del brazo -escuchó Dean a Sam. Sabía que aquí la cosa se complicaba, Bella llevaba muy mal eso de los puntos. No comprendía bien por qué, la chica había pasado por cosas más dolorosas, pero cuando tenían que coserle alguna herida, la chica siempre ponía alguna escusa o intentaba escaquearse.

-No son muy profundos, no creo que haga falta.

-Bella, al menos ese de la frente necesita un par de puntos, no seas cría.

-Sam de verdad...

-No tardaré, te lo prometo.

Dean realmente esperaba gritos, excusas o incluso que Sam tuviese que perseguir a Bella para poder coserla, pero no escuchó nada de eso. Ni quejas por parte de Bella ni regaños por parte de Sam, parecía que todo estaba en calma, cosa que le sorprendió. No sabía como, pero Bella parecía estar dejando coserse sin armar jaleo.

-Ya está, ya puedes... -escuchó decir a Sam seguido del ruido de una silla siendo arrastrada, por lo que suponía que ya habría terminado de curar a la chica, y así era, pues en menos de medio segundo, Bella ya se estaba asomando por la puerta del baño mientras él terminaba de coserse la maldita herida en el costado que le llevaba molestado hacía rato.

Dean a penas tuvo tiempo de decir nada cuando Bella ya le había quitado la aguja de las manos, terminando ella de curarle. El joven se dedicó a mirar a Bella mientras ella le cosía. La chica estaba muy concentrada, intentando hacerle el menor daño posible. Bella era muy delicada, casi como si sus manos fuesen de algodón, jamás le hacía daño cuando le curaba. Siempre pensó que Bella habría sido una gran enfermera si hubiese tenido la oportunidad.

Muchas veces pensaba en aquello, en como sería la vida de Bella si lo sobrenatural jamás la hubiese alcanzado. Sabía que jamás la habría conocido, que él no estaría en su vida. Se la imaginaba siendo una estudiante modelo, una chica amable, divertida y con muchos amigos. Teniendo una vida normal, lejos del peligro, lejos del dolor. Y aquello le hacía reflexionar, muchas veces se preguntaba si realmente era lo correcto seguir con esa vida, sabía que él no podía escapar, pero él mantenía a la chica atada a aquella vida, al peligro, al dolor... Bella más de una vez le había dicho que así era feliz, con él, pero la vida de Bella sin él no es que hubiese sido muy buena, la chica no tenía nada bueno con lo que comparar en realidad, puede que si hubiese tenido una vida más normal, sin un padre capullo que la maltratara, sin tener que vivir en la calle y sin demonios que la persiguiesen, lo mismo la chica no pensaría así, lo mismo se daría cuenta que la felicidad no estaba a su lado, si no lo más lejos de él posible. Pero le había hecho una promesa a Bella, jamás volvería a decidir por ella, por lo que todas estas cosas se las callaba, y si algún día Bella decidía que no quería estar más con él, que no quería la vida que él le ofrecía, la dejaría marchar, pero hasta entonces, disfrutaría de su compañía y haría todo lo posible por hacerla feliz.

Dean estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no se dio cuenta que Bella ya había terminado de coser su herida hasta que la chica habló.

-Esto ya está, vamos a curarte el resto de heridas -dijo la chica comenzando a inspeccionar cada centímetro de su piel, buscando la herida o golpe que necesitase más atención.

-No es necesario, esa era la última -dijo Dean, pues ya se había ocupado él de curarse, claro que para él, ocuparse era lavar un poco las heridas más grandes para quitar la sangre y posible suciedad de ellas y evitar que se infectaran.

Pero Bella no estaba conforme con las palabras de Dean, por lo que levemente, empujó al chico para hacerle sentarse en el taburete y así estar más a su altura para poder revisarle, con tal mala suerte para Dean, que justo empujó de su hombro malo, haciendo que se le escapase un quejido que no pudo controlar debido al dolor, cosa que alertó a la chica y Dean se maldijo mentalmente por aquello.

-¿Que te pasa aquí? -preguntó Bella, tocando el hombro izquierdo del chico con más delicadeza.

-Nada, no es nada, no te preocupes -dijo Dean, intentando tranquilizar a la chica y deseando que dejase pasar aquello, ahora mismo estaba demasiado cansado, demasiado dolorido y aun que sabía que debía prestar atención a su hombro y colocarlo, aquello era doloroso y no solo en el momento, si no que solía molestarle durante días después y esa noche quería dormir bien, no quería que un horrible dolor estuviese punzando su hombro sin dejarle dormir, mañana ya le comentaría a Sam para que volviese a colocárselo si es que no se le quitaba el dolor, pues lo mismo solo era el golpe, al menos eso quería pensar él.

-Dean...

-Nada, solo me duele un poco, será de un mal golpe.

Pero para desgracia de Dean, a Bella no le sirvió esa excusa, por lo que se dispuso a inspeccionar su hombro, apretando y moviendo, haciéndole a Dean imposible no hacer visible su dolor en algunos momentos.

-Creo que lo tienes dislocado, yo no se colocarte esto, pero Sam si, vamos a que te lo mire -dijo la chica, pero Dean se negó, solo quería una noche tranquilo, solo dormir esa noche, mañana se ocuparía de ello.

-No es necesario, en serio nena, estoy bien.

-Ya, por eso ni si quiera te has podido quitar la camiseta para curarte ese arañazo. Vamos, deja que Sam le eche un vistazo.

Bella prácticamente arrastró a Dean fuera del baño, a donde Sam estaba terminando de curarse.

-Vamos Dean, Sam tiene que mirarte esto -dijo Bella haciendo que Dean se sentase en la silla que anteriormente había ocupado ella, frente a Sam.

-¿Que sucede? -preguntó el chico mirando a la pareja.

-El hombro, creo que se le ha dislocado -dijo Bella, haciendo que Dean bufase.

-¿Otra vez? -dijo Sam, haciendo que Dean rodase los ojos pues Sam ya le había dado el sermón en más de una ocasión que debía tener más cuidado, que cuanto más le pasase más fácil era que le volviese a pasar y que podría derivar en algo más grave y bla bla bla. No era para tanto, solo un hombro dislocado, nadie se ha muerto de eso.

-Cállate y colócalo de una vez -dijo Dean resignado, pues sabía que a estas alturas, ni Bella ni Sam le dejarían marcharse a dormir sin colocarle el hombro, por lo que a sabiendas de otras veces, se colocó lo más recto en la silla para facilitar el trabajo a su hermano.

Sam se acercó a él mientras Bella se apartaba ligeramente, para dejarle sitio.

-A la de tres -dijo Sam.

-Oye, no me engañes la ultima vez... ¡joder! -dijo Dean quejándose cuando su hermano con un rápido movimiento le había vuelto a poner el hombro en su sitio.

Odiaba cuando Sam hacía eso, nunca hacía las cosas a la de tres. Sabía que lo hacía por él, para que fuese por sorpresa y el dolor no fuese tanto, pero él prefería prepararse, saber cuando vendría para estar preparado.

-Ya está -dijo Sam, volviéndose a sentar en la silla, mientras comenzaba a limpiar algún pequeño corte que tenía en su cara.

-Trae, deja que te eche un cable -dijo Dean al ver las heridas de su hermano mientras echaba alcohol en una de las gasas, dispuesto a limpiar una fea herida que tenía en la mejilla.

-No es necesario... -dijo Sam, pero Dean estaba dispuesto a curarle esa fea herida. Quizás él se habría echado un poco de agua y ya, pero cuando se trataba de Sam o Bella quienes estaba heridos se preocupaba mucho más, pues en realidad, le dolía más verlos a ellos dos heridos que cuando era él quien sufría .

-Vamos, no seas crio -dijo Dean, repitiendo la frase que él mismo le había dicho a Bella para que se dejase curar, cosa que hizo sonreír a la chica.

-Está bien, pero nada de chistes -dijo Sam.

-Vamos, ¿entonces como te voy a distraerte? -dijo Dean aún con la gasa en la mano.

-No lo necesito, no soy un crio, hazlo y ya está -dijo Sam dejando las gasas ya usadas en la mesa.

-Toc toc -dijo Dean, llevándose una mala mirada por parte de Sam.

-Dean... de verdad no es... -se quejó pero fue interrumpido por Dean.

-Toc toc -dijo Dean de nuevo.

-¿Que coño hacéis? -pregunto Bella, llevándose la mano a su hombro herido pues aún le dolía.

-Tu novio que es idiota -se quejó de nuevo Sam.

-Toc toc -volvió a repetir Dean.

-¿Quien es? -dijo Sam. Justo en ese momento, Dean aprovechó para poner la gasa con alcohol sobre la herida de su hermano, haciéndole bufar por el dolor.

-¿Ves? No era tan difícil -dijo Dean sonriendo con suficiencia mientras terminaba de limpiar las heridas de su hermano.

-Pues ya está, ahora, si me disculpáis, creo que voy a ir a desmayarme a la cama -dijo Dean levantándose de la silla quejándose de camino a la cama, donde se quitó los pantalones tirándolos a una de las sillas sin acertar, por lo que los pantalones acabaron en el suelo. Se metió en la cama, quitándose la camiseta y tirándola junto con los pantalones y se dispuso a dormir.

Fue tocar el colchón de la cama y quedó semiinconsciente en ese momento, escuchaba murmullos en la habitación y sabía que Bella y Sam se estaban moviendo por esta, pero realmente no le importaba nada, quería dormir y dormir cuanto antes, antes de que su hombro herido se enfriase y comenzase a dolerle, impidiéndole dormir bien.

En cuanto Bella entró en la cama con él, Dean automáticamente la rodeó con sus brazos, pegándola a su cuerpo, sintiendo en ese momento que todo le dolía un poquito menos, pues Bella era su calmante personal, su fuente de felicidad, pues pasase lo que pasase, estando Bella cerca las cosas eran un poco mejores.

Escuchó a Sam y Bella dar las buenas noches, pero él estaba demasiado dormido como para expresarlo mediante palabras, por lo que soltó un gruñido, sabiendo que tanto su hermano como Bella tomarían aquello como un buenas noches.

En menos de cinco minutos, los tres cazadores estaban ya dormidos pues había sido un día duro y mañana tendrían que levantarse pronto para largarse de aquel pueblo cuanto antes.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top