XI: El dolor de una perdida
En el castillo de Hades, en una de las torres se encontraba un gran pilar transparente, el cual tenía dentro suyo un líquido rojo y todo el pilar estaba protegido por el cosmos del mismo dios del Inframundo. Aunque el líquido cósmico no era lo único dentro de ese enorme pilar, sino que dentro suyo y en un estado de descanso eterno, se encontraba el caballero de Acuario, con solo una túnica blanca que gracias al líquido que lo contenía se volvio casi transparente.
Bajo del pilar, estaba el dios Hades junto con el juez del futuro quien miraba con admiración y deseo al caballero dentro de ese pilar. Pues el caballero de Acuario había sido la clave para su victoria en su tiempo y tenerlo ahora de su lado les garantizaba el doble de posibilidades. Pero Hades aún dudaba de los planes del juez.
—Aún no puedo imaginar el punto importante que es este caballero para el futuro, nisiquiera el caballero de pegaso resulta tan importante como lo es Acuario.— Dijo con seriedad el dios, observando como el cuerpo del caballero reposaba en el líquido cósmico que había creado para preservarlo hasta el momento adecuado.
—Realmente es así de importante mi señor.— El juez puso una mano sobre el pilar y sonrió al tocarlo.— Aún si el caballero de Escorpio se niega a entregarnos a Nike cuando amenacemos con matar a Acuario, podemos utilizar a este caballero para procrear un arma mucho más poderosa que Nike, su cosmos es único y de entre toda la orden dorada es el único con ese don tan especial de crear vida. Así que su primogénito será el que nos otorgue la victoria en caso de no obtener a Nike. Usted solo confíe en mí, hasta ahora no le falle, y juro que en este tiempo también le otorgare la victoria mi señor.
La voz decidida de Aiacos le devolvía la confianza necesaria al dios, pues tenía razón; hasta el momento no le había fallado, y fueron con sus sugerencias que tenía las cosas a su favor.
Pues en la audiencia que Athena había solicitado, fue el caballero de Acuario quien cometió el error de interrumpir la reunión al escuchar que el dios los culpaba a ellos del ataque. La desesperación le hizo revelar que realmente hirieron a uno de los jueces y eso fue suficiente para que el dios tomara la palabra final, concluyeron que realmente Milo ataco a Minos y que si en doce días no aparecía el verdadero responsable del ataque, sería el caballero de Acuario quien pagaría las consecuencias.
Así que en advertencia a su mandado destruyó el primer templo y se llevó consigo al caballero de Acuario, al cual lo metió en un sueño eterno con ayuda de Hypnos y finalmente lo encerro dentro de ese pilar y así seguiría con los siguientes días. Ya que estaba seguro que el caballero de Escorpio no volvería a ese tiempo y cuando lo hiciera sería demasiado tarde.
—Dejo en tu manos el destino de este tiempo Aiacos... Hasta ahora no me fallaste y espero que siga así.— Advirtió el dios alejándose del lugar.
—No se preocupe mi señor Hades, no pienso defraudarlo.— Comento firmemente, haciendo una reverencia al ver al dios salir. Al estar a solas, recién pudo admirar de mejor manera al caballero que tenían dentro del lugar. El cosmos ajeno era tenue pero se sentía de más cálido era algo que le agradaba.—Y usted mi querido caballero, se que en este tiempo lograre hacerte mío.
Los ojos del juez brillaron con ilusión, pues luego de enterarse de que el caballero tenía ese don especial, lo quería usar para sus propios fines. Ya que tenía el conocido que el poder que obtendrían de dos cosmos opuestos sería la misma creación del caos.
El se había enterado de aquello de una forma tan particular y si el mismo caballero de Acuario no se hubiera suicidado, estaba seguro que lo hubiera utilizado para finalmente destruir la poca vida que quedaba en la tierra e incluso eliminar a su propio dios.
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—Acabo de concluir que perdiste la cabeza Milo, es más fácil decir que atacaste a los jueces que inventarte toda una historia de viajes en el tiempo.— Dijo con seriedad Saga, luego de escuchar el relato de Milo y su historia que vivió.
—¡Hay favor!, ¿Que tan difícil es creerlo?— Preguntó más que desesperado el menor, pues no sabía cómo convencer al caballero de todo lo que vio y realmente vivió.
—Todo es difícil de creer, para empezar: ¿Esperas que crea que Hades ganó la guerra y en un futuro solo quedamos tu, yo y Athena?—
—Y tu pequeño hijo más...— Agrego Milo a las palabras ajenas, a lo que Saga le miro con incredulidad.
—Es todo, me voy.— El mayor estaba por irse, aún así Milo insistió en que se enterará de la verdad.
—¡Espera! ¿Y si te demuestro que es posible? Solo tienes que ayudarme a reparar a Nike y luego te enseñaré a abrir un nuevo portal, ¡Verás que todo lo que te dije es cierto! Porfavor... Y si crees que miento, puedes matarme, me harías un gran favor, porqué en un futuro soy yo el que le hará daño a tu pequeño.— El joven miro con súplica al mayor y Saga se compadeció de él. No creía que llegaría tan lejos para demostrar su inocencia y su desesperación era obvia si estaba dispuesto a sacrificar su propia vida.
—Esta bien, digamos que te creo... ¿Porque es importante cambiar el futuro? ¿No es mejor que cambiemos las cosas desde el presente?—
—Es que si cambio está línea de tiempo... Cálix no existirá, no quiero que alguien inocente pague las consecuencias de esta guerra.— Milo estaba angustiado y en cada palabra se notaba esa misma angustia, pero Saga no se inmutaba aún del todo.
—¿Y no crees que lo mejor? Si lo que dices es cierto, ese niño nació con un propósito muy cruel, y no creo que sea justo que viva con ese destino. Así que mejor cambiemos la línea de este tiempo.—
—¡Pero ya está hecho! Al menos en ese tiempo ese niño ya creció y sufrirá un destino muy cruel sino lo ayudo... Porfavor Saga, además... Se que el fondo también alguna vez amaste a Camus.—
Eso último estremeció a Saga y tragó saliva, ese era un sentimiento que nadie lo sabía y el caballero frente a el lo afirmaba sin duda alguna en su ser. Después de todo Camus fue la persona que llamo su atención luego de la muerte de Aioros, lo vio crecer y convertirse en una verdadera belleza, pero también fue testigo de como ese amor casi platónico se iba a brazos de otro hombre. Resignado por completo a renunciar a un amor que nunca fue.
—Esta bien te ayudaré, pero antes necesito rescatar a Camus, así que dame la pieza faltante de Nike.— El mayor extendió su mano esperando que Milo le diera la pieza que podría salvar a Camus, pero inmediata se negó.
—Sacame de aquí y juntos iremos por Camus...—
—Hay órdenes desde arriba de que no puedes salir, así que conformate con que salvaré a Camus.—
—¡No! Se que Nike es el inició de esta guerra... Si fallas y Nike cae en manos de Hades todos estaremos perdidos, por una vez confía en mí.— Milo suplico una última vez y Saga solo suspiro, si resultaba ser una mentira se arrepentiría el resto de su vida.
—Esta bien, pero esperemos a la noche, cuando al menos todos estén descansado para ir por los pedazos de Nike... Porque si ahora alguien te ve fuera de la celda te encadenaran por traidor.—
—!No podemos esperar mucho! Calix estará en peligro si pasan más de dos dias...— Tan solo pensar en la amenaza que se dió así mismo le estremecía, más pensar que el pequeño hijo de Saga perdería la vida real como en sus sueños. Pero eso no lo sabía el Saga del presente, así que solo ignoró su petición.
—Es mi última palabra Milo, lo tomas o lo dejas tu decide, de todas formas puedo tomar a la fuerza el último pedazo que tienes y salvar por mi cuenta a Camus y dejarte aquí encerrado.— La voz firme del mayor hizo que Milo se resignara, así que solo asintió con cierta preocupación.
—Esta bien...—
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Mientras en ese futuro apocalíptico, dentro de la cueva aun estaba el pequeño Calix. Ya habían pasado varias horas desde que todos se fueron y aún no regresaban, el pequeño solo trataba de distraer su mente construyendo una pequeña torre con piedras del lugar.
Sin pensarlo mientras jugaba, algunas lágrimas bajaron de sus ojitos y en el momento menos pensando ya había empezado a llorar y es que aún siendo pequeño no podía ignorar el hecho que estaba solo y con la preocupación de no ver a su papá o Sahori, hasta diría que extrañaba al Milo de su tiempo y ya no soportaba estar solo en aquella cueva.
Pronto su preocupación se desvaneció al escuchar como movían la roca, rápidamente se limpio sus ojitos y corrió a recibir a su papá. Sin embargo, el único que había llegado de pie era Milo, cargando entre sus brazos a una herida e inconsciente Athena.
Pero por más que trato de ver detrás de ellos, no vio a su padre.
—¿Donde está papá?— Preguntó un poco temeroso, pero no recibió respuesta alguna, solo fue ignorado por Milo quien acostó a la diosa sobre unas mantas. El menor al no recibir una respuesta empezó a desesperarse y siguió preguntando por su padre solo que a gritos al ver que Milo solo le ignoraba—¿¡Mi papá dónde está!? ¿¡Dónde!?
—¡Ya cállate! ¡Tu padre murio!— Milo realmente estaba alterado, está vez si habían arriesgado todo, incluso la vida de Saga. Y no sabía que hacer si su yo del pasado realmente cumpliría su promesa.
Mientras Calix no podía creer lo que escuchaba, se negaba a tan solo pensar que no vería a su padre, miro con molestia al mayor y con lágrimas en sus ojos empezó a gritar.
—¡Mentiroso! ¡Eres un mentiroso! ¡Mi papá es alguien fuerte el no está muerto! No...—las palabras del menor fueron cortadas en cuanto recibió un golpe en el rostro, Milo fue el causante de eso, está vez su labio se rompió y una línea de sangre bajo por la camisura de su labio.
—¡Callate! No soporto escucharte...— Poco le importo ver la herida que le causó al menor y solo le jalo de su cabello con fuerza para que lo mirara.— Por fin podrás cumplir tu propósito... Lo único bueno de que mi hijo murió, es que no le tocó estar en tu lugar. Agradezco mucho que Camus pensara lograr un futuro a consta de tu vida.
—¡Sueltame!— El pequeño se movió con gran desesperación, pero Milo solo ponía más fuerzas en su agarre, no fue hasta que el pequeño mordió su brazo que lo lanzo contra la pared. No le importaba que fuera solo un niño al que estaba lastimando, sino que realmente estaba cansado de la vida que le tocó, tuvo que ver a todos lo que morir y realmente solo estaba esperando el momento adecuado para tomar la vida de Cálix y por fin ese momento había llegado.
El menor con las pocas fuerzas que tenía recordó las palabras del Escorpión más joven.
"Te prometo regresar antes de dos días... Pero sino lo logro en esos dos días, escapa de aquí y no dejes que el otro Milo se acerque a ti. Prometemelo."
Ahora le tocaba escapar, necesitaba sobrevivir y esperar a que Milo regresará. Pero sus planes de escapar fueron frustrados en cuanto sintió que algo atravesaba su pierna, Milo lo había atacado con una de las agujas escarlata. Cayó al suelo tan solo dar unos pasos y fue ahí que Milo tomo una soga y lo fue amarrando alrededor de las manos y cuello del menor y el resto de la soga lo ato alrededor de una roca larga de la cueva.
Ese niño era la única garantía que tenía para recuperar a Nike y sino lo convertiría en el arma que estaba destinada a ser.
—Papá.— El dolor que recorrió el cuerpo del menor fue algo indescriptible, no pudo moverse a pesar de querer patear al mayor, después de todo que era un niño contra un caballero consumido por el dolor y el odio.—Me duele...
—Tranquilo... Si mañana no llega Milo, tratare de matarte sin dolor alguno.— Milo sonrió con malicia, solo necesitaba encerrar el alma del menor en algún arma y la sangre de su diosa para obtener un arma poderosa que haría frente a Hades.
Lo único que pudo hacer el menor fue llorar amargamente, sus lágrimas caían sin parar y aunque el dolor que sentía eran las responsables de esas lágrimas, le dolía más saber que no vería más a su papá.
—Papi... Porfavor regresa...— Murmuró entre lágrimas, rogaba que su padre llegará y pusiera a Milo en su lugar como tantas veces lo había hecho, en su mente imagino que realmente vendría, solo debía confiar hasta donde pudiera.
—Ya te lo dije, tu padre murio asesinado por un montón de espectros, utilizo su últimas fuerza para abrir un portal para asegurar la vida de Athena... ¿Ya lo vez? Hay una gran diferencia entre tu padre y yo, el prefería morir dejándote atrás, pero yo... Yo prefería ver morir a todos menos a mi hijo... Es una lastima que al final, al igual que a Camus no le importas nada a tu padre.—
—Es mentira... — El menor trato de ignorar las palabras de Milo que a pesar de su corta edad las entendía y eso solo le lastimaba.
—Cree lo que quieras maldito engendro... Por fin serás útil para esta guerra.—
El mayor se fue alejando del lugar, dejando entre lo más oscuro al pequeño, quien cerro sus ojos con fuerza rogando de dentro suyo que todo fuera mentira.
Continuará...
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