X: El portal del tiempo
Milo se sorprendió al ver que su yo mayor tenía la pieza faltante del báculo de Nike. Lo tomo entre sus manos y lo pego a su pecho, ahora lo entendía todo y porque los caballeros deseaban devuelta a Nike, pues solo ese pedacito transmitía una calidez agradable y guardaba la esperanza en ese cosmos tan cálido.
—Sera mejor que se vaya está misma noche.— Comentó Saga, luego de buscar a su pequeño por toda esa cueva, lo encontró dormido detrás de unas rocas. Se notaba en sus mejillas el resto de lágrimas y el golpe que él mismo le había dado. Con cuidado lo levantó y lo acurruco entre sus brazos. Le dolió en el corazón verlo en ese estado y era por eso mismo que no podía permitir que Milo se quedará más tiempo, pues se notaba que el pequeño en pocos días se había apegado al escorpión menor. Lo cual le haría más daño, pues ya no se volverian a ver.
Milo entendía el reaccionar de Saga, pero algo en el fondo decía que no quería dejar al menor en ese tiempo. Ese sueño que sintió hace unos días lo había sentido tan real que no confiaba en si mismo.
—Saga... Para que confíes en mí, por favor permite que me lleve a Calix conmigo. Sabiendo las intenciones de él.—Hizo una pausa al referirse a si mismo.— No quiero dejar a este pequeño en manos de su posible muerte.
El mayor dudo por unos segundos, el amaba mucho a su hijo y jamás habían estado separados. Pero viendo cómo iban las cosas, tal vez lo mejor era que su pequeño estuviera a salvo en otro tiempo y con el escorpión más joven, estaría más que seguro.
Pero las cosas no eran tan fáciles y eso le hizo ver el escorpión mayor.
—¿Como reaccionara Camus al ver ese engendro?¿Y ya pensaste en lo que sentirá Aioros? Será una gran confusión si Calix va allá...—
—Mi Camus ama a los niños... ¡Y tú mismo fuiste testigo de eso!— El más joven no pudo evitar alzar la voz ante la negativa del mayor.
—No lo amara cuando se entere que ese niño es hijo de Saga...— Esas palabras colaron hondo en Saga, abrazo aún más a su pequeño y recordó que Camus no lo amaba y solo lo busco por tener a un niño que sacrificarían en un futuro. Lo que decía el escorpión era cierto y en el fondo pensaba que el Camus del pasado también repudiaria a su pequeño al saber que no fue hijo de su verdadero amor.— Además creí que necesitas una motivación para traernos a Nike... Si no llegas en dos días, mataré a este niño para cumplir su propósito.
—¡Tu!— El menor estaba por golpear a su versión adulta, no toleraria tal amenaza, pero Saga le detuvo.
—Tranquilizate... Tampoco voy a permitir que toque a mi hijo. Por favor tú solo concéntrate en traer a Nike.—
—No puedo dejar a Cálix... ¡Al menos no con él cerca!—
—Y yo no quiero que mi hijo sufra ante un nuevo rechazo de Camus. Ni cuando me ofrecí a traer a Nike Camus quiso quedarse con Calix. Tuvo una forma extraña de quererlo, pero no la más adecuada.—El mayor dejo a su pequeño sobre un montón de mantas y lo acomodo lo mejor posible para que siguiera durmiendo.— Calix se quedará conmigo.
Fue la palabra final del mayor, Milo trato de protestar, pero debía respetar la decisión del mayor, pero como dijo su yo mayor. El solo hecho que Calix se quedará le serviría de motivación para que el regresara cuánto antes para ayudar.
—Ya vámonos... Está vez utilizaremos el cosmo de Milo. Por lo que los espectros nos encontrarán con facilidad y no podemos arriesgarnos a qué encuentren a Calix.— Dijo son seriedad la diosa, Milo entendió el problema y solo los siguió a la salida de la cueva, pero antes de irse y cuando todos estaban saliendo, se aproximó al pequeño y lo beso en la frente. Sin embargo el pequeño se levantó de golpe y envolvió su cuello con sus pequeños brazos.
—No te vayas... Antes de irse papi también me dió un beso y nunca más regreso. No quiero que eso te pase a ti... Porfavor quédate.— Con sus pocas fuerzas el menor se aferraba al escorpión más joven, a pesar que había llorado toda la tarde, al saber que Milo se iba el llanto regreso con más fuerza.
—Te prometo regresar antes de dos días... Pero sino lo logro en esos dos días, escapa de aquí y no dejes que el otro Milo se acerque a ti. Prometemelo.— Dijo con preocupación, acariciando los cabellos rojos del menor, quien temblando de miedo solo asentía con su cabecita varias veces.
—¿Y cuando regreses, podré ir contigo?— El pequeño se separó de ese breve abrazo mirando con ternura a Milo. Pero en esa mirada se notaba la desesperación y ante ello Milo solo lo volvió a besar en la frente.
—Si.— Milo y Calix se abrazaron con fuerza, y desde afuera se escuchaban los gritos de Saga para que el mas joven saliera.— No tardaré. Te quiero mucho.
Ambos se abrazaron ante la despedida que tenían y sin pensarlo Calix le dejo un beso inocente en los labios del mayor luego de abrazarlo, fue casto y menos de un segundo. Pero sin duda ese beso se convertiría en un lindo recuerdo y sería su primer amor del pequeño.
Por su parte el mayor se quedó sorprendido, ya que fue menos de un segundo que sintió ese pequeño beso tan tierno, no se lo esperaba pero tampoco le molestó, así que solo le sonrió y finalmente se fue.
El pequeño solo sintió una pequeña opresión en el pecho, tenía miedo que pasara lo mismo que le pasó a su papá. Y dentro suyo rogaba que Milo realmente regresara.
En cuanto Milo salió, Saga cerro la cueva moviendo una gran piedra y cuando lo vio seguro los cuatro se dirigieron a otra zona. Bastante alejada de ese cueva, pues no querían que los espectros que rondaban en todas partes los descubrieran.
Al estar lejos del lugar, fue que por fin Saga se detuvo en un lugar que estaba cerca de un precipicio. Bajo de ellos las agresivas olas del mar golpeaban con fuerza y una caída de ahí era la muerte segura, puesto que debajo también estaban las filosas rocas.
—Milo por favor presta mucha atención, porque tú deberás indicar a los otros la manera de abrir un portal en el tiempo.— Advirtió el gemelo mayor, el escorpión menor solo asintió y antes de comenzar Athena le dió otra indicación.
—Se rápido, este portal no dura más de 5 segundos... Y aunque veas que el enemigo viene así aquí, no dudes.— Dijo con voz firme pero luego sonrió con amabilidad.— Y regresa cuánto antes...
Dicho eso la joven se acercó a Saga y puso su manos sobre el hombro del caballero. El escorpión mayor también hizo lo mismo solo que del lado contrario. No esperaron la respuesta ajena y simplemente actuaron rápidamente.
Ambos elevaron su cosmos y cuando cubrieron el cuerpo de Saga con ambas, el gemelo mayor uso su poder.
—¡Another Dimension!—
Parecía un simple portal, sin embargo, una vez que estaba listo la joven diosa creo una esfera de luz en una de sus manos que lo lanzo dentro de ese portal lo que cambio su color inmediatamente y lo cambio por completo, siendo un portal que absorbía todo a su paso.
El joven Escorpion antes de entrar vio que las palabras de Athena eran ciertas, pues tan solo a pasos de ellos venían un montón de espectros. Milo temió lo peor, pero no podía desperdiciar esa oportunidad.
—¡Milo vete ya!— Gritó Saga, el menor cerro sus ojos con impotencia y al último segundo salto dentro de ese portal. Más rápido de lo que pensó ese portal se cerró y lo último que vio fue a los espectros lanzarse sobre Saga y Milo, quienes trataron de proteger a su diosa.
Pero más rápido de lo imaginado su cuerpo desintegro en un polvo de estrellas que recorrió la velocidad de la luz por toda una línea de luz dentro del universo. Simplemente no sintió el tiempo que recorrió el espació, pero en el momento menos pensado su cuerpo volvía a ser el mismo y cada estrella formaba parte de él a medida que se iba acercando a su tiempo y tal como la primera vez que su versión mayor llegó como un niño.
El también así lo hizo, cayó del cielo como una estrella fugaz y por fortuna conservo su cuerpo y forma adulta. Y justo llegó a la entrada de Aries. La luz que lo llevo por el tiempo y espacio desapareció de el y vio que estaba devuelta en el santuario. Pero un gran temor lo invadió al ver el templo de Aries destruido.
—No puede ser...— Milo no quiso pensar que ya empezaba el caos que conoció. Así que tan rápido como pudo corrió templos arriba, los demás templos estaban intactos, pero no había nadie ahí. Su corazón latió con fuerza y al no ver a nadie a cada paso que daba sus ojos se llenaron de lágrimas.—El tiene que estar vivo... Camus estará ahí...
El mismo trataba de imaginar que Camus lo esperaría y que ambos se abrazarian por el tiempo que pasaron separados, pero al llegar a acuario, en el templo ya no se sentía el cosmos ajeno.
Sintió una opresión en el pecho pero continuo, hasta que por fin llegó al templo principal, se sintió mas tranquilo pues de ahí sentía el cosmos de sus compañeros y de su diosa.
—Gracias al cielo... Todo está bien...— Sin pensarlo dos veces el joven Escorpion se adentro a la gran sala, aliviado y feliz de que solo haya sido su imaginación, pero en cuanto entro recibió miradas de sorpresa pero más de odio. Incluso su diosa no quitaba esa mirada de molestia de sus ojos.—¿Que paso?...
Milo miro a todos lados y a pesar que estaban sus compañeros, no veía por ningún lado a Camus.
—¿¡Como te atreves a venir!?— Gritó Aioria, su molestia sono como el mismo rugido del león y Milo no comprendía esa actitud tan hostil.— ¡Maldito traidor!
—¿De que hablas?— Milo estaba confundido, pero nadie le daba respuestas solo lo señalaban.
—¡Rompiste el pacto que a nuestra diosa tanto le costó formar!— Agregó entre gritos Shura.
—¡Una guerra se acerca, por tu culpa Milo!— Gritó Saga, quien era el que más estaba dolido, se acercó al escorpión y le dió un golpe que le dejo en el suelo.— ¡Camus está en peligro por tu culpa! ¿¡En qué estabas pensando cuando atacaste a Minos y Radamanthys!?
—¡No hice tal cosa! Ni siquiera estaba aquí...— Milo trato de explicar lo que vio, pero fueron interrumpidos por el patriarca.
—Milo, no trates de mentir porque la evidencia es obvia... No sé que haya provocado una pelea entre los jueces y tú, pero cometiste un gran error. Estamos en desventaja, sin nike y por si fuera poco, Camus está en manos de Hades.—
Milo sintió un dolor en su pecho al escuchar lo último, su cuerpo tembló y tal vez después de todo no lograría cambiar su futuro.
Ya que ahora más que nunca las palabras de su yo mayor tenían sentido.
"Yo no podía dejar que Camus muriera, prefería ver al mundo en ruinas que perderlo. Por eso entregué a Nike"
—Patriarca, señorita Athena... No Sahori, juro que no hice tal cosa y Camus era testigo de eso. No sé que pasó, pero ni siquiera estaba aquí para haber herido a los jueces. De hecho acabo de regresar de un futuro que no está lejos de nuestra realidad... Ahora eso tiene más sentido, porque si atacamos a los jueces, pero esos jueces son de otra línea de tiempo. No tiene nada que ver con los jueces de este tiempo. Por favor créame...—
La diosa se quedó pensando en esas palabras, pensó que su caballero perdió la cordura. Pues hablaba cosas sin sentido, ella sabía que esos viajes en el tiempo solo lo podía lograr un dios.
—Llevenselo a las celdas... Pensaremos en que hacer ahora y como salvar a Camus, si Hades no lo mata antes.— Ordenó la joven mientras regresaba a sus aposentos, pues solo había pasado una horas de la audiencia con Hades y la preocupación de una posible guerra la abrumaba.
Sus caballeros no tardaron en obedecer, por lo que Shura y Saga tomaron de los brazos a Milo y lo levantaron para llevárselo a las celdas del santuario. Era lo mínimo que se merecía. Eso pensaban.
—¡Sueltenme!— Obvio Milo puso resistencia, había prometido recuperar a Nike para un mejor futuro para Calix pero ahora tenía que encontrar la forma de salvar a su novio. Pues sin el ese niño no existiría.—¡Athena! ¡Tu y Saga son capaces de abrir un portal en el tiempo! Porfavor permite que salve a Camus y después moriré de ser necesario... Pero déjame arreglar las cosas antes de que empeoren.
—¡Ya hiciste Mucho Escorpio! !Pudrete en la celda!— Gritó colérico el caballero de capricornio. Mientras ponía todas sus fuerzas para llevarse a Milo.
—¡Ya nada te salvará Milo! ¡Camina!—
—¡Sino hacemos nada! ¡Está guerra la ganará Hades! ¡Porfavor creanme!—
Shura no hizo caso alguno y luego de llegar a las celdas arrojo a Milo dentro y procedió a cerrar las rejas para marcharse de inmediato, no quería tardar en ir nuevamente al templo principal a buscar una solución. Saga estaba por seguirlo, hasta que Milo le tomo de la mano y le miro con súplica en sus ojos.
—Te sonara loco... Pero ayúdame a salvar a tu hijo, y para lograr eso primero necesitamos salvar a Camus y luego necesito a Nike. Ayúdame porfavor...—
Saga se quedo desconcertado ante esa súplica, esperaba que el caballero rogara por qué lo sacarán de ahí, pero fue grande su sorpresa cuando pedía por alguien más. El también estaba considerando que había perdido la cabeza.
—No te atrevas a engañarme... Que yo sepa no tengo ningún hijo.— Comentó ofendido, separandose del agarre de Milo con brusquedad.
—No ahora... Sino en más de diez años. Su nombre es Calix y sino llevo a Nike a ese tiempo el pequeño morirá. Solo tiene seis años.— El menor prefirió ser sincero directamente, y en el fondo deseaba que Saga le creyera cuánto antes para poder ayudar a las personas que quería.
Por su parte Saga se quedo pensando. Camus había dicho algo parecido del pacto roto hace diez años, el tiempo extrañamente le llamo la atención, pero no fue hasta que Milo saco un pedazo de Nike que por fin se quedó en esa celda a escuchar lo que tenía que decir.
Continuará...
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