Cap 3. "¡Entrename por favor!"

Pasó una semana desde el interrogatorio que le hizo Black a la mortal.

Y por raro que aparente, esta no volvió a aparecer, y al dios ya le estaba mosqueando. ¿Ya no tenía dudas sobre él? ¿Dónde rayos se había metido? Y si, ¿la han matado? Preguntas como estas, pasaban por su cabeza, día que pasaba, día que más dudas surgían y más se planteaba que a la mortal, le pudiese haber pasado algo.

Pero al hacer la semana del interrogatorio. Black se encontraba en su cama, mirando al blanco techo. Hasta que se empezó a escuchar un escandaloso sonido, era como si alguien intentará colarse en su cabaña. Con sigilo, bajo al lugar de procedencia del sonido. Al llegar, una imperceptible sonrisa se dibujó en su rostro, y es que, la persona que había entrado, era ni más ni menos que, ¡Arui! Toda hecha un desastre, pero era ella.

El dios se acerca a la mortal, que se limpiaba la ropa con una sonrisa satisfactoria. Mientras él se preguntaba, ¿qué rayos le había pasado para acabar de aquella manera?

-¿¡Que haces entrando en mi morada sin mi consentimiento!?- Dice fingiendo molestia, a la vez que le tendía una mano para que se alzará. Confundiendo así a la mortal.

-Necesito hablar contigo, Blacky.- Exige la chica una vez en pie. Confundiendo ahora al dios.

-Se rápida, no tengo ganas de aguantar tus tonterías.- Dice el dios mientras se sienta en el sofá.

-Vale, tsun-de-re.- Dice con una sonrisa y se sienta junto a un Red Goku, de lo rojo que estaba.- Si no recuerdo mal, hace poco, me dijiste que eras muy fuerte, ¿cierto?- Dice, recordando aquellas palabras, que el dios, había dicho alguna vez con el fin de ahuyentarla.

- Sí, cierto, podríamos decir, que al nivel de un dios.- Dijo orgulloso, desde hacía un tiempo, había desistido el hecho decirle que era una divinidad, ya que aquella, no escuchaba sus palabras y si alguna vez se enteraba podría no volver a aparecerse por allí, y eso no se lo podía permitir.

-Me sirve.- Dice pensativa, luego de esto, se puso a su frente y se arrodilló.- Blacky, ¿podrías enseñarme las artes marciales?.- Él se sorprendió ante tal acto, no era cuestión de todos los días, verla actuar de aquella manera. Black estaba acostumbrado, a ver a las personas suplicarle por piedad, pero no porque les enseñará a usar tal poder. Pero una cosa ya estaba clara, Arui no era humana y sus actos lo reflejaban.

Hay que pensar en esto, y es que la respuesta de Black, si lo pensáis, por su situación, es muy lógica. Uno llevaba tiempo sin verla. Y dos el desconcierto que su acción le había generado, era de gran importancia. Con estas dos cosas en mente, ya podéis averiguar, que un no, no iba a ser.

Tras un rato de silencio, y el shock del dios menguar, este habló.- Bueno, habrá que ver tu potencial.- Dió su respuesta y salió de la habitación. Para luego volver, con un dogi naranja, que había guardado de su última visita a la montaña Paoz.- Toma, ponte esto.- Y le lanza el dogi. Ella lo miró y luego miró al dios.- ¿Qué te pasa, no te lo vas a probar?- Esto más que una pregunta parecía un mandato, pero ella lo miraba con pena por la estupidez de aquel dios.

-No me lo puedo poner contigo delante, ¿dónde está el baño?- Él algo confundido, se lo señaló y ella se dirigió a este para cambiarse.

Pasaron unos minutos, y la chica no salía, así que Black, decidió entrar al baño, para ver, si ya estaba lista. Se dirigió al baño y abrió la puerta. Cuando esta se abrió, toda la habitación estaba llena de vapor, pero poco a poco, este se fue exparciendo dejando ver a Arui, con dos enormes cántaros intentando cubrirlos con las manos y solo la parte de arriba del dogi.
Al verla en tal pose, por primera vez, de la nariz del dios, salió un chorreón de líquido rojo mientras miraba a los pechos de la chica, con la baba cayendo.

-¿¡Que haces dejenerado!?- Preguntá Arui, sacandolo de sus pensamientos.

-Venía a ver si ya estabas.- Dice mientras se sonroja en el proceso. Ella, lo empujó por la espalda hasta sacarlo del baño.

Pasó un rato más, hasta que, toda roja, Arui salió del baño indignada. Ya lucía el dogi y, como por arte de magia, le quedaba como un guante, estaba preciosa, haciendo que pronto volviera la hemorragia, obligándole a ponerse otro algodón en la nariz.

-Te queda muy bien.- Sonaba como constipado. Mientras miraba todas sus curvas. Pero claro, esto no le hizo gracia a Arui, que ya de por sí estaba enfadada. Así que sin mediar palabra dejo la casa, pero antes de salir dijo.

-Mañana vendré, ya tuve suficiente por hoy.- Y se marcha, teniendo que aplazar así la prueba.

Black se quedó solo y desconcertado. Intentaba entender porque su cuerpo había reaccionado al ver a Arui así, si no era la primera vez que veía a una humana en ese estado. Siguió dándole vueltas, hasta que se hizo de noche y se fue a dormir, para el día siguiente volver a lidiar con esa rara mortal.

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