Capítulo 6
Pov. Alexia
No me lo puedo creer, es precioso, es una caverna, tiene una especie de cascada que cae a un lago conectado a un río, hay vegetación por todos lados, no sabría decir que especies vegetales, nunca las había visto, miro al techo y me doy cuenta que la luz, no es del sol, sino de uno cristales brillantes en el techo, no me lo puedo creer.
-¿Te gusta? - me pregunta Axel.
-Me encanta - le respondo con una sonrisa - lastima no haber traído un traje baño.
-Mete te desnuda, nadie te verá - lo fulmino con la mirada.
-Tú me verías.
-Si quieres, yo también me meto desnudo y así estamos iguales - me dice el muy descarado.
-No - le digo firme.
-¿Y en ropa interior?
-Tú hasta que no te dé un golpe no paras - digo negando con la cabeza y él se ríe.
-Lo siento, pero tenía que intentarlo, deberías de oír las cosas que grita Fenris en mi cabeza.
-¿Qué es lo que dice? - pregunto confundida.
-Mejor no lo sepas - ¿qué quiere decir con eso? - vamos a pasear un poco.
Yo asiento y él, sin pedirme permiso, me coge de la mano, por lo que, otra vez, siento esas extrañas descargas, que lejos de ser molestas o dolorosas, la verdad es que se sienten bien, lo cual es raro, ya que nunca permito que nadie se me acerque, mucho menos un chico que solo conozco de dos días.
Bajamos la pendiente con cuidado, Axel no se despega de mí para ayudarme a bajar, la zona es un poco resbaladiza, y yo soy humana y llevo botines con un poco de tacón, mala combinación para este tipo de cosas, pero en mi defensa diré que no sabía a dónde me iba a llevar.
Una vez bajada la pendiente, Axel me guió por todo el lugar, la verdad es que es muy hermoso, y los cristales del techo dan bastante luz, pero también al estar todo cerrado,no sé en que punto del día nos encontramos, aunque no creo que llevemos tanto tiempo aquí.
-¿Cómo encontraste este sitio? - le pregunto.
-Por casualidad, larga historia - me dice.
-Tenemos tiempo - digo y me siento.
-Vale - dice y también se sienta - como creo que ya sabes, soy híbrido, aunque soy más licántropo que brujo.
-Sí, lo mismo ocurre con tu hermano, y con Atenea es lo contrario - digo recordando las palabras de Aitana y Atenea explicándome esto.
-Así es - me dice con una sonrisa - bueno, a pesar de ser más licántropo, mi madre, igual que a mis hermanos, me ha enseñado a usar la magia, aunque no se me da muy bien.
-¿Descubriste este lugar por accidente con un hechizo? - le pregunto medio riendo.
-Más o menos - me dice con una risita nerviosa - se suponía que con un hechizo tenía que activar un cristal, que me ayudaría a encontrar algunas hierbas para una poción.
-¿Y qué pasó?
-Digamos que el cristal salió volando y yo tuve que perseguirlo - me río a más no poder - al menos ya me había transformado, por lo que me convertí en lobo para poder alcanzarlo.
-Y así encontraste este sitio - afirmo sin dejar de reír.
-En realidad, se quedó a mitad de camino dentro del túnel, y yo de curioso, seguí hacia adelante para ver si realmente me había guiado hacia las plantas que necesitaba.
-¿Y lo hizo?
-No, aquí no hay ninguna de las hierbas que necesitaba - me río todavía más - pero encontré este hermoso lugar.
-Eso es cierto - digo sin dejar de reír.
Seguimos hablando un poco más sobre nosotros, principalmente historias graciosas, no necesariamente nosotros los protagonistas, él me contó cómo Aarón se calló de un árbol porque se asustó de una ardilla, y yo le conté de la vez que la cabeza de Luis se quedó atascada con el cuello de una camisa y se chocó con la puerta del armario.
-No me lo creo - le digo entre risas.
-Te lo juro - me dice también entre risas - Atenea a los 7 años creó una planta carnívora gigante en el comedor.
-¿Y qué pasó?
-Se comió toda la comida, y mi tío Mark llamó glotona a la planta - me parto de risa - mi madre lo arregló todo, pero las cocineras tuvieron que volver a preparar la comida.
-¿Qué pasó con Atenea?
-Mi padre no quiso involucrarse, no quería arriesgarse a que Atenea crease otra planta carnívora y que se lo comiera - me río a más no poder.
-¿Y Aitana?
-La encerró en su cuarto hasta que se aprendiera el libro de hechizos que estaba leyendo de memoria.
-Ni tan mal.
-Ya, Atenea siempre ha sido la favorita de mama en ese aspecto, no es que me queje, al contrario, me alegro, yo prefiero mantenerme lejos de la magia, soy un desastre.
-Tampoco creo que sea para tanto.
-Sí, sí que lo es, si dices eso, es porque nunca me has visto haciendo un hechizo.
-Pues haz uno.
-Noo - dice asustado.
-Sííí.
-No.
-Sí.
-No.
-No.
-Sí.
-Te pillé, ahora haz un hechizo.
-Maldita sea - se queja.
Se levanta del suelo, yo hago lo mismo y me pongo detrás de él, quiero ver cómo hace un hechizo, no quiero que salga mal y me dé a mí, mejor que le dé a él. Dice un puñado de palabras que no logro entender, hace un par de gestos con la mano, y, no veo nada, ¿qué se supone que tenía que pasar?
-¿Qué se supone que has hecho? - pregunto mirando a todas partes.
-Mira hacia el lago - hago lo que él me ha pedido y veo como el agua del lago ha subido de nivel, haciendo una especie de montaña.
-Atiza - digo al verlo, Axel se ríe - ¿para qué sirve crear eso?
-No lo he creado en sí, ahora estoy controlando el agua, tanto su movimiento como forma - mueve la mano y el agua también se mueve.
-Increíble - digo mientras veo como mueve el agua.
-Sí, mira esto.
Mueve la mano y cambia la forma del agua, una flor, una mariposa, un lobo, y más formas, yo lo observo todo desde su lado, dice que es un desastre con la magia, pero yo lo que veo es lo contrario, además de que es precioso, la luz de los cristales da un brillo al agua, que lo hace ver como con los colores del arco iris.
Nunca en mi vida había visto algo parecido, todo es tan mágico e irreal, Cristina tenía razón, debo darle a esto una oportunidad, por ahora me está gustando todo lo que he vivido, además, quiero intentar domar a la fiera, y con la fiera me refiero a Fenris.
-Alexia - me llama Axel y lo miro.
-¿Sí?
-Mira esto - dice y vuelve a ver el agua.
Yo también vuelvo a ver el agua, el hace un par de movimientos con las manos, y la imagen del agua se distorsiona intentando adquirir la nueva que Axel quiere adoptar, el agua se sacude y yo me echó para atrás, eso no lo había hecho en las otras ocasiones. De repente, sale un chorro de agua y empapa a Axel por completo, y yo hago lo que cualquier persona normal habría hecho, reírme a carcajadas.
-¿Te hace gracia? - me pregunta intentando quitarse un poco el agua.
-Sí, y mucho, se nota que no se te da bien la magia - digo entre risas.
-Ya, eso ya te lo dije yo - me dice aún intentando quitarse el agua - te gustaría un poco de agua - me dice con una sonrisa traviesa.
-Oh no, no, no, no.
Salgo corriendo para evitar que Axel me moje, entre eso me acerco al lago por culpa de que Axel me acorrala, me intenta empujar, pero con tan mala suerte que es él quien cae al agua, por lo que acaba aún más empapado, y yo me río todavía más. Veo las intenciones de Axel de querer tirarme al agua, por lo que me alejo de la orilla.
-No, no te vas a salir con la tuya, al menos esta vez - le digo.
-No creo que haya otra - me dice - si te vas, no va a volver a pasar.
-Ya, pero por el momento no voy a volver, por lo que espero volver aquí otra vez - digo nerviosa, lo miro, y lo veo en shock.
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