~3~#El primer ataque#
[No importa cuanto lo niegues, en lo mas profundo de tu ser, el pecado es latente]
Misaki recordaba un tiempo lejano, bueno, quizás no tan lejano pero de que había pasado tiempo no era mentira, ese tiempo de secundaria donde todo le llamaba la atención y la más mínima cosa era impresionante y genial, todo eso cambió al unirse a homra. Lo extraño se volvió cotidiano y podía afirmar que ya no sentía la misma emoción y fascinación por lo genial como cuando era más joven, los strains no eran más que una molestia, las confrontaciones con mafiosos que querían pasarse de listos eran un tema seguido; Yata Misaki ya no sentía esa emoción aniñada de antes, y su único consuelo para salvar esa pequeña parte de él que casi desaparecía era la fascinación por su clan, sus amigos y su rey, la persona que lo salvó de las calles como un héroe de sus múltiples comics que desde hacía mucho tiempo dejó de leer.
Por ese motivo el que ahora estuviera tan sorprendido era en verdad un logro, y no sabía si creerle a ese extraño gato o simplemente ignorarlo y seguir con su vida como llevaba haciéndolo hasta ahora.
-No estoy interesado en esas cosas, puedes irte a buscar a alguien más porque yo me niego.
-Y yo que creí que podía pedírtelo a ti Yata Misaki, puedo ver en ti un gran potencial para hacer un contrato conmigo.
-me importa una mierda si vez o no un potencial en mi.
El bate del chico ya apuntaba a kyubey y esos ojos fieros de color cobrizo no mostraban signos de dudar siquiera un instante.
-entiendo, aun así estaré cerca por si cambias de opinión Yata Misaki-Agito su blanca cola-Es posible que pensando en como sería tu deseo te haga cambiar de opinión,¡Nos vemos!
Suspiro al ver como ese gato saltaba por la ventana para desaparecer.
-Un deseo, que estupidez-Aunque su mente no paraba de gritarle que sí tenía un deseo.
Se tiro con pereza en ese mueble azul descolorido y desgastado, así que un deseo, en lo personal él no tenía uno y si no tuviera esa condición tan extraña para pedirlo entonces pediría algo simple, quizás una nueva patineta o unos mejores auriculares, un deseo extremo sería al fin dejar esos nervios al estar frente a una chica pero a estas alturas y teniendo en cuenta sus sentimientos dudaba que le sacara provecho a eso, lo quisiera o no a su mente solo venía un nombre y un apellido, Fushimi Saruhiko una persona que pese a que lo tenia enfrente era inalcanzable.
-Porque nos odiamos, porque somos enemigos, porque yo soy de homra-su mano subió para apretar la camisa justo donde estaba aquella marca característica del clan rojo- y él es de scepter.
Ese no era el único problema, a Saruhiko le quedaba bien el azul por muy frustrante que fuera, le quedaba mucho mejor que su amado rojo.
Su día se resumió solo a eso, quedarse tirado en el sofá, martillandose la cabeza con sus problemas personales y con el constante recordatorio del dichoso deseo que kyubey le había mencionado; otra cosa que debía admitir, el pensar... simplemente no era para alguien como él, para los impulsivos el mero hecho de pensar era un inmenso logro ya que sus cuerpos tendían a reaccionar de inmediato y no pensaban en las consecuencias o eso quería pensar él porque no se explicaba el como siempre terminaba metido en problemas, hasta que algo hizo click en su cabeza y como una fea jugada del destino casi pudo escuchar el molesto tono del pelinegro "te equivocas mi-sa-ki~ a esas personas se les llama idiotas" o algo por el estilo y solo pensarlo hacía que se le hinchara la vena de la furia, no debería estar teniendo tantos pensamientos, incluso se había negado a darle más vueltas a la propuesta del estúpido gato ese, la única razón por la que seguía dándole vueltas es porque la propuesta de un deseo de cualquier tipo era demasiado tentadora y vamos cualquier persona no dudaría en tomarla, pero el -por esta vez aunque sea- le hizo caso a izumo de pensar antes de tomar una decisión.
-Me pregunto si hice lo correcto...muchas personas no hubieran dudado en aceptar la propuesta, AGGGG ¡¡¡ESTOY CANSADO DE TODA ESTA MIERDA!!!! -rodó en el mueble hasta caer de senton - saldré a dar una vuelta eso me despejara.
Haciéndole caso a su idea tomó su fiel patineta y sus auriculares, colocó música a todo volumen y salió de su sencillo departamento. Pasó entre las personas, esquivándolas y evitando tocarlas, ni siquiera las rosaba pero se sentía extraño, mareado incluso.
"canto una canción, ¿sera una maldición? robare ese rostro de amargo dolor, olvida la vida y abraza la desesperación, cae en el vació que te traerá la salvación"
Movió su patineta para dar un salto de la acera y caer en una pequeña placita del centro, no podía escuchar nada al tener la música a todo volumen pero si detuvo su patineta viendo extrañado la placita normalmente concurrida y que ahora estaba completamente vacía, no había nadie cerca.
"Un rostro de dolor, un corazón amargo y una vida desdichada, ve el final como el comienzo y el comienzo como el final cierra los ojos y ve a un mejor lugar, en donde las maldiciones y agonía te van a salvar"
Los auriculares cayeron con un golpecito seco en el suelo, Misaki llevándose las manos para taparse los oídos, esas voces en su cabeza eran horribles, la sensación terrible, ¡no podía sacárselo de la cabeza!
-¿Que mierda... Es esto?- apretó con fuerza sus oídos y de golpe su mente quedo en blanco.
Misaki se movió con mucha lentitud para comenzar a caminar, no escuchaba nada, solo veía y caminaba por puro impulso, no era plenamente consciente de como dejaba sus cascos tirados en el suelo al igual que su patineta llendo hacia un lugar que no reconocía.
Escuchaba el sonido de un ascensor y la sensación de como subía unas escaleras hacia un punto donde el viento meció sus cortos cabellos.
¿Donde estoy?
"Falta poco, falta poco la reina te espera en el trono, en donde sentirás paz y armonía ante la muerte de otros, ven aquí, ven aquí y sirve a tu propósito"
Solo bastó la mención de reina para que Misaki parara en seco, ¿que estaba haciendo? Él no tenia una reina, él tenia un rey, ¡¡Suoh Mikoto era su rey!! entonces ¿porque? ¿porque no podia mover su cuerpo a voluntad? ¿porque lo sentía tan pesado? Esas molestas voces en su cabeza que no paraban de atormentarlo, lo único que se le ocurrió fue usar toda su voluntad para mover la cabeza y golpearsela con fuerza contra la barandilla, para su sorpresa había funcionado y justo a tiempo, el edificio donde estaba era uno de los más grandes de ciudad Shizume contando con 40 pisos y dando una sensación de vértigo nada más estar en el piso 15
-Y... Yo estuve a punto de... -No había que ser un genio para darse cuenta por la posición que efectivamente Misaki estuvo a punto de lanzarse, estuvo a punto de suicidarse.
-Esto no lo ocasiono un Strain... Un strain no tendría este tipo de habilidad-Un sudor frío le recorrió toda la columna vertebral y recordó unas palabras plasmadas en su cabeza y que hasta ahora quiso olvidar.
-Las chicas mágicas son aquellas que pelean contra brujas y espectros para proteger el mundo-
-Una bruja... Acaso lo que me pasó fue ocasionado por una bruja? O quizás un espectro?- Trago saliva - ¿Enserio existen? Pero ¿porque yo? ¿Sera esto obra del maldito gato ese?
Tantas preguntas sin una respuesta y no podía ir directamente a donde su rey a preguntarle, menos a la princesa, estaba seguro de que apenas volviera Anna le exigiría respuestas de lo que vio a través de sus canicas, la niña siempre sabia cuando algo malo le pasaba a los de homra y para su pesar estuvo a punto de suicidarse. Era mejor para él guardar el secreto hasta que estuviera 100% seguro.
Fue cuando desde esa posición y desde esa altura reconoció una figura, la persona que estuvo a punto de desaparecer de su cabeza por el problema con kyubey y que con solo verlo volvió a ocupar cada espacio de su mente.
- Saruhiko...
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