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-Definitivamente, eres un tope... - Enfurecida, le alegaba, mientras tenía ganas de ponerle una de las muletas en la cabeza, si es que tuviera alguna. La herida fue mas grande de lo que pensé y tuvieron que dejarme en silla de ruedas por unas semanas, por poco me coge la vena femoral y casi todo se pierde, además la pierna sufrió daño por estar aplastada bajo los escombros, ya había pasado una semana y estaba frente a un verdadero desastre.

Había un par de copas rotas, unas tiras de carne mal cortadas, la cebolla deforme una olla quemada y la cocina sucia.

-Bueno hombre, es lindo que hayas querido tener un detalle con tu compañero, pero, debes de ser consciente de que tu fuerte no son este tipo de tareas. -Suspiré en señal de consuelo, el chico que me llamó estaba a un lado de la barra con la cabeza hacia abajo, las manos tomadas una de la otra en la parte del frente y hacia bajo igualmente, del cual solo escuché decir un:

-Lo siento mucho... ¿Puedes ayudarme? – Preguntó esta vez alzando su cara, parecía un niño pequeño.

-Bueno este no es el fin del mundo. – Arrastré mi silla hasta donde estaba el mesón. – Pero para poderte ayudar, necesito que me ayudes con algo, se va a escuchar extraño, pero necesito estar sobre los mesones y no podré hacerlo si me encuentro sentada. – Mencioné esto último para volver a la entrada de la cocina. El me miró extrañado.

- ¿Cómo vamos a hacer eso? – Preguntaba mientras me miraba y al mismo tiempo examinaba el lugar.

-Bueno... - Me puse a pensar igual, hasta que algo me llegó a la cabeza. – Creo que solo necesitamos de una silla de oficina y cinta de cualquier tipo. – El joven alzó una ceja.

- ¿Estás segura? ¿No es una locura? – Cuestionó mientras traía la silla, luego hizo un gesto de asombro como si se le hubiera iluminado el cerebro.

Lo demás es historia, el solo me cargó y me colocó la rodilla enferma sobre la silla, aunque dolió un poco al principio, después me ató con la cinta para que la silla no se saliera y me cayera al piso.

-Entonces, ¿Sopa de algas y comida tradicional de Gwangju? – Pregunté mientras picaba las verduras el chico asintió mientras este trataba de resbalar el cuchillo entre las cebollas. – Déjame guiarte, - sentencié de forma alegre y pacífica mientras me moví por detrás de él sujetando su manos con las mías para hacerle guiar el cuchillo de forma correcta, evitando que ambos nos pudiéramos cortar.

- Es mejor si no tiemblas, creo que a base de que no puedas hacer este tipo de cosas, es porque te estresas demasiado, no es como si cometer un error en la cocina fuera el final del mundo, no está mal si rompes un par de cosas. Para ser alguien que se ve demasiado seguro, eres muy nervioso. – La tarde caía como una mosca a un limpiaparabrisas.

- Lo sé, es que siempre que trato de hacer algo, lo termino dañando o rompiéndolo, suelo... - Lo interrumpí.

- Sueles abusar demasiado de la fuerza que usas, debes controlar un poco más eso. No me imagino como será el día que tengas esposa y te cases. – Alcé una ceja el me giró quedándonos de frente.

- ¿De qué demonios hablas? ¿No es que eres aún menor de edad como para hacerte este tipo de atribuciones? – Formulaba con el ceño fruncido mirando hacia a mí - ¿Qué les enseñan en una aristocracia?

- A ser una completa inútil – Respondí a secas mientras seguía preparando los necesario para la comida. – Debes ser buena chica, prepararte para tu esposo, aprender de modales, costura, cocina, como debes caminar, hablar y usar los cubiertos. – Dejé las algas listas sobre la mesa y suspiré - Es curiosos que te enseñen a hablar cuando ni siquiera puedes hacerlo después de que te casas. Debes de prepararte para los hijos, - Lo miré de re ojo - Supiste lo que le paso a Diana de Gales, ¿Verdad?

- Si supe algo de ello, sé que su matrimonio no fructífero, pero ¿Qué tiene que ver eso con el comentario que me acabaste de lanzar? ¿Tan retorcida tienes la mente para solo tener 15 años? – Me miró, ¿Se enojaría porque me fui demasiado por las ramas? Pensé para poder argumentarle luego.

-Bueno, sin ofender, pero no me refería al sexo si eso fue lo que pensaste... O bueno sí, no sé mucho de ese tipo de relaciones, no son lo mío. A lo que me refería a que no puedes estar tan inseguro de lo que hagas todo el tiempo, los seres humanos vinieron a este mundo es para aprender, no puedes estar pidiendo disculpas o pidiendo perdón por algo que es normal hacer. Estas aprendiendo y lo más lógico que te equivoques, es como cuando aprendes a poner pañales, los primeros te quedaran torcidos o sueltos. Los últimos ya quedarán bien colocados y el bebé no tendrá ni quemaduras ni derrames. – Mi cara se puso en un tono nostálgico, las pequeñas flores que medio se escondieron del invierno, empezaban a brotar junto con la nieve que se desaparecía. Traté de imaginarme la escena, pero solo me dio una punzada en corazón con deseos de morir ahí mismo, mi corazón se encogió de la aflicción que estaba sintiendo, al saber que yo misma estaba juzgando y al parecer para mal, a un humano que era mucho mejor que yo. Al saber que cosas como las que describía antes, jamás me pasarían en mi vida. Durante esa milésima de segundo. Me sentí...

Tan invisible,

Tan efímera,

Tan vacía,

Tan insignificante, tengo una daga penetrante en mi mecho, un punzante que no ha dejado de sangrar desde que nací, desde que tengo memoria. Su voz fuerte me hizo salir de mis pensamientos para regresar al mundo "Real"

¿Qué es el mundo real? Me pregunté.

-Tendrías razón, pero es que yo toda la vida he sido así, no todos somos buenos en todo, Odell. – Sentenció.

-Es verdad, - Afirmé con una voz lejana y vacía que, para mi suerte, él no lo notó. Era mejor así, era mejor que no supiera que me estaba muriendo por dentro, me limité a sonreírle. – En mi caso, soy mala con las relaciones interpersonales. – Refuté a mi defesa. – Pero, ¿Sabes cuál es la diferencia que tienen los seres humanos? Que ellos tienen la capacidad de mejorar y de cambiar cuando tienen la voluntad propia y el amor para hacerlo. – Le coloque una de mis manos en un hombro a muy de mi pesar de que solo mido 1.58 m.

- Nam Joon, querido, la cena para el cumpleaños de Hoseok está lista y perfecta, pero déjame decirte que no hay pastel. ¿Quieres que vaya por él? Yo lo doy como obsequio.

- Pero, tu hiciste todo esto, - Sonrió.

- Fue tu idea, y tu ayudaste. Además, te las ideaste para empezar de la nada tu solo, así que, por favor, déjame de nuevo en la silla de ruedas y voy a comprarla en seguida.

Y así fue, compré una torta de... Me quedé congelada en el mostrador.

Mierda, yo no pregunté antes de venir, que inteligente Odell, que inteligente.

Y ¿Si llevo cualquier cosa? No, idiota ¿Cómo vas a llevar cualquier cosa?

Iba a escoger uno que tenía fruta por encima hasta que me llegó un mensaje a mi teléfono:

Que la fuerza te siga acompañando, querido guerrero participante hoy nos reuniremos a las 22 horas

-Que me lleve el demonio... -Dije de forma irónica, compré el pastel y armé de fuerzas para decirle a NamJoon que no podía estar en el cumpleaños de Hobi, fui hasta su casa de nuevo, le entregué el pastel por la ventana de la cocina porque resulta que no encontró sus llaves. 

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