5. Suay Village

"Por favor, por favor, Dios no me abandones. Seré bueno, el mejor hijo, el mejor novio, el mejor amigo, todo lo bueno que pueda dar, lo daré, pero no me arrebates su amor, no permitas que suceda."

—¿Off? —habló entonces, claramente, necesitando una respuesta.

—Bien —dijo entre dientes.

Se quedaron unos minutos en silencio. Gun soltó un suspiro y cuando Off lo miró con el rabito del ojo, notó que una sonrisa triste se dibujaba en su rostro.

—Me pregunto por qué te resulta tan fácil alejarte de mí, siento que me echas de tu vida —Lo dijo en voz baja, pero no lo suficiente, Off escuchó.

—Yo no-

—Lo haces. Estás diciéndome que resultará fácil empacar todas mis cosas y enviarlas a casa de mis padres y así, de esa manera, simplemente terminar conmigo.

—No quiero que los dos nos convirtamos en extraños. No quiero que te molestes conmigo. No quiero que me guardes resentimiento y tampoco quiero hacerlo, y sobre todo, no quiero que me odies. Y ante lo que está ocurriendo, evidentemente uno de los dos debe dar el brazo a torcer, tu o yo, uno debe ceder aquí, y tengo miedo de a dónde nos lleve eso.

—No entiendo.

—Si te quedas en Phanadul, el resentimiento crecerá en ti. Si me haces mudar a Gunilandia, es posible que nunca te perdone ¿Cuál es el punto de estar juntos sea cual sea el lugar que elijamos? No seremos lo que somos ahora, las cosas cambiaran completamente. No seremos Off y Gun.

—¿Gunilandia?

Off no pudo contener la risa al ver que Gun estaba confundido.

—¡Off! —Gruñó claramente indignado porque Off se había atrevido a burlarse de su pueblo natal.

—Mierda —gruñó— ¿No te das cuenta Gun? Podría lastimarte.

—A mí me parece que tienes miedo de que sea yo quien te lastime.

El silencio volvió a llenar el auto, pero lentamente Gun, se acercó y besó su cuello, haciéndolo sentir nervioso. Off inclinó la cabeza hacia el otro lado, dándole más espacio, invitándolo a continuar.

—Tienes que... detenerte... Gunnie.

—Uh-huh, —fue su respuesta, mientras chupaba suavemente la piel, haciéndolo estremecer.

—Oh Gunnie, que podemos chocar... detente, ya casi llegamos.

—Eso no sucederá. Detén el auto ahora.

—Oh.

Off detuvo el auto una vez más y al hacerlo, se giró hacia Gun, notando las pequeñas manchas de colores, como pecas salpicadas, en su rostro

—¿Es la exhibición de mañana?

—¿Eh?

—Es que tienes pintura en la cara y supongo que hasta antes de subir al auto estabas pintando ¿o me equivoco? —Retiró el cinturón y se inclinó hacia la guantera, para tomar los pañitos húmedos, teniendo a Gun respirando su aroma, cerca, muy cerca. Volvió a su asiento y limpió delicadamente el rostro de su pequeño pintor.

—Max, necesitaba ayuda, no pude negarme... —Off, le acarició suavemente el rostro y colocó un rizo detrás de su oreja— Off —ronroneó.

—Entonces dejaste todo listo.

—Dejé todo listo —Repitió, recuperando el aliento, porque las cálidas y grandes manos de Off, lo hacían estremecer.

—¿Qué pasa Gunnie? —Off preguntó. Sus ojos abriéndose muy grande al notar el sonrojo del más bajito.

—Solo tú...

—¿Solo yo?... Tú lo empezaste.

—Pero te importo lo suficiente como para ceder.

—¿Importar? ¿Estas bromeando?

—Mmm —rápidamente Gun, se inclinó sobre él, deslizando una de sus manos sobre su pecho—. Off Jumpol, mi sensei... hermoso y fuerte.

Off iba perdiendo, Gun lo acariciaba y hacía que su cuerpo se sintiera como gelatina, cuando lo tocaba.

—¿Lo soy?

—Sí —Lentamente Gun deslizó su mano por debajo de la camiseta de Off, viajando lentamente por su marcado abdomen, haciendo que el deseo se incrementara rápidamente.

—¿Y entonces qué...?

—Dios, me encanta tocarte —dijo interrumpiéndolo y casi sin aliento, porque Off rápidamente había deslizado una de sus manos hacia su entrepierna—. Eres, como, una dura pared de músculos. Y tus manos ohh...

—¿Tú crees? —Sonrió— solo soy normal.

—Detente.

—¿Qué?

—Te mostraré que eres todo, menos normal.

Lo miró fijamente y perdió completamente, soltando una sonora carcajada.

—¿Quién eres?

—Tu Gun —gruñó como respuesta.

—¿Oh, no te hice nada y ahora estás enojado? —Off sonrió y besó la comisura de su boca.

—No estoy enojado... o tal vez si... quizá si me das otro beso...

Off acunó su cara entre sus manos, maravillándose —como siempre lo hacía— de que el pequeño de grandes y hermosos ojos marrones, adorable naricita respingona y los labios más bellos que había visto en su vida le pertenecía solo y completamente a él. Y lo besó dulcemente en los labios, robándole el aliento, sus lenguas encontrándose y acariciándose mutuamente, húmedas y necesitadas de contacto.

—¡No puedo evitarlo! Estoy tan jodidamente nervioso —Gun gritó tembloroso, rompiendo el beso.

—¿Por qué estarías nervioso Gunnie?

—¿Estás bromeando? Mi vida entera está pendiendo de un hilo. Ahora mismo podríamos terminar con una relación a larga distancia y eso me aterra. ¿Si entiendes que eres el amor de mi vida?

—¿Qué? —Off lo miró receloso— ¿Larga distancia?

—Esto es lo que he tratado de decirte —dijo, exasperado—. Incluso si no puedo verte más, ¡no! Incluso si no puedo verte todos los días, no puedo permitir que terminemos. Nunca vamos a terminar, jamás quiero que dejemos de ser tú y yo. Te amo demasiado mi adorado sensei.

—¿Pero cómo funcionaría eso? ¿Cómo podría-

—Por favor Off, no pienses en eso ahora —suplicó—. Por favor.

Off se quedó sin argumentos y aceptó, porque durante todo el viaje ya se habían causado daño el uno al otro, y eso no estaba llevándolos a ningún lado.

Llegar a Suay Village, fue un poco surrealista, para empezar, nunca antes había estado en un lugar tan pintoresco, en realidad pasé toda mi vida en la ciudad, así que estaba muy asombrado por lo que observaba, desde el letrero de bienvenida a la ciudad que decía población: 5257 habitantes, hasta la extrema decoración de cada casa a lo largo del pueblo, bueno la calle principal que era por la que iba conduciendo.

En el pueblo tenían una escuela con los tres niveles de educación, un supermercado y algunas tiendas pequeñas. Había farolas, luces y adornos con motivos navideños, decorando las vitrinas y fachadas de los establecimientos, desde el más modesto hasta el más grande. Podías sentir que la navidad estaba a la vuelta de la esquina.

Tuvimos que detenernos y pasar por el supermercado a comprar algunas cosas para la casa. Todas las personas con las que nos topamos desde el momento que aparqué el auto y entramos en el lugar, lo saludaron, y cuando volvimos a salir —mientras caminábamos— muchas personas se acercaron, lo abrazaron y una que otra levantó la mano desde el otro lado de la calle, a manera de saludo.

—Te ves muy gracioso —Me dijo de repente, mientras soltaba una carcajada— parece que tus ojos se saldrán de su orbita

—Yo... es que... Dios pequeño, esto es muy extraño.

—¿Por qué?

—Porque todos te conocen, eso me asusta.

—Así son las cosas por aquí. La gente está pendiente de ti, se preocupa sinceramente y-

—¡Gun! ¡Oh Jesucristo!

Gun se giró, olvidando continuar con su explicación, y se topó con un grupo de mujeres, algunas de ellas parecían tener su edad, pero también había una que lucía muy mayor. Lo abrazaron, lo estrujaron, lo llenaron de besos, pellizcaron sus mejillas y revolotearon su cabello, luego cuando terminaron de alborotármelo todo —oh mi pobre pequeño pintor— ellas posaron sus ojos en mí. Me aterré, todas me miraban insistentemente y sin querer, retrocedí un par de pasos.

—Oh Gunnie... ¿Es este tu prometido? —Preguntó la mujer mayor— ¿El policía?

—Sí —confirmó, sonriéndole—. Y no —la mujer pareció confundida. Él no es policía. —A ella pareció importarle poco, simplemente me miraba como si yo fuera una presa y ella, y las demás mujeres que la acompañaban, estuvieran muertas de hambre—. Bueno ya que están todas juntas, hacen fácil el presentarlos. Él es Off Jumpol —dijo mirándome— Off, ellas son-

Gun no había terminado de hablar, cuando sentí que unos brazos me atrajeron. Nunca había sido tan empalagosamente acosado.

Una vez que pudimos huir de los innumerables besos, abrazos, pellizcos de cachetes y jaloncitos de nariz, logramos llegar al auto, una vez acomodados en nuestros asientos, Gun me dio indicaciones para continuar rumbo a casa de sus padres. Este viaje estaba tomándose más tiempo de lo previsto.

Gun se veía tan hermoso, todo sonrojado, frotándose las mejillas suavemente con los dedos.

—¿Nunca antes has traído a alguien a casa? —le pregunté inocentemente.

—¡No! —gritó y me hizo saltar en el asiento— idiota, solo tú. Tú eres el único, eres el amor de mi vida. —Lo miré y estoy seguro que mi rostro estaba resplandeciente— Y a ellas no les importaba una mierda a quién llevaba a casa ni nada de eso.

—Que-

—Pero hoy todo lo que vieron fue a ti con tus hombros anchos, y tu estatura alucinante, y tus preciosos ojos chinitos de color negro profundo y esa malvada sonrisa de medio lado que encandila a todo el maldito mundo, y... y todas se derritieron directamente en el pavimento, ¿acaso no te diste cuenta del charco que quedó en la calle...?

—Creo que necesitas algo de comer pequeño, la ayuna te está afectando.

—Sí. ¿Tú crees? ¡Qué pasa contigo y tu sonrisa boba y dejándote toquetear por esas, esas... brujas!

Él gimió en voz alta. Se estaba poniendo rojo y ya no solo era por el sonrojo.

—Tienes lápiz labial en —hizo un ademán con las manos— todo tú estás cubierto.

—Sí, bueno, no es que tuviera opciones ahí, fui invadido, es por eso, y si pudieras dejar de hacerlo —Gun había empezado a frotar mi piel intentando quitar el labial— Me estas arrancando la piel Gun.

—Mi madre va a pensar que nos detuvimos en algún burdel barato.

—¿En serio? —Pregunté con algo de sarcasmo— ¿ella lo pensará?

Él me miro con esa mirada que a veces parece hielo filudo atravesándome hasta el alma.

—¿Y cómo es que todos en Gunilandia creen que estamos comprometidos. Les dijiste que vamos a casarnos?

—Le dije a mi madre —soltó un suspiro— y pues como habrás notado el decirle que quería casarme contigo, fue tan bueno como poner un anuncio en el periódico local. Estoy casi seguro que ella se pasó diciendo a sus amistades algo así como "Mi Gunnie se casará con un policía o un agente del FBI" Dios bendito...

—Gunnie...

—Y no puedo decir nada a cambio Off aunque sea una vil mentira: ¡la mujer tuvo un accidente horrible, encima sufrió Apoplejía, dos veces, maldición! Y no puedo desmentirla, ni corregirla, ni decir absolutamente nada porque de seguro ella dirá algo como...

—Gunnie...

—Oh, no cariño, que me quede muda si lo dije... aunque quizá sí lo hice, porque como ya sabes he sufrido amnesia después del accidente debido al fuerte golpe que sufrí, pero ya sabes que de igual manera, no creo nunca haber dicho algo como eso. —lo dijo todo simulando el tono de voz de su madre y casi sin respirar—. Como si no conociera a mi madre y lo astuta que es. En serio Off, dame un respiro, te lo suplico.

Sonaba tan cansado y estaba enfurruñado, pero yo no creo jamás haberlo visto siendo tan condenadamente dulce y hermoso como en ese momento.

—Y por cierto —dije tratando de sonar indiferente— ¿quién dijo que yo quería casarme contigo?

—¡¿Qué?! —Se giró en su asiento para mirarme, con los ojos entrecerrados y haciendo una mueca mientras arrugaba su naricita y fruncía los labios en un puchero.

Inevitablemente solté una carcajada. Se veía tan gracioso.

—Oh, vete a la mierda, Jumpol —refunfuñó—. Tú ya estás más que casado conmigo.

—¿Perdón? —Quería saltar sobre él y comérmelo a besos, pero seguro tendríamos un accidente.

—Eres mío, completa y totalmente mío, solo mío, por siempre jamás. Así que no actúes como si no lo fueras, porque eso es molesto, muy molesto. Y además, me vengaré de ti...

Abrí la boca pensando decir algo, pero él se me adelantó.

—...Si dices algo... así que solo cállate. —finalizó.

—Eres tan romántico.

—Oh, en serio Off —suspiró—. Lamento todo lo que ha pasado, lo siento, siento haberte metido, siento mucho que tengas que verme solo una vez al mes, también siento no haber sido honesto cuando descubrí que mi madre tuvo un segundo derrame cerebral. Pero estaba asustado. Sabía desde antes, cuando tuvo el accidente y después el primer ataque, que tenía que volver, pero no contaba con que me fuera a enamorar de ti. Y ahora sé que mi papá me necesita. Él nunca me lo pedirá directamente, pero sé que debo estar con él, aunque no me entiende.

—¿A qué te refieres?

Soltó un suspiro.

—Quiero decir que soy ruidoso, directo, no me puedo callar, siempre digo lo que pienso y no me gustan las mismas cosas que a él. Somos padre e hijo, pero a decir verdad, no hemos sido muy cercanos. Él no quería un hijo como yo, gay.

Me sorprendió lo que dijo y él lo notó, porque movió su mano y tomó la mía entrelazando nuestros dedos, en un acto de profunda calidez.

—No es que le importe que sea gay, no es homofóbico, es solo que yo pasaba mi tiempo repartido entre mi madre y mis pinturas, nunca pasé tiempo con él, y él deseaba un hijo con el que pudiera salir de pesca, o a cazar, ver el futbol o practicar algún deporte y hacer todas esas cosas al aire libre que nunca me importaron, así que supongo que lo relacionó con el hecho de que era gay, porque si yo salía, lo hacía siempre acompañado de un lienzo y unas pinturas...

—Yo cazo —le dije sonriéndole—. Y no tiene una mierda que ver con ser gay o no.

—Lo sé, pero él no lo veía así —explicó— Y además sé que él quería nietos pronto, y en mis planes no estaba el solo quedarme con la secundaria, yo quería más, salir del pueblo y seguir estudiando, así que lo de los nietos, tardaría mucho. Soy demasiado egoísta para ser padre. Por el amor de Dios, ni siquiera puedo mantener las plantas del departamento vivas, solo puedo hacerlas lucir hermosas si son para colgarlas en una pared.

Llevé su mano hasta mis labios y besé sus nudillos, sus uñas muy cortas pero aun así manchadas por la pintura que uso el día anterior.

Sonreí.

—Lo sé mi pequeño pintor, pero yo puedo. Siempre estaré ahí para poderlas regar por ti y ver cómo crecen hasta echar flor.

—Sí, lo haces y siempre estás —suspiró—. Gracias a Dios.

Y así, nuestro corto viaje estaba por concluir...

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ 

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