Epílogo. ♡

Entreabrí mis ojos observando la silueta de tres personas frente a mi, mi vista estaba borrosa por lo que se me hacia imposible identificarlas.

Sentí un fuerte dolor en el lado izquierdo de mi cabeza, me queje a causa de eso.

Ya esta despertando. — Escuche la voz de mi madre. — Melissa, hija ¿cómo te sientes?

Abrí por completo los ojos observando fijamente las siluetas frente a mi, mi vista se fue volviendo normal poco a poco, ahora podía identificar perfectamente a las tres personas frente a mi: Mi madre, Jessica y mi maestra de historia.

¿Qué hago aquí?— Pregunte en un murmuro.

Te desmayaste, ¿no recuerdas? — Jessica me miro con preocupación.

Negué sintiendo el dolor aumentar, me queje de nuevo.

Te desmayaste en clase y te golpeaste fuerte la cabeza, tardaste una hora en reaccionar. — Mi maestra respondió explicando lo sucedido.

Y todo por no desayunar, te dije muy bien que lo hicieras, nunca vuelvas a iré de casa sin comer, jamás ¿escuchaste?

Si, mamá.

Bueno, supongo que ya nos podemos ir a casa.

Mi mamá con ayuda de Jessica me ayudaron a ponerme de pie. Mi madre le dio las gracias a mi maestra y se despidió de ella. Le di un abrazo a Jessica para agradecerle y luego me despedí de ella.

Iré a tu casa luego, para ver como sigues.

De acuerdo, gracias.

Salimos de la escuela rumbo a mi casa.

Buscare un taxi, debes sentirte cansada para caminar.— Mi mamá hablo preocupada.

No, esta bien, puedo caminar.

¿Segura?

Segurísima.

De acuerdo. — Suspiro y seguimos caminando.

Obligue a mi mente a recordar lo sucedido, pero lo último que podía recordar era cuando salí de casa para ir a la escuela.

Mi interior me rogaba para seguir recordando más cosas pero el dolor de cabeza no me dejaba seguir. Había algo más, ¿qué sucedió realmente? Tengo la sensación de que olvidó algo importante.

Espérame aquí, no tardo.

Mi madre entro al establecimiento de en frente, me quede de pie mirando hacia el piso.

Sentí un choque tras mi espalda.

Perdón, no me fije.

Alce la cabeza al reconocer inmediatamente la voz del chico. Alonso Villalpando estaba frente a mi.

Quise decir algo pero estaba completamente paralizada, aún no podía superar el concierto de ayer y hoy me lo encuentro en la calle.

Su gesto cambió a uno sorprendido y luego frunció el ceño.

— ¡Alonso, vamos!. — Alan le gritó para que se apurara.

¡Ya voy! — Grito sin sí quiera dejar de mirarme.

Aún mantenía el ceño fruncido ¿A caso tenía algo en el rostro? ¿O por qué me veía como sí intentará reconocerme?

Me sonrió y se marchó juntó a su amigo.

¿Me recordaba? ¡Si, me recordaba!

Tuve la sensación de que me había visto en el concierto ayer, y era verdad, por eso me reconoció.

Y me dirigió la palabra.

Me sonrió.

Alonso Villalpando me sonrió.

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