Capítulo 40. ♡
Especial navideño: Un día con la familia Villalpando.
Después de risas y unos cuantos empujones llegamos de nuevo a mi dulce hogar. Alonso se detuvo al igual que yo, aún sonriendo como estúpidos.
— Gracias por acompañarme, te debo una.
— No es nada... Bueno, la verdad si.
Enarque una ceja.
¿Qué tenía en mente?
— Estuve pensando que como te acompañe con tu padre, casi un día entero, tu podrías estar con mi familia igual, ¿qué dices?
¿Un día con su familia? No suena mal.
— De acuerdo, acepto. — Le sonreí.
— Entonces... ¿Te veo mañana?
— Sip, mañana.
Esta vez fui yo quien le plantó un beso en su mejilla.
Me despedí de él con la mano y entre de nuevo a casa, emocionada por que amaneciera.
Al día siguiente me levanté muy temprano; 8:00 am.
Bueno, para mi esa hora es temprano, así que no juzguen.
No me tomó mucho arreglarme por lo que baje casi enseguida a la cocina.
— ¡Ya me voy mamá!
Cerré la puerta tras de mi y camine rumbo a la casa de los Villalpando.
Presione el timbre y espere unos instantes hasta que la puerta se abrió.
Un Alonso aún en pijama se asomó por la puerta.
— Hola, pasa.
Me abrió paso y me adentre a su hogar.
Sus labios cálidos chocaron en mi mejilla estampando un beso.
— Ven, están en el comedor.
Lo seguí hasta ahí, y como había dicho, todos estaban desayunando.
— ¡Melisaa!— La voz de Braulio hizo sobre saltar a todos.
— ¡Braulio! — Salude de igual forma.— Hola, buenos días.
— Buenos días.
Todos respondieron mi saludo.
— Ven Melissa, siéntate ¿ya desayunaste?
La señora Villalpando, hablo dando unas cuantas palma ditas a la silla juntó a ella.
Iba a responder, pero recordé que en efecto, no había desayunado, con la prisa y la emoción olvide hacerlo.
— No. — Me sobe el estómago, por lo que la hice reír.
— Pues no se diga más, desayuna con nosotros.
Tome asiento a su lado y Alonso junto a Diego.
El desayuno fue normal, si se podría describir así.
Alonso no paró de reír por las bromas de Diego, y yo tampoco.
Al terminar ayude con los platos mientras que la mamá de Alonso los mando a cambiarse.
— Me alegra que estés aquí, Alonso se ve más feliz cuando estas. — rió y yo no pude evitar sonrojarme.
Iba a mencionar algo pero Alonso apareció tras nosotras.
— Oh, hijo que bueno que bajaste, necesito que lleves a Braulio al parque.
— Bien.
— Melissa ¿Los puedes acompañar?
Rei ante la cara de perro abandonado que puso Alonso.
— Si, por supuesto.
Hizo un baile de celebración y me reí de nuevo.
Luego su madre lo golpeo con su paño para que dejara de bailar, lo cual fue más gracioso.
— ¡Braulio!
El pequeño se acercó a nosotros.
— ¿Mande?
— Iremos al parque, lleva tu abrigo hace frío.
Braulio asintió emocionado y corrió a buscar su abrigo, lo cual no tardo mucho, pues venía a toda velocidad hacia nosotros.
Caminamos rumbo a un parque cercano a casa de Alonso, Braulio corrió hacia el tobogán mientras que Alonso y yo nos sentamos en los columpios.
Me balanceé a la par de Alonso mientras vigilábamos a Braulio.
— Le encanta venir a este parque.
Alonso dijo viendo jugar a su pequeño hermano.
— Si, lo note. — Reí.
Alonso se impulsó más meciendo más fuerte en el columpio, imite su acto y el lo hizo de nuevo.
Sin darnos cuenta habíamos empezado una competencia por quién mecía más alto.
Mala idea.
Ambos terminamos adoloridos sobre el pavimento.
Nos levantamos y limpiamos nuestra ropa mientras soltábamos carcajadas.
Parecíamos un par de niños, incluso las señoras se nos quedaban viendo raro, pero eso no me importaba, no al menos estando al lado de Alonso.
Escuchamos un llanto y paramos de reírnos, parecía ser el llanto de Braulio.
Alonso corrió hacia donde su hermanito estaba, y lo levanto del suelo. Tenía un raspón en la rodilla derecha.
Vaya niñeros, nos distraemos un rato y Braulio esta herido.
— ¿Te duele mucho?
El pequeño asintió aún llorando.
— ¿Y si te compro una galleta el dolor disminuirá?
Braulio cesó su llanto y miro a Alonso encogiendose de hombros.
— Supongo.
Alonso lo cargo en su espalda y me hizo una seña con su cabeza para que lo siguiera.
Dimos paso hacia una tienda y Alonso bajó a Braulio para que escogiera sus galletas.
El pequeño camino hasta el estante y tomó unas chokis triple chocolate.
Alonso lo miro sorprendido.
— ¿Esas quieres? ¿estas seguro?
Braulio asintió.
— No lo sé Brau, es mucho chocolate para ti, ¿por qué no escoges otras?
Los ojos del pequeño se aguaron amenazando soltar en llanto otra vez.
Alonso bufó.
— Bien, pero no le digas a mamá.
Braulio movió sus dedos a su boca como sí la sellara.
Alonso pagó las galletas y cargo de nuevo a Braulio en su espalda mientas nos dirigíamos de regreso a casa de Alonso.
— ¿Ya tan pronto volvieron?— La señora Villalpando pregunto con confusión en su voz. — Suelen tardar más cuando llevan a Braulio al parque.
— Si, pero Brau se cayó del tobogán por eso regresamos.
— Si, y Alonso me compro galletas, pero me dijo que no te dijera nada.
Alonso chocó la palma de su mano en su frente negando.
Evite soltar una carcajada ante su acción.
Su madre lo regaño con la mirada y luego negó.
— ¿Han visto a Diego? Necesito que vaya por algo a la tienda.
— Nop.
Los tres negamos.
— ¡Diego!
— ¿Mande?
Se cercó a nosotros con su teléfono en manos.
— Necesito que vayas por algo a la tienda.
— Pero por qué, estoy en medio de un juego, que vaya Alonso.
— Deja de protestar y ve.
— Pero ma...
Su madre lo observo enarcando una ceja.
Diego bufó, tomando el dinero.
— Go, Diego , Go.
Alonso bromeo.
— Ja-Ja, que chistoso.
Braulio estallo a carcajadas y fue inevitable no hacerlo también.
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*badum- tsss.*
Hola (de nuevo). 👋
Este capítulo es algo corto, espero que les haya gustado.
Mañana subo la siguiente parte.
Voten y comenten. ✨
Las quiero. ❤️
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