Capítulo 10. ♡
Nota:
La canción en multimedia se llama "Llévame despacio" y es de Paulina Goto, les avisare cuando sea necesario ponerla para que disfruten mejor del cap.
La semana ha transcurrido con fuertes lluvias. Una tormenta tropical según Alonso. Yo opino que es un clima normal para esta temporada.
El olor a galletas recién horneadas y a chocolate caliente inundaron mis fosas nasales. La mamá de Alonso entró a la habitación con dos tazas de chocolate y un plato lleno de galletas caseras. Alonso se levantó a ayudarla, le agradecí con una sonrisa mientras ella salía de la habitación.
Los dos estábamos sentados en el suelo de su habitación, mirando hacia la ventana, esperando a que la lluvia pasara o al menos se calmara; habíamos quedado de ir al cine hoy pero con la lluvia parecía imposible que sucediera.
Tomé un par de galletas del plato que sostenía Alonso.
—Con este clima dudo que podamos salir.—Por su tono de voz supe que se estaba aburriendo.
—No es tan malo, podemos encontrar otra manera de divertirnos.—Le animé.
—Bien—Se tomó un tiempo para pensar.—¿Por qué no me cuentas algo sobre ti? Quiero conocerte mejor.—Sugirió.
Le di un mordisco a mi galleta antes de hablar.
—Me parece bien, ¿Qué quieres saber?
Inclinó la cabeza hacia atrás como pensando la respuesta.
—Tienes alguna fobia?—Preguntó con la mirada fija en mí.
—A la obscuridad, las serpientes, los payasos...
—¿Los payasos?—Me interrumpió.
—Si, les tengo pavor desde pequeña, es bobo lo sé, pero aun no eh logrado superar esa fobia. ―Admití y él rio. ― No te burles qué no es gracioso.
Le lancé un golpe en el antebrazo para que dejara de reírse.
—Ouch...Pegas fuerte.—Se quejó.—¡Oh por dios! ¡Un payaso detrás de ti!—Gritó.
Me volteé para asegurarme de que no había nada detrás de mí. Una risa se escapó de los labios de Alonso al ver que me había engañado.
—Ja-ja-ja, muy gracioso Alonso.
—Bueno ya no me reiré más de ti, lo prometo.
—Ojalá y sea cierto.—Rodé los ojos.—Bueno, siguiente pregunta.
—Uhm... ¿Vainilla o chocolate?—Preguntó.
Una de las tazas que había dejado minutos atrás la mamá de Alonso descansaba en mis manos, tenía un lindo decorado navideño con renos y trineos, aunque faltaba un poco más de un mes para la navidad. Le di un largo sorbo al chocolate caliente antes de continuar con las preguntas.
—Creo que prefiero el chocolate.—Reí.
—Buena elección.—Sonrió.—¿Frase favorita?
Se reclinó contra el suelo colocando una almohada tras la cabeza. Solté un suspiro pensando la respuesta.
—Nunca renuncies a las cosas que realmente te hacen feliz.—Respondí sin dudar.
—Linda frase.—Dijo con una sonrisa en el rostro.
Me recliné al igual que él dejando la taza a un costado mío.
—¿Verano o invierno?
—Invierno, prefiero el frio que el calor.
—Somos dos.—Reí.—Dime algo que odies
—Mentiras, eso es algo que me enfada.
—A mi igual, bueno siguiente pregunta ¿Crees en el amor a primera vista? ―Pregunto, esta vez mirándome a los ojos.
—Por supuesto.—Respondí y asintió con la cabeza.
—¿Le temes a algo? No tanto como fobia, sino a otro tipo de temor.—Aclaró.
Tome una rápida bocanada de aire.
—A no ser correspondida.—Murmuré, pero el pareció escucharme.
Su expresión cambio. Tenía el ceño fruncido, confundido por mi respuesta. Esperó unos minutos para responder.
—¿Estas enamorada o alguna vez lo has estado?—Preguntó en un susurro.
Mi corazón palpitó con fuerza, sabía bien la respuesta a esa pregunta.
—Si, lo estoy.
Las palabras salieron de mi boca antes de que yo pudiera detenerlas. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Él no puede enterarse de lo que siento, lo sé tal vez soy cobarde, pero no quiero arriesgarme, no al menos hasta que yo confirme sus sentimientos hacia mí.
—Oh...—Fue todo lo que dijo.
{Escuchar canción: Llévame despacio – Paulina Goto.}
El ruido de la lluvia golpeando las ventanas era lo único que se escuchaba en la habitación. Alonso estaba callado y con la mirada baja. ¿He dicho algo malo? Comenzaba a preocuparme.
—¿Estas bien?—Pregunté.
—Si, ¿Por qué?
—Nada, es solo que estas muy callado ¿Dije algo malo?
—No, solo estaba pensando.
Ouch, estaba siendo muy seco conmigo.
Alonso seguía sin mirarme, realmente creo que no debí decirlo.
—Lo siento si dije algo malo, yo solo...
—No has dicho nada malo Melissa, no tienes por qué disculparte.—Me interrumpió.
Su voz es igual de cortante y seria como minutos atrás. Nunca lo había visto de esa manera. Traté de mirarlo de nuevo pero su mirada seguía fija en el suelo.
—Creo que debo irme.—Anuncie poniéndome de pie.
Él no respondió. Giré la perilla de la puerta pero la mano de Alonso me detuvo.
—Espera...—Hablo haciendo que dejara la acción que antes iba a realizar.—Lo siento... no quería tratarte de esa manera.
No respondí. Trate de girar la perilla pero la mano de Alonso me detuvo de nuevo.
—No te vayas... por favor.—Pidió.
Me quede en mi lugar sin hacer movimiento alguno.
—Por favor...—Insistió.
Me giré para poder verlo a los ojos. Su mirada estaba fija en mí ¿cómo negarme cuando me mira de esa manera? Sus verdes ojos tenían un cierto brillo que lograba convencerme tan fácilmente ¿cómo es eso posible?
—No me iré.—Suspiré.
—¿Estas enojada?
—No, no lo estoy... no puedo estar enojada contigo.
—Ni yo contigo.—Sonrió.—¿Me perdonas?
—Alonso, no tengo nada que perdonarte.
—Si tienes, fui muy grosero contigo, yo... no sé qué me ocurrió, no pensé lo que dije y... perdón.
—No te disculpes, no tienes por qué hacerlo, está bien todo.
—No Melissa, no está bien...
—Alonso.—Regañe.—Olvida lo que pasó, eso ya no importa ahora.
—Ven aquí—Envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, formando un abrazo.
Le correspondí el abrazo, tenía tantas ganas de abrazarlo así desde que lo conocí, desde antes de pedir el deseo. Y ahora es realidad.
—Prometo no volver a comportarme así—Susurró.
Me separé de él para mirarlo.
—Ya, olvidemos el tema ¿sí?—Él asintió.
Me acerqué de nuevo a él con un objetivo: besarlo.
La cobardía llego a mí de nuevo y no hice más que darle un beso en la coronilla. Pero los labios de Alonso se encontraban junto a los míos, muy cerca y antes de lo imaginado sus labios ya se encontraban posados en los míos.
Fue un beso corto, pero valió la pena.
Baje la mirada al separarme de él, no me atrevía a mirarlo después de haberlo besado. Mis mejillas habían tomado un color carmesí, podía sentir el calor subir a ellas. No sé cómo él reaccione después de esto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top