Capitulo 9

Editado: 27/ 04/ 2021

Pelotas y amor.

[Fin de clases, Himawari]

Por fin las clases han terminado, y mientras Metal sigue investigando con quien sabe que personas yo me mantengo en el salón de clases además de los chicos a los que hoy les toca el aseo del aula; suspirando al techo tomo mi mochila, y apenas me giro hacia la puerta puedo verlo ahí, mis ojos se abren con sorpresa causando su leve risa, los chicos del aseo se detienen de todo movimiento mientras nos miran... sus miradas vienen sobre mí haciéndome bajar la mirada.

— ¿Vengo vestido de payaso o algo? —expresa con firmeza —Himawari, vamos que tengo cosas que hacer después de clases...

Al verme ir su rostro se tiñe de rojo, su mirada se desvía y simplemente sujeta mi brazo para llevarme lejos del salón, de reojo puedo admirar como las miradas de los otros no se posan nuevamente sobre ninguno de los dos. Avanzamos por los pasillos solitarios causando los únicos sonidos de pasos en toda la planta, su mirada no regresa hacia mí y yo puedo sentir un nudo gigante retener mis palabras... mi corazón sigue latiendo con rapidez, pero me sorprendo al ver a Shinki, Inojin y Metal adelante en el pasillo, avergonzada cubro mis ojos tratando de actuar con normalidad al llegar a su lado.

— ¡Shikadai! Ven.

Inquieta, trago grueso al escuchar eso, mi respiración se acelera... Inojin voltea su rostro de idiota, y yo rápidamente me acerco detrás de Shikadai. No tengo ganas de pelear ahora, no quiero enojarme, no quiero nada con ellos.

—A ti... —me apunta su amigo pelinegro — ¿Te gusta ella? Aun no estoy cien por ciento seguro de eso así que...

—Es algo que no les incumbe —Dice firmemente.

—Eso es un sí, —ríe apuntándolo —solo míralo, se ha puesto rojo.

—Haaa... —me aparto de su lado —tengo cosas que hacer más tarde, ¿Nos podríamos apresurar?

El me analiza y asiente con tranquilidad para volver a tomar camino hacia la biblioteca dejando a aquellos tres atrás... ¡Metal! ¿¡Por qué les ha preguntado a ellos? Al llegar a la biblioteca podemos ver como casi no hay nadie en el lugar, tome asiento y él tomo asiento frente a mí; me siento extraña, pero por alguna razón quería ver sus ojos... alzando la mirada puedo ver sus ojos buscar los míos.

— ¿Por dónde deberíamos comenzar?

—Bueno...

Suspirando abro mi mochila comenzando a buscar en mi libreta la parte con la cual he tenido problemas. Permanecimos estudiando, él me corrige de vez en cuando aun cuando era muy fácil comprender sus palabras, sorpresivamente, entre tantos problemas de matemáticas creo que olvide mis problemas sobre la vida.

— ¿Puedes enseñarme de nuevo esta parte? —le acerco la libreta.

—Si, déjame ver... —asiente —aquí movemos a X...

— ¿Podrías sentarte a mi lado? Es un poco cansado estar parada de este modo para verte, además... siento que... —apenada sujeto mi falda —el chico de atrás me esta mirando...

Admira de reojo —Y no te equivocas, —se levanta enfadado —siéntate, me voy a mover.

Sin esperar un segundo más termina sentándose a mi lado para comenzar a explicarme aquel problema que me causaba dudas, apenas me pregunta si he comprendido le doy un asentimiento con calma; al verlo me doy cuenta de nuestra cercanía, pero antes de poder acercarme puedo sentir como alguien me empuja y nuestros labios terminan uniéndose en un beso... apenada intento separarme a prisa, pero su mano se aferra a mi nuca, y con su otra mano detiene la mía... mis ojos se cierran permitiéndome dejarme llevar... ¡Pero! ¿¡Por qué me estoy dejando llevar!?

El gran estruendo hace eco en la habitación.

Los libros caen en la mesa, y yo me aparto enseguida mientras él desvía la mirada cubriendo sus boca; mi mirada viaja hacia Shinki y Metal que toman asiento delante nuestro mientras rubio ríe levemente sentándose al lado de Shikadai para abrazarlo por el hombro, Metal me mira algo curioso sobre nuestro anterior beso y de pronto la mirada de desagrado del rubio se posa sobre mí, Shinki se mantiene de más serio.

—Me parece una excelente forma de estudiar Shikadai, pero... —eleva la ceja bromista —no pensaban hacerlo aquí ¿O si?

— ¡Cállate! Eres un estúpido, no estbamos haciendo nada, —dándole la espalda me admira con pena —además... ya habíamos terminado el trabajo, estábamos por irnos, ¿No, Hima?

Se levanta tratando de fingir calma y yo le sigo guardando rápidamente mis cosas en mi mochila, mi mirada se posa sobre Metal quien solo sonríe tranquilo.

—Te veo mas tarde.

Con un asentimiento me apresuro a salir detrás de Shikadai. Apenas salimos puedo verlo poner un cigarrillo en su boca, sin dudarlo lo jalo del brazo y arrebato el tabaco de sus labios sin preguntarle.

—Así que ya no fumarias —arrojo el cigarro al suelo pisándolo — ¿He?

—No, esto... bueno, —suspirando sujeta su nuca —no es lo que crees... la cajetilla esta llena, —sacándola de su bolsillo me la acerca —mira dentro si no me crees, simplemente... —deja la cajetilla en mi mano —te he dicho que es un día muy sensible para mí, y tú entraste y estoy... hecho un lío... simplemente es la única forma que tengo de tranquilizarme...

Parece realmente alterado, algo dudosa me aventuro a buscar en su bolsa del pantalón hasta sacar dos paletas... él suspira y solo se encamina a la jardinera para tomar asiento, con rapidez le sigo hasta poder sentarme a su lado haciendo presión con mi cuerpo sobre su costado.

—Comamos una paleta.

Ante mi sonrisa él toma la plata para comerla; la cajetilla que me ha entregado se encuentra llena, realmente era el primer cigarrillo que tomaba... apenada, aprieto un poco la cajetilla y se la entrego enseguida.

—La compraste con tú dinero, eres libre de hacer lo que quieras.

—No, solo la tiraré.

Tomándola se levanta hasta llegar a un contenedor de basura y arrojarla, encaminándome hacia él termino dedicándole una sonrisa, pero su semblante se mantiene algo triste; suspirando tomo su brazo y comienzo a jalarlo por el camino.

—Yo sé de algo que te puede quitar ese vicio.

—Dime que eres tú, —bromea —porque estoy deseando eso.

Deteniendo mi andar me giro avergonzada mirando su radiante mirada y divertida sonrisa, su mano se acerca a mi mejilla mientras su sonrisa se borra un poco... su mano es... tan cálida... su rostro se acerca y mi pánico se hace presente haciendo que mi mano ponga presión sobre la suya, él hace una leve mueca de dolor y yo le sonrío con pena.

— ¡Las pelotas! —Digo con seguridad elevando el índice —Existen distintas pelotas que te pueden ayudar a tranquilizar, por ejemplo, —comienzo a guiar —las pelotas que puedes apretar con tu mano, o bien las pelotas de béisbol, un partido de soccer con un árbol o pared... —aprieto los puños entusiasmada —la adrenalina de un partido de basquetbol, pero para ti, —mantengo mi vista con seguridad sobre sus ojos —te recomiendo el béisbol, además de que puedes expulsar tu ira golpeando la pelota, es un muy buen ejercicio para los brazos.

Divertido comienza a reír —Vayamos a intentar entonces.

— ¿¡De verdad!?

—Si, vayamos a comprar una pelota y un bate, no hay problema alguno por el dinero, yo tengo una tarjeta.

— ¡Excelente, vayamos!

Rápidamente fuimos al super para comprar un bate de su gusto y algunas pelotas, él me sigue animado y sin dudar de mi palabra nos vemos llegando a un campo solitario que podemos utilizar a nuestro gusto, animada dejo caer el saco de pelotas y lo hago ir del lado contrario, mis tiros lo acostumbraron y al poco rato comenzó a lanzar por su propia cuenta mientras mis porras lo hacían reír y olvidarse de sus problemas, eran veinte pelotas y él logro atinarles a todas en apenas su primera jugada. Al terminarse las pelotas se deja caer al suelo algo cansado, yo me acerco rápidamente para darle una botella con agua.

— ¿Has jugado antes? —cuestiono con interés.

—No, es mi primera vez jugando, y vaya que es cansado.

Llevando las manos a su nuca se deja caer de espalda al suelo, yo lo sigo para recostarme a su lado volteándome de costado, su mirada viene enseguida... su respiración es algo agitada y el sudor hace que su camisa blanca termine pegada a su piel. Nuestras sonrisas se topan y nuestras risas no tardan en fluir creando inmensas carcajadas por todo lo que hicimos hoy... ahora ambos miramos el cielo.

—Si... si yo te pidiera que seas mi novia, ¿Qué me dirías?

—No lo sé... —contesto con sinceridad.

—No importa a quien se lo preguntes, solo hay cuatro personas que saben cosas sobre mí, y entre esas cosas no hay chicas a las cuales haya engañado... de hecho, —me mira de reojo —ni siquiera hay chicas... lo digo enserio, de verdad me gustas y quisiera que permanecieras a mi lado, solo tú... contigo de verdad seria suficiente para sobrepasar este mundo.

—No lo sé, —exhalo un suspiro —créeme que haces latir mi corazón, y demasiado... sin siquiera haber hecho ejercicio alguno, o haber dicho algo... creo que me gustas, pero... no tengo ganas de que mi primer amor sea tan... difícil.

— ¿Difícil? —seriamente se incorpora —te aseguro que a mi lado, tú primer amor será inolvidable... —sonríe con confianza —no te prometo que no habrá peleas entre nosotros, que no te molestarás por cosas de mi vida, pero... sinceramente te prometo que los días en los cuales estemos bien serán los mejores recuerdos que tendrás por el resto de tú vida... no puedo prometer un amor por la eternidad, pero —asiente —te prometo que el tiempo que pasemos juntos trataré de hacerlo lo más feliz posible, para ti.

Shikadai se pone de pie tendiendo su mano hacia mí, la duda me llena... y sus ojos me invaden, ¿Por qué tengo tantas ganas de besarlo? ¿Acaso era necesario que llamarás tanto mi atención? ¿Tenía que... enamorarme de ti? Justo ahora... frente a mí, mirándome con una sinceridad serena y cálida, las palabras que salen de tu boca formando oraciones son... diferentes, no son sacadas de cualquier poema, película, serie... son... como si de verdad lo sintieras en el corazón; la tristeza aun pinta su mirada, pero... hay un brillo ahí dentro, en esas lagunas verdosas de jade, que me grita que... dios, pese a todo, mis errores, mis faltas, mis carencias, puedo ayudarte, aunque sea un poco... siento que puedo ayudarte...

—Si, —sonrío tranquila —quiero ser tú novia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top