capítulo 36
Editado: 08/ 08/ 2021
[Hima]
Al parecer las vacaciones de nuestros padres habían sido un completo éxito y lograron divertirse bastante; dentro de unas horas nuestro vuelo hacia estados unidos partirá, tengo un poco de trabajo que hacer antes de iniciar la luna de miel, el hotel ya está arreglado y los empleados han sido contratados, así que tengo planeado ir a hablar con ellos personalmente, después debo tener una cena con el señor Marcus y finalmente vamos a ir juntos a una fiesta con unos accionistas.
Sinceramente tenemos otras cosas que hacer aparte de eso, dos días más de trabajo antes de realmente iniciar nuestra luna de miel. Apenas bajan las maletas del auto tomo las mías y lo veo sacar las suyas para al instante ayudarme.
—Sabes que no soy débil —Digo entre mi negación.
—Con una princesa como tú, tengo que ser caballeroso todo el tiempo —sonríe tranquilo.
—Tonto, —exhalo un suspiro entre mi sonrisa —espera un poco, —busco en mi bolso —quiero tomarnos una foto para nuestro álbum.
Mi risa sale —Venga pues.
Me acerco besando su mejilla mientras el temporizador termina de contar, mi risa sale pues mientras beso su mejilla hago una pequeña travesura detrás de su cabeza... le pongo unas orejas de conejo con mis dedos; apenas le muestro la foto él comienza a hacerme cosquillas como si fuéramos niños pequeños otra vez, y enseguida lo aparto para acercarme sobre su oído.
—Debo recordarte que ya no somos niños, además la gente nos está viendo, tonto.
Su risa sale — ¡Si, solo mira...! —apunta precavido hacia la distancia —las chicas de allá están susurrando que somos muy lindos.
— ¡Más bien que tú eres muy lindo! —presiono su pecho con mi índice — ¡Anda —apunto el camino —lleva las maletas!
Su risa sale estruendosa — ¡A la orden jefa! Celosa...
— ¡Largo! —pateo su trasero.
El se adentra a la zona del equipaje entre su risa y yo me quedo afuera riendo con ganas; tomo asiento en una banca frente al andén de salida y lo espero pacientemente mientras mando mensajes a mis padres; esta es... la primera vez que salgo de japón. Apenas llega a mi lado nos ponemos en marcha para dar los boletos y subirnos al avión, buscamos nuestros lugares y tomamos asiento, él me deja estar cerca de la ventana.
— ¿No tienes miedo o sí? —cuestiona divertido.
—No, —trato de fingir calma —pero sujeta mi mano antes de despegar por favor.
Su risa sale y me acerca suavemente para besar mi frente, luego toma mi mano entrelazando nuestras manos.
—Siempre estoy para tomar tu mano, pero anda, necesito una foto de tu primer vuelo... —ríe quitándome la cámara —es mi venganza.
Eleva la cámara y en la foto ambos reímos, de nuestros asientos se sostiene un niño que deja ver su desaliñado peinado y sus ojos marrones, nos miramos divertidos y de pronto el niño jala el cabello de Shikadai haciéndolo quejarse del dolor, mi risa sale mientras sujeto la mano del niño.
—¡Perdón! —pide con prisa la madre tomando a su hijo —Mi hijo puede ser muy inquieto, tendré cuidado.
—No se preocupe —Dice mostrando una suave sonrisa.
Al volver hacía mí golpea mi brazo con su codo pidiendo que deje de reír, cuando la aeromoza comienza a decir que ya pronto despegaríamos me aferro a la mano de Shikadai con fuerza causando su leve risa, pero él enseguida se inclina sobre mí ajustando mi cinturón y dando un apretón sobre mi mejilla; al estar en el aire me atrevo a dar una mirada por la ventana observando todo... mi sonrisa crece admirando la pequeñez que parece nuestra ciudad mientras la altitud aumenta.
El siguiente anuncio llega para nosotros, información del vuelo y nos informan que ya podemos desabrochar los cinturones y avanzar por la cabina si lo queremos, a fin de cuentas, no pensaba pararme, pero el ver el cielo no va tan mal.
—Linda vista ¿Cierto?
—Pues... ciertamente, pero tengo una mejor.
Con una sonrisa en el rostro me recargo de su hombro dispuesta a dormir.
—Espera...
Suavemente me aparta y quita el descansa brazos entre nosotros para aumentar el espacio, su brazo pasa detrás de mi cuello y me permite volver a acomodarme; puedo ver a las mozas pasar vendiendo dulces, refrescos y demás mientras al frente nos informan las medidas de seguridad. Apenas la plática termina Shikadai jala una compuerta en el asiento de adelante y emerge una pantalla pequeña... lo veo escoger una película y como saca unos audífonos para podamos escucharla a gusto.
No sentí que el viaje durará mucho pues dormí gran parte del trayecto, el que definitivamente sufrió fue Shikadai, pues el lugar más cómodo para dormir fue su brazo.
Somos despertados por la aeromoza, y enseguida froto mis ojos para encontrarme con una sonrisa de Shikadai, me levanto de su hombro y él frunce el ceño con dolor.
—Dios, —expreso entre un bostezo —necesito dormir en una cama.
—Cuando lleguemos al hotel vamos a estrenarla.
—Sabes que primero tengo que hablar con los empleados... —me levanto.
—Pero después serás mía querida.
—Tonto.
Tomo la mano de Shikadai para salir del lugar, y apenas bajamos él toma camino en busca de nuestro equipaje mientras yo me quedo con la persona a la cual enviaron para recogernos, él me informa que estará a nuestro servicio durante toda nuestra estancia, y que la hija del señor Marcus nos estaría esperando en el hotel. Apenas Shikadai llega subimos al auto.
—Regresar aquí no me gusta mucho, pero al menos ahora estás conmigo.
—Tendrá que comenzar a gustarte, te recuerdo que aquí será nuestra luna de miel.
Lo abrazo por el torso y él rodea nuevamente mis hombros permitiendo que viajemos bien abrazados, su risa sale y besa mi frente con una sonrisa en su cara... mi sonrisa sale y lo abrazo con fuerza regresando el gesto; mi vista viaja sobre le panorama tan distinto de esta ciudad, los edificios, la gente y todo lo demás... apenas llegamos al hotel me detengo un segundo para apreciar la arquitectura, de verdad es genial, es inmenso y es bien adornado por plantas que dan una sombra exquisita y mucha frescura.
Shikadai rodea mis hombros y apenas el conductor baja nuestras maletas nos acercamos para tomarlas, aunque él se niega diciendo que es su trabajo, solo me deja tomar mi bolsa y al segundo comienza a guiarnos al interior del hotel donde un botones nos espera para llevar las maletas en un carrito; le dedicamos una sonrisa al botones y agradecemos su trabajo para adentrarnos hacia las puertas que son abiertas para nosotros. Al entrar puedo verla con un rostro apático mientras su padre se mantiene junto a ella hablando.
— ¡Señor Marcus!
Elevo el brazo con entusiasmo atrayendo su mirada, el hombre gira con una leve sonrisa en el rostro y estrecha mi mano para después jalarme hacia su cuerpo en el inicio de un abrazo, yo accedo a las costumbres americanas y al separarnos dedico una sonrisa a Nathalia aunque es claro que yo no le agrado para nada, nuestras manos se estrechan y puedo sentir como pone más fuerza de la debida. Shikadai le da la mano al señor Marcus y al acercarse para estrechar la mano de Nathalia ella se acerca en un abrazo animado besando sus dos mejillas. Vuelve la mirada al cuarto y hace sonar una campana que hace llegar a los empleados al segundo.
—Lo dejo todo en tus manos —cierra los ojos cruzándose de brazos con autosuficiencia.
— ¡Bien! —choco mis palmas girándome con una animada sonrisa hacia la gente —primeramente... hola, y mucho gusto, yo soy Himawari Uzumaki Hyuga y quiero suponerme que ya sabrán quién soy en el mundo laboral, —inclino la cabeza hacia la derecha manteniendo mi sonrisa —y sobre todo la razón por la que me encuentro aquí hablando con ustedes, así que... solo me queda decirles que es un verdadero placer el trabajar con todos y espero hagan que la estadía de los futuros huéspedes sea de buena calidad, también deseo que sientan a gusto en su trabajo y me informen de cualquier problema que tengan, pero por ahora... por favor vuelvan a lo suyo, no les quitaré más el tiempo.
Al marcharse algunos grupos se juntan para susurrarse algunas cosas sobre mí, hasta donde puedo escuchar nada malo, solo hablan maravillas de mi actitud. Al volver la mirada puedo ver su semblante molesto y como simplemente arroja su cabello detrás de su hombro con enfado, yo hago permanecer mi sonrisa mientras espero cualquier tipo de palabras de su parte.
—Bueno, —inicia Marcus —sería bueno que subieran a descansar un poco ahora que pueden, más tarde comenzarán a llegar los primeros huéspedes.
—Algunos empresarios con los cuales tendremos la celebración, —informa con desdén —por favor, pasen una agradable estadía en estados unidos, ahora... —avanza a la puerta sin mirarnos —con su permiso.
—Nos vemos por la noche señorita Himawari, —observa a Shikadai antes de seguir a su hija —y esposo.
—Vayan con cuidado —pide Shikadai.
Una vez salen de la sala Shikadai vuelve a rodear mis hombros y mantengo mi sonrisa mientras me dirijo al botones pidiéndole que nos guie a nuestra habitación y luego de eso me entregue un poco de información sobre los preparativos para la noche, terminada la plática sobre sus conocimientos de la fiesta bajamos del ascensor en camino por el pasillo.
—Por favor, te agradecería que le pidieras al gerente que nos recomiende un lugar que tenga buena comida.
—Si señorita.
—Oh... —interviene Shikadai —nos podrías recomendar alguno que conozcas.
—Pues... —su sonrisa desaparece —me parece que hay muchos restaurantes de lujo por la zona, pero no he tenido la suerte de probar la comida como para poder recomendarles algunos.
—Bueno... —rio levemente —no necesitamos que sea de lujo, recomiéndanos un lugar que sea de tu agrado, donde tú sepas que la comida es deliciosa.
—Si es así... —rasca su nuca con pena —se encuentra un poco lejos, pero de verdad sirven comida muy rica, aunque claramente no es un local muy grande y reconocido.
—Esta bien, no tenemos problema con eso —informa Shikadai.
Nos detenemos cuando él señala la habitación y procedo a abrirla dejándolo entrar primero, la vergüenza lo llena al segundo y se adentra comenzando a dejar las maletas mientras nosotros admiramos la habitación, Shikadai avanza directo a la cama tomando asiento mientras yo suelto la trenza de mi cabello... me giro levemente al chico mirando como ha terminado de bajar nuestras maletas.
—Por favor dale la dirección al hombre que nos trajo al hotel, y dile que en una hora vamos a bajar, ¡Ha! Y antes de que te vayas... —busco en mi bolsa —tu propia... —me acerco con el dinero en mano.
—No, —eleva las palmas con vergüenza —no es necesario, —baja la mirada con nerviosismo —usted es la dueña del hotel, no un huésped más...
—Vamos, —tomo su mano con delicadeza —acéptalo, por favor.
—Deberías tomarlo, —dice entre un bostezo —ella no lo recibirá de regreso.
—Bueno... —duda un segundo y luego me mira dando una leve reverencia —muchas gracias, con su permiso.
Después de despedirme con la mano en alto y verlo cerrar la puerta me giro hacia Shikadai y avanzo hasta quedar delante suyo, él sonríe tomándome por las caderas sin dudar para abrazarse a mi torso. Mi risa sale y acaricio su cabello para besar su coronilla.
—Anda, iré a tomar un baño.
—Deberíamos tomarlo juntos.
Su mirada llena de picardía se muestra radiante y al segundo se saca la camisa, mi sonrisa crece ante el tonto acto de mi bobo esposo, y siguiendo su juego tomo su mano para guiarlo hasta la ducha. Después de quitarnos toda la ropa de encima me aferro a sus hombros iniciando un beso mientras retrocedemos a la regadera, abro la llave sin si quiera mirar y dejamos resbalar el agua fría por nuestros cuerpos... nos separamos en un jadeo y él comienza a mojar mi cabello para aplicar jabón, yo hago lo mismo por él.
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