capítulo 32
Editado: 08/ 08/ 2021
[Hima]
Al parecer nuestra relación de casados iniciaría con la pierna derecha, teníamos cumplido el sueño de miles de enamorados pues la fecha más cercana para llevar a cabo nuestro compromiso es.... El catorce de febrero a las cinco treinta de la tarde en una iglesia muy grande y hermosa, y hasta el lugar que hemos elegido para la celebración después de la boda es precioso... el patio de la enorme casa de Shikadai que está sumamente hermoso y bien cuidado, además así nos ahorraremos un poco de dinero, con la celebración se llevándose a cabo en la mansión Nara todo se sentirá como en familia. Así que ahora mismo todas las chicas están en el patio a mi lado para terminar de elegir las decoraciones y demás cosas para la boda, Shikadai también está a mi lado.
—Entonces yo me haré cargo de la organización con la comida, —informa con seguridad Choucho —necesito unas cuantas manos extras que me ayuden, pero ya veré como hago eso, —sonríe tomando mi mano —es increíble, en poco tiempo hemos crecido bastante. ¡Oh, y! lo de los postres lo veré con los chicos, pero las entradas...
—Si, bueno... —inclino el cuerpo sobre Shikadai —nosotros quisiéramos dejar las cosas de comida completamente en tus manos.
—Sabemos lo bien que cocinas, así que no necesitamos probar los platillos para saber que serán exquisitos, aunque... si tú quieres puedes traernos bocadillos de prueba.
Ante su comentario las chicas comienzan a reír con ganas, mi risa también las acompaña y simplemente golpeo la pierna de Shikadai para pedirle control para nuestra situación.
—En fin, dejando la glotonería de Shikadai de lado, —Sarada desliza una revista por la mesa — ¿Qué haremos sobre el traje y el vestido?
—Supongo que del vestido nos haremos cargo nosotras... —se mantiene con las piernas sobre la banca mientras juega con su móvil.
—De hecho, sobre mi traje... yo les iba a pedir la compañía de Choucho, necesito el visto de una mujer y un hombre, ¿Quién mejor que ellos dos?
Chocuho parece dudar —Bueno... —se encoge de hombros —si eso deseas está bien... —vuelve la mirada sobre nosotros —solo dos días, y aún falta que terminemos de escoger los adornos de mesa y decoraciones para el lugar.
Nuestra charla se alarga un rato más y finalmente las acompañamos a sus autos para despedirnos de ellas. Él rodea mi hombro manteniendo un semblante tranquilo, finalmente ríe un poco y se inclina hacia mí rostro.
—Ya deseo verte con un hermoso vestido blanco, frente a mí... —besa mis labios —en el altar.
—Yo también lo espero con ansias.
Lo atraigo por la sudadera hasta poder besar sus labios, rodeando mis hombros me guía al interior de la casa, nuestras sonrisas relucen, simplemente no podemos ocultar lo felices que estamos por nuestra próxima unión. Él se deja caer en el sofá palmeando el almohadón en mi espera, pero antes de que pueda seguirlo escucho el sonar de mi móvil y le pido un momento para contestar.
—Si, dime.
—Señorita, el señor de la expansión para estados unidos ha llegado al hotel para que establezcan los últimos puntos del plan.
—Oh... —regreso levemente mi mirada —sí, enseguida voy así que mientras tanto sírvele algo bueno y dile que me espere un poco.
—Si, enseguida lo haremos.
Termino la llamada y admiro a mi futuro esposo con pena, no quisiera irme y dejarlo.
— ¿Paso algo? —sonríe levemente esperando mis palabras.
—Haré una expansión de mis hoteles y necesito irme en este momento, no tengo certeza de cuanto vaya a llevar la reunión... —avanzo al perchero por mis cosas —así que no me esperen en la noche para cenar, si no llego a casa me quedaré en el hotel al cual siempre voy.
—Si, esta bien... —avanza a la mesa al lado del sofá y juega con mis llaves en su dedo —no olvides las llaves —las arroja —y mándame mensaje si no logras llegar.
— ¡Si claro! —me detengo de salir para volver la mirada —Te amo.
Su sonrisa crece mientras guarda sus manos en sus bolsillos, al segundo me apresuro al garaje y abro la puerta de mi auto para salir cuanto antes en dirección a mi reunión. Vamos a casarnos y de verdad estoy muy feliz por ello, pero... yo no quisiera vivir como lo han hecho todo este tiempo mis padres, su vida de casados estuvo muy dispersa, apenas y se veían, y aunque parezcan una pareja muy linda y de verdad sean felices al lado del otro, yo no quiero ser como ellos. Yo quiero pasarme gran parte de mi vida cerca de Shikadai, quiero seguir recaudando recuerdo de las veces que estamos juntos y hablar con él cada noche y mañana al despertar.
Apenas llegué al hotel tuve mi reunión con el tipo de estados unidos, mi próximo socio, y hasta aprovecho para mostrarme fotos de su familia y presentármelos medio oficialmente, la más mencionada es su queridísima hija Nathalia quién es el mayor orgullo y la mas querida entre sus dos hijos. Al final de cuenta si me daba tiempo de llegar para la cena, antes de integrarme a la carretera inicio una llamada hacia la casa para avisarles a las chicas que estoy en camino y pedirles que me dejen algunas cosas que hacer, sé que ellas se encargan de la limpieza y cocina y todo lo de la casa, pero... no me gusta dejarlas solas haciendo todo el trabajo para que yo solo llegué a la casa para tirarme sobre el sofá, no, no, no. Apenas llego a la casa les ayudo con la comida, y apenas terminamos de colocar las cosas en la mesa puedo ver al señor Shikamaru llegar.
—Llegué en buen momento —Dice con una sonrisa entre el quitarse los zapatos.
Mi risa sale —Si que lo ha hecho, —separo su silla de la mesa —venga a sentarse.
—En tu silla de honor —señala Shikadai con gracia.
Su padre ríe y me agradece entre su tomar de asiento, yo le sirvo antes de ir a sentarme para servirle a Shikadai. Con todos los platos listos la cena da inicio.
— ¿Qué tal van con sus arreglos para la ceremonia?
—En la mañana vimos lo de la comida, —informo con tranquilidad —seria mucho menos costoso que Choucho se encargará del banquete y los chicos del pastel y postres.
—Sobre el vestido y mi traje lo estaremos viendo después.
—De hecho, —limpia sus labios con una servilleta —les quería proponer algo que... bueno, no... —baja la mirada al plato de comida —mejor no lo digo, creo que ha sido una mala idea, prosigan comien...
—Por favor suegro, —interrumpo —siéntase libre de decir cualquier opinión sobre nosotros.
—Vamos papá, tampoco es que tu opinión no cuente por ser mi boda, de hecho es todo lo contrario.
— ¿Entonces? —insisto.
—Bueno, es que... —da un arreglo de voz —estaba revisando unas cajas en el sótano y... yo encontré el vestido de tu madre junto con mi traje...
Mi sonrisa crece al segundo. Sería completamente espectacular tener el vestido de la madre de Shikadai para nuestra boda, básicamente sería como si ella estuviera aprobando nuestra unión y estuviera ahí con nosotros en apoyo.
—¡Permítame usarlo, por favor!
La silla rechina al ser separada entre mi levantar, al segundo ya estoy dando una reverencia que obtiene la mirada de ambos. Pero hablo enserio, deseo usar ese vestido, el solo pensar que ella nos apoya es... muy lindo.
—Esa era mi idea, —menciona con una sonrisa —y tal parece te agrada mucho el plan... —vuelve la mirada a Shikadai — ¿Tú que dices hijo? Tenemos la misma complexión, es casi seguro que mi traje te quedará.
—No lo sé, —frota su nuca manteniendo la mirada baja —permítanme pensarlo un poco...
Su mirada sube con pesar sobre nosotros y eso basta para hacer borrar la sonrisa de mi rostro, nuevamente tomo asiento a su lado y tomo su mano bajo la mesa entrelazando nuestros dedos para calmarlo... al subir la mirada puedo ver como el señor Shikamaru baja la mirada y sigue con la comida sin intentar poner otro tema sobre la mesa.
Subimos y tomamos una ducha un poco por separado, ahora mismo me encuentro de rodillas en la cama secando su cabello mientras él se mantiene sentado con esa mirada perdida desde que su padre mencionó lo del vestido de su madre... un exhalar se escucha y al segundo siento su mano sostener mi muñeca, su rostro apenas y gira hacia mí.
—Sobre lo de hace rato... —gira el cuerpo para mirarme más de frente —no es que no quiera que utilices ese vestido Hima, es solo qué... —traga grueso —a veces puede ser doloroso recordar a mi madre, y solo es una suposición, pero posiblemente mirar ese vestido va a recordarme muchas cosas sobre el pasado...
Sin dudarlo me abalanzo sobre su cuerpo brindándole un abrazo. Yo sé que debe ser duro para él, aunque Shikadai ya haya crecido y aunque diga mil veces que lo ha superado... los recuerdos dolorosos no se van tan fácil.
—Si no quieres que lo utilice, esta bien Shikadai... solo quiero que seamos muy felices ese día, bueno... —aparto mi cuerpo mostrándole una sonrisa —déjame seguir secando tú cabello, mañana tendré una reunión por la mañana y necesito ponerme a dormir cuanto antes.
Antes de dejarme seguir con el secado se abalanza contra mi abrazándose a mi torso con cariño y como si fuese un niño pequeño, mi risa sale mientras acaricio sus mojados cabellos y acepto nuestra unión.
—Te amo —Dice con calma.
—Y yo a ti, tonto.
—Quiero... —eleva la mirada sin soltarme —que te lo pruebes, —sonríe —quiero ver como se te ve.
— ¡Ey! —aparto su cuerpo — ¡Déjame secar tu cabello! Mira esto... —extiendo mi blusa —me has mojado. —mi risa sale y acaricio su rostro con mi mano —mañana podemos hacerlo —beso sus labios.
— ¿A qué hora llegarás? —vuelve a darme la espalda permitiéndome seguir.
—Supongo que por la tarde.
Al terminar con su secado de cabello entramos juntos a la cama y él se acurruca a mi lado para caer en las manos de Morfeo.
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