Capítulo 28
Editado: 14/ 07/ 2021
[Hima]
Hoy se han cumplido siete años ya desde que se fue, y por el momento no he recibido mensajes ni llamadas de su parte, pero bueno... creo que es comprensible, no era posible que él simplemente se escapará una noche y llegará a mi casa la mañana siguiente; al final de cuentas puedo seguir esperándolo, además, aunque ya se han cumplido siete años faltan muchos meses para que se acabe.
En fin, me levanto de la cama dejando de mirar el teléfono con tanto desespero y tomo mis cosas de baño para adentrarme al baño; al salir me pongo en camino a la cocina para preparar mi desayuno... el desespero de verdad me lleno, ahora mismo vivo en su antiguo apartamento, aunque casi no puedo pasarla aquí por los trabajos que surgen de repente haciendo que me mueva de lugar cada tanto. Hoy tengo una junta de negocios para expandir los hoteles hasta los estados unidos, ya lo he platicado con mamá y ella piensa que suena muy bien, que de hecho no tengo necesidad de salir del país pues puedo tener las juntas por medio de videollamadas...
Pero primero necesito tener mi junta con el inversionista interesado y leer adecuadamente el contrato para poder decidir si firmar o no; con mi desayuno terminado me encamino a la salida y bajo hasta el estacionamiento en el elevador para tomar el auto, regalo de mi padre, claro que lo usaría ya que es un regalo suyo, aunque... nunca dejaría aquella moto, aun la conservo y la utilizo de vez en cuando, la verdad me he acostumbrado mucho a ella. En fin, me encuentro llegando al hotel más cercano donde se llevará a cabo nuestra reunión; al llegar al restaurante veo a mis próximos colegas estar esperando por mi llegada, la platica da inicio de buena manera y finalmente decidimos que la expansión de la cadena hotelera dará inicio. Nos levantamos y les dio la mano en despedida.
—Ha sido de verdad una gran decisión señorita, gracias por cerrar el trato con nosotros.
—Gracias a ustedes por la oportunidad, ustedes y sus familias pueden hospedarse el tiempo que deseen.
—Si, muchas gracias, pensamos quedarnos una semana más para atender otras cosas.
—Entonces por favor disfruten su estadía.
—Si, muchas gracias... ¿Seguirá aquí esta tarde?
—Me estaré quedando unos días, si necesita comentarme algo más estaré dando vueltas por el hotel, puede pedirles a los empleados que me llamen o directamente hacer una llamada a mi celular.
—Si, si no se preocupe... —arregla su corbata entre el levantarse —bueno, la veo después, mi esposa e hijos quieren tener un rato de diversión en la playa.
— ¡Qué le vaya bien!
El hombre sale con una amplia sonrisa en el rostro. Al tomar asiento nuevamente puedo ver a la mesera que me atendió cuando vine con los chicos, Izumi, ella se acerca con una amplia sonrisa y manteniendo el porte que debería.
— ¡Hola señorita!
—Hola Izumi, anda... —cabeceo hacia el asiento —toma asiento.
— ¡Oiga señorita! —toma asiento inclinándose hacia mí —me quede con la duda la última vez que vino, ¿Podría por favor terminar la historia de su príncipe?
—Bueno... —analizo el lugar —veo que ahora no hay mucha gente, veamos... al despertar ella se levanto con las pocas fuerzas que tenía y fue en su búsqueda, se encontraron, y luego de que ella dijera algunas palabras en la inconsciencia de su amado... —doy un asentimiento —él despertó.
— ¡Ay, que lindo! ¡Tal y como la bella y la bestia! Solo que sin un beso... ¡Siga por favor!
Mi risa sale levemente —Bien, bueno... —cruzo las piernas recargando mi cuerpo del asiento —estuvieron juntos unos días en el hospital, y apenas salieron...
Esta es la parte que siempre me causa conflicto al decirlo, un nudo se hace presente en mi garganta al recordar como aquella vez fui sin éxito detrás suyo...
— ¿Señorita?
—Si, bueno... —trago grueso —unos hombres lo llamarón por su nombre al salir del hospital, él contesto algo inseguro y de pronto lo tomaron de los brazos para encerrarlo en un auto que estaba estacionado fuera... ella y otros dos chicos intentaron detener a los hombres, pero eran gigantes y muy fuertes... los arrojaron lejos y encendieron el auto para ponerse en marcha cuanto antes...
— ¿¡Qué!? ¿¡Pero qué!? —aprieta el puño sacando el pecho con enfado — ¡Esos desagraciados! Jefa... —sujeta mi manga mirándome con total asombro —ha pasado por tantas cosas.
Y claro que lo sé, sé muy bien que son demasiadas cosas. Sonriendo dejo salir mi risa y simplemente sujeto su hombro para intentar calmarla un poco, de hecho, parece molesta con lo que ha ocurrido en mi historia.
—Tranquila, tranquila... verás, después de verlo irse en ese auto, ella intentó seguirlo a pie, pero enseguida recordó que su amigo tenía una motocicleta... tomó las llaves y fue tras él sin dudarlo, pero aun así no logro alcanzarlo... al final de cuentas ella lo estaba esperando, y él juro volver para pedirle matrimonio.
—jefa, ¿Enserio lo está esperando?
—Si, lo estoy... el plazo fue de siete años, dijo que cumplidos los siete años iba a regresar... así que hasta que esos siete años pasen ella lo seguirá esperando...
— ¡Pero jefa! ¿A caso no ha tenido otra pareja en todo este tiempo?
—La verdad muchos se han acercado a mí, pero...
— ¿Él era tan especial?
—Fue... mi primer amor, —suspiro manteniendo mi sonrisa —además, es algo muy especial lo que sentí con él... su forma de hacerme sentir, cada recuerdo que me dejo...
No puedo evitar sonreír ante esos recuerdos, mi mano juega con el collar que nunca me quito mientras mi mirada permanece perdida en mis recuerdos.
—Vaya... ¿Y por qué fue ese collar?
—Es... de nuestro primer viaje juntos, tengo... —vuelve la mirada con una sonrisa —nuestra foto de aquel viaje en mi recamará.
—Vaya... —descansaba la barbilla sobre su palma —él se escucha como alguien tan perfecto, quisiera... —exhala un suspiro soñador —poder conocer a alguien como él.
Los desánimos pronto la llenaron y dejo caer la mejilla sobre la mesa. Cruzando los brazos y piernas solo me pongo a reír... al elevar la mirada puedo ver a un joven mesero que casi cae al suelo por estar mirando a Izumi, aunque ella sigue suspirando muy desanimada.
— ¡Señorita! —me mira con enfado fingido — ¡No se ría de mí! Todas queremos un príncipe azul como el que usted tiene.
—Pero Izumi, —me inclino señalando con el índice —tú príncipe azul esta tirando baba con solo verte...
Su mirada vuelve enseguida siguiendo mi señalación, su rostro muestra la clara sorpresa y de un segundo a otro se encuentra totalmente colorada de la cara; el chico de verdad es muy guapo, pero apenas toparon miradas termino cayendo detrás de la barra al resbalarse. Mi risa no puede evitar salir, aunque trato de contenerla, los otros trabajadores se acercan preocupados en busca de ayudarlo y yo me inclino sobre la mesa manteniendo la palma contra la madera para empujar el hombro de la chica a mi lado.
—Anda, ve a revisar como se encuentra.
—Pues.... —me mira y vuelve la mirada a la barra — ¡Voy! Ya voy...
Su nerviosismo se convierte en prisa, apenas llega a su lado todos les permiten hablar y el jefe de la barra le pide especialmente a ella que lo ayude a recomponerse un poco. Mi sonrisa crece y sin más que hacer me aparto de la mesa para ponerme en dirección al lobby; los huéspedes van y vienen llevándose mis sonrisas con ellos... al salir a la playa inhalo profundamente el salado aire y sigo mi camino quitándome los zapatos apenas la arena fría esta bajo mis pies... mi camino inicia hacia la barra de coctelería.
— ¡Señorita! —eleva la mano con entusiasmo — ¡Muy buenas tardes! —da una reverencia —Si necesita un traje de baño por aquí tenemos algunos que le podrían gustar.
—Si muchas gracias, por favor déjeme ver los modelos.
El hombre enseguida me muestra algunos modelos y yo termino escogiendo un short negro y una blusa de flores con la espalda descubierta además de un amarre alrededor del cuello, y claro, unas sandalias blancas algo altas. Me cambio tranquilamente y salgo hacia la barra para dejarles mi ropa encargada.
—Póngame un ron por favor.
—Enseguida señorita.
Tomando asiento en la barra puedo ver como el hombre prepara mi bebida, con una sonrisa me giro en el asiento admirando la playa donde los niños juegan por todos lados riendo entre el lanzarse la pelota de playa... de un momento a otro un niño tropieza haciéndole imposible regresar la pelota que termina sobre la bebida de un huésped. El hombre se sobresalta teniendo la bebida sobre la ropa, y la mujer del tipo se levanta totalmente enfadada reprendiendo a los pequeños... la madre de los niños corre con prisa.
—Dios santo, —expreso con cansancio volviendo a girar en mi asiento —trae una toalla y deja a ese huésped tomar un traje de baño gratis, también encárgate de que lleven el suyo a la tintorería.
— ¡Enseguida señorita!
El hombre da una señal a uno de sus trabajadores, mi camino da inicio hacia las mujeres que pelean, bueno... una de ellas pelea mientras la otra resguarda a sus hijos detrás de ella pidiendo disculpas.
— ¡Ese traje es muy caro!
—Por favor, —interrumpo elevando la mano entre ambas —pase a la barra de bebidas, ahí le darán una toalla y un traje nuevo de baño, también enviarán su traje a la tintorería y le darán una bebida gratis.
— ¿¡Usted quién es!? —expresa molesta la mujer.
—Oh... —doy una leve reverencia —disculpe, soy la dueña del hotel, así que... —me aparto cubriendo a la madre y los niños detrás de mí —por favor vayan con mis empleados.
—Bien... —frunce el ceño —supongo que... gracias.
Al verla marcharse y ser atendida doy media vuelta mirando a una madre agradecida que me pide disculpas agachando la cabeza, yo me pongo en cuclillas tomando las manos de los niños.
—Deberían tener cuidado del lugar hacia dónde tiran la pelota pequeños, pudieron haber metido en problemas a su mamá.
—Perdón señorita.
— ¡No lo volveremos a hacer!
—Bueno, bueno, —me levanto —vaya a jugar más cerca de la playa.
— ¡Muchas gracias! —Dicen al unisonó.
La mujer me agradece en silencio y de pronto sus hijos la toman de los brazos jalándola, con una simple sonrisa elevo mi mano despidiéndome de la pequeña familia. Volví a la barra por mi ron y al segundo busco una silla donde tomar asiento, debajo de una palmera en una mesa para dos personas; mi mirada se pierde en las olas de mar que chocan con la playa... de alguna forma eso me relaja bastante.
—Hola, —inclina el rostro tapando mi vista —soy Ichiro.
— ¡Ha! —sonrío —Hola, soy Himawari.
— ¿Puedo tomar asiento? —señala con la mirada la silla vacía a mi lado —digamos que tu palmera es la que más protege del sol.
Mi risa sale —Venga, —recargo el codo de la mesa —pero si todas son iguales.
—Pero tú estás en esta.
Vuelvo a reír —Vaya... —suspiro ladeando un poco mi cabeza —lo lamento, es que... —juego con el anillo de mi dedo —soy una mujer comprometida.
—Y yo un chico con novia... —sonríe —pero salió con su familia y no volverán pronto... cosas de su padre, —divaga sin importancia —en fin... ¿Puedo tomar asiento?
—Adelante...
—Gracias, sinceramente... solo me daban ganas de platicar con una chica que pasa lo mismo que yo.
— ¿Um? ¿Por qué piensas que paso lo mismo que tú?
—La verdad, —inclina su cuerpo hacia mí —su padre se la llevo porque yo no era "Suficiente" para ella, y... aunque me de vergüenza, —sujeta su nuca frotando su cuello —no tuve el dinero ni nada como para poder intentar detenerla o al menos intentar ir con ella, —sonríe apenado —ahora mismo la estoy esperando, se la llevó fuera del país... pero sé que ella va a volver, y si no vuelven voy a dar todo de mí por ir a verla... —sonríe por lo bajo —cuando te vi con la mirada perdida en el mar no pude evitar recordar mi mirada cuando me apartaron de ella, solía perderme así en la nada...
—Vaya... se escucha que su padre es muy malo, —expreso un poco desinteresada —Pero bueno... —analizo el rostro del chico —tienes razón, a mí también me separaron de mi pareja, pero él me prometió que volvería, y bueno... este año es... —niego mostrando mi tranquila sonrisa —él volverá.
—Lo sé... —comenta como si comprendiera mi historia —este año yo me iré en la búsqueda de mi pareja, al fin he conseguido el dinero suficiente para poder ir tras ella, y una vez la tenga a mi lado haré lo posible por permanecer a su lado.
—Que lindo, —expreso enternecida recargando los brazos de la mesa —al menos tú tienes la opción de poder ir en su búsqueda, la verdad... —exhalo un suspiro —yo desconozco el lugar el lugar al cuál se lo llevaron.
— ¿No has hablado con él desde que se lo llevaron?
—Si, pero tiene guardaespaldas, ellos se encargan de cortar la llamada enseguida si él intenta decirme el lugar donde lo tienen.
—Vaya... eso esta mal, —frunce el ceño disgustado —pero si él realmente te quiere seguro que volverá... —sonríe —cuando los hombres encontramos a la mujer de nuestra vida no deseamos por ningún medio dejarla ir de nuestro lado, nunca... es un miedo muy normal, temer a no volver a encontrar a alguien así jamás.
—Yo se que él va a volver.
—Es bueno que tengas fe en que regrese, seguro y lo hará... —analiza mi presencia —vamos, te invito otra bebida.
Entre una risa me levanto junto a él siguiéndolo hasta la barra de bebidas; al final pasamos la tarde juntos, él me contó su historia y yo le conté la mía sin dudarlo, cuando nos percatamos la noche ya había caído frente a nuestros ojos. Ambos nos levantamos del sofá en el cuál estábamos sentados.
—Bueno, se nos hizo tarde platicando, —eleva la palma abierta hacia mí —sería bueno verte después, mi móvil ya lo tienes, —estrecho su mano —y bueno... nos vemos, suerte con tu chico.
—Gracias, adiós y suerte con tu chica.
Él se aleja con una sonrisa en cara y yo me acerco a uno de mis empleados para pedirle que mande una bebida a mi habitación. Subí y me puse cómoda en mi habitación, dejándome caer con un pijama encima me quedo mirando el televisor en la espera de mi bebida.
El timbre suena y me pongo en dirección a la puerta para recibir mi bebida con una sonrisa, le doy una propina al chico y enseguida me meto en la habitación apagando el televisor para ponerme en camino hacia la terraza. Al recargar el cuerpo del barandal puedo sentir la brisa fría fluir desde el fondo hacia mi rostro... mi cabello revolotea sin control logrando molestar mis ojos, cierro los ojos y agachando la mirada bebo un poco para después elevar la mirada hacia la luna.
—Siempre me gusta pensar que ambos miramos el mismo cielo, —elevo la copa hacia la luna en un brindis —eso me hace pensar que estamos más cerca de lo que pensamos... Shikadai, —cierro mis ojos —cuando vuelvas procura abrazarme fuerte... y nunca más me sueltes.
Con un enorme suspiro dejo mi copa aun lado, me aferro a mis propios brazos dándome un abrazo lleno de necesidad... mis lágrimas fluyen mientras agacho la mirada. Detengo mi llanto al escuchar una música conocida en el interior de la habitación, mi mirada vuelve con prisa y rápidamente me adentro.
— ¿Hay... alguien?
Mi mirada viaja por el alrededor sin poder notar movimiento alguno, al avanzar hacia la habitación puedo ver el movimiento de su mano sobre su corbata, la luna apenas lo ilumina, mis lágrimas fluyen sin poder evitarlo y, aun así, mi sonrisa crece de manera inmensa.
—Es bueno verte, te ves tan hermosa comosiempre.
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