10
A Jungkook siempre le ha gustado lo bien que se ve con traje, le gusta mucho como la tela se ciñe a su cuerpo y lo moldea. Por eso le es inevitable sonreír tras verse en el espejo del baño, lucia bien, de maravilla, para ser sinceros.
Eso era lo que más le gustaba de las cenas de las empresas de su padre—claro, obviando el que podía ligarse a las hijas de los socios de su padre e incluso, a las esposas de sus futuros socios—era verse en el espejo vestido completamente de negro, una camisa blanca y una corbata, demasiado simple para el ojo de la moda, pero bastante caliente para cualquier ojo.
Si bien el único entretenimiento eran las hijas o esposas de sus futuros socios, hoy sería diferente, porque no todos los días tienes a tu nuevo juguete en primera fila. Sería una noche buena, trataría de dar las zancadas más pronunciadas con Jimin.
Con mucha confianza y un poco de vino en sus cuerpos, todo era más fácil.
Al salir del baño uno de los camareros le ofreció una copa de champán, la aceptó con una sonrisa, haciendo su camino al salón principal, robando una que otra mirada del personal, siendo el centro de atención con su porte alto y sus pasos firmes. Al entrar al salón, fue directo hacia su familia, tenía que estar con los suyos; después del discurso de su padre podrían separarse. Mientras todos los invitados tomaban asiento, Jungkook buscaba de forma disimulada a su presa, sonrió de lado al verlo entrar.
Jimin entró al salón acompañado de su prometido, saludando a alguno de sus conocidos y mirando atrás para compartir unas cuantas palabras con sus padres. En cuanto sus miradas se encontraron en el inmenso salón, Jungkook le guiñó el ojo.
Lo que le esperaba. Pensó, volviendo su vista al frente, bebiendo un sorbo de su champán.
—¿Para la cena, nos sentaremos junto a los Park? —preguntó Jungkook, acercándose a su madre para que nadie más oyera su pregunta.
—No lo sé, supongo que sí. Tu padre quiere hacer un trato de exportación con el señor Park, por eso también lo ha invitado.
Jungkook asintió, ansioso por la cena, deseaba que las palabras de su padre fueran rápidas, así estaría en cuestión de segundos al lado de Jimin.
El discurso fue como siempre, muy aburrido y monótono, Jungkook no entendía como se le consideraba a su padre uno de los empresarios más pesados de Corea del Sur, cuando con tan solo un discurso mantenía a todos con los ojos cerrados. Pero para su suerte, fue rápido. Todos yacían aplaudiendo al creador del imperio Jeon. Ahora, podían ir a las mesas donde se serviría la cena.
Vería a su presa, Jimin.
Conversaba con algunas de las hijas de los socios de los Jeon, compartía sonrisas con ellas mientras les daba la atención que ellas querían, una tristeza por ellas; pues hoy no tenía planes de divertirse con alguna castaña o pelinegra. Con un rubio, ese era su plan.
El plan.
No tardó mucho en tomar el asiento que por protocolo le tocaba, esperando pacientemente a que los demás se unieran, viendo a Jimin a lo lejos, caminando mientras aún tomaba del brazo a su prometido. Desde su asiento, Jungkook podía ver el anillo de Jimin, tenía un cierto brillo, seguramente aquel anillo tendrá uno que otro diamante incrustado.
Jimin llegó a la mesa, saludando a todos los presentes, mirando a Jungkook para saludarlo y con mucho esfuerzo, tomando asiento a su lado, ignorando su existencia.
—¿Qué tal, Eunwoo? —Saludo Jungkook, apretando la mano del nombrado, dándole una ligera sonrisa.
—Todo bien. —Sonrió. —¿Qué tal tu? ¿Cómo has estado?
—No me quejo. —Se encogió de hombros, tomando de su nueva copa de champán, recostándose en su silla, mirando de reojo a Jimin. —Se ve que todo está bien contigo, ¿eh?
Eunwoo sabía a lo que se refería, hablaba sobre su relación con Jimin, por eso sonrió, apretando la mano de Jimin.
—No tienes ni idea. —Entrelazo sus dedos con los de Jimin, llevándola hacia sus labios para dejar un corto beso.
—Claro que no la tengo. —Sonrió de lado. Manteniendo sus ojos fijamente en los de Jimin. —Felicidades de todas formas, el anillo es muy bonito.
—Lo es. —Hablo, por fin, Jimin. Sonriendo a Eunwoo y prácticamente ignorando la presencia de Jungkook. Casi dándole la espalda. —Es un anillo precioso, Woonie.
Jungkook rodo los ojos, aunque él mismo se viera por encima de las demás personas, jamás había sido tan grosero para darle la espalda a alguien. Jimin era detestable, siendo la representación de niño rico y caprichoso. Decidió cortar la conversación ahí, ahora que Jimin estaba prácticamente metiéndose por los ojos a Eunwoo, sería un desperdicio de tiempo y saliva tratar de hablar con él.
Después de todo, no era importante, solo era su manera de acercarse a Jimin.
—¿Hace cuánto se han comprometido? —Preguntó la madre de Jungkook. Ella era alguien muy romántica, le gustaba oír las historias de amor, como ella no había tenido una, pues le gustaba oír la ilusión en las voces de los enamorados.
—Eunwoo pidió mi mano hace cinco meses, pero ayer me dio el anillo de compromiso. —Respondió Jimin, una sonrisa en su rostro.
—¿Oh, en serio? —Ella estaba sonriente, Jungkook podía ver la ilusión en sus ojos. —¿Y ya tienen la fecha de la boda?
—Pues aun no la fijamos, pero es más que seguro que será a principios de diciembre.
—Espero que tengan considerados a los Jeon para ser parte de sus invitados. —Dijo con un tono de broma, a su madre le encantaban las bodas, eran su pasatiempo favorito.
Oh, claro que estaremos en la lista de invitados. Pensó Jungkook, una vez más, sonriendo de lado.
—Claro, será un honor, Señora Jeon. —Respondió Eunwoo, bastante amable, siendo el caballero que todo el mundo sueña tener.
—Esperamos ser considerados para una futura boda de Jungkook, también. —Sonrió Jimin, mirando a Jungkook a los ojos.
Como una mosca muerta. Pensó Jungkook.
—Si se da el momento. —Respondió Jungkook.
—Oh, mi Jungkookie, aún no sienta la cabeza, pero está bien, aún es joven. —Sonrió su madre, apretándole una mejilla.
—Si, no vaya a ser que me equivoque al dar un anillo. —Dijo, mirando a los ojos de Jimin, tratando de picarlo.
Jimin ahogó un sutil risilla, colocando la servilleta sobre su regazo. —Esperemos que no sea así, equivocarse suele ser grave.
La plática fue interrumpida cuando los platillos con el aperitivo llegó, unos segundos después, Jimin se levantó de su asiento, disculpándose, necesitaba contestar una llamada. Jungkook tomó unos cuantos pedazos de lechuga en su tenedor y los comió, era el mejor momento para dar la zancada con Jimin.
Por eso es que fingió tener una llamada, saliendo a la misma dirección en la que Jimin desapareció. Al llegar al balcón, se encontró con la espalda del rubio, aun hablaba por su celular. Jungkook cerró la puerta del balcón y se recostó a un lado de esta, esperando pacientemente a que Jimin terminara su llamada.
Cuando lo hizo, Park se giró, saltando en su lugar tras ver a Jungkook recostado en la pared.
—Me asustaste. —Susurro. Comenzando a caminar para salir del balcón.
—¿Tan rápido te irás? —La voz de Jungkook hizo que se detuviera.
Estaba a tres pasos delante del pelinegro. Ambos mirándose fijamente, con la diferencia que, Jungkook tenía una sonrisa en su rostro.
De tres centavos. Pensó Jimin.
—Hay una cena dentro. —Fue lo único que dijo, dando dos pasos para salir del balcón.
Pero, siendo detenido por el agarre de Jungkook. Jimin no dijo nada, solo se quedó mirando curiosamente a lo que Jungkook haría. El pelinegro lo tomó de la muñeca, llevando su mano hacia la mano de Jimin, levantándola hasta su vista, acariciando con su índice el anillo en el anular del rubio.
—Así que...al fin te dio el anillo ¿ah? —Aun sosteniendo la mano de Jimin en alto, sonrió.
—Lo hizo. —Sonrió, aun dejando que Jungkook le sostenga de la mano.
—Y te dio muchos besos para celebrarlo, ¿no?
—¿Y eso a ti que te importa? —Frunció el ceño, bastante irritado por la presencia de Jungkook.
Eran dos.
—Pues, voy a necesitar que califiques.
—¿Qué? —la confusión en el rostro de Jimin era bastante clara. No sabia de lo que hablaba Jungkook, no tenia ni la menor idea.
Era mejor, las cosas que eran sorpresa, solían ser muy bien recibidas.
—Esto.
Al dar su última palabra, Jimin jamás se imaginó lo que vendría, ni en mil años lo imaginaria. Ni lo prevendría, si alguien le dijera que Jeon Jungkook le robaría un beso, nunca le creería y se le reiría en su cara.
Pero ahí estaban, Jungkook había jalado de su mano, lo había tomado del cuello y había juntado sus labios. Fue tanta la sorpresa que Jimin siguió el beso, aun con los ojos abiertos y procesando qué carajos había pasado.
Y en cuanto se dio cuenta del sabor a menta y alcohol que provenían de los labios de Jungkook, reaccionó. Alejando a Jungkook de sus labios, con nada menos que un puñetazo.
—¿¡Qué te sucede?! —Grito enojado, podría patear en los testículos a Jungkook, pero haría mucho escándalo.
—Ah. —Jadeo, retomando su postura con una mano en el pómulo que Jimin había golpeado. —No sabía que le ibas al sado.
—Imbécil. —Dijo. —¿Por qué carajos me besaste?
—¿Con esa boquita besas a las personas? —Sonrió de lado, sin dejar de sostener su pómulo, vaya que dolía, pero aún seguía molestando a Jimin.
—Eres tan disgustante, Jeon Jungkook. —Fue lo último que Jimin dijo, por fin cumplió con su misión de salir del balcón.
Aún sentía el sabor de menta y champán, necesitaba quitarse ese asqueroso sabor de sus labios.
Mientras que Jimin estaba más que enojado, Jungkook reía en el balcón, aún frotando su pómulo y viéndolo en el reflejo de su celular, vaya que golpeaba fuerte.
Pero ya había dado la zancada, sabía que Jimin estaría toda la noche pensando en el por que, de aquel beso, sabía que, por el resto del fin de semana, no saldría de la cabeza del rubio.
Y con eso le bastaba, necesitaba meterse en los pensamientos de Park, necesitaba instalarse en su piel, su mente y corazón. Ahora iba por su mente, vendría la piel y luego el corazón.
Así sería como gane la jugosa apuesta.
Después de asegurarse de que su golpe no se notara, volvió a su mesa, ignorando por completo la presencia de Jimin; como si no lo hubiese besado en el balcón. Jugando más con la cabecilla del rubio.
Asaltando sus pensamientos.
Lo hacía bien, porque entre la rabia de Jimin, estaba la pregunta del millón: ¿Por qué Jeon Jungkook lo beso?
Seguro es para molestar. Pensó. ¿Ahora irá robándome besos para fastidiarme? Que infantil.
El cometido de Jungkook estaba hecho.
Bebió del vino en su copa, satisfecho de sus propios pasos.
Ay, Jimin, pronto seré lo único que pienses. Pensó, mirando de reojo al rubio sentado a su lado.
🏹
habrá una actualización mas en recompensa por mi abandono 😿
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