Capítulo IX
Un joven pelipalmera entrando a la adolescencia, se hallaba sentado en el sofá de su hogar, entre sus manos sostenía un Nintendo DS color celeste. Su ceño completamente fruncido, además de la velocidad con la que presionaba los botones de la consola, demostraba su agilidad, y concentración máxima en aquel juego, en donde, poco a poco; se volvía un experto.
La puerta principal del hogar fue abierta, sus ojos se trasladaron al hombre de la cicatriz que ingresaba a la sala, acompañado por otro hombre de cabellos azules, el adolescente inmediatamente presionó el botón de pausa, y colocó la consola a un lado de él.
-Papá, que bueno que haz llegado -habló, alegre- Quiero contarte las cosas que hicimos hoy en la escuela -dijo, emocionado, mientras se levantaba del sofá.
-¡Cállate, Goku! -ordenó su padre. La voz del menor le irritaba-. No me interesa en absoluto lo que hayas hecho hoy, ni en la escuela, ni en la casa, ni en esa maldita consola de videojuegos, en nada, ¿Entiendes? Mejor traenos a Broly y a mi unas cervezas.
Al instante, la sonrisa del pelipalmera desapareció ante aquel trato por parte de su progenitor, el cual se volvía más frecuente. El menor observó al peliazul, quién no le había quitado la mirada desde el momento en que lo vio al entrar.
No era la primera vez que Broly iba a la residencia de los Son, desde su primera visita, el adolescente había notado algo raro en aquel sujeto. Ese hombre siempre lo observaba de una manera tan extraña e intensa al punto de generarle incomodidad, no podía estar cerca de él, o en el mismo sitio, sin que sintiera miedo ante su presencia. No le agradaba en absoluto esa sensación.
-Goku, te estoy hablando -la voz de su padre lo sacó de sus pensamientos.
-¿Eh? A-ah sí. Enseguida vuelvo...
Caminó hasta la cocina, para buscar dentro del refrigerador un par de latas de cerveza. Mientras iba de regreso a la sala, miró la lata que traía en su mano izquierda, últimamente su padre había comenzado a beber más de la cuenta, y eso traía preocupado a sus hijos. Raditz había discutido con Bardock en varias ocasiones por aquello, sin embargo; el más viejo sólo lo ignoraba y le pedía que no se metiera en aquel asunto.
-Aquí tienes tu cerveza, papá -le entregó la lata.
Al momento de dársela a Broly, este último tomó por unos instantes la pequeña mano, mirando intensamente al dueño de la misma. De nuevo esa sensación de incomodidad, el adolescente inquieto ante la mirada, alejó su mano rápidamente.
-¿Dónde está tu hermano? -habló, el hombre de la cicatriz, sin percatarse de lo ocurrido hace unos instantes.
-Se fue hace rato -respondió el Son menor-. Dijo que iría a dormir en casa de un amigo.
-¿De nuevo? -preguntó, su padre, con el ceño fruncido
El pelipalmera asintió.
-Como que le está gustando eso de irse a dormir en casa de amigos, eh. -comentó, Broly, mientras le daba un trago a su cerveza.
-Mañana hablaré con él seriamente -dijo, Bardock, serio, aún conservando su expresión de disgusto, luego dirigió su mirada a su hijo menor-. Goku, vete a tu dormitorio, y te agradezco que no nos molestes el resto de la noche ¿Quedó claro?
-Sí, papá... -Sin objetar abandonó el lugar, no quería seguir en esa situación extraña con el peliazul.
Éste último, siguió con la mirada al pelipalmera hasta verlo desaparecer, bajó su vista al aparato que el adolescente dejó olvidado, -y aún continuaba encendido-. Se acercó a él, a paso tranquilo, para después tomarlo entre sus manos y apagarlo.
Luego de varias horas, el alcohol había hecho efecto en el hombre de cabellera alborotada, haciéndolo quedar inconsciente. El peliazul sonrió. Era su momento de actuar, se aseguró de que su compañero estuviera profundamente dormido, tomó la consola de videojuegos y una vez hecho, subió las escaleras, directo al primer piso.
Abrió la puerta de la habitación del menor. La cual estaba levemente iluminada por medio de la lámpara que se hallaba sobre la mesita de noche. Vio al pelipalmera acostado en su cama, ya dormido. Una sonrisa llena de maldad se dibujó en su rostro, todo le estaba saliendo tan fácil, se adentró a la habitación sin hacer ni el más mínimo ruido, y cerró la puerta tras pasar.
Goku comenzó a moverse entre las sábanas, inquieto. Tomó la almohada que estaba desocupada, y la atrajo hacia él, su cuerpo se relajó al instante en que sus fosas nasales fueron invadidas por aquel olor tan varonil que poseía... ¿Vegeta? Parpadeó varias veces en un intento por hacer que sus ojos se despegaran. Cuando lo consiguió, observó desorientado la habitación donde se encontraba, ésta estaba poco iluminada, las cortinas evitaban el paso de los rayos solares, sin embargo; la poca iluminación que había le permitía ver que no se encontraba en el dormitorio de siempre. Se sentó, para observarla con detenimiento, ¡Claro estaba en casa de Vegeta! Lo había olvidado por completo.
Volvió a acostarse en la cama, abrazando la almohada nuevamente ¿Hacía cuánto no soñaba con Broly? Desde el primer momento en que ese hombre lo había violado, su mente era invadida, cada noche, por una pesadilla. No lo había superado, eso lo tenía más que claro, pero con el paso del tiempo, las pesadillas se hicieron a un lado, tenía otros problemas en los cuales pensar y Broly, apenas cruzaba sus pensamientos, sin embargo; no quería volver a lo mismo.
No quería volver a temerle a la oscuridad. No quería despertar y ver a Broly frente a él. No deseaba que el peliazul lo atormentara de nuevo en sus sueños. No tenía ganas de sentir manos recorrer su cuerpo, como lo sentía ahora. Siempre existió el miedo de que él volviera a aparecer, aún así, muy en el fondo; conservaba una pequeña ilusión de que ese hombre jamás iba a regresar a su hogar, y por un creyó que se cumpliría.
Se quedó unos minutos más acostado en la cama, para después levantarse. Caminó al baño para lavar sus dientes, además de darse una refrescante ducha. Los recuerdos de lo que había ocurrido en la madrugada invadieron su mente de un solo golpe, ahora que Vegeta estaba al tanto de lo que le había ocurrido ¿Cómo lo trataría?
¿Tenía miedo? ¡Por supuesto! Después de que su "mejor amigo" contara una versión distinta de lo que realmente había pasado, prefería guardarse todo lo que ocurría en su vida, los cortes, los golpes por parte de Trunks, de su padre, lo ocurrido con Broly, e incluso lo que pasaba con su maestro Nappa, pero desde que había llegado Vegeta, todo en su mundo cambió.
El mayor se estaba ganando su confianza muy rápido. Él lo hacia sentir importante, mostraba tantas atenciones, lo apoyaba, se preocupaba por su bienestar, había hecho por él lo que nadie hizo en años, y eso, en cierto punto; le generaba inquietud. A estas alturas, no tenía por qué desconfiar de él, pero una pequeña parte lo hacia.
-Él es diferente, Goku. No te va a despreciar, ni te hará a un lado, Vegeta es buena persona. No dejes que tu mente te traicione -habló para si mismo.
Una vez listo salió con la toalla alrededor de su cintura. Se vistió con su típico suéter manga larga, y unos jeans. Minutos después, Goku ya se encontraba saliendo de la habitación de Vegeta. A punto de bajar las escaleras, una voz le llamó.
-Buenos días, Dormilón -saludó, el Saiyan mayor, desde el otro extremo de las escaleras, su pierna derecha se encontraba en el primer peldaño.
-Bu-buenos días, Ve-Vegeta -respondió al saludo, nervioso- No fue mi intención dormir hasta esta hora. Creí que iríamos a la escuela -dijo, mientras bajaba los escalones.
-Olvídate de la escuela por un momento, necesitabas descansar bien, así fuese una sola vez. Además, olvidaste la mochila en tu casa ¿Cómo se supone qué pensabas estudiar? -el menor no contestó-. Imagino que tienes hambre, anoche no comiste nada.
-Sí, y mucha -respondió.
-Te traeré el desayuno, siéntate en las sillas de allá -la señaló.
Goku asintió.
-Oye Vegeta, gracias por dejarme dormir aquí, y tomarte la molestia de preparar el desayuno -se sentó-. Prometo desayunar e irme, para no seguirte molestando.
-Kakarotto, tú no me molestas ¿Cómo piensas eso? -colocó el plato sobre la mesa.
-Lo siento -se disculpó, mientras miraba su desayuno. Cuatro huevos fritos, seis rodajas de tocino, panes untados con mermelada, un zumo de naranja y una taza de café.
-Hablé con Bulma hace rato, dijo que me pasaría los apuntes de las clases de hoy. Así que no te preocupes por los deberes.
-¿De verdad? -preguntó, incrédulo, el menor.
-Sí. Me agrada, es una chica muy dulce -confesó.
Goku no pudo evitar sentirse un poco mal por ese comentario, ante cualquier persona eran palabras tan insignificantes, pero después de todo por lo que había pasado, su mente lo hacía pensar en lo peor.
No le molestaba el hecho de que Vegeta tuviera amigos, al contrario; lo alegraba, pero ¿Y si el mayor se llevaba mejor con ellos? ¿Qué tal si comenzaba a aburrirse de su compañía? ¿Le hablaría por obligación ó lo abandonaría?
-Kakarotto -El peliflama chasqueó sus dedos frente al rostro del menor, haciéndolo reaccionar.
-¿Qué sucede?
-Eso mismo pregunto, te perdiste en tus pensamientos ¿todo bien?
-S-sí... Vegeta, debo irme a casa.
-¿Eh? Pero ni siquiera haz desayunado.
-No tengo hambre.
-Hace un momento dijiste que tenías -dijo, Vegeta, un poco desconcertado ante el cambio de actitud del menor.
-Tenía, tiempo pasado, ahora no.
-Si no quieres comer esta bien, pero de aquí no te vas hasta que hablemos.
-¿Hablar? -preguntó, confundido-. ¿Sobre qué?
-Sobre lo ocurrido en la madrugada -el menor se tensó.
-Ve-Vegeta -Balbuceó.
En la mente del pelipalmera, se iban formando, de manera rápida; varios escenarios de lo que podría pasar, lo que seguro iba a preguntar su amigo, lo que probablemente hablarían, e inclusive la forma en que iban a terminar esa charla, y en todos esos panoramas las cosas no salían bien, o bueno; realmente era él quién no acababa bien.
-¿Por qué te cortas? -Interrogó el mayor. El más joven abrió sus ojos hasta no poder más, miraba al peliflama, sorprendido, lo que menos se esperaba era eso.
-Y-yo... Yo n-no... No me corto... ¿De dónde sacas eso?
-¿No? -dijo, tomó su muñeca con delicadeza y bajó un poco la manga del suéter, dejando ver varias cicatrices en la piel del menor- Entonces explícame esto -el pelipalmera al sentirse descubierto, sin poder decir algo para defenderse ante la evidencia, lo único que hizo fue apartar su brazo y bajar su mirada, deseando que bajo sus pies, magicamente, se abriera un hoyo para que lo tragara, quería desaparecer en ese preciso instante- Me siento muy decepcionado, Kakarotto -el aludido seguía sin mirarlo ¿Cómo podía hacerlo? El peliflama seguro tenía una imagen completamente distinta a lo que él era en realidad, entendía a la perfección el porqué de su decepción-. Creo que no he sido un buen amigo contigo.
Esta vez el menor alzó su rostro, dejando ver en la mirada su confusión ante aquellas palabras. No lograba entender lo que Vegeta acababa de decirle... ¿o tal vez si?
-¿Estás... decepcionado... de ti? -preguntó, Gokú, temeroso ante la idea de haber sacado una conclusión errada.
-Así es, al parecer no soy tan confiable para ti como lo creí.
-¿Por qué dices eso? Vegeta, haz sido un gran amigo todo éste tiempo.
-Pero no lo suficiente, piensa, ¿Por qué no haz logrado contarme nada de lo que te ocurre salvo el problema que tienes con tu padre?
-Vegeta, no te denigres. No te he contado porque sentía miedo y... Vergüenza... -bajó su mirada nuevamente- Ese día que ambos estábamos en el parque, sé que prometí contarte todo, pero no quería que al enterarte de esto me hicieras a un lado. Después de Raditz, estás tú, eres alguien muy importante para mi, y lo que menos quiero es perderte -confesó.
Estaba siendo completamente honesto, el peliflama le mostró que era una persona en la cual podía confiar, pero sus inseguridades ganaban una vez más la batalla.
El mayor suspiró, entendía la situación del otro, pero a la vez le enojaba que éste fuera tan cerrado ante sus emociones ¿Tanto le costaba confiar en él?
-Al menos puedes decirme por qué lo haces -habló, el peliflama.
Goku lo observó unos segundos antes de hablar.
-Siento la necesidad de hacerlo, me ayuda a sentirme mejor. Toda la presión que tengo, sale en cada cortada.
-Pero te haces daño, ¿No haz pensado en las consecuencias que podría traer si un día se sale de control? ¡Kakarotto, te puedes morir! -habló, intentando hacerlo entrar en razón.
-Eso sería lo mejor... -confesó.
El peliflama frunció el ceño al oír las palabras del joven.
-¿Qué tonterías estás diciendo? ¿Cómo puedes siquiera pensar eso? -Le regañó enojado Vegeta- Kakarotto, ¿Alguna vez intentaste acabar con tu vida? -Preguntó.
El del ceño fruncido, observaba al de cabellos alborotados, esperando una respuesta. Sin embargo el joven seguía sin decir nada.
-Contesta.
-Sí... -respondió, el menor.
-Maldita sea -se levantó enojado- ¿Qué rayos pasa por tu mente? ¿Cómo se te ocurre hacer eso? ¿Qué ganas acabando con tu vida? -Preguntaba el mayor, con un tono de voz elevado.
-Vegeta, no me grites.
El mencionado, lo miró unos segundos antes de dar un gran suspiro para intentar calmarse.
-Lo lamento, bebé. Es sólo que... -volvió a suspirar-. Kakarotto... ¿Por qué?
-Trunks siempre me ha dicho que yo debería morir por ser un... desviado. Creo que tiene razón, tal vez todo esto es como un castigo, si dejo de existir, papá ya no tendría a quién golpear, y dejaría de ser una carga para mi hermano... Todos estarían mucho mejor sin mi.
-¿En serio crees qué acabar con tú vida es la solución más fácil a todos tus problemas? ¿De verdad te sientes una carga para Raditz? ¿Cómo crees qué él se alegrará por qué ya no vas a estar a su lado? Trunks... Ni siquiera vale la pena que pienses en él. No entiendo por qué él es tan influyente sobre ti, sólo le demostrarás que se salió con la suya... ¿Y qué hay de mi? ¿Crees qué estaría bien sin ti? Kakarotto, te necesito en mi vida.
Un ligero rubor apareció en las mejillas del más joven ante la última frase.
-¿Me necesitas? -preguntó el pelipalmera, mirándolo sorprendido.
-Por supuesto... Eres... Eres muy importante para mí, y me dolería perderte.
El menor se mantuvo en silencio, por el simple hecho de no saber cómo contestar.
-No te sigas cortando, te lo pido, si tienes algún problema habla conmigo, te escucharé.
-Tú... Eres tan diferente a los demás, Vegeta. Aún no logro entender como es que después de lo que sabes de mí, sigues a mi lado, como si no pasara nada.
El susodicho mostró una pequeña sonrisa ladeada.
-Algún día lo sabrás, mientras, termina de desayunar -se levantó para irse
«Dicen que todos tenemos un Ángel que vino a la Tierra para cuidarnos, y yo creo haber encontrado al mío» -pensó Goku, mientras veía a Vegeta alejarse.
Miró su desayuno, y sintió como el hambre volvía a él. Tomó su cubierto, y comenzó a desayunar.
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El pelipalmera se sentó en el sofá. La charla con Vegeta había salido bien, mejor de lo que él esperaba. No lo juzgó, no se burló. Todo lo contrario, se mostró muy preocupado ante su situación ¿Por qué Krillin no lo había tratado de esa forma? ¿Por qué en vez de buscar un beneficio propio a través de su confesión, no se comportó como lo hizo el peliflama?
Kakarotto no entendía cómo era posible que, su antiguo mejor amigo, tenía el descaro de mirarlo a los ojos y humillarlo, cuando sabía lo que en realidad pasó.
En momentos como estos, es que deseaba poder defenderse, tener el valor de poder encarar a todos aquellos que diariamente lo lastimaban por diversión, pero era un cobarde, y aunque tuviera osadía, ninguno en la escuela sería capaz de escucharlo.
Con el tiempo, había aprendido, que las personas preferían juzgar, señalar y criticar antes que escuchar, y ayudar. Ninguno era capaz de detenerse un momento a pensar el porqué de los hechos, o poner en duda las palabras, el joven se preguntaba si, de esa forma; lograban aliviar las penas de los problemas que a diario los agobiaban, o es qué realmente burlarse del sufrimiento ajeno era asi de divertido.
Estaba tan disgustado. No sólo por Krillin, también porque Broly había vuelto, dejando en claro lo que quería: a él. ¿No le bastó con haberlo hecho una vez?
Sus ojos comenzaro a cristalizarse, se sentía como el mayor de todos los estúpidos por creerse la historia de ese hombre, pero ¿Quién no se la creería? Cualquiera se asustaría si te amenazan con matar a algún familiar, y más si eres sólo un niño, uno fácil de manipular, había caído en ese juego, lastimosamente, ya no podía hacer nada.
¿Qué iba a pasar cuando volviera a su casa? ¿Broly aún estaría allí? Y si era así ¿Qué le iba a pasar?
¿Y qué hay de Nappa? Si tan sólo se hubiera armado de valor, desde el primer momento en que el profesor le amenazó con reprobarlo, lo habría puesto en la dirección, hubiera hablado, defendido del maestro, y tuviera, un problema menos que afrontar. Pero jamás lo hizo, porque estaba seguro de que no le iban a creer, ya lo habían hecho una vez, nada le hacia pensar que seria diferente ahora, sin embargo; vivía las consecuencias de su silencio: Ir a casa del profesor, y que éste lo obligara a...
-Kakarotto -la voz lo sacó de sus pensamientos, trayendolo de golpe a la realidad. Miró al dueño de la voz, que se encontraba sentado a su lado- Puedes quedarte más tiempo si lo necesitas -comentó Vegeta al verlo en ese estado.
-No, Vegeta, ¿Cómo crees? -dijo, Goku, mientras limpiaba su rostro-. Tampoco quiero abusar de tu hospitalidad, además; ya haz hecho mucho por mi.
-No quiero que te pase nada en esa casa. De tan sólo pensar lo que ese desgraciado te hizo... Me preocupas Kakarotto, y no quiero dejarte solo.
-Tampoco quiero irme. Tengo miedo de lo que pueda pasar. Papá de seguro está en casa, y si me ve llegar, sobre todo contigo, me golpeará hasta el cansancio, y si Broly está allí...
-¿Quieres hablar sobre eso último? -preguntó, el peliflama, al tiempo que terminaba de limpiar las lágrimas que quedaban en el rostro del otro.
Hubo varios segundos de silencio antes de que el joven comenzara a hablar.
-Él... Él lo sabe... -susurró-. Sabe lo que pasó con Krillin, y en la escuela.
-¿Cómo se enteró? -el menor negó.
-No lo sé, pero ayer... Me dijo que le agradeciera a Kami el que Raditz no se haya enterado aún. Y... Dijo que cuando te enteraras, me harías a un lado, como lo hizo Krillin...
-¿Y tú le crees?
-No puedo evitarlo... Sé que no eres como ellos pero, una parte de mi piensa que en algún momento lo harás...
-Kakarotto, quédate -pidió-. Mamá no se enojará por ello.
-En algún momento tengo que volver a casa. No puedo quedarme aquí para siempre, aunque lo desee. Oye, Vegeta -llamó-. ¿No te molesta sí te pido que me des un abrazo? ¿Me puedes abrazar?
El mencionado no respondió, sólo se acercó a él y lo abrazó.
Gokú correspondió el abrazo al instante. No lo quería admitir pero la compañía del mayor se volvía una necesidad que no podía explicar, él se sentía tan protegido entre sus brazos, que quería quedarse en ese abrazo para siempre.
-¿Interrumpo algo? -la voz los hizo separarse.
-Mamá.
-Se-señora.. yo... eh... esto... -intentaba decir algo. Sin obviar el profundo rojo que adornaba sus mejillas.
-Salieron tan lindos -les mostró la foto que había tomado. Aumentando los sonrojos en el par de jóvenes-. Sus rostros están para otra fotografía en éste momento.
-Iré a buscar mí maleta para irme -corrió a la habitación.
-¡Mamá! ¿Por qué hiciste eso?
-Lo lamento, pero se veían muy lindos juntos.
-No podemos dejar que Kakarotto se vaya.
-Vegeta, se que quieres estar con Goku todo el día, pero deja al muchacho respirar un poco, sabes.
- Ya sé la razón por la cuál Kakarotto estaba mal. Te la voy a explicar, pero no hay que dejar que se vaya -dijo. Segundos después escucharon pasos bajar las escaleras.
-Goku, cielito. Perdóname por hacerte incomodar.
-No se preocupe...
-Kakarotto, no te vayas.
-Estoy de acuerdo con mi Vegetita. No te vayas.
-¡Ma! ¡No me digas 《Vegetita》y menos frente a los demás!
-Soy tu madre, y tengo el derecho de llamarte como quiera, Vegetita -acarició las mejillas de su hijo.
-¡Mamá! -le reclamó con sus mejillas rojas.
Gokú miró la escena, la cuál podía ser divertida ante muchos, pero para él no, ¿Por qué no podía tener una vida tan linda cómo la de Vegeta? O al menos una mamá. Él necesitaba a su mami. Deseaba ser niño otra vez. Sólo para revivir esos momentos que compartió con su madre. Cuando le contaba cuentos para dormir. Como le preparaba deliciosos postres por obtener buenas calificaciones. Recordaba como acudía a su mamá al rasparse las rodillas y ella lo curaba. O las veces que se enfermaba, su madre siempre estuvo allí. Y esas ganas de llorar lo invadieron de nuevo.
Quería desaparecer en preciso instante para no ver esa escena, no era divertida, era dolorosa. ¡Dolía! ¡Dolía mucho!
Miró al suelo, e inconscientemente dio un largo suspiro, llamando, sin querer, la atención de los presentes. La pelinegra miró a su hijo, y éste le devolvió la mirada, ambos se acercaron al adolescente, para sentarse a cada lado de él. Vegeta colocó su mano sobre la espalda del menor, acariciandola en un intento por reconfortarlo.
Madre e hijo, tenían mucho que hacer.
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-La pasé genial en tú casa. Gracias por dejar que me quede -Agradeció el pelipalmera.
Ambos jóvenes, estaban llegando al hogar de los Son, ya era algo tarde, así que, Vegeta, como nada nuevo, acompañaba al menor hasra su casa.
-Estas invitado todas la veces que quieras. Como te dije antes, mamá no tiene problemas en que te quedes, y por mí podrías quedarte a vivir en mi casa por siempre, en vez de volver aquí.
-Tampoco quiero abusar de tanta confianza -dijo, abriendo la puerta principal de su hogar para después entrar.
-Kakarotto, no es abuso, yo con gusto te...
-¡Goku! ¿¡Dónde estabas!? -apareció su hermano preocupado, interrumpiendo la conversación entre los adolescentes-. ¿No ves la hora qué es? ¡Me tenías preocupado! ¡Pensé que te había pasado algo! ¿Para qué tienes un celular si no lo vas a utilizar?
-Estaba en casa de Vegeta, no te avisé porque creí que no ibas a estar aquí hoy.
-No importa si voy a llegar o no, avísame. Hoy estabas en casa de Vegeta, mañana no sé sabe, llegué temprano, y vi tu mochila en la habitación. Llamé a la escuela, y me dijeron que no habías ido, eso me hizo pensar lo peor.
-Perdón, no lo volveré a hacer -su tono de voz demostraba arrepentimiento. Raditz dio un largo suspiro, se acercó a Goku, y colocó ambas manos sobre los hombros de él.
-Más vale que no. No quiero que te pase nada -Raditz miró a Vegeta-. Gracias por no dejarlo sólo.
-No hay de que -respondió-. Creo que es hora de irme, quería asegurarme de que llegaras a salvo, y eso hice. No tengo mucho más que hacer aquí. Adiós, y buenas noches.
-Avisame cuando llegues -pidió, Goku.
-Lo haré -salió del hogar de los Son, dejando al par de hermanos solos.
-Iré a mí habitación -habló, Goku-. Estoy algo cansado.
-Alto ahí, jovencito -ordenó su hermano mayor.
-Pensé que ya habíamos cerrado el tema.
-Ese sí, sin embargo, quiero hacerte otra pregunta.
-¿Cu-cuál? -preguntó, nervioso, sin saber que esperar.
-¿Por qué tienes la cara llena de moretones?
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Hello! ¡No! ¡No me he ido! ¿Alguien aparte de shakade_sayan2899 me extrañó? ¿Nadie? Ok :(
Lamento la larga espera, sucede que estoy sin Internet, y por eso no he podido actualizar, un día me fui a visitar a mi familia y, cuando volví a mí casa, ya no tenía, Normal :D
Se me dio la oportunidad de actualizar y no la dejé escapar. No sé cuantos sigan por aquí, es decir; hace casi un año que no actualizo, no sé quiénes sigan la historia.
Realmente los extraño, y los tengo presentes. No crean que los olvidé. Lamento tanto mi ausencia, los defraudé y eso me hace sentir fatal. Quisiera decirles que todo va a volver a ser como antes, pero sería una vil y cruel mentira, han pasado muchas cosas en todo este tiempo, pero de antemano les aseguro que continuaré éste fic hasta el final, aprovecharé todas las oportunidades que se presenten.
Hasta los momentos, tomé la decisión de quedarme en Wattpad, no sé hasta dónde me mantenga, pero por ahora, estaré aquí. De hecho, he estado escribiendo One Shots, y tengo algunas ideas para nuevas historias.
Con respecto al capítulo ¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Los aburrió? ¿Esperaban más? En lo personal, no quedé muy conforme con el mismo, escribí el capítulo muchas veces porque no me gustaba como quedaba, y al final esto fue lo que salió.
Espero que nos podamos leer pronto. Nuevamente me disculpo, no quería desaparecer así. En serio lo siento.
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